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Capítulo 31(parte 2): Reconfirmado, amigos


 Continuación capítulo anterior...


—Entonces... ¿eso quiere decir que estás fuera?

—No, no lo estoy gracias a mi ángel de la guarda.

—¿Ángel?

—Bueno, mi hada madrina o como quieras llamarle. Gracias a mi Hada podré quedarme sin necesidad de traer nada, excepto...

—¿Excepto qué? —urgían el castaño y el peligrís al unísono.

—Excepto una cámara profesional.

Esta información bastó para que el castaño y el peligrís armaran todo un evento, en un dos por tres ya habían planificado ir de compras para conseguir una cámara profesional y otros materiales necesarios para la mayor. Ambos iban por la fase de finalizar su desacuerdo en cuanto a cual modelo de cámara era más conveniente para que la pelinegra pudiera resaltar con sus trabajos cuando fueron interrumpidos por la tímida intervención de la morena. Ella hizo el intento de decir algo, pero los dos chicos estaban tan emocionados que decidieron ignorarla y seguir con su alegre discusión sobre el tema de las compras.

—¡Si, compraremos la mejor cámara! —motivó Ji Min.

—Y también un celular nuevo —agregó Tae Hyung volteando a ver a la pelinegra para esta vez hablarle directamente a ella—, aunque hayas encontrado tu vieja chatarra no puedes andar en este lugar usando semejante desastre.

La pelinegra aprovechó ese paréntesis, era una buena oportunidad para ser escuchada.

—Estaba pensando que me prestaras la tuya, es decir, tu cámara, y en cuanto al celular... —Ji Ra hablaba a la vez que rebuscaba dentro de su pequeño bolso— ¡Mira esto! —agregó con una resplandeciente sonrisa, luego de sacar su nuevo Iphone.

Tae Hyung miró el dispositivo con innegable rechazo, arrugando el entrecejo y haciendo una mueca de disgusto con sus labios. —¿Gastaste tus ahorros? ¿A qué hora fuiste a comprarlo? ¿Por qué fuiste sin mí?

La pelinegra se apresuró a explicar que ella no lo había comprado, sino que su joven hada madrina se lo había regalado.

—¿Me puedes decir el nombre de ese dichoso hada madrina? Apenas lo conoces y ya estás aceptando sus regalos y a mí, aunque soy tu único amigo, dices que no puedes aceptar ese tipo de regalos.

—¿Único AMIGO? ¿Solo son amig...

—Tú también eres mi amigo Ji Min-Ssi —aclaró rápidamente Ji Ra con la intención de no herir los sentimientos del muchacho.

—¿Has puesto atención a lo que acabo de decirte?

—¿Te puedes calmar primero, Tae? Todo tiene una explicación —tranquilizó Ji Ra.

Ji Min volvía a escuchar la conversación en silencio, pero se le notaba que en cualquier momento iba a explotar de la risa.

—Primero dime el nombre del maldito y luego hablamos —La voz gravísima de Tae casi parecía un bramido con bajo volumen.

—Está bien, ella es la supervisora de del taller de fotografía, pero no tienes que hablarme de manera tan grosera, ¿me oyes? —reprochó la morena cruzándose de brazos con una mirada desafiante.

Tae Hyung hizo caso omiso de los últimos reproches de la morena. —¿Jeon Shin Hye? —cuestionó confundido.

La pelinegra negó y le explicó que ella se había presentado a los estudiantes como Jeon Lisa.

—¿Lisa? No jodas ¿Qué diablos... ¡Ouch! —la morena le pegó un zape más al castaño y las risas renovadas de Ji Min se volvieron a escuchar.

—¡Deja de hablar con maldiciones! —reprochó Kim Ji Ra.

—Creo que juntarte con Suga-Huyng anoche te ha afectado —se burlaba Ji Min en medio de sus carcajadas.

—¿Suga?

—Es nuestro Huyng. —aclaró Tae Hyung haciendo una mueca a Ji Min para que no hablara cuando notó que el peligrís parecía estar a punto de hacerlo.

—Es mala influencia para ambos —soltó la morena sin pensar.

—Por favor, no lo juzgues sin antes conocerlo —pidió Ji Min en defensa de Yoon Gi.

La morena inmediatamente se disculpó con el amigo de Tae Hyung dándole la razón, pero pidiéndole a ambos que no imitaran las palabrotas de "ese" Hyung. A Ji Min le parecía muy tierno de parte de la chica, quería reírse, como acostumbraba a hacerlo, pero tuvo que hacer un esfuerzo para no parecer mal educado. Para disimular un poco decidió continuar el tema que había dejado a un lado —de acuerdo. Pero, volviendo al tema de Lisa, entonces... ¿ella es la encargada del taller?

La pelinegra asintió mirando hacia Ji Min. Mientras ellos conversaban, Tae Hyung permanecía en silencio, se veía pensativo. Kim Ji Ra fue la primera en percatarse de ello —¿Tae?

El joven reaccionó como si lo hubieran despertado de súbito y aún tuviera algo de sueño —mhm. ¿Ne?

—¿Está todo bien? —interrogaron el peligrís y la azabache casi al mismo tiempo.

El castaño asintió varias veces seguidas. En realidad, no estaba seguro de expresar la inquietud que estaba sintiendo, pero su preocupación era demasiado y tenía que preguntar —¿sabes? es Shin Hye la persona que debía estar ahí, porque es quien generalmente se ocupa de esas cosas.

Ji Min pareció contagiarse de la misma preocupación —¿crees que se haya enfermado, Tae?

El castaño cargaba con una expresión demasiado seria en ese instante —no lo sé, quizá ha surgido algo por todo este alboroto de la prensa. Le llamaré más tarde para saber si todo está bien.

Ji Ra se fija en aquella seriedad y quiso intentar aligerar y relajar el ambiente, pero al mismo tiempo quería provocar alguna reacción en el castaño para comprobar si ese es el nombre del chico lindo que le gusta a  y que ella también le ha impactado tanto —¡oh ho!, vas a llamarle cuando estés solo, ¡pillo! —soltó Kim Ji Ra en tono de burla, tratando de conseguir alguna reacción del castaño.

Tae Hyung, le mira haciendo una mueca de confusión, pero su reacción levemente nerviosa, fue suficiente para satisfacer la curiosidad de la azabache.

Ella ríe a carcajadas por diferentes motivos que la llevan a seguir intentando comprobar una vez más, se deshizo de la idea de darle más importancia de la cuenta a la presencia de Ji Min, esta era una oportunidad que no se volvería a presentar tan fácilmente y sentía que debía aprovecharla  —no te hagas el tonto porque sabes de qué hablo.

—No, no sé, en serio —responde el castaño mirando por el rabillo del ojo a Ji Min.

Esta reacción de fingirse el desentendido le dio confianza a la pelinegra para ser un poco más directa, tenía que aprovechar el momento para comprobar sus sospechas, aunque esto significaba que a ella no podía gustarle más aquel pelinegro —hablo de Shin Hye, Jeon Shin Hye... esa persona que tiene lindo nombre. Igual que una apariencia muy bonita. ¿A que sí?

Tae Hyung reaccionó agachando la mirada, avergonzado, pero asintiendo con una sonrisa tímida —si, no te imaginas cuánto—. Ji Min no se atrevió a decir nada, se había llevado sus manos a la boca.

«Claro que no lo imagino, lo sé, sé cuan hermoso es»

—C-creo que sé quién es esa persona —Kim Ji Ra ahora fingía su sonrisa con el fin de disimular los sentimientos que estaban bordeando su pecho ¿Por qué tenía ese deseo de llorar?

El castaño negó con la cabeza mientras su rostro deslumbraba con una hermosa sonrisa cuadrada. Sus ojitos se hicieron pequeños y poseían un brillo particular, emanaban felicidad —no, no sabes, no te he presentado a esa persona aún.

—No, no lo has hecho, sin embargo, yo le vi justo ayer, en este mismo lugar por allí —Kim Ji Ra señalaba hacia la salida, por la avenida— No pude verle bien, pero estuviste acompañándole hasta la puerta y le vi mientras te despedías.

El castaño hizo un gesto de asombro —oh... cierto, ¿viste eso?

—Ay, ya, ya, ya, paren, que me va a dar tortícolis de tanto girar mi cuello en torno a ustedes dos —intervino Ji Min—. Me parece que si se van a empezar a hacer una escena de celos yo mejor subiré al tercer piso y esperaré con Nam Jun hasta que den el aviso de cuando podamos salir. Me voy primero.

«¿Celos?, ¿cómo se dio cuenta?, ¡omo!, ¿estoy celosa?, ¿de ese chico que ni siquiera conozco? ¿Así se siente tener celos?, esto que siento en el pecho, ese deseo de llorar... ¿Entonces, es que ese chico sí me gusta?».

La azabache se encerró tanto en sus cavilaciones que ni siquiera le respondió el saludo de despedida a Park Ji Min, tampoco notó cuando el chico se fue hacia los ascensores.

El castaño miró a la mayor con algo de preocupación. No podía ser que ella se estuviera enamorando de él en silencio, no, eso no podía pasar —¡yah! Kim Ji Ra! No es que le estás haciendo caso a los disparates que habla Ji Min-hyung, ¿verdad? Sabes que tú y yo solo somos amigos, ya lo hemos aclarado.

La chica de piel blanca y luminosa asiente mirando hacia el piso y luego le dedica una mirada con una sonrisa forzada —si, lo tengo muy claro y no quiero que eso cambie. «Que alivio, menos mal que Tae no se ha dado cuenta».

El castaño se alegra de escuchar esas palabras y su sonrisa se agranda mostrándose más cuadrada aún, pero igual de hermosa —de acuerdo, me alegra saber que seré tu mejor amigo for ever.

A ella le agradó la afirmación que el chico soltó con tanta seguridad y se animó a causa de ello —firmemos nuestra amistad ahora— propuso Kim Ji Ra mientras apretaba su nuevo Iphone en su mano derecha y la extendía hacia Tae Hyung.

—¿Cómo?

—Bueno no firmar, hagamos un recuerdo de nuestra confirmación de amistad. Toma, tomémonos una foto, será la primera en mi nuevo teléfono —aclaró Ji Ra mientras agitaba su mano extendida para que Tae Huyng tomara el dispositivo.

—Mhmmmm... ¡listo! Y... ¿cómo es que Lisa te ha regalado un celular y de paso ¿Cómo es que terminaste aceptándolo?

La azabache se encontraba más animada, el deseo de llorar se había ido esfumando poco a poco, más la sensación de un ligero e inexplicable dolor en su pecho aún persistía y permanecía con la misma fuerza.

—Uh, eso... veras... ¿recuerdas lo que te conté esta mañana?

—Si, claro, cómo olvidarlo. Pero, ¿qué tiene que ver eso con... ¿No me digas que...? ¡Oh my God! ¡qué mundo pequeño!

—Si, ella iba en el auto que casi me atropella y ella se quedó con mi móvil roto y ahora creo que sé por qué. Según entiendo, recordó mi nombre de cuando llamé para pedir información del taller. Ella me dijo hoy que quería probar que yo era la misma Kim Ji Ra que llamó esa tarde.

—¡Daebak!, esa Lisa es genial. ¡Esa pequeña Punk!

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