Capítulo 40: El número diez
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Ciudad de Seoul, Corea Del Sur
7 Marzo del año 2018
Universidad para Idols de Seoul
(UPIDS)
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Lisa esperaba impaciente a que todos entregaran su carpeta de trabajo y su pendrive con la copia digital de los mismos.
Cuando todos entregaron su propuesta Lisa les pidió que esperaran tranquilamente en sus lugares mientras sus materiales fueran evaluados.
Ella Tomó todas las carpetas y se paró de su asiento. Una vez que salió, empezó a recorrer los pasillos en busca de un salón desocupado para hacer lo que tenía planeado antes de entregar todo el material a Shin Hye. A unos cien metros de distancia encontró uno que tenía las luces apagadas.
—¡Excelente! Aquí es donde lo haré.
Entró de forma silenciosa y de inmediato percibió un sonido extraño, era muy parecido al de un perro cuando jadea debido al calor, pero no le prestó mucha importancia, así que cuando encendió la luz terminó por presenciar el espectáculo de una pareja teniendo sexo.
Aquella situación le hubiera causado mucha risa si no hubiera sido protagonizada por Hyunah con nada más y nada menos que Ho Seok, su amado caballito.
—¡Uh!
—Mmmmm... ¿Vienes a unirte para un trio, queridaaaa? —preguntó Hyunah con voz sensual y cantarina de forma sugestiva y burlesca— ¡Aaaaarhg! —la rubia sexi dejó escapar un grito cuando fue tirada al piso de forma descuidada—, ¡Pero que bruto! ¡No tienes que tratarme así después de todo, ahora es cuando me estaba excitando de verdad! —reprochó Hyunah después de ser empujada por Ho Seok, ya que ella seguía montándolo y moviendo sus caderas como si no pasara nada.
—¡Lisa-ssi! —Ho Seok se veía bastante avergonzado mientras se ponía de pie, dando la espalda para colocarse sus pantalones—... Lisa-ssi
—Jung Ho Seok —Lisa respondió al pelirrojo llamándolo también por su nombre. Su mirada era tan seria que parecía otra persona. Una mezcla de decepción y enojo marcaban su expresión.
—Lisa-Ssi...yo...
—Parece que es todo lo que sabe decir —intervino Hyunah mientras se arreglaba el vestido y soltaba una risilla burlona—. No esperes mucho de él. Si quieres montarlo sola, es todo tuyo ahora— terminó canturreando la rubia con un aire despreocupado.
La sexi rubia no mostraba sentirse avergonzada en lo absoluto. Miró a Lisa de cabeza a pies con un gesto crítico de ribetes despectivos antes de disponerse a salir de aquel salón, dejándole a solas con Ho Seok.
—Lisa-ssi, no sé qué decir, me muero de vergüenza contigo. Yo...
—No se supone que seas un caballo tan regalado como para que te dejes montar por cualquiera, menos por esa maldita perra sarnosa —soltó Lisa con rabia contenida y los ojos humedecidos, sus labios se retorcían hacia arriba en su lado izquierdo.
—Lisa-ssi...
Ho Seok hizo una pausa, esperando a que la rubia explotara y dejara salir todo el odio y la decepción que mostraban sus ojos en ese momento. La chica mantuvo aquella mirada y no agregó más palabras.
—Lisa-ssi...
Al escuchar su nombre siendo pronunciado una vez más por Ho Seok, Lisa soltó un bufido y una leve sonrisa afligida apareció y desapareció como un destello en sus labios.
—Si Lisa-Ssi es todo lo que vas a decir puedes retirarte, tengo algo que hacer antes de ir a la oficina de unnie, realmente no tengo tiempo para perder ahora mismo.
Ho Seok asintió, salió con su cabeza gacha sin decir algo más, se veía muy apenado.
Cuando Lisa quedó completamente sola sus piernas le fallaron y calló sentada en el piso con todas las carpetas apretadas en su regazo. De sus ojos empezaron a salir unos finos ríos de silenciosas lágrimas y éstos rápidamente se tornaron enrojecidos. Se sentía tan dolida, se pegaba golpecitos con su puño derecho en el pecho, por un momento no creía poder contra ese dolor que crecía con desmesura en su interior.
Al cabo de unos 10 minutos, decidió volver a ponerse de pie y empezar su plan con las carpetas. Aun lágrimas involuntarias salían, restándole vida a sus grandes y hermosos ojos. Aquel dolor seguía palpitante en su pecho.
Ella tenía que hacer esto, porque su hermana le dijo que le llevara solo los trabajos de los diez participantes que verdaderamente tienen inscripciones válidas en el taller, es decir todos menos el de Kim Ji Ra.
La rubia pensaba que esa pelinegra, de actitud dulce y adorable llegó a ese taller por cuestiones del destino. Si Ji Ra no era la peor, al menos merecía la oportunidad de estar entre los prospectos para el trabajo. Entonces puso manos a la obra y empezó a sacar la hoja de presentación de cada carpeta y a sustituirla por otra que solo llevaba un número. Hizo una relación donde colocaba al lado del nombre el mismo número respectivamente. Luego que terminó con la última hoja, aun con lágrimas en sus ojos y sollozando de vez en cuando, ella empezó a echar un vistazo crítico a cada una de las carpetas.
Después de unos minutos observando decidió escoger el que consideró que era el peor trabajo y lo dejó fuera, tratando de ser lo más imparcial y justa posible.
Colocó los trabajos en orden y luego hizo una lista de diez prospectos, pero sin la identificación de los cursantes cada expediente quedó solo identificado por un distintivo numérico que correspondía a cada carpeta.
Antes de subir al séptimo piso de la rectoría fue al baño para lavarse la cara y darle un retoque a su maquillaje de modo que no se notara que estuvo llorando.
Entregó diez trabajos en total. Y Shin Hye preguntó si había sacado el trabajo de Ji Ra, tal como había pedido.
—¿No sabes contar hasta diez, hermanota? —Lisa elevaba una de sus cejas mientras se cruzaba de brazos para parecer intimidante y desafiante.
La menor notó que Shin Hye se quedó observando un breve momento su rostro, creyó que su hermana pudo haber deducido que estuvo llorando, y como eso es algo sumamente raro en ella, temió que mencionara algo o le hiciera preguntas al respecto, pero al parecer su hermana decidió no fastidiar, al contrario de lo que Lisa esperaba, Shin Hye le comentó que por primera vez parecía estar colaborando muy en serio, que con todo lo que ha pasado no sabría que hubiera sido del Taller sin su ayuda y que le estaba muy agradecida.
Lisa cambió su expresión a una que vacilaba entre sorprendida y escéptica.
Shin Hye quiso disimular y se puso a contar las carpetas una por una. Ya no podía retractarse de sus palabras.
—Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve... son diez en total. Por una vez hiciste algo bien dejando fuera el trabajo de esa chica, porque si son diez supongo que sacaste el de ella, ¿no es así?
Ese fue otro intento de hacer que la menor hiciera alguna confesión, sabía que Shin Hye tenía claras sospechas de que Lisa no haría todo exactamente como ella le pidió.
—Dedúcelo por ti misma. Yo estoy confiada en mi buen juicio. Tú eres la que no me cree capaz de ser responsable de nada —acotó la rubia mientras observaba a su hermana abrir algunas carpetas.
—Pero ¿por qué no tienen los nombres? —inquirió Shin Hye cuando empezó a abrir las carpetas buscando las hojas de presentación que Lisa se encargó de sacarles a todas—. ¿Por qué en lugar de nombres tienen números?
—Porque es justo lo que me pediste, 10 trabajos, ¿recuerdas? ¿Vas a evaluar el talento o la persona? no le puse nombres porque no es necesario cuando el talento es lo que necesitas evaluar, ¿ok?
Shin Hye se quedó con las 10 carpetas. Y le informó a Lisa que podía retirarse para volver junto a los cursantes y que la llamaría cuando tenga el veredicto de Jae Suk.
Luego de revisar los trabajos minuciosamente uno por uno quedó enamorada de la proposición número tres y también de la diez. Luego se dirigió a la sala de trabajo de Jae Suk para mostrarle todas las carpetas. Éste también quedó fascinado por uno de los trabajos en particular, pero no expresó a que número pertenecía, pues nunca se fijó en eso.
—¿Y qué tal? ¿Cree que podemos sacar a su junior de este grupo?
—Claro que lo creo, Hay varios talentos ahí, sin embargo, parece que uno de ellos tiene un talento demasiado poderoso que resalta sobre los demás, sería un desperdicio si dejáramos ir a esa persona por buscar a un candidato con experiencia. ¿Sabes?, sé que la experiencia es buena, pero yo me inclino más por una persona que ponga pasión en lo que hace y por una persona que logre mostrar y hacerme vibrar con su talento.
—Entonces, ¿quiere decir, que esta persona con tan solo talento puede ser digno de ser su junior?... Siento curiosidad por algo. ¿Cuál es el número del trabajo que le gustó tanto?
Jae Suk le indicó a la pelinegra que esperara un momento mientras él rebuscaba entre las carpetas.
—Aquí está, toma, es éste de aquí.
—¡Omo! —soltó Shin Hye cuando vio el número diez —¿Esto quiere decir que tengo buen ojo crítico para este arte?
—¿También te gustó ese?
Shin Hye asentía con una sonrisa que delataba orgullo y suficiencia contenidos.
—Sip, mire esto, lo anoté aquí solo como una especie de reto. Me quería autoevaluar, ya sabe, conocer si tengo aptitudes con el arte de la fotografía. Tiene razón Jae Suk- sumbae-nim, la verdad hay que decirla, y en verdad es que el chico es muy talentoso.
—Oh, ¿lo conoces?
—No, en realidad no he visto las caras de los estudiantes de este taller en persona, ya sabe lo ocupada que he estado con todo el ajetreo que se ha desprendido a raíz del escándalo de la revista universitaria.
—Ah, entonces, si no conoces a los estudiantes, el que hizo este trabajo también podría ser una ella, ¿no crees?
—Si, no lo pensé, es que solo se inscribió una ella, los otros nueve son ellos.
—Corrección, dos ellas, estoy seguro de que vi a dos chicas. Pero ahora que lo pienso, ¿entonces debo suponer que es cosa de Lisa que las carpetas tuvieran números en vez de nombres?
—Eso es correcto.
—Bien iré personalmente a conocer a ese posible él. Porque quiero a esa persona aquí desde hoy mismo, necesito darle todas las directrices para que se encargue de asistirme en el pequeño evento de mañana. ¡Si no es esa persona no será ninguna otra! Así que te puedes encargar de los demás y seguir el taller tú misma, si así lo deseas.
—Gracias Jae Suk sumbae-nim. Iré a organizar todo rápidamente a mi oficina, para continuar el taller.
—Bien, mientras tanto yo iré a informar los resultados de las evaluaciones de tus cursantes e iré por mi alumno estrella para traerlo conmigo a mi departamento. Lisa te avisará cuando puedas bajar.
Jae Suk llegó al salón. Analizó brevemente cada propuesta e hizo algunas preguntas a los cursantes. Cuando llegó el momento de preguntar quién de la sala hizo la propuesta No 10, Ji Ra se puso de pie y parecía muy nerviosa. Jae Suk le hizo preguntas también a ella y parecía muy conforme con las respuestas de Ji Ra.
Cuando completó los resultados de todas las evaluaciones, Lisa le pidió a Jae Suk que esperara y repartió a todos un postic y un lápiz, luego les pidió a todos en la sala que realizaran sus votaciones por la propuesta que creían personalmente y de manera subjetiva que era la mejor. Todos votaron incluyendo a Lisa y Jae Suk, lo que es un total de 13 votos de los cuales 8 eligieron la propuesta No. 10.
Lisa le pidió a Ji Ra que se pusiera de pie y pidió que le dieran un aplauso a la nueva asistente de trabajo del fotógrafo estrella de la universidad. Todos le dieron su merecido aplauso a Ji Ra quien se moría de vergüenza, de sorpresa y de emoción al mismo tiempo, ya que sus lágrimas empezaban a salir sin permiso.
Lisa, vio a Ji Ra llorar de felicidad y no se contuvo, se dejó llevar por el deseo de ir a darle un abrazo.
Antes de que Jae Suk se marchara, la rubia se aseguró de poner la hoja de presentación de Ji Ra dentro de la carpeta de la propuesta con los resultados más altos y luego se la devolvió a Jae Suk.
Lisa le dijo a Jae Suk muy bajito de modo que los estudiantes no escucharan, que debía llevar a Ji Ra al baño primero para que lavara su cara. Este le respondió a Lisa que esperaría por ambas en el séptimo piso. Antes de despedirse de los demás cursantes Lisa llamó por teléfono a Shin Hye informándole que el taller ahora era todo suyo.
Cuando Jae Suk volvió muy satisfecho por su elección, le entregó la carpeta a Shin Hye diciéndole que seleccionaron a una ella. Inmediatamente Shin Hye abrió la carpeta y se le notaba que iba a explotar de rabia cuando leyó el nombre.
Lo primero que hizo fue hacer una llamada:
—Unnie, si me estás llamando por lo que creo, te advierto que no voy a molestarme en subir a verte.
—¡Lisa-yah! ¡Dijiste que la sacaste a ella, me mentiste!
—No, no te mentí, porque yo nunca dije que la saqué, tú lo dedujiste sola ¿no recuerdas?
—Te crees muy lista ¿no?
—No, no me creo muy lista, unnie, sé que lo soy. Si no tienes algo importante que decir, colgaré primero.
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