🌻|Capítulo 36.|🌻
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Capítulo 36.
“Esta es mi pelea”
Tras dejar a Choji atrás, Shikamaru y su escuadrón conformado también por los gemelos Hyuga, ideaban entre los tres una breve estrategia. Buscarían una forma de cómo acercarse a los enemigos sin ser detectados y esperarían a que tuvieran la guardia baja. Sólo así podrían quedarse con Sasuke y regresarlo a su hogar.
Al final, la idea insignia de los tres cerebros del escuadrón fue que al menos uno intentara suplantar a Jirobo, el gordinflon contra el que se enfrentaron recientemente. Habían notado que él era el que cargaba con el ataud en el que Sasuke reposaba, por lo que sería fácil. Una vez el ataúd en sus manos, escaparían y ¡Piernas, para qué las quiero!
O al menos es así como pensaban que funcionaría.
Shikamaru fue el elegido para hacerle frente a los enemigos, transformándose en Jirobo. Simultáneamente se les acercó a los escoltas del sonido, esperando no ser descubierto e intercambiando unas cuantas palabras y breves oraciones. Además de insultos por parte de la única mujer entre los basayos de Orochimaru.
—–¿Ves ese ataúd? Se supone que tú deberías cargarlo, así que ven y haz tu trabajo, perezoso.—exclamó Tayuya con intranquilidad.
Por otra parte, Kidomaru, el hombre de tres brazos a cada lado sentía sospechas ante ese Jirobo, y claro que sus exclamaciones no se hicieron esperar; alegaba que él no era el verdadero, por lo que se aseguraría él mismo. Sostuvo el ataud, pues él lo cargaba, y lo lanzó a su compañera quién lo atrapó quejándose un poco por su peso. El hombre arácnido después le pidió a sus compañeros que se retiraran, prometiendo alcanzarlos después.
El plan estaba por sufrir una bajada en picada que echaría absolutamente todo a perder.
—El verdadero Jirobo siempre está peleando con Tayuya por su léxico tan burdo.—mascullo Kidomaru, sosteniendo el puño de Shikamaru transformado.
Liberando un pequeño nubedon de humo, Shikamaru mostró su forma original dando a entender que el jutsu había expirado y que, bueno, ahora el Nara se encuentra en problemas.
—Arte Ninja: Jutsu tela de araña.
Mientras masticaba algo que parecía ser producto de su bilis, Kidomaru expulsó de su boca una bola blanca y viscosa, disparándole entonces al joven Nara. Lo estampó fuertemente contra el árbol de en frente. Kidomaru sonrió orgulloso, se había librado muy fácil de ese niño molesto.
Pero, se le olvidaba que había más de uno.
Cuando se giró para irse, se encontró entonces con cinco clones de Naruto, quienes hacían su aparición dispuestos a moler a golpes al tipo arácnido. No obstante, Kidomaru quien era más hábil en el arte ninja que el pobre Naruto, se lanzó de espaldas al vacío y mientras caía iba expulsando de nuevo esa horrenda tela de araña, la cuál pronto se expandió para mostrar una trampa en la que, obvio, Naruto y sus clones quedaron pegados.
(...)
Telarañas, un hombre con apariencia arácnida, esa es en definitiva la peor pesadilla que Namo estaba viviendo ahora. Desde su escondite, a un lado de su hermano, ella observaba todo con alta repulsión. Casi pensaba en retirarse, pero sólo una cosa la detenía. Estaba levemente petrificada. En serio, no miento cuando les digo que el peor miedo que Nami puede tener es encontrase de frente con una araña, por pequeña o grande que sea. Odia por completo a esas cosas de ocho patas y ocho ojos, ¿para qué necesitan ocho de algo? ¿Por qué? ¿De qué les sirve? Eran realmente asquerosas y repulsivas. Al menos, eso era lo que la Hyuga pensaba.
Sintió entonces una mano tomar la suya, se sobresaltó un poco antes de averiguar quién era. Al girar su cabeza dándose cuenta de que era su hermano, soltó un tembloroso suspiro mostrando lo asustada que se encontraba.
—Onee-chan... Taiso, liloerai ne.—murmuraba Neji, hablando entonces el idioma único que ambos crearon.
En esa pequeña oración, el gemelo mayor quiso decirle a su hermana que tanto él como el resto del escuadrón necesitaban que ella fuera valiente. Era hora de enfrentarse a su miedo, por el bien de todos debía hacerlo. Casi ya llegaba su turno de atacar, y el enemigo ya había neutralizado a dos de sus compañeros.
—Na... Kare quin... Tamen...—asintió entonces la Hyuga, respondiéndole en su mismo lenguaje a su querido hermano, viendo el panorama de la situación.
Se quiso disculpar por su cobardía, después de todo, el retroceder en ella no era costumbre. Pero, con las arañas era otra historia. Simplemente era un miedo irracional, y sabiendo que por culpa de un ser así la vida de su hermano mayor corre, o podría correr peligro, lograba ansiarla mucho más.
La Hyuga estaba a punto de tener un ataque de pánico, pero, al ver a los ojos de su hermano, Neji, quien la miraba comprensivo y sin juzgar como sólo el sabe hacer, Nami decidió que ya era hora de volver a mantener su cabeza fría, mostrando un semblante de que nada sucedía en su interior. Volviendo a ser la misma Hyuga misteriosa que era antes.
—¡Shikai! Yutaru no no Kiba hei...—bramó Nami en un basto susurro. Se quejaba de que Kiba y el pobre de Akamaru ya habían sido atrapados. Eso significaba una sola cosa... Una sola y horrible cosa... —¿Onii-chan...?—lo único que pudo ver en ese entonces, fue el cabello de su hermano mayor ondear con el viento.
Y su cuerpo cayendo desde la altura, posicionando su mano y activando su byakugan para atacar al enemigo con el puño suave. Nami confiaba entonces en que su hermano lo haría bien, acabarían con él en unos segundos golpeando a su corazón y podrían irse ¡y lo mejor de todo! Sin tocar ni un solo pedazo de telaraña. Sin embargo, el destino les tenía otros planes a los gemelos y al resto de sus amigos.
En un movimiento rápido, Kidomaru nuevamente sacó una gran cantidad de tela pegajosa y viscosa del interior de su estómago. Atrapó a Neji de brazos y piernas en su telaraña. El Hyuga intentó liberarse con frenesí, pero, Kidomaru quién quiso divertirse, sonrió tomando parte de la tela, estirandola y enredandola entre sí para mantenerla sin roturas, simultáneamente comenzando a hacer una especie de bolsa. Finalmente terminó enrollando a Neji en un capullo. Un capullo completamente ermético.
Presenciando la escena desde su escondite, Nami sintió como poco a poco comenzó a faltarle el aire. Ese tipo tenía a su hermano cautivo, ¡Y lo peor! Dentro de un capullo de araña. La situación era terrible, y un profundo temor ya había crecido en la Hyuga.
—“¿Qué me pasa...?” —se preguntó a sí misma, dentro de su mente.—“¿Por qué mi cuerpo no se está moviendo? ¡Nami, estás entrando en pánico!”
No era momento de quedarse de brazos cruzados mientras su equipo yacía atrapado esperanzado de que la última de ellos fuera a socorrerlos. Confiaban en ella, pero por el momento, Nami no podía pensar en nada más que el imaginar su propio cuerpo devorado por pequeñas arañas, mientras ella grita con dolor pidiendo por ayuda, pero nadie la escucha. Tan sólo se quedaba ahí parada, miramdo la escena con horror.
—Vamos Nami...
¿Ésta es la líder que dices ser?
¿Dónde quedó la admirable Hyuga que actuaba con sensatez?
¿Qué le pasó a la Hyuga que se arriesgaba a todo por mantener a su equipo y amigos a salvo?
¿Acaso te quedarás ahí parada como una cobarde, Hyuga?
¿Qué acaso no recuerdas todas esas veces... En las que ni tú misma creías en ti...?
—Cállate.—balbuceó entonces Nami, dando por finalizada la pequeña discusión con su subconsciente.—No soy una cobarde...
No permitiría que su tonta mente la llamara así. No. Pero, para ser sinceros, tampoco le interesaba mucho el querer salvar a Sasuke Uchiha. ¿Qué ha hecho él por ella? ¡Nada! Naruto tampoco le caía bien, era sólo un simple tonto sin remedio, ¿Shikamaru? Un flojo, un flojo que le robó su oportunidad de ser la primera de su generación en convertirse en chunin. ¿Kiba? ¿A quién le importa? A ella, absolutamente no.
¿Y qué me dicen de Neji? Un hermano mayor mandón. Ya todos estaban atrapados y no había vuelta atrás, además ¿para qué ensuciarse si terminaría igual que ellos?
Preferiría irse, volver a la aldea y aparentar que nada sucedía, al fin y al cabo, ¿a quién le interesa? No fue ella quién le prometió a Sakura que volvería con Sasuke en sus brazos.
Ahora dime, querido lector... ¿Haz prestado suficiente atención a lo que la Hyuga piensa?
Apuesto a que debes sentir una impotencia terrible, ¿no? Entonces ¿que me dices si te digo que de verdsd no prestaste la suficiente atención?
¿“Por qué”, preguntas?
Simple.
Porque si de verdad conocieras a Nami, sabrías que ella no huye.
Ella, analiza.
(...)
Kidomaru comenzó a jugar entonces con los clones de Naruto. Formando una nueva sera de araña que se solidificaba, además tenía otro color. Formó con ella al menos cinco o seis flechas, una destinada para cada clon. El rubio contaba con suerte, pues hasta ahora, la primera y la segunda no le acertaron. Pero pronto quedaría un cincuenta y cincuenta, así que, parece que tendremos que despedirnos de Naruto.
Neji por otra parte, intentaba hallar la manera de liberarse de ese capullo. Aún después de que el enemigo cortara el hilo que lo única a él mismo a la bolsa de la que el Hyuga era cautivo, el chakra mantenía su flujo, corriendo como sangre por venas como si de nada fuera, eso, restándole que la fuerza con la que lo comprimia era realmente irreal. El Hyuga comenzaba a impacientarse un poco, pero gracias a que mantenía su byakugan activado y expectante a la situación del exterior, pudo notar entonces cómo una silueta muy conocida para él, se le acercaba.
Concentrando su chakra para formar una puntilla filosa, también liberando un par de destellos de rayo de sus dedos, la Hyuga se dispuso a dar un rápido corte en justo el centro de todo el capullo, liberando al cautivo idéntico a ella.
—Onee-chan. Sabía que vendrías.—murmuró Neji en un leve agradecimiento, tomando la mano de su hermana para salir de ahí.—Venciste tu miedo a las telarañas...
—En realidad, estoy más espantada y asqueada que nunca. Pero, no importa.—murmuró la Hyuga sonriente con diversión, sacudiendo sus manos para librarse de los restos de telaraña.—Ahora ¡vamos!
Mientras Nami liberaba a Neji y ambos gemelos recuperaban su postura, el genuino Naruto salió de su escondite para golpear a Kidomaru aprovechando que tenía la guardia baja. Buscó darle un puñetazo, pero el mayor sostuvo su fuerza y simplemente bloqueó y desvió el golpe del rubio. Ambos aterrizaron en árboles cercanos, uno frente a otro. No obstante, para desventaja de Naruto, Kidomaru lo agarró de un dedo, adherido con un hilo pegajoso. Entretanto, el arácnido dio un jalón que hizo al pobre rubio perder el equilibrio.
Caería al vacío de no ser porque uno de los Gemelos Hyuga, Neji que ya era libre, apareció por los aires y cortó el hilo rápido para cargar a Naruto y llevarlo consigo a una rama de árbol más cercana. Kidomaru se quedó perplejo, viendo entonces como después de Naruto se aparecía el resto del escuadrón ya liberado.
—¿Qué...? ¿Cómo es que...?
—Porque te olvidaste de mí, tonto.—soltó la Hyuga, apareciendo una rama más arriba de la de su equipo, mostrando esa sonrisa ladina y triunfante que demostraban que Nami estaba de vuelta. Bajó hacia ahí y se quedó con su hermano a un lado, mostrando en una de sus manos los destellos de chakra chispeantes y eléctricos, para después con un ademán disiparlos.—Estabas tan entretenido en tu juego con clones que olvidaste por completo de que te hacía falta una más del equipo.
El rayo corta lo que sea, y combinado con el puño suave, eso la vuelve bastante aventajada contra él a comparación de los demás. Aún así, Neji que también lo notó, supo bien que la telaraña y esa masa no era resistente a algo en común: el puño suave de los Hyuga.
Eso significaba, que con sólo uno de los gemelos sería suficiente.
—Ustedes deberían seguir. Neji y yo nos encargaremos de él.—habló Nami, seriamente, mientras observaba a Kidomaru con repudio.
—Ni lo pienses... —interrumpió Neji, deteniendo la idea de su hermana.—Ellos te necesitan. Necesitan tu byakugan.—dijo, mirando a Nami con seriedad.—Taesu, ñio tere Onee-chan kiojorome. Ariondiska.
Los demás miraban la pequeña discusión entre los gemelos, extrañados por esas rarezas de palabras que expresaban. Se veía a Neji completamente tranquilo, intentando hacer que su terca hermana entrara en razón. Nami por otra parte, se le veía insistente y molesta por las peticiones de su hermno. Se rehusaba a irse sin él.
—Somos los dos o ninguno, Onii-chan. ¡Eso lo sabes!—habló Nami, aún molesta, insistente ante la negación de su hermano.
—Onee-chan.—reprendió Neji, seriamente.
Alegó lo que se había dicho antes. Tendrían que pelear uno a uno contra un enemigo para que el resto pueda seguir y así conseguir a Sasuke, además, estaban perdiendo el tiempo todos ahí parados mientras el Uchiha poco a poco se acercaba más a la frontera. Lo que decía, iba más que todo dirigido para Nami, quién se negaba a dejarlo solo.
—No solo estamos aquí para recuperar a Sasuke. También lo estamos para proteger a un compañero, traerlo de vuelta a su hogar y así mantener el vínculo con su aldea... Nuestra aldea.—masculla el Hyuga con voz seca, mirando a su hermana a los ojos.
Nami vaciló unos momentos para verlo, pero al final terminó por conectar su mirada con la de su hermano, mostrando mucha preocupación por él. Sin importarle que estuviera siendo observada, por primera vez Nami mostraba su miedo más grande, aún más grande que las arañas.
Dejar sólo a su hermano... Perderlo para siempre.
—Onee-chan.—casi se vio en el rostro de Neji una mínima sonrisa. Él tomó sus manos, entrelazando los dedos con los de su hermana y mirándola con un pequeño rastro de dulzura.—Voy a alcanzarte... “Ton karime jō”
“Lo prometo...”
Los ojos de Nami temblaron por un segundo, se pensaba que lloraría desconsolada por ello, pero en su lugar simplemente bajó la mirada, esbozando una suave sonrisa tieza y nerviosa.
—Sabes como manipularme...—masculló entonces la Hyuga, apretando levemente el agarre de sus manos.—Bien... Onii-chan.
Con lentitud, ambos soltaron sus manos, entonces sintiendo un pequeño frío de soledad creciente en sus palmas. El hecho de dejarse, de tener que separarse sabiendo que podrían no verse más los asustaba. Pero eran cosas a las que debían enfrentarse por ser Shinobi, y de eso los gemelos eran conscientes.
—Cuando termines, asegurate de traer a Choji contigo.—agregó Kiba, mostrando una sonrisa un poco orgullosa por la valentía del Hyuga.
—Por supuesto.—aceptó, sin dejar de mirar a su hermana.—Onee-chan... “Sarajō”
“Te quiero...”
Poco a poco, el resto del equipo se alejaba de Neji, quién ahora miraba a su enemigo preparándose para la que podría ser la batalla más difícil de su vida hasta ahora.
—Onii-chan... “Yo... Sarajō ne...”
Y sin más, de su vista se perdieron sus compañeros, continuando con la misión impuesta por la Hokage pero también por su corazón, el deber de traer a un compañero de nuevo a vivir.
(...)
Retomando la formación de antes, ahora siendo Nami quién toma el lugar de su hermano como la última de la ilera, repetía en su cabeza las palabras de su noble hermano, pensando en lo mejor pero también en lo peor. La Hyuga mantenía un gesto incómodo y de vez en vez intentaba detenerse para regresar por su gemelo. Pero como su voluntad era aún mas fuerte, se forzaba a sí misma a continuar para cumplir los deseos de su hermano, por lo que simplemente ella siguió y siguió, acompañando a sus compañeros ahora.
Tan sólo esperaba que esa vez no fuera la última en la que podría tomar a Neji para darle un abrazo.
Ya que si ella llegara a perderlo... Ella misma podría lanzarse por un precipicio.
—“Yo... Sarajō ne... Onii-chan...”
“También te quiero... Hermano...”
Hey hey hey ^^ que bueno que están. Aquí les traigo un nuevo capítulo de LOS GEMELOS HYUGA para que disfruten un poco más la cuarentena :3
Ahora, me complace anunciar que estoy comenzando a inciar con un nuevo proyecto, Kimetsu No Yaiba.
Tenganme paciencia, recién me estoy viendo el anime xD así que, poe favor, no me vayan a juzgar mucho :'3
Sin más que decir, los quiero, espero que les haya gustado este cap, de verdad diganme y bueno
¡ESO ES TODO!
Si no les gustó, podré volverlo a republicar :3
Pero por favor, diganme si les gustó ^^
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