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Capítulo 44: ¿Es excitación? [Parte 2].

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Capítulo 44: ¿Es excitación? Parte 2.

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9 de marzo del año 2018

Ciudad de Seoul

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—No es mi idea, ya me has hablado tú mismo de que llevas muchos años amando a una persona. Y Tae, ¿no recuerdas que te dije antes que lo vi en el vestíbulo del edificio rectoral el primer día que entré para esperarte? ¿Recuerdas? —Yo continuaba intentando que mi amigo recordara ese día por vez que lo veía sereno, escuchándome en silencio, arrugando las cejas. Su expresión era difícil de explicar, parecía estar inmerso en sus pensamientos—, esa persona que dijiste que yo no podía imaginar lo hermosa que es y te respondí que sí sabía porque lo vi cuando te estabas despidiendo de él.

Tae Hyung hacía una mueca de confusión antes de abrir la boca y luego volver a cerrarla, parecía indeciso y tal vez creyó que lo mejor era guardar silencio porque yo tenía razón. Parecía darse cuenta de ello porque emitió un "¡ah!" que resultó ser bastante largo, al menos tardo más de lo que a mi parecer es lo normal.

Yo descrucé los brazos y le di un par de palmadas a mis muslos dando por cerrado el caso y sintiéndome satisfecha por mi acierto.

De forma repentina mi amigo explotó en fuertes carcajadas, dejándome en total confusión.

«Se está riendo porque no me cree que lo vi ese día».

Arrugué el entrecejo e hice un puchero. No era gracioso.

—No te rías, también lo volví a ver ese mismo día cuando ya era casi de noche frente al parque, él también venía con Lisa-ssi en el auto que casi me atropella —insistí agregando aquel dato pata sumar credibilidad.

La risa de mi amigo aumentó cuando me escuchó explicar aquello.

—Y en el evento de anoche..., le hice una breve sesión de fotos después de la presentación —continué.

Tae Hyung empezó a toser entre carcajadas. Tuvo que detenerse a un lado de la carretera para no provocar un accidente por causa de tanta risa y tanta tos. Estaba rojo de tanto reír y toser.

Cuando a duras penas pudo calmarse un poco, me miraba con pura diversión pintada en su rostro y articuló un "no puede ser" para dejar al aire una nueva explosión de risas imparables.

Yo me sentí cada vez más confundida. Se me ocurría que estaba nervioso por el tema y quizá no sabía cómo evadirme y si era el caso, no señor, no se lo permitiría.

Me mordía el labio inferior y le di un zape en la parte media de su brazo izquierdo. Aquel movimiento provocó unas incómodas palpitaciones en mis partes íntimas que yo intentaba ignorar a toda costa.

—¿De qué te ríes tanto? Tae, no me engañas, sé que te gusta mucho esa persona y estoy casi segura de que la persona que amas es él —afirmé con toda seguridad, no iba a desaprovechar la oportunidad de hacer que confesara—. Conmigo no tienes que sentir pena, yo no voy a juzgarte —le tranquilicé para darle más confianza.

Pero al parecer los nervios le jugaban sucio porque su reacción a mis palabras fueron simplemente otra ronda de carcajadas. Tae se removía como lombriz en su asiento y se abrazaba al volante, las lágrimas empezaban a bajar por el borde de sus mejillas y el puente de su nariz.

Yo iba a empezar a protestar, pero él estiró su brazo hacia mí hasta dejar su dedo índice sobre mis labios impidiéndome decir algo más.

—Espera, espera, no sigas hablando —pidió con respiración entrecortada, parecía esforzarse para poder hablar. De pronto su cuerpo volvía a templar por las risas.

Ya me estaba avergonzando, tuve un sentimiento de arrepentimiento y de culpa, fui muy impaciente, e insensata, quizá él no estaba preparado para afirmar que le gustaba otro hombre, debí esperar a que fuera él quien me hablara primero de ese tema tan importante y complejo.

Tae hacía respiraciones para poder calmarse de su ataque de risas.

—¿Ya puedo hablar? —inquirí seria, elevando una ceja cuando lo vi más calmado.

—Espera, debo explicarte algo antes. En primer lugar: no me estoy burlando de ti —repuso divertido, pero agrandando esos ojazos color café como señal de que hablaba en serio.

Yo traté de responder, pero él no me dejó pronunciar más de dos sílabas. Chistó fuerte llevando su índice a sus propios labios.

—No me vayas a decir que no has pensado eso, lo puedo ver en tu carita —carraspeó para aclarar su garganta—. En segundo lugar: sí, esa persona que viste en el vestíbulo es la persona de la que estoy enamorado...

Tae tuvo que llevarse sus manos a los laterales de su cabeza para cubrir sus oídos, estoy segura de que lo hizo por instinto de supervivencia, ya que el grito de alegría que salió de mi garganta más los aplausos que agregué con mucha fuerza, serían capaces de provocar un trastorno auditivo a cualquiera. En verdad estaba alegre por Tae, satisfecha por haber logrado que confesara y confiara en mí, pero al mismo tiempo un dolor se alojaba dentro de mi pecho, sin embargo, ese hecho lo guardaría solo para mí al igual que los malditos síntomas y contracciones que se presentaban cada vez más seguidos en mi bajo vientre.

—Pero —solo le basto con decir una palabra para que me calmara y le volviera a prestar atención con la decepción estampada en mi rostro. ¿Por qué siempre debe haber un pero después de la parte demasiado buena? —, recuerda que también te dije que es mi amor imposible.

Yo estaba dispuesta a decirle lo que pensaba, pero debía esperar a que me permitiera dar mi opinión.

—En tercer lugar: ¿de verdad piensas que soy gay? —hizo un énfasis demasiado exagerado en aquella última palabra—. No, no me respondas, es obvio que sí, pero te aclaro que no, no lo soy.

Eso sí que no me lo esperaba y sí que me dejó súper confundida, ¿mi afiebrado cuerpo y la constante sensación en la zona media de mis piernas no me dejaban pensar correctamente? ¿Cómo un hombre al que le gusta a otro hombre puede afirmar que no es gay?

—En cuarto lugar: otra pregunta, pero esta vez quiero respuesta. ¿Te fijaste bien si esa persona cuando pasó el accidente tenía el cabello corto o tan largo como la cola de caballo que llevaba la primera vez que la viste?... responde —me instó.

«Hasta que por fin tengo permiso de hablar». Esta vez era yo quien se aclaraba la garganta antes de dar un discurso.

—Sí, sí me fijé y también me di cuenta de que se ve mucho mejor como está ahora. ¿Por qué?, ¿no te gusta ahora que se cortó el cabello?, ¿por eso lo miraste mal anoche y no le hablaste durante todo el evento?, no creas que no me di cuenta de que lo estabas evitando... ¿Te molestó que se dejara teñir el cabello por Lisa?

Parece que di en el blanco porque se puso nervioso y empezó a reír como un loco pegándole manotazos al volante.

Juro que ya estaba perdiendo la paciencia. Ya había confesado el asunto importante, así que yo no entendía a donde quería llegar con sus preguntas.

—¡Aiiiish! ¿ya vas a empezar de nuevo a dejarme esperando a que termines con tu risa loca?

Volvió a realizar el mismo ejercicio de respiración hasta que se vio realmente calmado.

—Bien, gracias por responder. Pero tengo que aclararte que no soy Gay y que la persona que amo no es un hombre.

Yo lo miré escéptica, ¿realmente quiere que le crea algo así?, ¡pero si yo misma hablé con él anoche y claro que es un hombre, uno demasiado sexy, y hermoso, y...!

—La persona que viste en el vestíbulo con cabello largo es mi a-ma-da —elevó su tono de voz al pronunciar las últimas dos palabras con aquella sonrisa divertida tallada en su bello rostro—. Ella responde al nombre de Jeon Shin Hye y no es para nada la misma persona que viste en el auto el día del accidente, tampoco es la misma persona que viste en el evento de anoche porque esa persona de las dos últimas ocasiones es Jeon Jung Kook.

Yo no hice más que pestañear debido a la perplejidad.

—¿Uh? noooo... —mi voz se quebró un poco debido al efecto se sufrió mi cuerpo con lo que mi pobre cerebro acababa de procesar. ¿Por qué estaba sintiendo tantas sensaciones en todo mi cuerpo?, sobre todo en la zona baja. No era algo propio de mí y lo más importante no era voluntario. No tenía razón o motivo aparente para que mi cuerpo se estimulara de esta manera. ¿Es algo que nos pasa a las mujeres de mi edad?

—Sé que es difícil de procesar a menos que te explique que los dos son hermanos gemelos.

Mis ojos se abrieron de par en par y mis cejas se elevaron hasta más no poder, por culpa de mis inexplicables malestares lo que sentí iba más allá del asombro.

—¿Qué? —empecé abanicarme el rostro y el cuello con las manos, la calentura había aumentado seriamente—, ¿en serio?, ¿no me estás mintiendo? —una enorme felicidad que no me cabía en el pecho encontró la forma de alojarse allí. No pude evitar la sonrisa estúpida que se formó en mi rostro.

—¿Estas feliz porque no soy gay? ¿hace un rato dijiste que no te impor...

Tae se interrumpió a sí mismo porque repentinamente estaba siendo envuelto por mis brazos. Después de unos segundos él me respondía el gesto. El corazón me golpeaba y las pulsaciones retumbaban en mis oídos. Mi pecho rozó y se apretó un poco con el de Taehyung, el contacto provocó que me recorriera una agradable corriente que iba desde mis senos hasta mi espina dorsal. Un gemido involuntario salió de mi garganta, mismo que no debió pasar desapercibido por mi amigo ya que mi rostro estaba a un costado del suyo.

Taehyung soltó una risilla y luego se separó sosteniéndome delicado por los hombros.

—No te emociones, aunque mi amor por Shin Hye sea imposible, y hayas descubierto que no me gustan los hombres, no voy a sustituirla ni por ti, ni por ninguna otra.

«Amo tu sinceridad, tonto, en eso somos distintos». Le sonreí y él me devolvió la sonrisa, amo esa sonrisa rectangular, no me cansaré de decirlo.

—Eso lo tengo más que claro, ¿cuántas veces tengo que decirte que, para mí, más que un amigo, eres como un hermano, Tae? —aclaré por vez que empezaba a hacerle cosquillas en su abdomen provocando que ampliara su hermosa y brillante sonrisa.

—Lo dije para aclarar solo por si no es el caso —adujo volviendo a poner una mano en el volante y la otra en la palanca.

Una vez más Tae puso el auto en movimiento, encendió la radio, buscó un repertorio que jamás había reproducido antes e iba cantando esas canciones que yo no conocía todo el resto del camino hasta llegar a la casa de sus padres. Ya lo había escuchado cantar, pero de igual forma me sorprendió cuando me percaté de que aquellas canciones había partes en la que Tae imitaba la voz del artista a la perfección. Le pregunté por el nombre del artista, me dijo que es un grupo muy famoso que se llama BTS.



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Entre música y coros divertidos, Tae mencionó a todas las posibles personas que estarían en la casa de sus padres.

Mis malestares, por no llamarlo de otra manera, iban de aumento en aumento, en los últimos minutos mi lengua ya no se sentía pesada, en cambio era yo la que me sentía un poco adormilada y empezaba a escuchar a la radio y a Tae algo distantes, era algo parecido a cuando se está debajo del agua, no se me ocurre con qué otra cosa compararlo. Era contradictorio por que por vez que mi cerebro se quedaba fuera de circulación las sensaciones de mi cuerpo cobraban fuerza, mi respiración se hacía pesada y sonora, estaba segura de que era excitación y era más que evidente que yo no estaba siendo capaz de controlar tal comportamiento de mi cuerpo.

Me sentía tan preocupada, pensaba esperar un poco más para pedirle ayuda, consejo o algún medicamento a la madre de Tae, pero lo pensé mejor, porque si resultaba que esos malestares no eran algo normal, ella podría llevarse una mala impresión de mí.

Terminé bajando el volumen de la música para decirle a mi amigo que no me estaba sintiendo del todo bien, pero sin atreverme a explicarle correctamente mis síntomas.

No imaginé que se fuera a preocupar tanto. Bombardeó a mi pobre mente con una madeja de preguntas, y solo se detuvo cuando preguntó desde cuándo me estaba sintiendo mal, lo cual hizo que me detuviera a pensarlo. Cuando me desperté esta mañana yo estaba perfectamente, cuando salimos del residencial sentía el mismo frío que Tae, en el camino a la cafetería todo seguía igual y después de ir al baño de ese lugar también estaba normal. También me sentía perfecta mientras esperaba dentro del auto a que Tae saliera de la cafetería. Reparé en que mi cuerpo empezó a sentirse afiebrado antes de que retomáramos el camino.

—La bebida de la cafetería —dijimos al unísono.

—¿Eres alérgica a la vainilla? —reparó mirándome con culpa en sus ojos y una mueca tipo, "¿he metido la pata?"—, solo pedí que le agregaran un poco.

Mis padres nunca me dijeron que yo fuera alérgica a algo.

«¿la vainilla es un afrodisíaco? Nunca leí sobre eso en ningún libro».

Decidí que investigaría luego porque sentía que mi calentura disminuía mi capacidad cerebral, no me permitía pensar correctamente.

Mientras tanto, Tae Hyung me pedía que soportara un poco más porque casi estábamos llegando a la casa de sus padres.



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—¡Waaaah!, tu casa es muy bonita Tae, no sé por qué no quieres vivir aquí. Es mucho más bonita que el apartamento de tu hermano.

Después de haber atravesado un bellísimo y enorme jardín, traspasamos la puerta de entrada de la hermosa casa, el interior le hacía honor y justicia a la fachada y también al jardín. Era más pequeña que la casa de mi tía Ji Hye, pero se sentía una calidez que la otra no poseía.

—Pero aquí no tendré una vecina que me entretenga como la que tengo allá —soltó Tae moviendo sus cejas sugestivamente, en forma de broma.

Me reí e hice un esfuerzo por detener mi risa debido a las contracciones de mi zona baja.

—Cualquiera que te escuche pensaría que te has mudado porque estás enamorado de mí —respondí siguiéndole en juego a mi amigo.

—¿Te he dicho que eres muy inteligente? Espérame aquí, noona —Tae me tomó por los hombros y me dirigió hacia el sillón más cercano, no me soltó hasta que estuve sentada—, buscaré a mi madre, ella sabrá cómo ayudarte con tu malestar.

—Pero... ¿Puedo ir contigo Tae? —Ya me había dado la espalda cuando hice mi intento de rechistar. Temía quedarme sola en esa rara situación, temía perder el poco control que me estaba quedando.

Tae no se detuvo, pero me miró de soslayo y sonrió antes de volver a mirar hacia el frente.

—Tranquila, estarás a salvo aquí, te vas a cansar si tenemos que pasearnos por toda la casa buscando a eomma. Es más rápido si voy solo.

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