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🌻|Capítulo 47.|🌻

|𝓛𝓸𝓼 𝓖𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓗𝔂𝓾𝓰𝓪|
Capítulo 47.
“No hagas caso a los complejos”

Después de una larga caminata que duró todo el día, para el ocaso por decisión del líder y el resto del equipo, omitiendo claro, al terco de Naruto, todos armaron la tienda y se fueron a dormir, pese a que sí era muy temprano de hecho.

—–¿Todos dormiremos en una misma tienda?—preguntó Nami, mientras acomodaba las barillas laterales.

—–Si. No sé cómo duermas con tu equipo, pero nos parece más seguro dormir juntos. Además de que ahorramos peso solamente llevando una tienda.—explicó el Inuzuka, desviando la mirada hacia ella, pues él también estaba acomodando las barillas.—–¿Porqué? ¿Acaso ustedes tres los “Super amigos” no lo hacen?

En respuesta Nami levantó la mirada un poco, mirando a las hojas de los árboles un poco pensativa.

—–De hecho no.—musitó tranquilamente, bajando la mirada otra vez.—–Cada quien lleva su tienda y sus cosas. Pero plantamos trampas al rededor.

Todos conocemos lo quisquillosa que Rei puede llegar a ser, y no era de extrañar que ella inculcaría sus mismas pequeñas costumbres a sus estudiantes. Después de todo, es Rei. Cuando iba a Misiones con sus alumnos, ella ayudaba a armar las cuatro tiendas diferentes, o bolsas de dormir por si no había lluvia, recostados todos al rededor de una fogata y asegurados por trampas que les avisarían desde lejos que había algo o alguien cerca. Desde entonces, los tres siempre han hecho las cosas así para dormir en una misión lejos de casa, para “preservar la privacidad”. Eso o también procuraban buscar una posada cercana para dormir mucho más cómodamente. En ese caso, Rei apartaba una habitación para ella, Kai dormía solo, y Nami y Meiko compartían. Así siempre han hecho las cosas y funcionaba muy bien para ellos; pero eso no significara que no pudieran romper sus costumbres.

Después de todo es un mundo shinobi, no todo puede ser comodidad.

Nami hizo una mueca con sus labios, parecida a un puchero, pero su rostro estaba pensativo mientras aún sus dedos se movían por voluntad propia, acomodando y amarrando bien los nudos para evitar que se salieran las barillas; hasta que notó la mirada del Inuzuka, la cual le hizo sentir un poco incómoda. No le molestaba que la miraran, le daba igual aunque tampoco le gustara ser el centro de atención. Pero esa mirada era diferente, además de sentir también la de Shino desde atrás de ella.

—–¡Agh! ¿Qué? ¡No todos los equipos son iguales, nosotros tenemos un protocolo estricto!—exclamó en su defensa, frunciendo el ceño algo molesta.

Se sentía juzgada. Y se sentía agena a todos. Se sentía rara, como cuando era pequeña y sólo tenía a Neji para hablar... Odiaba serlo, y odiaba recordarlo. Más en un equipo en donde no estaba  familiarizada con nadie y con la única con quien hablaba, apenas e intercambiaba palabras o gestos. Por primera vez, Nami se sentía incómoda. Extrañaba estar con su equipo, pero tal parecía que no volvería a estar con ellos en un tiempo. Aquello le hacía sentir mucha tristeza, reconocía que era lo correcto estar separados, después de todo, si se volvían jonins sus equipos se disolverían. Pero aún así, reconocía que le harían mucha falta los chistes de Kai o los consejos u oraciones de Meiko, aveces eran molestos, pero eran sus amigos.

Ahora ella estaba metida en su propio mundo, ignorando la realidad por un instante.

—–Ah, no, Nami. Descuida.—murmuró Kiba, mostrando una leve sonrisa nerviosa.

Lo que ella no sabía, y la razón por la que Kiba se comportaba tan extraño, era porque de la nada, una araña bajaba por el hilo blanco de su telaraña, el cual estaba sobre la rama en la que Nami estaba debajo. Kiba ya conocía de su miedo a las arañas, y prefería tener que mantener a la Hyuga tranquila antes de formar un gran escándalo. Además, si Nami mataba a esa araña, lo cual era muy seguro, Shino se sentiría extremadamente ofendido. Y él ya sabe por cuenta propia lo dramático que llega a ser el serio Aburame.

—–¿Entonces porqué me sigues viendo así? ¿Tengo algo en la cara?—preguntó la Hyuga mientras entrecerraba un ojo y arrugaba su nariz, mostrando molestia.

Lo que Kiba temía era que Nami se terminara de la araña, así que no podía decir nada para evitar que la Hyuga entrara en pánico. Sin embargo se olvidó de un detalle, y llevaba por nombre: Naruto Uzumaki.

—–¡Más bien en la cabeza!

—–¡Naruto!—exclamó Kiba, seguido de un par de ladridos de Akamaru.

Nami aún seguía extrañada, y sin más, llevó una mano a su cabeza para sentir qué era lo que tenía encima. Pero bien se dice que el que busca encuentra, y en este caso no era excepción, así que, apenas Nami sintió algo peludo y asqueroso sobre su cabello lo tomó entre sus manos para bajarlo a su rostro. Nunca se imaginó que se encontraría con esas horribles patas peludas y esos asquerosos ocho ojos que parpadearon al tiempo, mirando a la Hyuga fijamente. Aquella castaña no supo cómo reaccionar, solamente sintió que su cuerpo se tensó y su frente se volvió azul. Estaba aterrada, ¡había tomado una araña con sus manos, y lo peor de todo! ¡Estaba en su cabello!

—–Muy bien hecho idiota, ahora está paralizada del miedo.—reprendió el Inuzuka, viendo a Shino acercarse a Nami para tomar la araña en sus manos y dejarla en un árbol lejano.

Luego de eso él se le acercó, chasqueando los dedos frente a ella para que despertara de su trance, pero no lo logró.

—–Pensé que ya había superado ese miedo a las arañas.

—–¿Nami-chan le tiene miedo a las arañas?—cuestionó esta vez el rubio , mostrándose sorprendido.—–¿Cómo sabes tanto de ella, desde cuando?

—–¡A ver Naruto, ubícate, es obvio, por eso no quise decirle que tenía una en la cabeza! ¡Idiota!

—–¡Ay pero yo que iba a saber, no soy adivino ni mucho menos un brujo, que rayos!

—–¡Sí pero ella lo mencionó esa vez que fuimos a la misión de rescate! ¿¡No lo recuerdas tarado!?

—–¡Porqué habría de recordar algo tan tonto, quién le tiene miedo a las arañas, es mil veces más grande que ellas! ¡Es como tenerle miedo a los gatos!

Y así fue como comenzó una discusión entre ambos tontos.

El Aburame solamente observaba la escena con el ceño fruncido, decepcionado de ambos por ver que habían comenzado a pelear en vez de arreglar el problema inicial. Nami aún seguía ensimismada, metida en su mundo, ignorando la discusión de ambos, y Hinata por otro lado, los miraba con preocupación. No quería que la discusión se tornara más pesada, ni mucho menos que su prima se molestara, por lo que solamente se dignó a acercarse y a tomar a la Hyuga mayor de los hombros. En el momento en que Nami sintió que algo la tocaba despertó, queriendo alejarse de inmediato, una reacción normal del miedo, pero al darse cuenta de que era Hinata se calmó al instante.

—–Tranquila Nami-nee-san.—murmuró suavemente, intentando reconfortar a la mayor.—–¡Oh! Ya sé. Te llevaré al río de aquí. Te podrás lavar las manos...

Miraba a Nami, mostrando una sonrisa pequeña y paciente, a la espera de una respuesta por parte de la castaña.

—–¿Al río?—repitió Nami, bajando sus manos después, para asentir un poco.—–Bien. Vamos.

No quería ser maleducada, ni rechazar una propuesta de alguien tan preocupada como Hinata; por más que su orgullo le impidiera admitir que había tenido miedo y por eso se había paralizado, no podía ser grosera. Al menos no con alguien como Hinata, pues aceptaba que ya se estaban comenzando a llevar bien, y podría aprovechar para pasar un tiempo con ella, sólo dos chicas disfrutando de la paz y la calma mientras los demás niños se esforzaban por ver quién ganaba en una discusión sin sentido.

Además, podría darse un baño antes de dormir, como solía acostumbrar.

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Después de lavar sus manos y darse un baño, Nami se quedó en la orilla del río mientras miraba el agua correr por sobre y bajo sus pies, era una sensación reconfortante.

Tenía el cabello mojado, y estaba sin su bandana, así que mostraba a todos su marca de maldición, que de hecho ya tampoco le importaba mucho ocultar. Ella estaba en silencio, a la espera de que Hinata terminara da bañarse algo más lejos, y también vigilando para asegurarse de que nadie estuviese cerca.

—–Nami-nee-san.

Escuchó que la llamaron, por lo que levantó la mirada y observó a Hinata, a la espera de que hablara.

—–¿Te sientes mejor?—preguntó la de cabello corto, ya acercándose a la Hyuga.—–Parece que estás temblando un poco, si tienes frío debes volver al campamento, no te vayas a resfriar.

—–Estoy bien Hinata-sama.—habló ella, antes de levantarse del suelo y sonreír un poco.

Ambas estaban en ropa interior, daba igual, eran niñas de todas formas. Pero entre ambas, sí que habían diferencias.

Por ejemplo, Nami notó que de las dos, ella es la más alta y delgada. Que pese a ser años mayor, Hinata tenía un pecho mucho más pronunciado, y que ella aún no tenía con que competir. Aparte de eso, la Hyuga menor tenía una apariencia más frágil y delicada, mientras que Nami, para tener ya catorce años, tenía brazos y piernas algo marcados por el ejercicio. Otra diferencia entre ellas, era que Nami tenía más cadera, como para su edad. Pero era sólo cuestión de tiempo para que Hinata la rebasara.

“Hinata-sama es... Mucho más bonita que yo...”—pensó.

Ahora que lo pensaba, todos hablaban de Hinata como alguien dulce y linda, amable, dulce, débil y sencilla. Comenzaba a preguntarse qué decían las personas conocidas sobre ella, ¿que será fuerte, que la consideran capaz? Sonaba demasiado tierno en su cabeza. Quizá acercándose a un enfoque más real, ya sabía cómo la consideraban los demás conocidos.

Una “marimacho”.

“Ugh. ¿¡Porqué me preocupa que piense eso!?”

Negó con la cabeza. No permitiría que sus emociones se interpusieran en la misión, eso sería de lo peor... ¿Qué pasó con la Nami frívola, que no demostraba cuántl pavor o miedo sentía? ¿Cuándo cambió por alguien de verdad transparente, que era fácil de leer? ¿Y porqué? ¿Porqué le afecta?

Contrólate Nami. No sientas.

Olvida el hecho de hoy  que te paralizaste por una estúpida arañita, de la cual eres millones de veces más grande en comparación. Sentía vergüenza, sobretodo porque le demostró a esos novatos que era vulnerable frente a algo tan inmumdo como un insecto.

—–Tsk, ¡Ugh! que rabia...

—–¿Dijiste algo, Nami-nee-san?

Demonios, había olvidado que Hinata seguía parada frente a ella. ¿Debía decir algo, ignorarla? Mejor, sólo se retiraba, no necesitaba dar más explicaciones. Sin embargo, prefirió dejar de lado todos esos complejos y centrarse en lo que importaba, por lo que sólo bostezó y se giró sobre sus talones para dirigirse de vuelta al campamento. Aquello llamó la atención de Hinata, quien sólo sonrió levemente. Finalmente podría quedarse sola para practicar un poco, ya que la presencia de Nami sólo la haría sentirse presionada.

—–Pensándolo bien, me regreso a dormir.

Se despidió sencillamente de su prima y sin más se fue hacia el campamento, tomando su ropa seca y cambiándose detrás de unos árboles. En ese instante, soltó un suspiro pesado, al ya encontrarse sola, podría pensar con más claridad.

—–¿Porqué me estoy comparando?—habló para sí misma.—–¿Desde... Desde cuando me preocupa... Eso...?

Estaba confundida.

Desde siempre, Nami fue muy despreocupada. Con su aspecto, con lo que la gente pensara de ella, pero últimamente se ha sentido bastante extraña, como si hubiera adquirido una necesidad por mostrarse más simpática ante el resto. Quizá se está esforzando por hacerse más amiga de los otros genins de su generación, pero, ¿Porqué se acompleja?  Desde su posición, no estaba muy alejada del lago, por lo que escuchó cosas que la hicieron terminar de cambiarse y treparse a las ramas del árbol para observar con más claridad en dirección hacia el lago, lugar de donde provenían los sonidos. Se encontró con una escena graciosa, pero a la vez un poco impresionante. Hinata se había puesto a entrenar entre la soledad y oscuridad de la noche, aprovechando que aún tenía energía de sobra para fortalecerse. Ahora que lo pensaba, no había notado la pequeña evolución que su prima ha tenido, al menos no hasta ahora.

Sus movimientos eran algo torpes, pero volvía a repetirlos sin rendirse, pese a la frustración que le hacía sentir. Aveces perdía el equilibrio, pero ella continuaba, queriendo volverse más fuerte. ¿Como debería ella considerar eso? Era admirable, pese a que nadie cree en ella, o suelen tomarla como débil... Hinata continúa y trata de volverse a sí misma más fuerte y más resistente.

¿Existirá una motivación para ella?

Claro, por su puesto que existe una motivación para esa Hyuga. Al final, ella sugirió esa misión ¿cierto?

“Ha de estar muy enamorada de Naruto como para querer fortalecerse, quiere impresionarlo... Mmm...”

¿Necesitaba de verdad tener que impresionar a alguien más? Quizá esa era una razón, pero, quizá también lo hacía por ella misma, por demostrarse a sí misma también que puede proteger lo que más ama.

—–Pff... Amor.—musitó, mirando incrédula la escena.—–Me pregunto cómo se sentirá estar enamorada de alguien...—dijo para sí, levantando la mirada hacia la luna.—–No. ¿Eso de qué me sirve? Es una condición horrible que te distrae y te atonta.

Dicho ello, bajó del árbol cayendo sobre sus pies, cual gato que cae de pie sobre el suelo, suave y sin levantar ningún ruido. Luego, le dio la espalda a la escena, caminando hacia el campamento con el ceño levemente fruncido.

En su mente repasaba las palabras que su querido Kai una vez le había dicho, ese día en que fueron al hospital a acompañarlo con Meiko. ¿Enamorarse, si quiera tenía tiempo para eso? Era muy tonto, una sensación horrenda que te distraía de la realidad y la distorsionaba hasta el punto de hacerte creer que todo está bien, pero no lo está, y después cuando menos se espera se rompe de repente, y te muestra la cruel realidad frente a ti.

—–Pff... Amor... Que idiotez—murmuró para sí misma, ya llegando al campamento.—–Lo siento Kai, Mei... pero de mí no pueden esperar ese sentimiento, al menos no de forma romántica.

Las emociones sólo entorpecen y arruinan el éxito de una misión. Por esa misma razón, fue que casi murió luchando contra Kaneshike Arashi en la misión suicida de salvar a Sasuke, porque quería ayudar a sus... “amigos”...

¿Perdió por eso?

“Olvídalo.”—pensó, mientras lentamente cerraba los ojos.—–“No tengo interés por esa clase de cosas...”

Quería enfocarse en ser más fuerte, en tener más poder, sólo así podría ser más efectiva de lo que ya es, y ganarse el respeto de aquellos que una vez la insultaron, o incluso la quisieron hacer mal.

Además, tal vez no tenga mucho que ver, pero ¿cómo se espera ese chico del super mercado que ella le corresponda...




























Si él era quien hacía su
vida miserable de niña, en primer lugar... ?

















No te puedes ir corriendo a los brazos del primero que te demuestre simpatía.

HELLO BABYS, MISS_REFERENCES HA REGRESADO

ESPERO que este nuevo capítulo les haya gustado, realmente me encantaría que fueran sincer@s con sus opiniones XD

Porque bueno, me motivan a mejorar y esas cosas ^^

En realidad, este episodio se puede considerar de relleno, pero quería dar a entender que Nami no es sólo seriedad. Ella es una bolita de azúcar que tiene miedo de demostrar quien es, por el mundo shinobi en el que vive uwu

Nami está chikita, hay que cuidarla 😢 ❤️

Prometo que pronto actualizaré la siguiente parte, dado que ya terminó mi pequeño tiempo de descanso y quiero regresar a ver como están. Me siento vacía sin ustedes.

Me esforzaré para responder a absolutamente todos los comentarios que me hagan en TODAS mis historias. Y entiendan que ando un poco corta, ya que también quise aprovechar para verme un par de animes que tenía pendientes

BEASTARS ME ENCANTÓ *U*

Por cierto, Feliz día del Otaku uwu

Sin más, me despido mis niños, recuerden que los quiero mucho, y si necesitan algo, aquí esta Miss para ustedes ^^

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