|𝓛𝓸𝓼 𝓖𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓗𝔂𝓾𝓰𝓪|
Capítulo 20.

“La verdad de todo”

Lo que ellos no sabían es que, aquella persona con quien tenían tanto en común, estaba en frente de uno de ellos.

Ese chico Naruto, quien desde su nacimiento ha vivido solo y a merced de pocas almas caritativas y valientes para brindarle bienes. Tanto Neji como Nami tenían una vida muy similar a la de él. Estaban solos, pero no estarían dispuestos a regresar atrás.

Jamás.

Para un giro interesante, Naruto pidió al Zorro su fuerza, y con habilidad, empezó su liberar el chakra rojo tan temido en la aldea.

El byakugan de Neji no mentía. Era ese chakra.

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Nami rápidamente se aproximó a la baranda más cercana, dejando a su sensei confundida, y simplemente se agarró de ella observando. El chakra de Naruto se hacía cada vez más visible, y la mirada de horror de Neji confirmaba sus sospechas.

—–Ésto... No es... Posible...—susurró Nami.—–Ese tonto... Está liberando el chakra del zorro de las nueve colas...—dijo horrorizada.—–¡NEJI, HAYNE!-advirtió de nuevo, cuidado, a su hermano.

Si tan sólo Neji se molestara en leer un poco más tal y como Nami lo hace, no estaría tan confundido como para darse cuenta de que en frente de él, estaba el porteador del chakra del zorro de las nueve colas. Se aproximaba hacia el Hyuga con una velocidad considerable, y para la mayoría de personas no era un secreto que ese chakra podía ser casi visible.

Estaba rodeado por una capa roja, y parecían formarse colas a su alrededor. Los pasos del rubio al correr se hacían con una fuerza tal que lograban romper una pequeña capa de la tierra, levantando polvo y rocas.

Él estaba enojado por sentirse burlado por Neji, y ahora era su momento de desquitarse. Era el momento de que esta alma optimista le demostrara al par de gemelos que ya perdieron la esperanza que no estaban solos. Que podían cambiar su destino.

Y que el destino, es solamente una palabra.

“Escuché desde niña que Naruto portaba ese chakra. Pero nunca pensé que sería tan poderoso como lo siento ahora”—pensó Nami, aferrándose a los barrotes.

Neji sacó un kunai para buscar un método de defensa, y tener con qué contraarestar la fuerza del Uzumaki.

El choque de chakras finalmente se dió entre ambos. Y como era de esperarse, por la fuerza implementada, se sintió a la tierra temblar en esos momentos. Hubo una nube de tierra que impedía ver con claridad, pero que la brisa disipó poco después, y habían dos cráteres en el suelo, seguramente en donde estaban ambos ninja enfrentados.

Nami intentó no dejarse vencer por el pánico, y mantener la calma. Todo estaría bien. Su hermano estaría bien.

Ella estaría bien.

Sin esperar mucho, activó su byakugan a la espera de ver a su hermano por ahí, o al menos señales del joven rubio. Pero nada. No los detectaba. Ni siquiera sus presencias.

—–“¿Dónde estás Neji...?”

Finalmente, se pudo ver emerger de uno de los cráteres, un brazo. Muchos en el silencio sepulcral que envolvía al lugar comenzaron a preguntarse si ese era Naruto, o era el Hyuga.

Simultáneamente, para sorpresa de muchos y para el horror de varios igual, ese brazo pertenecía al Hyuga, quién por fin y con paso cojo pudo encaminarse hacia donde se encontraba Naruto, en el suelo, inmóvil, y posiblemente inconsciente.

Nami mientras tanto, entre las gradas, pudo soltar un suspiro de alivio, al ver que su hermano se encontraba bien. Desactivó su byakugan, y pudo respirar en paz.

“Naruto corrió directamente a la rotación de mi hermano. Qué tonto. Así como sirve para defender, la honda de chakra liberada en el proceso sirve para atacar, y pone en contra a quien sea. Es como si fueras directo a una explosión amortiguada. El impacto contra tu cuerpo es muy fuerte, y es casi un milagro que puedas salir ileso.” —pensó Nami, aún observando.

Aún así, hay que reconocerle que Naruto ha llegado más lejos que cualquiera. Pero ha tenido el mismo destino que todos.

Una ligera sonrisa ladina se formó en la boca de Nami, y levantó una ceja regresando a su actitud arrogante he irónica.

Neji entre tanto, esperaba pacientemente a que lo nombraran ganador.

-Lo siento, pero eres un fracasado. Y no puedes cambiarlo.-dijo, secamente, observando el cuerpo del rubio.

De pronto se escuchó un ligero movimiento bajo la tierra. Neji fue el primero en sentirlo al estar cerca, y con sorpresa y horror bajó la mirada hacia el suelo para rectificar en primera fila su derrota.

Naruto fue el causante de ese sonido. Se había escondido bajo la tierra, y engañado a Neji con un clon, para así asegurar que el Hyuga bajara la guardia.

Nami relajó su ceño y borró su sonrisa rápidamente, para después transformar su rostro en un gesto aterrado e impactado.

—–¿¡Qué!?—exclamó por lo pronto.

Naruto logró engañarlos a todos. Pudo darle a Neji un puñetazo en la quijada muy fuerte, y mandarlo al suelo, dejándolo débil y sin fuerza para continuar. El Naruto que se veía en el cráter no era el Naruto real, sino sólo un clon, y, aunque sea sorprendente, usó una ingeniosa trampa.

La trampa que lo llevó a la victoria.

Naruto nunca perdió la fé en que podía ganar. Y gracias a su autoconvencimiento obtuvo el poder. Se había roto las uñas, pero no importaba, él había ganado, y cumplió su promesa a Hinata.

Nami quedó perpleja y cayó de rodillas al suelo aún boquiabierta, nunca adivinó el siguiente movimiento de Naruto, la hacía sentirse tonta, pero, lo que más la sorprendía era que Neji había sido vencido por algo tan obvio y a la vez engañoso. Nunca imaginó algo así, a su hermano siendo vencido.

Sólo ella era la única que podía igualarlo en fuerza.

Rei, quien estaba a su lado, pudo sonreír un poco al darse cuenta de los pensamientos que rondaban dentro de la cabeza de su alumna.

“Quizás ésta derrota le sirva como enseñanza de que con esmero pueden hacer mucho... Quizás con eso, ambos gemelos se den cuenta de que su destino no está escrito...”

Tocó el hombro de Nami, a su derecha. Ella se sobresaltó un poco, y luego la miró unos momentos. Rei le sonrió, y Nami esbozó una pequeña mueca parecida a una sonrisa, luego, simplemente se giró a ver a su hermano, quien era recogido por los paramédicos.

—–Vamos.—habló Rei, levantándose. Nami la miró sin entender.—–Necesitas ver a tu hermano, y creo que a él le alegrará verte también.-extendió su mano, y esperó a que Nami la aceptara.

No tardó mucho, y pronto, ambas se dirigieron a visitar a Neji al cuarto, en donde los paramédicos lo habían dejado.

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Neji estaba recostado, en la camilla, esperando al regreso de los paramédicos. Pensaba aún en su derrota, y medutaba un poco sus errores y las palabras del rubio.

Tal vez él podría tener razón.

—–¿Onii-chan?—escuchó la voz femenina que conoce desde que nació. Inmediatamente esbozó una pequeña sonrisa, y luego observó a la puerta esperando a verla.

Nami se apareció con prisa, y se aproximó a él con rapidez para después acercarse y abrazarlo con cuidado de no lastimarlo. Ambos cerraron los ojos un momento, y correspondieron su abrazo con una sonrisa.

Estaba felices de verse.

—–¿Are Key?—preguntó Nami, mencionando de nuevo su idioma, con una pequeña sonrisa.

—–Due.—dijo el asistiendo.—–Estoy bien, relájate. Onee-chan.—habló antes de sentarse y palmear a su ladolado, indicándole a su gemela que debía sentarse.

Nami sonrió levemente, y se sentó. Rei había notado ya su sonrisa, mientras ambos gemelos hablaban tranquilamente en su propio idioma. Ella los observaba, analizando sus acciones.

—–“Quién diría que la única persona con la que Nami sonríe de verdad es con Neji”—pensó.

Detrás de Rei, entraron los paramédicos, quienes no protestaron en realidad sobre la presencia de Nami. De hecho, le pidieron que tendría que ir con ellos más tarde para hacerle unos pequeños exámenes, -ya que no había garantía de que internamente su cuerpo funcionara como debería- y luego continuaron informándole a Neji que simplemente necesitaba reposo, y todo se encontraba bien en él.

Rei, quién aún seguía ahí, se giró sobre sus talones para irse, y finalmente salió de la habitación.

—–Oh. Hiashi-sama.—dijo sorprendida de ver al jefe Hyuga en frente a ella.

—–Hola, Rei-san.—saludó Hiashi a la mujer, a quien también le tenía bastante respeto, no solamente por ser hija del Tercer Hokage.—–¿Ésta es la habitación en donde se encuentran los gemelos?—preguntó, sin rodeos.

Llevaba en sus manos un pergamino, y aunque a Rei le dió mucha curiosidad saber qué ocultaba él ahí, simplemente sonrió y asintió señalando hacia adentro.

—–Sí, ahí están, Neji y Nami.—dijo.—–Será mejor que me vaya. Creo que tienen mucho de que hablar.—comentó finalmente, y comenzó a caminar siguiendo su camino.

Dejó a Hiashi-sama sólo, y éste tomó una leve bocanada de aire, preparándose para enfrentar a sus sobrinos.

—–Buenas noticias. No hubo daño a tus órganos internos.—notificó uno de los médicos que observaba a Neji.—–Pero es crucial que ambos descansen, sobre todo tú.—señala a Nami.—–Te haz escapado tres veces de aquí, es mejor que no vuelvas a salir hasta que se hayan realizado todos tus exámenes.—dijo casi en tono de regaño.

Neji se aguantó una risa al ver el rostro de su hermana. Ella simplemente resopló como una niña pequeña que no está de acuerdo al perder una discusión, pero no podía hacer mucho en realidad.

La puerta se abrió, dejando ver por fin al jefe del clan Hyuga, Hiashi Hyuga, quién educadamente pidió el debido permiso a los médicos para hablar con Neji y Nami.

Neji y Nami se miraron los rostros y tomaron un semblante serio al momento de ver a su tío entrar. Los médicos dejaron el lugar a petición de Hiashi-sama, y ambos gemelos observaron seriamente a su tío.

—–¿Qué es lo que quiere de nosotros?—preguntó Neji, seriamente.

Aunque ambos estaban recién sorprendidos por verlo a él ahí, no podían demostrarlo, y le daban poca importancia.

Nami se esperaba un regaño,y de hecho ya estaba lista para comenzar a defenderse con sus palabras, o simplemente ignorarlo. Pero en lugar de ello, observaron con cierta sorpresa al ver el rostro de aflicción por parte de su tío al verlos.

—–¿Ambos recuerdan ese día?—preguntó Hiashi, observando a sus sobrinos con las cejas juntas.

Nami frunció levemente el ceño, y Neji simplemente permaneció serio. ¿Cómo olvidarlo? Fue desde esa vez que su historia de odio comenzó a escribirse.

—–Pues he venido a contarles la verdad de lo sucedido.—mencionó, dejando a sus sobrinos más que confundidos.

—–¿Qué está diciendo?—hablaron ambos al tiempo.

Los recuerdos tristes inundaron sus cabezas. Neji y Nami jamás olvidarían ese día, no aunque les lavaran el cerebro.

Recuerdan muy bien, que ellos corrían rápidamente hacia el lugar que les habían avisado. Con miedo de ver lo peor. Tenían miedo, sentían confusión, y tenían muchas preguntas sin respuesta.

Pero lo peor de todo fue cuando observaron el cadáver de su padre, con el rostro cubierto, y con sábanas encima. Ese día no pudieron evitar soltar lágrimas. Incluso tuvieron que llevarse a Nami, porque estaba teniendo un ataque fuerte de ansiedad, y forjeceaba y golpeaba a la gente que intentaba acercarsele.

—–Ese día, yo ya estaba preparado para morir.—habló Hiashi-sama.

Neji comenzó a enojarse, y exigió una explicación. Siempre había sabido que fue la Familia Principal quien sacrificó a su padre por bien de Hiashi y la rama primera.

¿Qué les estaba contando ahora?

—–¿Intenta lavarnos el cerebro?—cuestionó Nami, levantando una ceja.—–Que estúpido.—murmuró.

Hiashi no pudo regañarla, a pesar de que le estaba faltando el respeto. Debía tener en cuenta de que eran jóvenes, y además era un tema delicado.

—–Nami, por favor, sólo escucha.—pidió, tranquilamente. Luego les enseñó un pergamino.—–La verdad que buscan está en éste pergamino.—mostró.

—–Claro, son excusas inventadas para su conveniencia.—masculla Neji, cerrando los ojos.

Era algo difícil convencer a éste par de tercos. Pero Hiashi era comprensivo, y simplemente dejó el pergamino a un lado de ambos gemelos, diciendo que eran lo suficientemente listos como para entender al leer.

Neji seguía sin ánimos de ver el pergamino, pero Nami haló levemente su brazo al darse cuenta con sorpresa de que la letra en ese pergamino era de su padre. Ambos se miraron los rostros, y decidieron a base de un asentimiento que lo leerían.

Nami tomó el pergamino, quitó el seguro, y comenzaron a leer.

“Neji... Nami... Temo que me queda poco tiempo.

Y quiero usar éste tiempo para decirles algo, a ambos...”

—–¿Decirnos...?—preguntó Nami en un susurro.

—–¿Algo...?—continuó Neji.

“El jefe de los Ninja de las nubes de la Tierra del relámpago intentó secuestrar a Hinata. Pero mi hermano, Hiashi-sama logró detenerlo, y mató al secuestrador.

Sin embargo, la Tierra del relámpago se rehúsa a reconocer el secuestro, y sólo crea problemas sobre la muerte del Jefe Ninja.

Sus demandas de compensación son demasiado descabelladas...”

Nami, atenta a la lectura, recostó su cabeza en el hombro de Neji, que sostenía el pergamino. De esa forma, ambos se compartieron un poco de cariño para calmarse a ambos.

“Hasta los hermanos deben tener el valor para sacrificarse en lugar del otro...”

Nami abrió los ojos levemente al leer esa frase. Comenzó a sentirse idenfmtidicada por ello, ya que siempre lo ha dicho pero con otras palabras. Ella es capaz de sacrificar su vida por Neji si es necesario, y nunca cambiaría aquello, nunca.

Entonces, entendió en ese momento que su padre... Es un verdadero héroe....

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En una habitación de reuniones del Clan Hyuga, estaban reunidos la familia principal, el Hokage, y Hizashi Hyuga, el gemelo del líder actual.

Discutían sobre el destino del Clan, y de la aldea. Se llevaría a una guerra sin sentido si no respondían a las peticiones de la Tierra del Relámpago rápidamente, pero debían actuar con sabiduría.

Fue por eso, que el valiente de Hizashi decidió ofrecerse en lugar de su hermano gemelo, comprendiendo finalmente su destino, y alegre de que por fin puede tomar una decisión propia en su vida.

Sin embargo, en vista de que Hiashi Hyuga no quería cooperar con la idea, su hermano gemelo le dió un fuerte golpe directo, dejándolo caer al suelo. Los presentes se conmocionaron un poco, pero entendían que era un tema de hermanos en el que no podrían meterse.

—–Hizashi... No lo hagas...—sostuvo Hiashi, con debilidad.

Hizashi, su hermano, con un leve gesto serio, le pidió que lo dejara hacerlo.

—–Es mi decisión, Hiashi.

—–Pero... Pero tienes a Neji... Tienes a Nami... Son tus hijos... ¿Por qué eliges morir?—preguntó, aún afligido.

—–Tienes que entender.—dijo él. Hiashi lo miró.—–Durante mucho tiempo tuve resentimiento contra la Familia, y para serte sincero aún lo tengo.—comenzó.—–No hago ésto porque tú seas parte de la Familia... Quiero morir para protegerte porque eres mi hermano, Hiashi...—dijo.—–Por primera vez, me siento libre de escoger mi camino. Y hasta ahora, sólo le he mostrado a Neji y Nami mi lado malo. Pero,  ahora puedo actuar como me parece mejor.—comenzó a caminar hacia la salida.

Hiashi intentó levantarse con prisa, porque quería detenerlo y golpearlo para hacerle entrar en razón. No estaba de acuerdo, porque el quería a su hermano, y no quería que éso terminara así.

Hizashi detuvo sus pasos, y miró a su hermano con una sonrisa feliz de por fin escoger su propio destino.

–—Dile a Neji y a Nami que no me mataron para proteger a la familia principal, sino para proteger a mi hermano, a la Aldea y a mi familia. Y que fue por mi propia voluntad. Elijo la muerte con total libertad...

Él ha desafiado el destino del Clan Hyuga.

Hizashi Hyuga, por fin es libre.

Y aún así...

Él fue, es y siempre será un héroe para toda la aldea.

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“Forjen su propio destino, Neji... Cuida mucho de tu hermana, ella siempre será tu mejor amiga.

Y Nami... Sigue siendo la niña más inteligente que jamás he conocido, y procura que tu hermano no haga locuras... No olvides cultivar esa voz que heredaste de tu madre.

Estoy seguro de que a Neji le encanta escucharte cantar la canción de cuna que tanto les gustaba a ustedes desde bebés...

Sigan su propio camino...

Porque el destino es algo que ustedes crean con sus propias manos.

Los quiero, mis hijos...”

De los ojos de Nami brotaron lágrimas. Sus sentimientos encontrados brotaban por medio de ellas. Su padre era un héroe, y nunca se equivocó de ello.

—–Padre...—soltaron ambos a la vez, casi con voz quebrada.

Su vista se giró a ver a Hiashi-sama, quien estaba arrodillado e inclinado ante ellos, completamente arrepentido de lo que les había hecho creer todo ese tiempo.

—–Ésta es la verdad.—dijo, aún inclinado.—Lo siento.

Esa palabra fue lo sorprendente. Era todo lo que necesitaron desde hace mucho.

Nami esbozó una pequeña y leve sonrisa, y le pidió a Hiashi no inclinarse.

Neji se levantó y quitó la bandana de su frente, y Nami le siguió con una leve sonrisa. Ambos observaron al cielo, y pensaron fuertemente en contarle a su padre que aún no estaban completamente seguros de su destino, pero sí tenían un objetivo.

Neji quería hacerse más fuerte para no volver a perder ante nadie.

Y Nami, estaría dispuesta a continuar estudiando y a ser mejor como persona, a hacerse más fuerte para proteger a las personas que quiere.

Tal vez consideraría hacerse amiga de Hinata, y volverse más simpática.

“Será bastante difícil...”—pensó Nami, antes de soltar una risa y recibir un abrazo por parte de su hermano.

—–Mira a esas aves.—señala Neji.

Eran dos aves hermosas, volando con total libertad. Felices. Cantando.

—–Papá las está viendo desde el cielo, Neji.—sonrió Nami, finalmente, y Reforzó aún más el abrazo entre ambos.

Por fin eran libres de ese peso.

Por fin habían entendido la verdad.

Su destino no está escrito.

Y no volverán a pensar en lo contrario.

Hello! Hello!

Me alegra volver. Lamento no haber publicado antes, pero me encontraba de viaje Xd

Como sea, comenten y voten. Espero que les haya gustado, y que hayan llorado tanto como yo en éste cap xD