Capítulo 42: Fantasma
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7 de marzo del año 2018
Universidad para Idols de Seoul
(UPIDS)
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—¡Aaaaah! ¡Un fantasma! ¡Un fantasma!
—¿Me habrá reconocido? ¡Cielos! ¿Será que ha visto fotos mías en la casa y me ha reconocido? No, no puede ser si morí a los 8 años, en la casa no hay fotos de más de esa edad y la tía Ji Hye dijo que cuando crecí ya no me parecía tanto a cuando era pequeña —hablaba Ji Ra, pensando en voz alta mientras caminaba de un lado a otro comiéndose las uñas.
* * *
—¿Tú qué haces aquí? —preguntó Shin Hye arrugando el entrecejo.
La pelinegra había salido del salón de reuniones, su abuela le envió a buscar unos documentos que se encontraban en la oficina del Sr. Jae Suk, pues estos serían necesarios para tocar uno de los temas de la reunión.
Cuando Jeon Shin Hye se percató de la presencia de Sana en los pacillos del tercer piso detuvo su andar y se cruzó de brazos, mostrando de inmediato una cara de pocos amigos. No está permitido que los estudiantes y colaboradores anden merodeando en ningún lugar del edificio rectoral.
—Aiiiiiish, siempre lo mismo, solo porque eres la nieta de los chebouls no tienes porqué tratar así a los estudiantes. ¿Sabes?, no estoy aquí por lo que crees, sino porque la directora Park me dijo que trajera esto al Sr. Jae Suk.
La pelinegra extendió sus manos por vez que empezaba a dar pasos para acercarse a Sana.
—Entonces entrégamelo y desaparece de aquí.
La chica reaccionó de forma rápida a las palabras de Shin Hye, de inmediato colocó la carpeta detrás de su espalda para evitar que la mayor se la arrebatara de las manos. Negaba con la cabeza, como un niño cuando le piden que devuelva un juguete que no le pertenece y sabe que debe hacerlo, pero no quiere.
—No, me enviaron a entregárselo al mismo Sr. Jae Suk y se los entregaré yo misma en sus manos —objetó Sana, sus labios enjutos mostraban lo decidida que estaba a no dejarse amedrentar por la señorita Jeon intimidante Hye.
Después de soltar un suspiro cansado Shin Hye de inmediato empezó a tomar el camino hacia la oficina de Jae Suk, cuando pasó por el lado de la menor hizo un cabeceo como señal de que le siguiera.
—Él no está en su oficina —advirtió la reportera estudiantil, provocando que Shin Hye parara en seco—, así que se lo llevaré a su estudio, con permiso —agregó hablándole a la espalda de la mayor.
—Espera.
Shin Hye, empezó a tratar de contactar a Jae Suk a través de su móvil, pero se rindió después de varios intentos.
—¡Aiiiiiish! mira, no tengo tiempo para seguir malgastando contigo. Ve, lleva eso al estudio del séptimo piso, allá encontrarás al Sr. Jae Suk y trata de no quedarte husmeando en el edificio, que en un futuro no me entere de que algo de esta área salga publicado en tu porquería de revista.
En los labios de la chica se dibujaba una sonrisa, era algo siniestra, pero era tan leve y fue tan breve que no pudo haber sido notada por Shin Hye.
—¡Sí, claro! Ni que pudiera hacer publicaciones, no sé por qué tienes miedo a la revista si sabes que no puedo publicar nada hasta nuevo aviso. Con su permiso, majestad —respondió Sana antes de dirigirse al elevador sonriendo con suficiencia desde el momento que daba la espalda a la joven Jeon. Se sentía orgullosa de enfrentar a la estricta chica, quien era famosa por su exagerado empeño de que todos cumplieran las reglas.
* * *
—¡Aaaaaahh!
Los gritos de Tzu Yu retumbaban en todo el pacillo principal del séptimo piso, en el cual había unos cuantos miembros del personal que corrieron hasta donde se escuchaban sus alaridos.
Lisa regresaba de la recepción, se había rendido en su intento de encontrar al Sr. Jae Suk y regresaba para avisarle a Kim Ji Ra que le dejaría sola esperando por su jefe, ya que ella debía ocuparse de completar las terminaciones para el evento donde tenía una participación importante. Pues la fecha se acercaba, y más que eso, estaba a ley de un día y el asunto del taller y todo el proceso para reclutar a la fotógrafa junior le estaban ocupando casi todo su tiempo. Esto hubiera sido diferente para ella si el señor Jae Suk no fuera tan extraño y exigente, pues se negaba a que el departamento de recursos humanos se encargase de todo.
Mientras una Lisa cavilante caminaba apurada por el pacillo del séptimo piso, un grito estrepitoso le hizo salir de su estado de meditación. Era Tzu Yu, estaba casi segura, de inmediato corrió hasta llegar al lugar donde había algunas personas rodeando a la menor.
—Tzu Yu, ¿qué pasa? —preguntó Lisa muy preocupada.
La pelinegra miró hacia el frente y al percatarse de la presencia de la rubia, sus ojos aguados empezaron a derramar lágrimas. Sus labios formaron un tierno puchero.
—Un...u...un fan...tas...ma.
Tzu Yu señalaba hacia la puerta del estudio del Sr. Jae Suk mientras hacía su intento de habla.
Lisa arrugó el entrecejo, confundida.
—¿Qué dices? —preguntó una vez más acercándose a la chica, quien lucía un poco alterada. Su respiración parecía la de alguien que ha corrido un maratón, su pecho subía y bajaba de forma notable.
—Cre-creo que...a-cabo de ver a un —Tzu Yu tragó saliva antes de terminar con algo de trabajo su frase— fantasma.
Lisa cambió su entrecejo fruncido por unos ojos abiertos y redondos como platos, sus cejas tan elevadas que casi alcanzaban el borde de su frente. No sabía si romper a reír o darle un abrazo a su unnie por lo tierna que es.
—¿Un fantasma? —preguntó Lisa más tranquila—, ¿se puede saber dónde?
—Pues en... el estudio de... Jae Suk sumbae-nim.
Lisa recordó de inmediato que había dejado allí a Kim Ji Ra esperándole.
—¡Uh! ¡omo! —las carcajadas de la rubia no se hicieron esperar, mientras reía, Lisa le acariciaba la cabeza tiernamente a Tzu Yu— Tranquila Tzu Yu, no hay ningún fantasma ahí, solo es una chica, de hecho, es la nueva ayudante de Jae Suk Sumbae-Nim.
—¡¿Oyeron todos?! ¡Falsa alarma! —aclaró Lisa dirigiéndose al personal que las rodeaba, pues ellos también se veían preocupados—. ¿Alguien puede traer un vaso con agua para ella, por favor?
Entonces, ¿Es una chica, una chica de verdad, Lisa-ssi? ¿No era un fantasma virgen? —preguntó Tzu Yu con su típica tierna vocecilla pareciendo más tranquila.
Lisa asintió con la cabeza mientras sentía que se derretía por tanta ternura. A pesar de que Tzu Yu era mayor que ella, no era más madura, Incluso Lisa pensaba que un niño de diez años podía razonar un poco más que la mayor.
—Si. Ven, siéntate un rato aquí —dijo cariñosa conduciendo a Tzu Yu hasta el mueble más cercano de la sala de espera que estaba cerca de allí—, espera a que te traigan el agua Tzu Yu, iré a ver a Kim Ji Ra, que tal vez debe estar tan asustada como tú, ya regreso.
Lisa esperó que Tzu Yu asintiera antes de dejarla sola.
Tzu Yu se quedó en el pasillo pensando en voz alta —¿Puede existir una persona tan pálida?
—¡Pss!, ¡oye!, Tzu Yu —llamaba Sana.
—¿Sí? —La pelinegra miraba a todos lados en busca de la dueña de aquella voz. De proto ve a Sana salir de su escondite y acercarse a ella.
—¿Por qué creíste que la nueva es un fantasma? —preguntaba la reportera mientras se sentaba a su lado.
—Hola, querida Sana, ¿cómo va todo?
Sana, no tiene mucha paciencia para tratar con Tzu Yu, pero hace un esfuerzo para poder lograr alguna información.
—Ztu Yu, la fotógrafa nueva, cuéntame.
—Ah, sí, es que ella es tan blanca que de verdad aun pienso que vi un fantasma.
—Cielos, ¿Tanto así?
—Sí, mucho, muchísimo —Tzu Yu asentía con su cabeza de forma lenta con una expresión inocente, cual niña pequeña.
—Y... ¿Es bonita?
—Sí, mucho.
—¿Crees que es más bonita que Hyunah unnie?
—Oh, ella es muy hermosa, tanto que podría ser un hada.
—Un hada... Pero dime, ¿cómo era la ropa que estaba usando?, ¿de qué color y marca son los zapatos llevaba?, ¿cómo son sus alhajas?, ¿de qué color es su cabello?, ¿es tan alta como tú?, ¿lleva mucho o poco maquillaje?
—Demasiadas preguntas para Tzu Yu. ¿Acaso lo que tienes que hacer aquí no es entregar algo?, ¿crees que todo en la vida se trata de recoger chismes para contárselos a Hyun ah porque no tienes trabajo en la revista? —preguntó Shin Hye a Sana mientras se cruzaba de brazos mirándola con una ceja alzada.
—Tzu Yu, te están esperando en la oficina de Jae Suk Sumbae-nim, así que te vienes conmigo —agregó sin dejar de mirar mal a Sana mientras Tzu Yu obedientemente se ponía de pie.
—Y tú nos acompañarás, dame eso—ordenó por vez que arrebataba la carpeta de las manos de Sana—, ya lo entregaré yo al Sr. Jae Suk sumbae-nim, porque tú tienes que salir de aquí —dictaminó Shin Hye mientras que Tzu Yu le veía confundida y con algo de miedo.
Sana no respondió nada, solo chistó y zapateó un par de veces porque la pelinegra no le dejaría quedarse un rato más allí. Las tres empezaron su andar por el pacillo. De pronto Tzu Yu detiene sus pasos y las otras dos también hacen lo mismo para voltear a ver a la menor.
—Pero unnie, ¿y el agua?
Shin Hye arruga el entrecejo y sus ojos denotan pura confusión.
—¿Qué agua?, ¿quieres agua?
La menor explicó que Lisa dijo que debía esperar a que le trajeran agua.
—Oh, me encargaré de eso cuando lleguemos a la oficina de Jae Suk sumbae-nim. ¿De acuerdo?
—¡Mqjj! No sé cómo soportan a su pequeña mascotita. Veo que hasta tú le tienes paciencia —comentó Sana reprimiendo la risa.
—¡Cállate, Sana, ¡Tú ni siquiera deberías estar aquí!, Más te vale que camines en silencio sino quieres verme realmente perdiendo la paciencia.
—Lo siento, me callaré.
* * *
—¡Oh!, ¡aquí estás¡—Lisa soltó un suspiro de alivio al encontrar a Kim Ji Ra agachada en un rincón del laboratorio de revelación del Sr. Jae Suk.
La chica se había quedado en la oscuridad de aquella sala, cavilando y procesando todo un universo de probabilidades de ser descubierta a partir de su peculiar encuentro con su prima.
La mayor levanta la vista para vislumbrar la silueta de la rubia en el umbral de la puerta.
—Lisa-ssi, c-cr-creo que voy a renunciar —su voz es insegura a pesar de que ya la decisión está tomada.
No es que sintiera algún apego por un trabajo que ni siquiera ha empezado correctamente, pero lo poco que había construido, este logro que realizó gracias a sus amigos y también a su esfuerzo le traían una especie de satisfacción y le hacían querer aferrarse a la idea de tener derecho de no renunciar a ello, mucho menos a renunciar a ellos: Jin, Ji Min y por sobre todas las personas, a Tae Hyung. Su amistad ya significaba demasiado para ella, era lo que más atesoraba en su corta trayectoria de libertad.
Observa que la figura de Lisa ladea la cabeza y se cruza de brazos.
—Kim Ji Ra, vine a ver si estabas bien. ¿Por qué dices eso?, si lo dices porque le causaste un susto a Tzu Yu, no lo hagas. Vine a decirte que todo está bien y a explicarte que ella es un poquito... como decirlo... un poquito especial.
La rubia pronuncia cada una de sus últimas palabras casi en un susurro, como si temiera ser escuchada por alguien más aparte de la morena.
Kim Ji Ra se pone de pie, mordiéndose las uñas debido a los nervios, está a ley de unas palabras de saber si perdería todo lo que tenía, una vez más. Un remolino de pensamientos reboloteaba en su cabeza, provocando un dolor punzante en sus cienes. Debe saber de inmediato cuál es su posición. ¿Todo está perdido?
—¿Q-qué le dijo ella de mí? —La pregunta salió a regañadientes de su boca.
Una risa ligeramente divertida que proviene de la menor le saca por unos segundos de su expectación y suspenso.
—Ella te confundió con un fantasma virgen —explica la rubia entre carcajadas suaves y tranquilizantes—. Y ahora que te veo aquí, la entiendo —agrega para reír con un poco más de ímpetu—. La pobre debió darse un buen susto ¿Sabes?
La risa de la rubia era realmente contagiosa, Ji Ra hubiera reído con ella si las circunstancias fueran distintas.
—Lisa-ssi, ¿ella solo le dijo eso?, ¿que vio a un fantasma virgen?, ¿eso es todo?
Lisa deja a la seria pelinegra en suspenso un momento más, aunque debido a la falta de humor de su acompañante ella deja de reír paulatinamente, pero no responde a la última interrogante sino hasta que se encuentra totalmente recompuesta.
—Si —responde Lisa imitando la seriedad de la contraria—, ¿debía decir algo más? —inquiere entrecerrando los ojos y elevando una de sus cejas.
—Ah, no, no —Negó Ji Ra sintiéndose aliviada por dentro y dirigiendo una sonrisa repentina, pero sincera a la rubia.
Su corazón volvía a sentirse como si hubiera vuelto a su lugar. En el remoto caso de que su prima supiera algo, no diría nada, ¿verdad?, si es como dice Lisa...
La morena arruga el entrecejo debido a aquello en lo que acaba de reparar. Más preguntas se agolpaban en su cabeza. Quería todas las respuestas.
—¿Cómo es eso de que ella es especial?, ¿es porque es la favorita del maestro Jae Suk? ¿Estoy en problemas por haberla asustado?
Esa risilla peculiar y contagiosa de la menor se hace escuchar una vez más. La rubia se acerca a ella mientras trata de controlar su falta de seriedad.
—Bueno, aparte de eso, creo que todos la tratamos de una forma especial por su manera de ser incluyendo a mi hermana Shin Hye y también la abuela. Algunos en la universidad la tratan como si fuera retardada, pero los chicos y yo creemos que ella es una persona honesta, muy transparente, es demasiado buena, pero no tiene una mente muy brillante así que se la puede engañar fácilmente, muchos esperan una oportunidad para aprovecharse de eso, por lo que me imagino es la razón por la que la abuela nos ha pedido a todos que la cuidemos.
—Todos cuidan de ella, entonces... ¿yo también debo cuidar de ella?
La rubia sonríe y le mira enternecida. Se acerca a la morena y cuando está justo a su lado pasa uno de sus brazos sobre los hombros de la contraria.
—No, si no quieres. Nosotros lo hacemos porque así lo queremos, nos hemos encariñado mucho con ella, la tratamos como si también fuera de la familia.
—Aaaah y el maestro Jae Suk también.
La rubia asiente y le sonríe más ampliamente mostrando de cerca su perfecto molde de dentadura.
—Si, él es el más exagerado de todos. Entonces, ¿todo queda claro ahora? No quiero que Jae Suk sumbae-nim quiera matarme si por mi culpa pones tu renuncia.
—Oh, no, no, todo está claro, ahora ya... ya no voy a renunciar —la pelinegra sonríe con un dejo de culpabilidad, por dentro se pregunta si es está haciendo lo correcto.
—Aaaaah, me alegra mucho que lo digas —gritó emocionada mientras se cruzaba frente a Ji Ra y se inclinaba un poco para abrasarla, pues la diferencia de estatura es bastante perceptible—. Ahora, tengo algo qué decirte.
La rubia suelta el frágil cuerpo de la morena y sostiene ambas manos mostrando aquella destellante sonrisa.
—Desde hoy, ya no estaré por aquí, —la rubia nota el cambio de expresión en la morena y le mira enternecida sin borrar su sonrisa haciendo que arrugue su nariz, es un gesto reflejo que ha aprendido de su hermano al verlo tantas veces hacerlo a lo largo de todos sus años de vida.
—Es decir, estarás aprendiendo directamente de Jae Suk sumbae-nim.
La chica azabache mira hacia sus pies y asiente lentamente con su cabeza, se nota que la noticia le ha entristecido, pero quiere disimularlo.
La rubia sacude sus manos que aun tiene entre las suyas para sacarle de su estado.
—Lo siento, Ji Ra, me gustaría acompañarte en tu entrenamiento, pero debo ocuparme de los arreglos para el evento en el que participaré mañana a las 7 de la noche. Solo faltan los toques finales, pero tengo el tiempo encima.
Ji Ra levanta su cabeza y sonríe sin mucho ánimo hacia la rubia.
—Pero, después de ese evento, ¿volverás?
Lisa niega con la cabeza ligeramente, aun con su sonrisa incrustada en su bello rostro. Se inclina una vez más para abrazar a la pelinegra que le parece tan tierna.
—No lo creo, solo estuve dando un poco de soporte en el proceso de tu reclutamiento, pero te prometo que no perderemos contacto, de hecho, pienso llevarte como invitada al cumpleaños de nuestro primo, es el día nueve, o sea, en dos días.
—Pero ¡eso será pronto! —la azabache abre sus ojos con alegría.
Lisa echa la cabeza hacia atrás y explota en carcajadas una vez más.
—¡Exacto!, y no olvides que también nos veremos en el evento de mañana, así que, nos estaremos viendo seguido.
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