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—Ah… ah… ah… Kook… mhg… ¡Ah! — gimió al sentir las fuertes embestidas mientras se aferraba a las sábanas, su rostro completamente pegado a la cama.

Jungkook estaba aferrado a sus caderas, dando nalgadas cada cierto tiempo, estaba teniendo una obsesión con ese trasero y ver sus marcas sobre el, hacía que su excitación aumentará.

Sintió cómo se contrajo el interior de Jimin antes de correrse sobre la sábana, haciéndolo gemir, dando unas últimas embestidas antes de hacerlo también en su interior.

—Amo tu trasero.

—Me quedó claro… —murmuró recuperando el aliento, todo el cuerpo le dolía, especialmente esa zona que su esposo decía amar, ya que en cada oportunidad ponía sus manos sobre el.

—¿Fui demasiado duro? —preguntó alerta, saliendo de su interior para acomodarse bien en la cama.

—Un poco, pero no es nada que no pueda manejar —sonrió cansado.

—¿No te lastimé? —insistió acariciando su mejilla.

—Quizá no pueda sentarme bien… me arde el trasero —dijo divertido pero Kook se sintió un poco mal, llevó su mano a la zona magullada con la intension de tratar de aliviar el posible malestar, haciendo estremecer al castaño y apartarse de su toque —auh.

—Lo siento, me deje llevar, seré más cuidadoso —prometió acariciando su espalda en cambió y acercándose más a él.

—Me gusta que te dejes llevar, significa que te complace estar conmigo —lo abrazó y se acercó para dejar un suave beso sobre el lunar bajo su labio inferior, desde que lo había notado le encantó.

Cada detalle de su esposo lo hacía, incluidas las cicatrices que había encontrado en su cuerpo cuando lo recorrió con sus manos.

—De todas formas la idea de provocarte algún daño no me gusta, medire mi fuerza.

—Aunque quisieras hacerme daño, no podrías de todas formas —se burló utilizando su fuerza para dejar a Kook completamente con su espalda en la cama y él encima— ya te lo dije, esposo mío, yo permití que usaras tu fuerza conmigo para ese momento y lo disfrute, no te lamentes —tomó las manos de Kook y las hizo acariciar su cuerpo en un recorrido que terminó en sus muslos— todavía hay mucho que marcar.

—Entonces será mejor que empiece —sonrió.

Volviendo a tomar el control al dejar a Jimin bajo su cuerpo y llevar sus labios a su pecho, pasando su lengua para saborear la piel y succionar, dejando marcas rojas por donde se le apeteciera.

Disfrutando de complacer a su esposo, escucharlo no poder contener sus gemidos y pedir más de él al unir sus cuerpos.

Era parte de su día a día, solo se levantaban para recibir la comida y cada mañana el castaño era encontrado por Kook fuera del hanok admirando la vista, que era realmente bella y relajante.

Por las tardes, si su esposo se lo permitía, se metía al río y hacia la danza que había embelesado a Jungkook durante el combate, así como lo hacía al verlo realizarla en el río.

Y había logrado conocer más sobre ellos al conversar mientras comían o descansaban después de tanta agitación.

—¿Qué tan peligrosas son las misiones como espadachín del congreso?

—No mucho, sigo con vida, ¿no? —se rió.

—Te vi en una situación complicada cuando nos conocimos —recordó.

—Era una situación diferente, mi misión solo era reportar a dónde se dirigían, terminé siendo descubierto.

—¿Y siempre vas sólo?

—No necesito ayuda de otros espadachines.

—Yo podría ayudarte.

—¿Qué pasará si es muy peligroso?

—Con mayor razón tendrían que ir, alguien debe protegerte.

—Soy yo quien debe protegerte.

—Nos protegemos, somos una pareja, quien se atreva a intentar hacerte daño recibirá la furia de mi espada —amenazó y un cálido sentimiento albergo al pelinegro.

—No me gustaría ponerte en algún tipo de riesgo.

—Debiste casarte con una persona que le guste quedarse en casa sin ningún remordimiento porque ese es su “deber”, en lugar de un hombre cuyo clan es de guerreros y su deber es cuidar y proteger a su familia, aquí no hay roles, más que en la cama y solo porque estoy satisfecho con mi lugar bajo tu cuerpo.

—Es un alivio saberlo —dijo divertido— pero entiendo tu punto y está bien, si te hace sentir mejor y veo que es peligroso para mi solo entonces te llevaré conmigo, se que tienes deseos de formar parte del congreso, tu padre mencionó que estabas a poco de conseguir tu primer insignia sino mal recuerdo.

—Así es, por lo que puedo serte de ayuda sin problema en tus misiones y de paso conseguir esa insignia.

—Bien, como tu digas —tomó su rostro para besarlo, al separarse tomó la botella y la destapó, sirvió en las copas y le pasó una al castaño— ahora brindemos, por nosotros y un largo futuro juntos.

Chocaron sus copas y bebieron, la hora de la cena llegó y como esperaban, la charola ya estaba en el lugar, siendo Jungkook quien la recogió mientras Jimin terminaba de hacer una trenza en su largo cabello.

—Todos en el Clan tienen el cabello así de largo, ¿es alguna regla?

—¿Por qué?, ¿te gustaría que lo cortara?

—¡No! —mencionó de inmediato, como si esa insinuación fuera algo terrible, Jimin sonrió por eso.

—No es una regla, es nuestro símbolo de honor, poder, virilidad y orgullo, apostar nuestro cabello en duelo es hacer lo mismo con todo lo demás y por lo tanto sería una humillación si se pierde, ¿qué hay de ti? —señaló su cabello, también largo pero no como el de Jimin.

—Sólo ha sido flojera de cortarlo, es más útil tenerlo corto para las batallas, no representa lo mismo para mí cortarlo.

—¿Hasta dónde sueles dejarlo crecer?

—A los hombros como mucho, pero estuve ocupado y creció más rápido de lo que pensé.

—Me gusta como te ves así, pero si es más cómodo para ti puedo ayudarte a cortarlo.

—Si te gusta entonces lo dejaré un poco más así —sonrió— te daré gusto.

—Que considerado —se burló— escuché que a varias personas les interesa nuestro cabello por falsos rumores, creen que por tener costumbres diferentes y espiritualmente simbólicas, tenemos alguna especie de magia en el cabello que nos hace fuertes.

—No había escuchado sobre eso.

—Nuestra fuerza es por dedicación y mucho entrenamiento, no porque sea mágico nuestro cabello y si lo cortan no perderé la fuerza, aunque sería humillante y un gran deshonor para mi familia y ahora… para mi esposo, significaría que te falle también.

—Es algo que no creo que suceda pero de todas formas dejaré en claro que para empezar no permitiría que algo así te sucediera y de hacerlo jamás consideraría que me fallaste.

—Pero…

—Ningún pero valdrá —interrumpió llevando un bocado a su boca dejando en claro que no cambiaría de parecer.

Jimin suspiró empezando a comer, con el cálido sentimiento en su pecho, no quería amargar con una innecesaria discusión las últimas horas que les quedaban para disfrutar, por lo que al terminar limpiaron y empezó a empacar, notando con curiosidad que Jungkook sacaba un collar con dos anillos en el que estaba por poner el de su matrimonio.

—¿Qué es eso? —preguntó sin poder contenerse.

—Son los anillos de mis otros esposos, pondré el nuestro también —le sonrió, pero Jimin no estaba feliz con esa información.

Necesitaba urgentemente una explicación.

—¿Cuales otros esposos?, ¿están muertos?
—cuestionó con el deseo de que así fuera y no significa lo que estaba pensando.

—Tienes razón, olvidé hablarte de ellos, sus nombres son Jin y Yoongi, nos esperan en casa, estaban emocionados por tu llegada. 

Un frío escalofrío recorrió el cuerpo de Jimin, así como sintió su corazón doler.

—¿Tienes a otros dos esperándote en casa y aún así tú… te has atrevido a venir a retarme? —mencionó molesto, el pelinegro sintió el cambio y lo vio confundido mientras se ponía de pie.

—El jefe del Clan fue quien me invitó a formar parte de su tradición.

—¡Pudiste negarte! —gritó— no te puso la espada en la garganta para aceptar, no tienes idea de lo que acabas de hacer.

—No entiendo cual es el problema, es común que se tenga más de una pareja.

—¡Aquí no!, ¡¿no entendiste nada de la ceremonia?!, no puedo creer que esto me esté pasando a mi, lo que nosotros hicimos… —murmuró con un gran vacío en el estómago al imaginar a su esposo con otros en la cama, no esperaba que fuera casto pero sí exclusividad y ahora estaba por convertirse en uno más de la lista.

Se abrazó a sí mismo con asco por sentirse usado, cuando sintió a Jungkook querer abrazarlo se apartó de golpe.

—No se te ocurra volver a tocarme —advirtió enojado.

—Lo siento por no haberlo dicho, pero no imagine que fuera un problema.

—¡Claro que es un maldito problema saber que tendré que compartir a mi esposo con otros dos! —tomó su katana y lo señaló— en el nombre de Ishtar, yo… —se detuvo al ver como se iluminaba la pintura que estaba detrás de Jungkook de la diosa.

Bajo su arma y respiró hondo para calmarse, Ishtar nunca se equivocaba y ella había bendecido su unión por alguna razón, así que tendría que confiar en ella y descubrirlo.

El verdadero problema ahora era…

—Suelta esa arma, no pienso pelear contigo.

—¿Dejaste la charola afuera? —preguntó en cambió.

—Si, ¿por qué? —preguntó confundido, pero en lugar de responder Jimin corrió hacía él lugar dónde la dejaban, abrió la puerta y contuvo la respiración— ¿puedes explicarme que sucede ahora? —pidió impaciente.

—La charola no está… y ahora todos sabrán que comparto a mi esposo con otros dos.

Un nudo se instaló en su garganta por pensar en lo que sentirían sus padres al enterarse, los había deshonrado sin querer.

“Lo siento…”

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