🌻|Capítulo 1.|🌻
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Capítulo 1.
“Nuestra mentora”
Los tres recién proclamados genin de La Aldea Escondida entre Las Hojas, al igual que los otros compañeros, se dirigieron juntos inmersos en un profundo silencio, y a la par llegaron los tres hacia el lugar decidido por su futuro mentor o mentora para encontrarse.
—–¿Por qué habrá querido que nos encontráramos aquí?—preguntó el castaño, quién se sentó de primero en los asientos escalera.
De él le siguieron Meiko y Nami, quienes se sentaron igual. Meiko se sentó en la otra esquina, y Nami en el disponible que era el del centro. Comieron en silencio. No se dirigieron miradas, esperando a que alguno de ellos rompiera el hielo. Los tres parecían no llevarse tan bien, aunque en realidad, no se conocían de mucho y apenas y se hablaban en la academia, ya que los tres, de hecho, eran muy diferentes del otro.
—–A lo mejor... No habían más lugares disponibles...—dijo Meiko, observando atentamente qué tenía para comer.
Meiko comía muchas cosas, mucha variedad de comida. Lo mejor es que estaba perfectamente organizada por sectores. Llevaba: Una ensalada de manzana, junto con fresas y tomates. Arroz y unos rollos zenzai, y una salsa roja de tomate y pimientos. Tanta variedad llamó la atención de la Hyuga a su lado, quien tomando los palillos observó atentamente cada cosa antes de hacer una pequeña mueca. Eran demasiadas cosas para comer de un sólo almuerzo, pero según conoce, Meiko tiene un muy rápido metabolismo por lo que siempre, de verdad siempre, tiende a tener hambre.
En las clases, el maestro aveces la regañaba por andar comiendo.
—–¡Sí! ¡Espero que nos encuentre pronto!—sonrió el castaño.
Kai comía un pan de durazno y bebía una caja de jugo acompañándolo. Él sonreía alegremente mientras comía, tarareando una pequeña canción animado y movía los pies en el aire como un niño muy feliz. Nami de vez en cuando lo observaba de reojo, recordando que desde que estaban en clases el castaño siempre había sido así de alegre y despreocupado.
Entre los tres jóvenes había mucho silencio, todos estaban concentrados en sus comidas. Aveces Kai y Meiko intercambiaban leves palabras, pero cortaban la conversación de repente para enfocarse en la merienda; mientras que Nami continuaba ensimismada, concentrada en disfrutar de los deliciosos mochis de colores que había comprando antes de llegar.
—–¿Cómo creen que será nuestro sensei?
La Hyuga dejó su mundo para volver a la realidad al escuchar la voz seca y ronca de su nueva compañera de equipo hablar, preguntando sobre cómo ambos se imaginaban a su nuevo o nueva maestra. Ella pensó un momento en las posibles apariencias y personalidades de su mentor, pero Kai se adelantó hablando tan ruidoso y animado que provocó en Nami un breve dolor de oído.
—–¡Yo creo que será el mejor shinobi! ¿Lo imaginan? ¡Ser entrenados por un hombre o mujer poderoso!—un brillo en su mirada delataba toda su emoción al hablar.—–¡Seríamos el mejor equipo de toda la aldea!
Nami sonrió levemente, con cierta molesta aunque lo dejó pasar, pues conocía la personalidad el Sakamoto. Por lo que ella también eligió continuar, y más que todo hablar por primera vez en el día.
—–Hmpf.
Esta acción causó que la atención de sus otros compañeros se desviara a verla.
—–Un jōnin es sólo un maestro, un mentor; aquel que nos dará los conceptos básicos para volvernos ninjas fuertes y poderosos en nuestro camino... Apuesto a que será increíble. Pero ser el “mejor equipo” de toda la aldea, depende también de nosotros.—criticó Nami, dando un bocado más a su comida.
Meiko y Kai se miraron los rostros, y después bajaron un poco la mirada quedándose callados, mostrando una pequeña sonrisa, o "sonrisa" en el caso de Meiko, pues ella no solía sonreír mucho. Los dos analizaron y asimilaron las palabras de Nami, tomandolas bien, porque de hecho, sabían que ella tenía razón. No puedes dejarle todo el trabajo a tu maestro, también debes poner de tu parte, esforzarte, adquirir habilidades a futuro.
—–Y además, si tampoco tienes las habilidades para serlo, entonces no sirve de nada.
Ahí sí fue la Hyuga la razón de que el castaño frunciera levemente su ceño, sin embargo pronto lo cambió a una sonrisa más amigable; pese a que no compartía el pensar de su compañera, tampoco le sería irrespetuoso. Su abuela lo educó muy bien. Aún así, Kai habló para expresar a Nami que cuestionaba un poco su filosofía.
—–No lo creo. Te equivocas, Nami.—dijo el chico, juntando las cejas, mientras sonreía. Nami se abstuvo de dar otra mordida a su comida y en lugar de eso se dedicó a mirarlo.
—–Cómo, ¿Qué dices?—intrigó Nami, sin cambiar su expresión de seriedad.
—–Las personas con esfuerzo pueden conseguir lo que desean. ¿O acaso naciste sabiendo leer?—guiñó un ojo con una sonrisa.
—–Tu punto es respetable. Pero hay cosas que no se aprenden.—contrarrestó Nami.—–Por ejemplo, en tu caso y en el mío, ¿Crees que con “esfuerzo” Y “dedicación” Lograrías aprender el puño suave?—mofó sonriendo ladina.—–Es adorable que pienses que esforzándote lograrás muchas cosas. Y tal vez tengas razón.—se llevó otro mochi a la boca.—–Pero hay cosas que uno por más que lo desee jamás podrá hacer, ni aunque entrene por mil días.
Lo último lo dijo y bajó la mirada cerrando su recipiente en donde traía la comida. Sabía muy bien que había ganado el debate, y sabía que tenía la razón. Por supuesto, eso se confirmaba con el silencio de Kai, que decidió darle otra mordida a su pan de durazno, quedando pensativo miró hacia otro lado, observando a una pequeña mariposa amarilla que sobrevolaba por ahí.
—–Nami es muy inteligente...—admitió la kuudere que también terminaba de comer.—–Creo que lo que quisiste decir... Es que... Cada quien tiene sus fortalezas y debilidades que lo pueden llevar a la gloria o a la perdición, dependiendo del camino que tome el ninja.
Nami asintió un poco, mientras masticaba el mochi con una pequeña sonrisa. En realidad estaba más concentrada en su comida. Nadie pudo ganarle en un debate. Nami podía ser callada y algo antipática, pero era muy lista y siempre sabía qué decir y cuando decirlo. Nunca actuó con imprudencia en clases, y adoraba responder a las preguntas del sensei y sus compañeros, demostraba siempre ser muy inteligente y culta. Al igual que su hermano gemelo, tanto en su clan cómo en su clase y en su aldea, era conocida como una genio.
—–Hmpf.—soltó Nami. Llamando la atención de todos—–No te sientas mal Kai. Todos tenemos distintas habilidades que nos hacen fuertes, así como debilidades que nos hacen débiles.—se levantó y suspiró lentamente.—–Sólo encargate de nunca revelar las últimas a tus enemigos. Intenta identificar los puntos primero, eso te dará ventaja y por ende una fácil victoria. De todas formas. Si tú destino no es ser un perdedor, goza de la alegría. Lo mismo tú, Meiko. Regocijense.
Kai sonrió, impresionado por la idea que compartía la Hyuga, realmente se notaba la seguridad con la que soltaba cada palabra. Tal vez no estaba muy de acuerdo con eso del "Destino" Es decir, ¿Qué es eso? ¿Se come? A él le interesaba poco ser el más fuerte y simplemente se sentía satisfecho con su vida. No tenía de qué quejarse. Después de todo, a él le importaba ser feliz con sus amigos y familia.
—–No puedo negarme ante esa lógica. Después de todo, no eres llamada prodigio por nada.
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A las afueras de una sala, dos personas conversaban sobre los equipos que habían seleccionado para ser sus mentores. Una mujer de cabello malva, delgada y hermosa de ojos azules sostenía su lista, con los expedientes de sus integrantes genin; su acompañante, de cabello negro, hacía lo mismo.
—–¿Entonces, ambos tenemos a uno de los famosos gemelos Hyuga en nuestros equipos, eh?
—–Eso parece.—espetó la joven mujer quien se encogió de hombros.
Aquella mujer de apariencia frágil y hermosa, quién por nombre se le conocía como Rei, además de ser la hija menor del Tercer Hokage. Una hermosa dama de cabello color crema y ojos verdes azulados. Es conocida por ser una experta en esperar y atacar, en sus inicios conocida por sus habilidades para engañar y atrapar a sus enemigos utilizando en cierta parte su belleza. Emperatriz del sigilo y reina del espionaje, Rei Sarutobi.
—–Son los mejores de la clase. Sus notas son impresionantes, y sus habilidades ya dan mucho de que hablar.—dijo con una sonrisa juguetona mientras miraba las hojas de vida, con la imagen de los tres integrantes de su equipo.—–Tengo a una del Clan Dai, y a otro de la familia Sakamoto. Además de la Hyuga, no destacan mucho pero sí son un tema de mi interés.
Guy, su ex-compañero de equipo y además, aparte de Shiranui, mejor amigo desde siempre, estaba también evaluando las hojas de vida de sus estudiantes. Sería mentor de jóvenes con habilidades únicas.
—–Yo tengo a uno que me llama la atención realmente.
Guy enseñó a Rei la imagen de un chico de cabello desordenado y algo largo, con cejas pobladas y una mirada de entre entusiasta y determinada. La Sarutobi observaba con una sonrisa pequeña, notando pronto el porqué su amigo le interesaba mucho ese chico.
—–¿No tiene habilidades en ninjutsu ni genjutsu?—leyó, notando de inmediato el parecido y la razón de su interés.—–Jah. Ya veo por qué.—sonrió ladina.—–En especial por las cejas pobladas que tiene ese niño, cualquiera lo confundiría como tú hijo, Guy.—el hombre de personalidad nada seria cerró los ojos con una sonrisa, y asintió estando de acuerdo con ella.
Rock Lee, Tenten y Neji Hyuga. Aquellos tres niños serían sus estudiantes. Aquellos afortunados a los que les dedicaría tiempo y atención para guiarlos en su camino ninja. Se sentía feliz por la oportunidad.
—–Y tú tienes a tres habilidosos en distintas áreas. Tu equipo es muy variado si hablamos de dones.—dijo Guy, mirando a Rei y se sentándose a su lado.—–Son afortunados por tenerte como su mentora.
—–Sí, les enseñaré el método de “Volar como el viento”—después de todo, mi filosofía no me permite dejarlos que se maten entre sí, no me parece hermoso.—sacó de su cabello un abanico de hermosos patrones rojos, muy sofisticados, y posteriormente se abanicó tranquilamente.
A Rei se le conocía por admirar todo lo que consideraba hermoso, hasta en la batalla no dejaba volar esta filosofía. Para Rei usar la fuerza bruta es sinónimo de desastre, en cambio, pensar primero siempre es la clave antes de llevar a cabo una emboscada.
—–Tú y yo somos totalmente lo contrario.
—–Lo sé. Aún no entiendo cómo somos amigos.—dijo divertida, y entre ambos causó risas.—–Ya es hora de ir con los chicos ¿no crees? Estar esperando no es hermoso.—negó, volviendo a colocar el abanico en su lugar.
—–Tienes razón.—dijo Guy al levantarse.—–Buena suerte, Rei.—luego se esfumó rápidamente, dejando una cortina de humo como rastro.
Rei asintió. De nuevo observó las hojas de vida de sus estudiantes a la espera, enfocándose un poco más en la Hyuga.
—–Así que ella es esa niña... Cómo ha crecido...
Una vez ya solitaria, Rei emprendió marcha a buscar a sus estudiantes.
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—–¡Aaaaaaaaaaagh!
Nuevamente sin dejar pasar otra oportunidad para mostrar su descontento, el joven Sakamoto volvía a recostarse en el espaldar de la silla, quejándose ya bastante fastidiado. No era el único frustrado, pero él era quien lo demostraba más a flor de piel.
—–¿A qué hora va a venir el sensei? ¡Me estoy aburriendo!—sacudió sus zapatos, se bajó de la silla y se desplomó en el suelo de brazos y piernas abiertos.
—–Siento que muero...
Acompañándolo en su sufrimiento, Meiko la albina se recostó en la silla suspirando y resoplando, mirando hacia el techo buscando algo nuevo para distraerse. Ya había afilado su espada, ya había comido, no quedaba más nada para ella entretenerse. Meiko suspiró recostandose a la silla, mientras veía a una catarina caminar por su mano, tranquilamente. Sin embargo, al contrario de Kai ella no lo expresaba tan abiertamente. Continuaba con su gesto inexpresivo de siempre. Estaba realmente tranquila, sólo esperaba que el mentor llegara pronto para que pudiera irse a casa lo más pronto a comer. Nami por otra parte, se encontraba sentada en el suelo con la espalda recostada, meditando para mantener su mente fresca y calmada a la espera de su mentor o mentora. También se estaba impacientando, pero lo demostraba poco ante sus compañeros.
—–... Ay...
La Hyuga solamente pensaba en nada. Mantenía sus ojos cerrados y parecía dormir en realidad, pero su mente se mantenía despierta para estar alerta de lo que ocurriera al exterior y no ser tomada por sorpresa.
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Ya tiempo después, media hora más tarde para ser exactos, los tres jóvenes que estaban a punto de irse fueron detenidos por una dulce y llamativa voz que se acercaba a lo lejos.
—–¡Hey~!
Para cuando se giraron hacia la voz, porque querían enterarse a quién pertenecía ese tono de mujer, se encontraron entonces con quien en una alta probabilidad sería su nueva mentora. Una hermosa mujer de cabello malva y ojos azules plata, con un pequeño lunar bajo su ojo izquierdo que hacía un juego perfecto con su belleza. Delgada y de estatura media, con un cuerpo curvilíneo y frágil pese a no ser voluptuosa. Aquella iba vestida de ropas rojas y pasteles.
Por su forma de caminar y vestir, Nami pudo inferir que seguramente se trataría de una mujer bastante superficial y perfeccionista, atenta siempre a lo físico y con una gran afinidad y atracción para las cosas bellas.
Ella los saludaba con toda naturalidad, como si los hubiera visto desde hace años y fueron amigos de confianza. Vestía muy elegante y glamorosa, con ropas que estaban hechas de una fina tela que cualquier mujer envidiaría, pero ella las hacía lucir mucho más. Su sonrisa era brillante, y su peinado era aún más llamativo. Sin dudas, su aura era más agradable de lo que era su apariencia. Al ya estar suficientemente cerca de los tres estudiantes, la mujer procedió a presentarse de una forma y tono muy cordial, haciendo que los tres se sintieran cómodos con ella y además, al menos Kai, se sentía especial y emocionado.
—–Les ruego eternamente que me ofrezcan sus más sinceras disculpas. Lamento mucho la tardanza, créanme. Pero, fuera de eso, mis pequeños niños, procederé a presentarme: Mi nombre es Rei Sarutobi.—saludó con la mano, mostrando una sonrisa divertida.—–¡Y, tengo el placer de informarles que seré su nueva sensei!
Terminando su presentación, Rei esperó ansiosa observando a los rostros de sus estudiantes. Se esperaba un grito de alegría por parte de sus pupilos, al menos una muestra de emoción además de Kai, pero en lugar de eso las chicas la miraron fulminante y con mucha seriedad. Claramente a ellas no les agradó esperar.
—–¿Eh?
—–¿¡Por qué tardó tanto!?—cuestionó la Hyuga con una ceja levantada de forma acusadora, mientras se cruzaba de brazos.—–¿Acaso planeaba su entrada?
—–¿E-Eh?...
Rei se quedó confundida, mientras se rascaba la nuca de una forma infantil. Nami seguía mirándola con seriedad. Comenzaba a tener dudas sobre sus capacidades para liderar un equipo de genins.
—–... Si... —murmuró Meiko.—–Es verdad, en una guerra no tendrá tiempo de maquillarse.
--¿¡M-Maquillaje!?-bulló la mujer claramente ofendida. Llevándose una mano a tocar su pecho.--¡Mi piel es así de perfecta y limpia, no necesito maquillaje para verme hermosa!
Su tono orgulloso logró que Nami chasqueara la lengua un poco molesta. Diablos, ¿en qué se metió? La Hyuga no era la única que cuestionaba a su nueva maestra. Meiko también tenía sus dudas, pensando que Rei sólo los enseñaría a maquillarse y a arreglar su cabello para una batalla, lo cual consideraba algo patético. Kai por otra parte, sonreía a la espera de que todo fuera una broma, una buena excusa para decirle a su abuela que se tardó no porque lo quiso, sino porque le hicieron perder el tiempo y por eso llegó tarde a la cena. Era su única salvación.
Rei alargó su sonrisa, pasando su mirada calculadora por los tres jóvenes a quienes ya les conocía su expediente de memoria. Nami Hyuga, una solitaria y poco simpática. Conocía que la chica odia las aglomeraciones de personas. Meiko Dai, una joven serena y tranquila, religiosa, muy creyente pero que aún así lo quiere puede llegar a ser realmente aterradora sin ella saberlo. Y por último Kai Sakamoto, hermano mayor de tres trillizas entusiastas, adora ayudar y le fascina fabricar armas y hacer trampas. Notaba por la mirada de los tres que ella ahora estaba siendo juzgada y también subestimada; sólo se quedó un momento mirándolos y luego, se inclinó hacia ellos luego de apoyar sus manos en sus caderas. El gesto hizo que los tres se sobresaltaran un poco.
--Puede que les parezca molesta o vanidosa, o que por mi culpa sus abuelas los regañarán, mocosos.-esto último logró espantar a Kai. ¿Cómo demonios supo en lo que pensaba?
--Pero seré su mentora les guste o no, y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo.-burló sonriendo de lado.
Tanto Nami como los demás abrieron los ojos sorprendidos. ¿¡Qué fue lo que hizo!? No lo creían, era algo prácticamente imposible. Esa mujer acaba de leer sus pensamientos con tan sólo mirarlos a los ojos fijamentes en cuestión de unos pocos segundos.
--No es imposible, niños... Esa es mi especialidad.
Aparte del sigilo, Rei también tenía la habilidad de "leer" el pensamiento. O bueno, más bien era adivinar con casi un cien por ciento de asiertos. La Sarutobi era tan ingeniosa y observadora, que viendo los gestos y ademanes de la gente a su alrededor podía adivinar lo que estaban pensando. Aquello, la hacía una persona inteligente y de que temer, pues eso también le ha servido de mucho en sus batallas, además de ser habilidosa en lo que hace y se propone, pensando cada movimiento.
"Realmente esa mujer si tiene habilidades... ¡Demonios! Ahora no estaré libre ni en mis propios pensamientos"--Nami mordió su lengua fastidiada.
--Tú lo pensaste. Joven Hyuga. Llamenme "Reí sensei" . De ahora en adelante, ¡Ustedes serán mis pequeños "Dientes de León" ... -golpeó con su abanico en mano a los tres en su cabeza.
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Después de su presentación, y ligeras preguntas e intercambio de ideas por parte de los estudiantes sobre cómo llegar a ser un gran ninja, Rei decidió invitarlos a tomar el té con pastel de queso en un hermoso restaurante, bastante sofisticado además. Al terminar su pequeña reunión maestro y alumno, cada uno de los chicos se regresó a su hogar. No obstante, cabe agregar que un momento antes de que los tres jóvenes procedieran para irse de ahí y regresar a casa con sus familias, Rei les advirtió que llevaran su almuerzo en mano al lugar en donde se reunirían para llevar a cabo el primer entrenamiento de equipo. La sensei recordó que no sería sencillo, y que fueran preparados con sus mejores tácticas para ganarle en el juego que ella tendría preparado.
Rei adora los juegos.
Bienvenido o Bienvenida, espero que entiendas que la historia está en proceso de reedición; todo sea para ofrecer un mejor disfrute a ustedes.
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Se te agradece discreción.
Los OC's son los únicos que me pertenecen. Los personajes y parte de la trama, no en realidad.
Gracias ^^
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