Capítulo 35: Mi hermoso Tae
Marzo del año 2018
Universidad para Idols de Seoul
UPIDS
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Ji Ra llegó corriendo y con la respiración entrecortada al vestíbulo del edificio rectoral, donde sabía que estaría a salvo, Tae Hyung estaría esperándola allí.
No le importó alborotar la tranquilidad del lugar, corría, no podía detenerse, al menos hasta que paró en seco cuando llegó al centro del gran salón para luego empezar a barrer con la vista todo el lugar en busca de la figura de su amigo, su refugio. Allí estaba, sus ojos agrandados y asustados por fin le encontraron, no estaba solo y estaba acostado en un mueble ¿durmiendo?
Lisa estaba sentada en el mismo mueble que Tae Hyung, la cabeza del castaño durmiente reposaba entre sus piernas mientras ella le acariciaba el cabello. En cuanto Ji Ra dio la primera pisada dentro del vestíbulo, sus pasos precipitados causaron que la rubia saliera del letargo en el que había caído.
—Kim Ji Ra-ssi —pronunció en voz alta a modo de reacción por vez que se deslizaba cuidadosamente lejos del castaño, dejando que ahora su cabeza reposara en el lado del mueble donde ella estaba sentada. Sin salir de una especie de asombro y de una forma lenta se puso de pie, observando a la nombrada que se había quedado inmóvil, no sabía qué pensar y no podía dejar de mirar la condición en la que se encontraba la muchacha.
A los ojos de Lisa, parecía que la morena se hubiera peleado con un mapache. Su cabello estaba revuelto su blusa tenía una parte casi en tiras y mal colocada. Su cara estaba tan roja como un tomate, sin embargo, sus labios estaban blancos como un papel.
—Tae Huyng-ssi! —llamó la morena, con voz entrecortada, casi al borde del llanto, ignorando a la rubia.
Lisa aún bajo el efecto del asombro sin separar su vista de la morena, se inclinó de costado hacia Tae para sacudirle y hacerle despertar.
Tae Huyng se despertó y empezó a estirarse mirando a Lisa. La rubia seguía mirando a Kim Ji Ra sin decir palabra, los ojos del castaño siguieron la dirección de la vista de la rubia y cuando vio a la morena se levantó de un salto. No tardó para notar la condición de Ji Ra, pero no tuvo tiempo de reaccionar, ya que la mayor se disparó a correr cortando la distancia que quedaba entre ellos. Él también hizo lo mismo y cuando la alcanzó, la envolvió en un abrazo que ella correspondió, empezando a llorar.
Todas las lágrimas que estaban agolpándose desde antes y que nunca salieron ahora se desbordaban por sus mejillas sin intención de parar.
Tae Hyung se separó de ella para hablarle, pero ella lo atrajo hacia sí, nuevamente. Tae Huyng solo atinó a darle toquecitos en la espalda y a pasar su mano suavemente por su cabeza a modo de consuelo.
Lisa se lleva sus manos a la boca con más asombro aún, si es que eso era posible.
—Ya, Ji Ra noona, estás a salvo ahora, estás conmigo ahora.
La morena asentía con su cabeza, sus brazos aun rodeando el torso del castaño —Tae, llévame a casa por favor, quiero ir a casa, te lo ruego —pidió entre hipidos y sollozos.
—Debes decirme que sucedió primero.
La pelinegra negó con la cabeza —no, llévame a casa por lo que más quieras.
Lisa se acercó a ellos, y miraba la escena con asombro y evidente preocupación, estaba impresionada por la confianza que Tae Hyung le brindaba a una total extraña, el chico es demasiado dulce y no se negaría a ayudar una chica en apuros, pero por muy Army que resultara Kim Ji Ra, no le daba el derecho de tomarse atributos con él
—Kim Ji Ra, ¿quieres ir a mi casa un rato hasta que te calmes antes de ir con tus padres? —propuso la rubia, quería sacar a Tae Hyung del apuro, pero también estaba conmovida por la condición de la muchacha.
Tae Huyng hizo señas a Lisa para que cortara el rollo, ella arrugó el entrecejo confundida, pero le obedeció.
—No es necesario, Lisa-ssi, la llevaré a casa y me quedaré con ella hasta que se tranquilice —aclaró el castaño.
Ante aquellas palabras de Tae Hyung, Lisa abrió los ojos despejando totalmente sus grandes orbes color café, una de sus cejas elevadas.
—Si, por favor, Tae —rogaba la mayor con su rostro todavía pegado al pecho del chico alto, sus brazos aun rodeando su cintura.
Lisa asintió mirando a Tae Hyung apenada, había comprendido que Kim Ji Ra no era una simple desconocida para su primo. Y como ella no sabe ser paciente, de inmediato quiso confirmarlo
—¿Tú la conoces? —hizo la pregunta sin rodeos, como siempre, demasiado directa.
Lisa continuaba mirando incómoda la forma en que Ji Ra se apegaba al torso de Tae Hyung, mientras esperaba la respuesta que no llegó —está bien, vayan entonces. Por favor cuídala, ¿sí?
—Lo haré, ¿tú te vas en un taxi?, ¿necesitas que te lleve? —preguntó Tae Hyung mientras acariciaba a una Kim Ji Ra que parecía tranquilizarse poco a poco.
—No, esperaré a mi hermano aquí, él está buscando mis cosas ahora, nos iremos a casa juntos.
La explicación de la rubia fueron un alivio para el chico, ya necesitaba dar prioridad al estado de conmoción en el que se encontraba su protegida. No hizo falta más nada para que éste se despidiera de la menor y se marchara con la pelinegra hacia el estacionamiento subterráneo.
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Ciudad de Seoul, Corea Del Sur
Marzo del año 2018
Residencial Kim
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Tae Huyng condujo en silencio todo el camino hasta el residencial Kim, porque Ji Ra no paraba de llorar, en realidad no paraba de derramar lágrimas silenciosas. Quería esperar a que ella estuviera verdaderamente calmada para poderle interrogar.
Llegaron a su pequeño estudio en el techo. Él se atrevió a entrar sabiendo que estaba rompiendo las reglas. Este caso era una excepción ya que no estaría bien dejarla sola. Ella había dejado de derramar lágrimas, pero tampoco tenía ánimos para reprocharle su intromisión, más bien parecía lo contrario.
Tae le ordenó a Ji Ra que fuera a darse y un baño y luego regresara en pijamas mientras él iba a preparar algo en su cocina.
—No me voy a ir hasta que escupas todo, si no lo haces, entonces entenderé que quieres que duerma contigo, digo, aquí, en tu casa. Para que sepas, yo no tengo ningún problema con dormir en el sofá.
Ji Ra no dijo nada, sin embargo, fue obediente y lentamente acudió a buscar su pijama y una toalla para luego meterse en el baño.
Cuando salió, encontró su cena servida. Tae había preparado huevos revueltos con jamón, pan tostado y un vaso con leche en una bandeja que también incluía unas florecillas dentro de una pequeña botella.
Ji Ra no pudo evitar que una leve sonrisa se dibujara en sus labios debido a aquel detalle.
El castaño estaba sentado en el pequeño comedor de cuatro asientos —¿ya te sientes mejor?, ¿crees que ya puedes contarme?
La mayor se sentó frente a su amigo en el puesto donde su cena estaba servida
—mhm. Es la tercera vez que entras en mi casa —la mayor se sentó frente a su amigo en el puesto donde su cena estaba servida.
—No. Es la segunda.
—Bueno, yo estaba contando la vez que me trajiste aquí en compañía de Shin Bae.
—Ya veo, pero esa vez no cuenta.
—Bien... entonces, es la segunda vez que entras a mi casa y ya estás cortando las flores que tanto cuido.
El castaño chasquea los palillos de metal contra su plato, su rostro contorneado por una mueca de culpabilidad
—Oh, lo siento, yo no debí...
El chico se interrumpe a sí mismo cuando escucha las carcajadas de la morena, se siente impresionado de su cambio de estado de ánimo —está bien, Tae, lo hiciste con buena intensión, ha sido un lindo detalle. Pero tú eres más lindo. ¿Por qué eres tan lindo Tae?
El castaño desvía la mirada sin saber dónde ponerla con exactitud, traga duro antes de volver a hablar —no hables como si estuvieras enamorada de mí, noona.
—Por favor, no me malinterpretes, no estoy enamorada de ti, Tae, pero debo estar chiflada por no estarlo. Hoy más que nunca me doy cuenta de que eres increíble. Aunque debo admitir que tu hermano Jin es tan buena persona como tú. El mundo está lleno de ratas, sin embargo, yo he tenido la dicha de conocer a dos personas que son tan hermosas por dentro como lo son por fuera.
—¿Noona quieres hacerme llorar?, ¿ahora te vas a dedicar a sacar todas esas frases de los libros que te presté?
—Hablando de libros, necesito entregarte el último porque ya lo terminé, esperaré el próximo con ansias.
El castaño toma una de las manos de la mayor entre las suyas —te traeré tres esta misma noche, si quieres, pero noona, ya no desviemos más el tema, sí?
—¡Oh! cenaremos primero y luego te contaré todo ¿vale?... Tae, no me mires así, no seguiré desviando el tema, lo prometo, sé que estás cansado, te vi durmiendo en el mueble del vestíbulo.
Tae Hyung libera la mano de la morena y retoma los palillos.
—Al contrario, dormí varias horas, lo que significa que he descansado suficiente, al contrario de ti.
Kim ji Ra asiente y luego de recordar el proyecto en el que debe trabajar decide explicárselo a su amigo —tienes razón, bebo descansar temprano porque tengo mucho que hacer mañana. ¿Sabes?, solo tengo el día de mañana para completar un trabajo que me asignaron y que debo entregar a más tardar el miércoles en la mañana. Lisa dijo que es muy, muy importante.
—Entonces, le diré a Jin que te dé el día libre mañana completo y la mañana del miércoles para que puedas realizar tu tarea. Y ah, ah. No quiero escuchar lo que tengas que decir al respecto, sabes que Jin te da todo su apoyo para que te puedas seguir superando.
La morena había abierto la boca con el fin protestar, sin embargo, decidió no decir nada porque es evidente que solo desperdiciaría su tiempo.
—Está bien, ya sé que es una pelea perdida con ustedes dos. ¡Mmmm!¡Esto está rico!
—Claro que lo está, si lo hice yo —soltó el castaño con exagerada suficiencia.
Kim Ji Ra escupe su bocado a un lado del su plato.
—Mentí, ¡puagh! Jajajajaja!
Tae Hyung reacciono a aquel acto de forma dramática, se hacía el ofendido. Al menos ya la chica parecía estar totalmente bien.
Ya la estaba conociendo, pero a la misma vez se llenaba de más y más preguntas sobre ella. Un momento podía ser espontánea, en otro, bromista, divertida, pero había otras veces que era intolerante, quisquillosa y hasta un poquito violenta, pero también otras tantas, era asustadiza, temerosa y vulnerable. A veces actuaba como una persona muy madura y sabia, otras veces era lo contrario, tal como lo que acababa de pasar.
También tenía un lado cálido y expresivo, pero también uno reservado y misterioso. Muchas veces parecía intelectual cuando citaba frases de libros, pero decía que su familia nunca le permitió estudiar, era tan rápida aprendiendo, pero había tantas cosas triviales que normalmente todo el mundo sabía, pero que ella ignoraba.
Tae Hyung se preguntaba en qué cueva había sido criada que no sabía ni siquiera una cosa del Kpop, quería ponerla al tanto sobre el tema, pero al mismo tiempo, deseaba profundamente mantener esa parte intacta de ella, al menos el tiempo que le fuera posible. Disfrutaba de la amistad genuina y desinteresada de la pelinegra.
El castaño hizo un esfuerzo por no vomitar, pero al mismo tiempo luchaba para reprimir su risa —¡oye!, no cocino como Jin Hyung, pero tampoco es que está mal.
—Si lo dices así, entonces, no mentí —la morena suelta sonoras carcajadas mirando la cara de falsa indignidad del castaño.
—¡Eso fue asqueroso, Kim! Y ya que puedes reírte de mí, no puedes negar que estás lista para soltar todo, así que exijo que empieces ahora.
—Pero, podri...
—Ah, ah, sin peros, tienes que acostarte temprano para poner manos a la obra mañana. Así que fuera sopa, escupe todo ahora mismo.
—Tae, no podemos dejarlo para...
—Ah, ah. Recuerda lo que prometimos cuando acordamos ser amigos, tu dijiste que tu pasado no puede ser revelado por razones de mucho peso y que a partir de ese día como tu único amigo que soy me contarías de todo lo que te pasara en el futuro a partir del día en que nos conocimos, así es que es hora de cumplir con su palabra, señorita.
La castaña hizo una mueca de desagrado, pero de todas formas le dio la razón al castaño.
—Bien, tienes razón, te contaré todo con detalle, ¿ok?
Sin esperar la respuesta del chico, la pelinegra empezó a hablar.
—Bueno... veras... Lisa-ssi tenía que irse y ya todos habían copiado el material menos yo porque soy muy lenta. Así que Lisa-ssi me prestó su material para...
JI Ra continúo contando todo lo sucedido desde el momento en que dejó el salón donde se impartieron las clases del taller hasta el momento en que ella llegó corriendo al Lobby para encontrarlo. Tae Hyung la escuchó sin hacer ninguna interrupción, por más deseo que tenía, se contuvo y no hizo ninguna de las preguntas que iba formulando en su cabeza. La rabia lo estaba carcomiendo por dentro mientras ella relataba la historia. Trató de actuar lo más normal posible porque no quería que su inocente noona se asustara del mundo y se encerrara como le había contado Shin Bae. Era lo que ella solía hacer antes de conocerlo.
—Ah, debiste estar muy asustada, ¿verdad? Bueno, ya ves, ese mal entendido te pasó por mi culpa, debí mostrarte dónde estaban los baños, si yo lo hubiera hecho bien no tendrías que haber pasado por ese mal rato. Puedes dormir tranquila, mañana hablaré con Niel como es el único nombre que recuerdas, le explicaré todo y así sabrá que todo fue un malentendido —Tae Hyung pronunció cada palabra con fingida calma.
—¡Ah! creo que recordé otro nombre, si, era algo como... Yaxo junior —Kim Ji Ra hizo un esfuerzo por recordar el nombre de aquel rubio que parecía el líder de la banda de depravados. Como Kim Tae Hyung le recordó que su modo de arreglar las cosas es hablando, no había nada de qué "preocuparse", ella quería colaborar para que el malentendido se aclarara, así como pasó con Trueno, Rayo y el Jefe.
El castaño arrugó el entrecejo denotando confusión —¿Yaxo junior?
—Bueno algo así —la pelinegra se encogió de hombros.
—Está bien, no te preocupes, hablaré con ellos para que el malentendido no se repita —recalcó el chico para tranquilizar aún más a su protegida —. Por favor, no pienses más en eso, ¿sí?, todo estará bien.
—Tae, si lo que te preocupa es que no siga con el taller, puedes estar tranquilo, como has dicho, esta es una oportunidad que no puedo desperdiciar, para mí, que no he terminado ni la primaria, cursar un taller en una universidad es un golpe de suerte que no pienso desechar y menos por unos lunáticos. Además, sé que el mundo está lleno de ratas, pero te tengo a ti y eso no va a pararme.
El castaño hace a un lado sus pensamientos violentos hacia Niel y quien quiera que fueran los otros tres, cambia su postura desde su asiento por una que lo hace lucir estoico y orgulloso de sí mismo, ama recibir esos halagos de parte de alguien que no lo valora por ser un miembro de la familia Jeon, o un miembro de BTS, sino simplemente por ser él mismo. Al mismo tiempo se siente orgulloso de la actitud de su protegida —¡esa es mi noona!, ¡bien dicho!
—Yo también te quiero Tae-Tae —la morena bromea con una sonrisa brillante.
A Tae Hyung no deja de sorprenderle la forma en que la morena se ha recompuesto, pensó que le tomaría más tiempo para volverla a ver siendo la misma de siempre, pero se da cuenta de que, aunque sea tan joven, e ignore tantas cosas, es una persona que a su modo también es sabia y valiente.
Mañana sería un día largo, así que debía dejarla descansar, él también tenía que hacerlo, su cuerpo se lo estaba pidiendo.
—Bien, iré al apartamento de Jin... baaaah, a mi apartamento, sí, es hora de que también me dé una ducha. No te quedes despierta hasta tarde noona y recuerda que mañana no esperaré por ti.
—Pero si yo soy la que siempre espera por ti en las mañanas —se queja la morena a modo de broma.
—Ay, ya sabes lo que quiero decir. Estás libre del trabajo mañana. Le pediré a Ji Min que venga mañana a ayudarte con el proyecto. Buenas noches, que descanses, noona.
—Ya entendí —ella lo acompaña hasta la puerta y le acaricia el cabello llevando sus dedos desde su frente hasta detrás de su oreja—, gracias, mi hermoso Tae, te quiero.
El chico muestra cierto atisbo de incomodidad, se aleja atravesando la puerta y girando sobre sus talones, una vez que ha dado algunos seis pasos levantó una de sus manos en forma de despedida —yo también te quiero, noona, adiós.
Después de que Tae Huyn se fue, Ji Ra, sentía que lo que le pasó en aquel baño fue algo como una sus pesadillas. Ahora se sentía reconfortada, ahora tenía a alguien que se preocupaba genuinamente por ella, alguien que la escuchaba, que era cariñoso y bondadoso con ella, se sentía verdaderamente afortunada al tener a Tae Hyung.
Eso le dio ánimos para, una vez más, como muchas otras noches, agarrar la vieja guitarra un rato antes de dormir y ponerse a cantarle a sus flores en la pequeña terraza de afuera, su rincón favorito de la azotea.
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