Capítulo 43: Pasarela (Pte. 1)
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Ciudad de Seoul, Corea Del Sur
8 de marzo del año 2018
Universidad para Idols de Seoul
UPIDS
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Ho Seok se abría paso entre los invitados, la mayoría de ellos eran docentes, el resto se trataba del personal especializado, unos pocos estudiantes además de aquellos que practicaban la asignatura y uno que otro familiar de los últimos. El pelirojo de sonrisa brillante venía desde el salón donde estaban montadas las tarimas y los escenarios de la pasarela buscando con la mirada a los demás chicos de su banda. El evento estaba a punto de empezar y los invitados serían convocados a pasar a la gran sala donde se daría lugar a la presentación.
—¡Suga-hyung!, ¡tienes competencia! —vociferó sin contención cuando por fin los chicos entraron a su marco de visión.
Jin se partía de risa al ver al pelirrojo que se acercaba casi corriendo, mientras que Nam Jun sonreía sintiendo vergüenza ajena y negaba con la cabeza.
—¿Uh? y según tú, ¿quién en este mundo tiene más swag que yo? —preguntó Suga con voz calmada y fingida prepotencia una vez que Ho Seok estuvo frente ellos. Era innegable que sus ojos denotaban un poco de curiosidad al esperar la respuesta del menor.
—Nadie —el pelirojo se encogió de hombros, pero luego reía culpable mientras se rascaba la parte superior de la cabeza.
Suga hizo una mueca de decepción y soltó un suspiro de alivio. Miró hacia el piso y después volvió a enfrentar a su menor.
—Payaso. Entonces... ¿de cuál competencia hablas? — Suga le miraba con suspicacia, a pesar de que su primo siempre mostraba entusiasmo en todo tiempo, esta vez le acompañaba un ligero rubor y una mirada que hacía brillar sus ojos de una forma distinta.
—Bueno, hoy declaro que ya no eres el más pálido de la UPIDS, porque la nueva fotógrafa te lleva millas en eso —declaró el pelirojo para luego echarse a reír.
—¿En serio? ¿Hay alguien más blanco que Suga? — preguntó Nam Jun un poco sorprendido.
Jung Ho Seok, suspiró antes de sonreír sin mostrar su brillante dentadura, pero dejando ver unos hermosos hoyuelitos cerca de las comisuras de sus labios. —Sí, la fotógrafa es mucho más blanca que él y es muy, muuuuy bonita.
—¿Ya conociste a la nueva fotógrafa? —preguntó Jin levantando una ceja—. Y por cierto, hola, Hobi, porque se debe saludar cuando uno llega, ¿no? —Su mirada intentaba ser retadora, pero la mueca que hacía con sus labios delataba que estaba conteniendo la risa.
Jung Ho Seok volvió a soltar sus sonoras carcajadas mientras se abrazaba a su mayor. Pero una vez que saludó a todos no perdió oportunidad para regresar al tema.
—Chicos, ¿ustedes ya la vieron? —el pelirojo parecía un poco más entusiasmado de lo usual.
—No Hobi, yo no la he visto —respondió Yoon Gi con algo de aburrimiento por vez que soltaba un bostezo.
—Yo tampoco —negó Nam Jun encogiéndose de hombros.
—Yo sí, y se podría decir que es mi amiga —todos se giraron su mirada hacia Jin con mucha atención y curiosidad por vez que él se miraba las uñas despreocupadamente.
Todos se giraron hacia el mayor con suma atención y curiosidad.
Jin cambió su posición y cuando se encontró con la mandíbula desencajada de Ho Seok, repasó su vista por el rostro de sus demás acompañantes encontrándose con sus miradas expectantes. Él solo se encogió de hombros y no dijo nada más.
—¿Tu amiga? ¿Y por qué no la has presentado aún? —reprochó Ho Seok.
Jin revoleó los ojos al darse cuenta de su menor no estaba más que interesado en el tema.
—Porque no me corresponde a mí hacerlo, ya que es más amiga de Tae que mía —repuso Seok Jin en su defensa y dando por zanjado el tema.
Algunos mostraron confusión por la respuesta de Jin.
—¿De V? —preguntó Yoon Gi antes de parecer quedarse algo pensativo.
Ho Seok se cruzó de brazos haciendo un puchero con un enojo obviamente fingido. A los pocos segundos se encontraba enganchado del brazo izquierdo de Seok Jin.
—Jin-hyung, si ella es tu amiga, como dices, debes presentármela o mejor aún, deberías darme su número para conocerla y ponerla al corriente de todo y luego les contaría a toda la banda los pormenores y probabilidades... ¡Ouch¡¿Por qué me pegas, hyung?
—¡Caballo! Si vas a ir de conquista hazlo con propiedad y si quieres su número consíguelo por tu cuenta.
Todos rieron por el regaño que Ho Seok recibió del mayor, incluso hasta él mismo.
—¡Eso haré! ¡Nos vemos chicos! —dijo sonriendo hacia Jin antes de girarse en sus talones con la intención de salir corriendo.
—Oye, Hobi —Llamó Seok Jin, haciendo que el menor regresara hasta ellos—. En tu intento de conseguir su número no te pases con ella, por favor trátala con el debido respeto que se merece una señorita decente. Haz eso por mí, ¿sí? —silicitó el mayor sin mostras ni un ápice de broma en sus hermosas facciones.
Al principio Ho Seok pestañeó repetidas veces, se veía confundido, pero al fin y al cabo asintió y respondió al mayor con un "de acuerdo" por vez que con su cabeza realizaba un asentimiento. Se despidió nueva vez de los chicos para dedicarse a vagar por el lugar en busca de encontrarse de nuevo cerca de la fotógrafa.
Nam Jun no dejó de observar a Jin en ningún momento desde que había mencionado que conocía a la nueva fotógrafa.
—Jin-Hyung ¿por qué pareciera que defiendes a esa muchacha? —le pareció intrigante la forma en la que el mayor le pidió tal favor a Ho Seok.
Jin inspiró profundo para luego soltar un suspiro sonoro —ella me cae demasiado bien.
—¿Y por qué te cae tan bien? —inquirió Yoon Gi elevando sus dos cejas y con un atisbo de burla asomándose por las comisuras de sus labios.
—Me cayó bien desde el primer día que la conocí, me quedé encantado con el primer saludo que me dio: "Wow... y yo que pensaba que Tae era el ser más hermoso que podía existir sobre la tierra" palabras textuales, brothers —Jin sonreía muy orgulloso por ser el portador del rostro más hermoso del mundo.
Tanto Nam Jun como Yoon Gi estallaron en carcajadas.
—Con razón defenderla de esa manera —concluyó Nam Jun.
—Ella sí que sabe cómo alimentar el ego de las personas —acordó Yoon Gi.
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Hacía aproximadamente diez minutos que la pasarela de exhibición había pasado, la presentación fue todo un éxito y al parecer a Lisa le fue mejor de lo que esperaba, parecía más que satisfecha con su trabajo. Ahora se supone que deberían disfrutar unas horas del coctel que las estudiantes habían preparado para sus invitados, aunque en su mayoría ya se habían retirado a sus hogares.
Ji Ra no lo hizo nada mal, a pesar de que los nervios por ser su primer trabajo como aprendiz de asistente la estaban matando, lo que no fue absolutamente nada en comparación con los otros nervios que casi le provocan un derrame cerebral cuando se enteró de quién era el modelo de Jeon Lisa. Hasta ahora parecía increíble que no se hubiera desmayado cuando Lisa se lo presentó de forma rápida y atropellada, la rubia estaba demasiado nerviosa y ansiosa, su cabeza estaba totalmente enfocada en que todo saliera bien, que ni siquiera los presentó adecuadamente. Pero esto no fue nada en comparación al momento en que le tocó asistir a Jae Suk mientras éste le tomaba una sesión de fotos al chico que últimamente hacía apariciones en sus sueños.
Habían pasado unos cuarenta minutos después de aquella sesión fotográfica y todavía se sentía acalorada y su corazón aún no recuperaba del todo su ritmo cardíaco normal. Aún sentía sobre ella esa única, pero intimidante mirada que recibió del modelo, la misma que le hizo estremecer hasta el último átomo de su frágil anatomía.
A lo largo de esos minutos que tardaron en completar dicha sesión, se sentía agradecida de poder ocultar, detrás de la mascarilla que estaba utilizando, los estragos que le provocaba la cercanía del muchacho. Mientras sostenía la lámina del reflector en sus manos, se le hacía difícil concentrarse en lo que tenía que hacer. Cómo olvidar la amargura y la vergüenza que pasó cuando tropezó con el soporte de uno de los modificadores de luz que se hallaba a su paso mientras trataba de seguir los movimientos del señor Jae Suk. Tragó amargamente al recordar que su torpeza provocó una casi imperceptible sonrisa burlesca en los labios del modelo.
—Ji Ra-ssi.
La voz de su jefe le sacó de sus pensamientos, tardó unos segundos en responder a su llamado. —Sí, Jae Suk-sumbae-nim.
El hombre posó de forma delicada su mano en el hombro izquierdo de la muchacha y le sonrió solemne.
—Lo has hecho bien —le felicitó dando toquecitos sobre su pequeño hombro—. Aunque aún te noto nerviosa a pesar de que ya completamos el trabajo aquí.
El fotógrafo continuaba sonriendo para luego tomar su cámara retirando el cinto del artefacto que le colgaba a la muchacha por la nuca con sumo cuidado.
—Uh, debe ser porque es la primera vez —la pelinegra se inclinó un poco para hacerle más facil el trabajo de sacarle la cámara a su jefe—, supongo que por más que hablemos de eso, y por más que trate de tranquilizarme a mí misma, no lo puedo lograr del todo, es algo involuntario, pero ya se me irá pasando.
Ji ra sonrió apenada una vez que elevó su rostro para mirar a su superior.
El señor Jae Suk prestaba casi su total atención a Ji Ra mientras guardaba con delicadeza la cámara que ella había usado dentro de su estuche.
—Entiendo, pero recuerda lo que te dije, debes relajarte, disfrutar de este trabajo, ya que estás haciendo algo que te gusta, no lo olvides. Ahora ve y divierte con los Idols, no deberías desperdiciar la oportunidad de estar cerca de ellos, mucha gente mataría por trabajar en esta institución para poder verlos de muy cerca.
La expresión de la chica fue algo que al fotógrafo le pareció que de haber sido capturada en una foto debía valer millones. Ojos desmesuradamente grandes y bien abiertos, cejas alzadas hasta el cielo y sus delicados labios abiertos en forma de una gran u.
—¿Hay gente que mataría por estar cerca de los estudiantes?
Aunque quiso intentarlo, el fotógrafo no pudo contener la risa. La mayoría del tiempo los gestos y algunas preguntas inocentes de la chica le provocaban ternura, pero esta vez había sido sumamente hilarante.
—Solo ve allá y disfruta tu oportunidad —pudo pronunciar entre carcajadas. La tomó por los hombros ignorando la confusión que se había marcado en el rostro de su subordinada y la giró para empujarla con delicadeza hacia donde estaban los invitados—. Eres tan tierna y bonita, quien sabe si le llegas a gustar a alguno de ellos.
Ji Ra quería objetar, pues no era justo ir a disfrutar de la reunión dejándole el resto del trabajo a su jefe.
—Pero Jae Suk sumbae-nim, no hemos terminado de...
El Sr. Jae Suk le tranquilizó, explicándole que él se encargaría de recoger todo con la ayuda de los tramoyistas.
—Ve tranquila y disfruta del coctel. Ah y tómate el día de mañana libre, ¿sí?, no quiero que el trabajo te asuste porque es demasiado para soportar. Los chicos se tomarán el día de mañana, así que tú también mereces descansar.
—¿Qué? Pero yo no...
—Si, si, si, anda, ve, disfruta lo que resta de la noche y si no nos vemos antes de que yo salga de aquí, hasta el lunes entonces, Ji Ra-ssi.
El Sr. Jae Suk había encaminado a Ji Ra hasta el salón donde se encontraban los invitados, la música que antes se escuchaba lejana ahora llenaba sus oídos con total claridad envolviéndola en su ritmo suave y acompasado al prestar más atención a la melodía calmada, pero alegre.
—Gracias, maestro Jae suk. Hasta el lunes entonces —se despidió resignada para luego de hacer una reverencia.
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Ji Ra quería disponerse a disfrutar del resto del evento, pero sentía que ni ella, ni su cara lavada sin un ápice de maquillaje, ni su atuendo informal conformado por un simple jean negro, una franela de tirantes azul marino y una camisa negra que hacía de sobretodo, encajaban con todos esos ricos demasiado bien vestidos, maquillados y elaborados, así que en vez de dirigirse donde estaban todos agrupados conversando, decidió ir a un lugar más abierto y despejado.
Luego de caminar sola por un rato, llegó a un lugar que parecía un pequeño y angosto patio, era muy hermoso, tenía banquillos y al frete de las paredes había plantas ornamentales y algunas flores. Ji Ra amaba las flores, había leído mucho sobre ellas para saber cómo cuidar a sus bebes que mantenía en la terraza de la azotea, como ella les llamaba.
La pelinegra seguía recorriendo todos los tramos del que le parecía un jardín secreto, despuésde unos minutos más se topó con una fuente que estaba apagada en el centro de otra área que estaba tupida de flores y plantas hermosas, alrededor de la fuente había un banco rodeándola a todo lo largo formando un círculo que encerraba la escultura.
Como el cuerpo de la joven empezaba a resentir el cansancio se sentó justo en en aquel banco que rodeaba la fuente para contemplar desde ahí el lugar. Lamúsica ya no se escuchaba casi nada desde ahí, era maravillosamente reemplazadapor el sonido de las cigarras. El lugar era sumamente relajante, sentía que podía quedarse allí por mucho tiempo. Suspiró, inhaló, y volvió a exhalar todo aquel aire, de pronto su cuerpo se tensó, inhaló nueva vez, no por disfrutar del olor a naturaleza que era su primera intensión, sino porque cayó en cuenta que en el aire se percibía cierto perfume diferente al de las flores, estaba casi segura de que se trataba de un perfume de hombre.
Su corazón casi se detuvo, porque ahora que lo pensaba se había alejado considerablemente de la gente, y podría toparse con alguno de esos chicos pervertidos de la universidad. Su cuerpo tensado resintió el frio de la brisa ligera y se estremeció de miedo con la sola idea de pasar por algo parecido a aquella vez hace tres días en el baño del edificio C.
—¿Me seguiste hasta aquí solo para quedarte sentada sin decir nada?
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