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Capítulo 6: Fuera de esas cuatro paredes

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Ciudad de Seoul, Corea Del Sur

Noviembre del año 2017

Mansión de los Lee

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Lee Ji Eun contaba las horas esperando a que llegara ese día, ese que había sido tan ansiado por ella desde hacía casi siete años. Ese día en el que podría por fin empezar a verse a sí misma viviendo, respirando y compartiendo el mismo espacio y  aire que otras personas.

     Una vez que la fecha se cumplió y que su prima Tzu Yu se iba de viaje a Japón con sus compañeras Idols, la joven sabía que solo estaba a ley de horas para ser inducida a su nuevo y esperado entrenamiento de supervivencia.

     Ella estaba feliz y no podía esperar para darse a conocer como la nueva pupila de la ama de llaves y ser entrenada por ésta para trabajar en su propia casa haciendo las tareas propias de una mucama cualquiera y tenía pensado darlo todo de sí misma para encajar desempeñando bien su papel.

     El día en que se despidieron de Tzu Yu era sábado, sin embargo, Lee Ji Eun se quedó esperando ansiosa a que su tía llegara después de dejar a su hija en el aeropuerto. Se pasó la mayor parte de sus horas mirando fijamente hacia la puerta que estaba al final de las escaleras.

     Las horas seguían pasando, el día transcurrió completamente sin que hubiera alguna novedad hasta llegar a su fin.

     El reloj marcaba las 11:48 pm y ella aún esperaba esperanzada a que la puerta se abriera. Cuando el reloj marcó las doce de la noche anunciando que ya era domingo, Lee Ji Eun yacía dormida descansando su cabeza en la cama mientras el resto de su cuerpo reposaba en el suelo, donde se había acomodado sentada para tener, desde ahí, una mejor visión de la entrada del sótano al esperar el momento en que la puerta se abriera, pero al haber esperado por tantas horas cayó rendida en los brazos de morfeo, pues, al llegar el final del día, la dichosa puerta no se abrió.

     Cuando despertó al día siguiente, sabía que tenía que esperar hasta que llegara el lunes, porque como era domingo, no iba a haber nadie en casa.

     Ese día, como cada domingo, todo el personal servicio de la casa lo tenía libre, por lo que la pelinegra había perdido las esperanzas de que por fin llegara el momento de socavar su limitada vida de encierro en esas cuatro paredes con hedor a moho.

     Ji Eun se preparaba para hacer su rutina del día una vez más, pero, inesperadamente, la puerta se abrió y ella se extrañó por la hora, ya que cuando su tía entraba, siempre lo hacía a la hora de sus comidas y además era domingo y los domingos eran días de abstinencia para ella, porque Ji Hye, su esposo y su hija nunca comían en la casa ese día de la semana al no tener quien les sirviera.

     Eran las 9:14 de la mañana cuando el sonido de la puerta hizo que ella pegara un respingo y se encontrara con la elegante figura de Ji Hye, cuando volteó a ver.

     —¿Por qué me miras de esa manera?,  mejor muévete que no tengo mucho tiempo, mi esposo me está esperando para ir a desayunar fuera —explicó a la muchacha imperativamente mientras se encontraba de pie junto a la puerta, que aún permanecía  abierta, pareciendo que la mayor no tuviera ninguna intención de bajar las escaleras.

     —Quiere decir... q-que... —balbuceaba Ji Eun, quien parecía no poder salir de su asombro.

     —¡Que te muevas! o ¿es que acaso ahora no estamos hablando el mismo idioma?, ¿a qué esperas?,  ¿a que yo cargue tu maleta?

     —!Oh!, sí, sí, sí, ya voy, sí. —dijo al salir de su trance y comenzar a reaccionar.

     Rápidamente corrió hacia su maleta, la abrió y metió de forma desordenada los utensilios que estaban afuera, esos que aún los necesitaba usar.

     Cargó la pequeña valija en sus brazos sin haberla cerrado correctamente debido a la prisa y corrió como pudo hasta el pie de las escaleras.

     Después de haber subido hasta el final de las escaleras, cuando iba llegando a la puerta se quedó paralizada por unos segundos —Un momento  —reparó de forma repentina antes de dejar la maleta en el piso para luego ir de regreso escaleras abajo.

     —¡¿Qué crees que haces?! ¡No tengo tiempo para esperar por tus estupideces! —vociferó impaciente la mujer mayor.

     —Lo siento, se me estaba olvidando —se disculpó Ji Eun, mientras señalaba la guitarra que yacía en un rincón antes de tomarla y colgársela del cinto en su hombro—,  ahora sí, vamos —habló como pudo mientras cargaba incómodamente la maleta.

     —Sígueme —ordenó Ji Hye después de que las dos estuvieron fuera del sótano, luego empezó a caminar atravesando la sala estar, seguido de unos pasillos y otras áreas del interior y del exterior de la casa, hasta llegar a las habitaciones de servicio, las cuales se encontraban en una fila de 4 puertas ubicadas en un fondo muy apartado del resto de la mansión.

     —Aquí, toma. —habló nuevamente la mujer mayor, extendiendo su brazo hacia la más joven y mostrando la palma de su mano en la cual reposaba una llave.

     La chica rápidamente soltó la maleta casi dejándola caer sobre sus pies para tomar el pequeño objeto metálico de la mano de su tía.

     —Esa será tu habitación de hoy en adelante —informó la mayor, señalando la puerta que estaba frente ellas —, no dormirás sola porque habrá alguien más con quien compartirás el cuarto de servicio...¡Ah!, y la puerta de la casa, por donde salimos hace un momento, estará abierta, puedes ir a la cocina y servirte lo que quieras, pero ten en cuenta de que debes limpiar todo lo que ensucies, de tal manera que mañana la señora Kim encuentre todo tal cual ella lo dejó.

     —Entiendo —respondió la menor asintiendo.

     Te recuerdo que ella no es muy tolerante y te informo que tiene la potestad de despedirte, si así lo quiere, ya que todo el personal está a su cargo, y como desde hoy somos desconocidas no podré superponerme a sus decisiones al respecto, ya que nunca lo he hecho antes, ni siquiera una sola vez y mira que la he visto despedir a muchas.

     —¿Entonces, si hago algo que no le guste a la señora Kim... ella va a despedirme?

     —Si entendiste bien lo que acabo de explicarte, deberías responderte tú misma porque eso es lo más probable, y si eso llega a suceder no debes esperar a que yo haga algo al respecto, porque no haré nada que levante sospechas o algún insignificante ápice de curiosidad. Así debe ser, por nuestro bien. ¿Lo entiendes, ¿verdad? —Puso su mano sobre el hombro de la muchacha poniendo su mejor cara de tristeza fingida mientras pronunciaba cada palabra.

     —Perfectamente, por favor no esté triste. Si se pone así,  me sentiré mal por usted ya que mientras usted está mortificada por la situación, yo solo estoy pensando en lo feliz que me siento en este momento, así que, por favor, no se preocupe señora Nam, no pienso hacer nada que moleste a nadie y haré todo lo que la señora Kim me ordene. Gracias por advertirme primero, es usted muy buena —repuso la nueva huésped de la casa sonriendo con una expresión radiante.

     —Me tranquiliza que hayas entendido bien —expresó la del cabello corto esbozando una sonrisa forzada, mientras deshacía el contacto con su sobrina retirando su mano del hombro de la muchacha—. Bueno, es hora de que me vaya —anunció mientras empezaba a darse la vuelta para empezar su camino de regreso por donde habían venido—, mi esposo me espera y ya debe estar muy impaciente. Por cierto... recuerda que él y yo estaremos fuera todo el día, como casi todos los domingos, así que hasta mañana.

     —Hasta mañana. ¡Por favor regrese con bien!

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