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Capítulo 43: Pasarela (Pte. 2)

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Capítulo 43: Pasarela (Pte. 2)

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Ciudad de Seoul, Corea Del Sur

8 de marzo del año 2018

Universidad para Idols de Seoul

UPIDS

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Después de haber escuchado aquella voz, esa voz, Ji Ra se relajó, por un lado, de súbito, su pánico había desaparecido. Esa voz relajada y dulce, sabía a quien le pertenecía, había quedado grabada en su memoria muy a propósito desde que la escuchó con atención unas horas atrás al pronunciar su hermoso nombre cuando el señor Jae Suk los presentó.

Para su gran alivio, ya sabía que quién se encontraba del otro lado del banco no era ninguno de los pervertidos indeseables que no quería cerca suyo ni en la más mínima casualidad, sino que era ¿Jung Kook?, al pensalo mejor, los nervios se apoderaron abruptamente de su cuerpo, sin embargo, esta vez, la sensación era diferente, sus renovados nervios no eran por miedo, era algo muy contrario al rechazo, era una sensación mezclada con anhelo, anhelo de conocerlo, de verlo, de escucharlo más y ahora que su figura acababa de aparecerse frente a ella, sentirlo, tocarlo, abrasarlo, ¿besarlo?

—¡Oh, rayos! —Soltó bajito Ji Ra, dándose cuenta de que no estaba soñando. Él realmente estaba ahí delante suyo.

—¿Qué? ¿Te gusta lo que ves? —una media sonrisa burlona surcaba los labios del pelirojo mientras la joven negaba moviendo la cabeza con lentitud—. Podrías cerrar la boca al menos —sugirió elevando una de sus cejas.

—¿Uh?... sip  —asintió la morena tratando de actuar lo más normal posible mientras observaba que el ahora pelirrojo se sentaba a su lado a unos pocos centímetros de distancia—. Te queda bien el corte y más con ese color tan... tan... tan como tú —soltó con una no poco disimulada sonrisilla de burla, al tiempo que trataba de no mostrar signos de timidez. No quería que se notara que sus nervios la estaban dominando.

La expresión burlesca y al mismo tiempo desdeñosa del pelirojo pasó a una de confusión e incredulidad.

—¿Tan como yo? —preguntó Jung Kook poniendo cara de ofendido y a la vez sorprendido.

Ji Ra dejó salir el comentario debido a que recordó la primera vez que vio al chico. Le parece que debe ser de esas personas que les gusta mantener una apariencia estrambótica, ya que en ese entonces llevaba el cabello largo en una cola y ahora lo lleva rojo escarlata como la sangre y el vino, es obvio que le gusta llevar aspectos llamativos.

—Bueno... ya sabes, tan así, como alguien al que parece que le gusta llamar la atención. Aunque... uuuhm...

Mientras se interrumpía a sí misma, Ji Ra estuvo haciendo una mueca retorcida con los labios y actuando como si estuviera pensando en algo muy complejo con su dedo índice tocando su sien mientras miraba hacia la nada y a la vez como si sus ojos quisieran rebuscar físicamente en su cerebro.

—Naaaaah... por más que lo siga pensando aun no sé si la peluca de cabello largo te queda mejor que este nuevo look. Por cierto, ¿era una peluca o realmente te cortaste el cabello?

Jung Kook esperaba que la explicación de la chica le aclarara su anterior comentario, sin embargo, mientras más hablaba, más confundido lo dejaba.

—¿Uh?... —el menor reaccionó a este comentario frunciendo sus cejas. La risa de la pelinegra lo sacó de su enfrascamiento.

—¡Mentí!, este nuevo look te sienta mucho mejor —sus palabras eran más enérgicas ahora y su sonrisa provocó que una inexplicable corriente recorriera toda la extensión de la columna vertebral del pelirojo.

La pelinegra elevó ambas manos mostrando las palmas hacia Jung Kook, quién continuaba obnubilado con aquella sonrisa.

—¡Me gusta! le doy un diez —calificó Ji Ra bajando uno de sus brazos, cerrando su puño con la mano que mantenía elevada y mostrando un pulgar hacia arriba. Que bajó inmediatamente cuando se percató que se podrían notar sus nervios si mantenía el brazo en esa posición por un segundo más.

Jung kook pestañeó varias veces antes de salir de su extraño estado de bloqueo mental. Algo en la voz de esta chica lo hace adormecer de esta manera. Pero recordó las tantas veces que de pequeño le confundían con su hermana Shin Hye, solo que hace mucho tiempo la gente había dejado de hacerlo.

Una voz lejana vociferaba el nombre de Kim Ji Ra. Jung Kook lo ignoró por completo y se disponía a aclarar la confusión de la muchacha y también a ponerla en su lugar para que dejara de seguirlo.

—E...escucha, yo creo que me estás confun...

—¡SI, ACÁ ESTOY, ¡YA VOY! —vociferaba Ji Ra devuelta, interrumpiendo a Jungkook en plena mitad de frase, respondiendo al llamado de la grave e inconfundible voz de su amigo, Kim Tae Hyung.

La muchacha se puso de pie de un salto, quedando a penas a unos pocos centímetros más de distancia de Jung Kook. El también se puso de pie, quería terminar de hablar para dejar todo claro entre ellos. Ella elevó un poco su rostro debido a la diferencia de estatura.

—Bueno, debo irme —se despidió la chica sin darle la oportunidad de hablar al menor—. Fue un placer volver a..., oh, digo, conocerte en persona. Quiero decir, eh, conocerte. Eeeh..., siento no poder charlar un poco más conti...

El chico bufó con un ligero fastidio del cual la mayor no se percató —¿no que tienes que irte? ­ 

Jung Kook interrumpió las palabras de la morena, aparentemente restándole importancia. En ese momento tenía un dejo rancio en su expresión y sin más se dispuso a caminar para volver a sentarse nueva vez al otro lado de la Fuente.

—Ah, sí —respondió Ji Ra hacia el espacio que ocupaba la figura del pelirojo que no alcanzó a escuchar sus palabras mientras caminaba con pasos desanimados hacia donde se escuchaba la voz de Tae Hyung llamando su nombre.

Su amigo, en cuanto la encontró cambió su expresión preocupada por una de alivio. Ella pensaba que él la cuestionaría por apartarse tanto de todos, pero no fue así. Con una sonrisa increíblemente bella él solo le explicó que llevaba un rato buscándola para reunirse con Nam Jun y Ho Seok, ya que éste último lo tenía colmado hasta el cuello con tanta insistencia en conocerla.


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—Noona estos son dos de mis hyungs, mi hermano mayor Nam Jun-hyung, y mi primo que también es nuestro mayor, Ho Seok-hyung. Huyngs, ella es Kim Ji Ra.

—Es un placer —saludó Ji Ra mientras se inclinaba haciendo una reverencia.

—El placer es todo mío —respondió Ho Seok mirando a Ji Ra con cara de fascinación al tiempo que levantaba su mano en señal de saludo usando la forma occidental —. Mi nombre es Jung Ho Seok, pero llámame Hobi.

Ji Ra, al notar el ademán del joven Jung posó sus ojos en la mano que éste mantenía en el aire, esperando a que ella le devuelva el saludo. Por un breve momento ella arrugó en entrecejo. Nam Jun, al darse cuenta de esa señal rápidamente optó por dirigirle la palabra a kim Ji Ra mientras con algo de disimulo dio unos pasos hasta quedar delante de Ho Seok, posicionándose en frente de Ji Ra y llevando una de sus manos hacia atrás para tocar y bajar la de Ho Seok de manera disimulada.

—Mi nombre es Kim Nam Jun, y... ¿HoSeok?

—¿Mhm? ­ —respondió el mencionado algo confundido mirando la espalda de su mayor.

—No hables como si el placer fuera solo tuyo, porque para mí también es un placer conocer a la señorita Kim —aclaró Nam Jun sin separar su vista de Ji Ra.

En ese mismo momento se escuchó el sonido de un vaso de cristal romperse y los chicos miraron instintivamente hacia el lugar de procedencia del estrepitoso ruido. Efectivamente, una copa se había caído de la mano de Rosé, quien pasaba muy cerca de ellos justo cuando Nam Jun estaba saludando a Kim Ji Ra.

Todos se dirigieron hasta donde ella, sin embargo, Nam Jun llegó antes porque literalmente corrió a través de la poca distancia que los separaba para asegurarse de que la chica de cabello anaranjado estuviera bien.

—¿Estás bien? ¿No te lastimaste? —preguntó Nam Jun con extrema preocupación marcada en su rostro mientras repasaba cada centímetro de la anatomía de Rosé con su vista en busca de alguna herida.

Rosé asintió en respuesta pareciendo un poco nerviosa, mirando a su alrededor, porque algunas personas se habían conglomerado para observar la escena. También llegaron Jin y Ji Min, estaban de pie junto a Ho Seok.

Tae Hyung, también miró alrededor para saber qué tanto observaban los ojos de Rosé y luego se acercó a ella, la tomó por la muñeca para llevarla hasta el baño más próximo. De manera rápida y casi confidencial le preguntó a Ji Ra casi en su oído, cuando pasaban por su lado, si podía acompañar a la joven para ayudarla a limpiarse y ésta asintió de inmediato.



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Las dos chicas entraron al baño teniendo a dos centinelas afuera, no muy lejos de la puerta, ya que Nam y Tae Hyung las habían seguido. Ji Ra ayudó a Rosé a limpiar el borde inferior de su vestido y también sus zapatos. Rosé se disculpaba con Ji Ra cada dos segundos.

—Por favor, no te disculpes. ¿Te sientes bien? Pareces algo nerviosa.

—Bueno, si te soy sincera, lo estoy... y tú eres la causante —confesó Rosé con voz suave y un poco avergonzada.

Las palabras de esa chica tan bonita y bien vestida dejaron a la pelinegra sin nada qué decir, no sabía qué pensar.

—¡Omo!, ¿yo?, pero...

La chica negó y se disculpó una vez más, dejando aún más confundida a Ji Ra.

—No es tu culpa, claro, es que hace rato observé y escuché a Kim Nam Jun coquetear contigo y eso me afectó de esta manera porque él... él...

—¿Es tu novio? —Rosé negó con un movimiento de cabeza, su sonrojo se encendió aún más. Ji Ra la miró enternecida y sonrió hermosamente sin mostrar su perfecta dentadura —. ¿Te gusta?

—Bueno, no era eso lo que iba a decir. Lo que pasa es que él no es así, no es del tipo que coquetea con las chicas, aunque si es del tipo que cuando se le ofrecen difícilmente dice que no. Pero respondiendo a tus preguntas: no, no es mi novio, pero me gustaría que lo fuera y sí, me gusta, y no solo eso, yo lo amo —Rosé bajó la mirada haciendo un puchero luego de hablar.

Ji Ra llevó una mano a sus labios, estaba conmovida con aquella chica, sintió algo de admiración por ser capaz de sincerarse tan abiertamente con una extraña y le pareció muy tierna. Desde que tiene memoria de su vida en el sótano su tía le repetía una y otra vez que no existía gente así, pero ahí estaba, de nuevo, frente a alguien más que demostraba lo equivocada que estaba la señora Nam Ji Hye.

—Ah, que linda... Por mí no debes preocuparte. Eres demasiado hermosa como para andar poniéndote celosa de alguien como yo. Además, apenas lo acabo de ver por primera vez y él a mí.

La pelinaranja miró a la morena confundida, gesto que fue desapercibido por la aludida ya que estaba ocupada limpiando los restos de manchas en los zapatos de la contraria.

—¿Lo acabas de ver?, por favor, no me mientas —era imposible que lo viera por primera vez, quizá la chica se refería con verlo en persona, ya que él es una celebridad muy reconocida.

—No lo hago —respondió la pelinegra desviando su vista hacia arriba para observar el rostro de la contraria. En otra ocasión esa petición la hubiera ofendido, pero esta noche nada que pudieran decirle disminuiría el buen humor y la felicidad que le trajo haber tenido aquella breve conversación con Jung Kook.

—Lo siento, yo no debí —la pelinaranja se sintió más apenada con la chica que continuaba acuclillada frente a ella, ayudándole con su desastre y escuchándola con educación.

—Tranquila —pidió Kim Ji Ra volviendo a ponerse de pie—, yo no estoy segura de qué se siente al estar celosa, pero me imagino que debe ser verdad que ese sentimiento hace que las personas actúen por impulso, es algo que he leído. Mira, yo soy del tipo de persona que cuando conoce a alguien y lo ve como un amigo, siempre lo va a seguir viendo como un amigo. No sé lo que es estar enamorada, pero ya he experimentado lo que siento cuando me gusta alguien y te puedo asegurar que Kim Nam Jun, me ha caído bien, pero solamente como amigo.

—Gracias, por decirme eso. Yo... lo siento... señorita...

—Kim Ji Ra.

—Soy Jung Rosé y lamento...

—Por favor, no lamentes nada. Desde hoy, soy tu admiradora. Eres una persona honesta y te has sincerado conmigo a pesar de que soy una, bueno, era una extraña.

Ambas chicas rieron por este último comentario y Rosé agradeció la muestra de comprensión que le otorgó la hermosa muchacha de cabellos azabaches.

Las chicas salían riendo del baño y Tae Hyung y Nam Jun se miraron el uno al otro.

—Parece que ya se hicieron amigas —dijo Tae Hyung encogiéndose de hombros y sonriendo satisfecho.

—Se ven muy bien juntas —opinó Nam Jun con una sonrisa hermosa que mostraba sus hoyuelos mientras admiraba a la pareja de chicas que se aproximaba a ellos.

—¿Lo crees? —preguntó Rosé sorprendiendo a Nam Jun y luego regresando su vista hacia Ji Ra.

Ji Ra le dio un guiño a Rosé y luego se separó de ella para llegar hasta Tae Hyung —Tae, ¿conseguimos un trago de ese famoso coctel? No quisiera irme a casa sin antes probarlo —pidió a Tae Hyung enganchándose de su brazo y arrastrándolo hacia el salón.

La morena y el castaño se separaron dejando a Rosé y a Nam Jun atrás. Ambos iban riendo y conversando amenamente mostrando una increíble química y confianza entre sí.

—Creo que ya sé quién le gusta a ella —susurró Rosé algo pensativa mientras observaba a la pareja que se alejaba de ella y Nam.

—¿A Ji Ra le gusta V?

La pelinaranja dejó de mirar las figuras de aquel par para dedicarse a observar al chico que siempre ha admirado. Negó con la cabeza y regresó su vista por un instante hacia punto donde se habían perdido Tae Hyung y Kim Ji Ra.

—No lo puedo asegurar, pero podría ser probable.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó acercándose de una forma disimuladamente coqueta.

Rosé se encogió de hombros y luego retrocedía con timidez.

—No he dicho que lo sé. ¿Estás interesado en ella? —el ligero asomo de coqueteo del mayor le transfirió algo de confianza para preguntar tal cosa.

La chica no recibió una respuesta del rubio, quién insistía en acercarse a ella de una forma sigilosa.

—Aaaah, ¡no puede ser! —exclamó bajito, en forma de fingida queja.

—Rosé, tal vez solo sean mis ideas, pero ¿por casualidad estás celosa? —esa voz grave con ese toque sensual que tanto le provoca nervios a la pelinaranja se escuchaba mucho más profunda, como si deliberadamente él quisiera provocar que su sistema se descontrolara de la forma en que lo estaba sintiendo en aquel preciso momento.

Ella no encontró palabras para responder, pero tampoco negó nada. Sus sentidos perdieron todo enfoque en el tema, y lentamente sucumbían a todo lo que Nam Jun le hacía sentir a su cuerpo.

—¿Lo estás? —insistió Nam, ahora acercándose a ella peligrosamente.

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