Capítulo 31(parte 1): Reconfirmado, amigos.
Esta parte del capítulo lo dedicaré
a una personita que se toma el tiempo para leer esta historia y
dejarme sus impresiones en comentarios que me animan a seguir.
Va dedicado para ti,
┌────── ☆ ─────────────•
└───────────── ☆ ──────•
Ciudad de Seoul, Corea Del Sur
Marzo del año 2018
Universidad para Idols de Seoul
UPIDS
▬0▬0▬0▬0▬0▬0▬0▬0▬0▬0▬0▬
—¿Aló? —Kim Ji Ra respiró puro alivio cuando escuchó la voz de Tae Hyung responder el teléfono.
El castaño parecía algo sorprendido de que ella lo estuviera llamando, usando su teléfono, pues el identificador le mostraba el contacto guardado con su número. Inmediatamente inició un hilo de reclamos con relación a la recuperación del dispositivo.
—¡Yah, Kim Ji Ra! ¿Cómo es que ahora tienes teléfono? ¿Ya saliste del taller?
Tae Hyung estaba en el edificio rectoral, todo el personal de la universidad estaba reunido en el gran salón del edificio debido a la situación que han desencadenado los últimos acontecimientos.
La pelinegra advirtió a Tae Hyung de que le contará la historia del celular cuando se vean y le confirmó que efectivamente había salido del taller.
Tae le pidió que le confirmara donde estaba para ir por ella, a lo que ella respondió que aún estaba en el edificio C, pero que no debía preocuparse porque ya sabía todo el camino de regreso.
—Voy a pasar todo el campus y luego te veo en la recepción del edificio rectoral.
—Waaaah, ya te aprendiste todo en un día.
—Mhm. Digamos que tuve un excelente maestro.
—Eeeeeeh ¿Gracias?
Kim Ji Ra suelta una suave carcajada. Al parecer el castaño creyó que ella estaba siendo sarcástica, sin embargo, sus palabras distaban mucho de aquello.
—Lo digo en serio mocoso, gracias por mostrarme casi todo el lugar y por traerme al salón del taller. No sé qué hubiera sido de mí sin tu ayuda, creo que todavía estuviera muy perdida buscando, porque, ¡waaaah!, este lugar es sorprendentemente enorme Tae.
—Ya, te entiendo. Sabes que cuentas conmigo para todo, como siempre dices, soy tu único amigo ¿Te espero en el vestíbulo?
—Mhm. Colgaré primero.
Cuando Kim Ji Ra llegó al Lobby del edificio, no pudo evitar recordar la primera vez que sintió un deseo infinito por saber todo de una persona con tan solo verlo por primera vez, cómo evitar ese recuerdo tan vívido que se agolpaba en su mente de esa persona que vio de lejos ayer como a esta hora estando allí parado hablando con Tae en ese mismo lugar en la parte que dirige la salida hacia la avenida. Esto le llevó a recordar que en la noche de ayer tuvo el placer de verlo por segunda vez y aun mejor porque lo pudo apreciar con más detalle, ya que en esa oportunidad no solo se trataba de una figura lejana.
—Cielos, ¿Podría alguien ser más hermoso? ––murmuró para ella misma luego de dejar escapar un suspiro. Sin darse cuenta de que Ji Min se aproximaba a ella y que pudo escuchar sus débiles palabras.
Estaba tan sumida en sus pensamientos que no sintió cuando Ji Min llegó a su lado, aunque sí se percató de cuando Tae Hyung se aproximaba a ellos.
—Si continúas mirándolo tanto lo vas a gastar —advirtió Park Ji Min con voz susurrante cerca de su oído.
—¿Mhm? Uh... buenas noches ––saludó Ji Ra y enseguida hizo una reverencia que Ji Min respondió con otra.
Kim Tae Hyung llegó a paso lento hasta ellos con una sonrisa ladina.
—¡Uh! Me engañaste, pensé que encontrarías sola el camino porque ya te lo sabías —reprochaba el castaño en cuanto llegó a una distancia prudente por vez que señalaba a la pelinegra y a Ji Min alternadamente—. ¿Dónde la encontraste Ji Min, hyung?
El peligrís explicó que la había encontrado justo donde él la estaba viendo. Tae arruga en entrecejo y luego su expresión cambia a una de culpable, mostrando una sonrisa cuadrada y ojos muy pequeños, como un niño que acaba de descubrir que ha cometido un desastroso error.
La risa de Ji Min no se hace esperar, causando un leve contagio a Kim Ji Ra.
—Tae, no me voy a ofender porque sé lo tonto que eres. Ya te lo he dicho, aunque tenga motivos para no decirte todo de mí debes entender que no tengo razones para mentirte.
—Noona! ¡No soy tonto! —se defiende el castaño haciendo ligeros pucheros.
—No, no lo eres, Alien —interviene Park Ji Min poniendo una mano en el hombro del más joven.
—¡No necesito que me defiendas Ji Min Hyung! —el peligrís se parte de la risa.
—¿Alien? ¿Todavía tiene más apodos? —pregunta Ji Ra muy curiosa.
Tae Hyung se pone demasiado serio —ya basta, mejor sentémonos para que cuentes como te fue, ¿sí?, estoy impaciente por saber.
Al escuchar esta propuesta, las quejas de la pelinegra no se hacen esperar. ¿Por qué hay que sentarse si se puede contar todo en el camino? Ji Min se queda mirando a la pelinegra, extrañado por sus preguntas.
—Porque no podemos salir ahora —respondió Park Ji Min con obviedad.
—Y ¿porque no? —la pelinegra ladea la cabeza por vez de que se deja llevar por Tae Hyung hacia el mueble más cercano del vestíbulo. Los periodistas y toda la prensa estaban conglomerados afuera esperando a que cualquiera de ellos saliera— ¿Qué? ¿Acaso mataron a alguien? —preguntó Kim Ji Ra muy seria.
La risa del peligrís, esta vez fue más escandalosa.
—Ella sí que es graciosa —señalaba Ji Min mientras se tiraba en el mueble agarrándose de su estómago.
—Ji Min, en serio, te dije que ella no sabe nada de nada —Tae Hyung retó al mayor, mascullando entre dientes y haciendo señas para que cortara el rollo.
Entre carcajadas Ji Min entendió lo que el castaño le intentaba decir. —Ya veo. ¡Daebak! Eso es increíble.
—¿Ah sí? ¿Qué es lo que no sé? —inquirió Kim Ji Ra con el pensamiento de que esa Tae Hyung no la vio venir.
El castaño se aclaró la garganta preparándose para improvisar un giro en el tema de conversación, ya que este no los llevaría a nada que a él le gustaría, quería disfrutar un poco más de la inocencia y la ignorancia de su amiga, mientras fuera posible.
—Primero cuéntame cómo te fue, luego ya sabrás todo de todo, no podemos hablar de todos los temas a la vez —objetó muy serio tratando de verse lo más convincente posible.
El peligrís se encontraba observándolos con un dejo de fascinación mezclado con curiosidad en la mirada.
—Tienen una relación extraña, pero eso suena muy bien, parece que se toman su tiempo para decirse todo de cada uno. Eso es lindo.
—No, ¡Tae es lindo! —intervino Kim Ji Ra mirando a Tae Hyung con ternura.
—Ni que lo digas, ya sé bien que piensas que es lo más hermoso en el mundo —respondió Ji Min con una sonrisita de burla.
La pelinegra se siente aludida y sospecha que ha podido ser descubierta, pareciera que el peligrís le había escuchado murmurar aquello que se escapó de sus labios hace unos minutos atrás, pero si la escuchó se equivocaba en algo, ella no lo decía por Tae, pensaba en alguien más.
—¡Claro que no! "no, hay alguien que a mí me parece todavía más hermoso" digo, quiero decir, no conozco al mundo entero.
—¿Por eso te preguntabas hace rato que si en el mundo existiría alguien más hermoso? —preguntó Park Ji Min levantando las cejas sugestivamente y confirmando las sospechas de la pelinegra.
—¿De qué hablan? —quiso saber el castaño. Estaba confundido. Y no le tranquilizó nada el hecho de que la mayor negara con la cabeza y cambiara el tema de conversación.
—De nada, de nada... uh mejor ya voy a contar cómo me fue... —Ji Ra se interrumpe a sí misma porque de repente Ji Min se paró del asiento.
Tae Hyung lo detiene para preguntarle a dónde iba. Ji Min explicó que ellos dos iban a tener alguna especie de charla privada y que él estaba sobrando en ese momento.
—¿Yo puedo escuchar? —Ji Min parecía sentirse algo incómodo.
—¡Claro! —afirmó inmediatamente Kim Ji Ra con una sonrisa— Comenzaré por decir que. por culpa de tu hermano, casi pierdo el primer día del taller, Tae.
Sin escuchar todo lo que la pelinegra tenía que decir, Tae Hyung empezó a despotricar contra su hermano mayor. Se lamentaba porque creyó que Jin no hizo lo que él le pidió. Cuando lo llamó a las 4:00 pm el mayor se había negado a poner a Kim Ji Ra al teléfono, diciéndole que tenía todo bajo control. Tae Hyung estaba ardiendo en ira porque su hermano mayor le mintió.
—Ese Punk, lo voy a...
—Noooo, la que te va a dar de chancletazos soy yo, porque ¡claro que tu hermano hizo lo que le pediste!
Las carcajadas de Ji Min resonaban en todo el vestíbulo.
—Ah, ¡Que bien! —Tae Hyung soltó incrédulo, pero viéndose poco a poco sonriente y feliz.
—¿Qué bien?, por tu culpa él no me dejó hacer nada en todo el día y me obligó a que me tumbara en el mueble de su oficina.
Ji Min súbitamente se puso serio y se sentó derecho —¿Jin Hyung hizo eso? —preguntó curioso, colocando una mano en la boca y con los ojos tan abiertos que mostraban asombro total.
—Si, lo hizo, tenía la intención de que durmiera por unas horas, ¿sabes lo incomodo que fue eso?
Ji Min se relajó asintiendo por vez que Tae Hyung escondía su rostro entre sus manos, él era quien se reía a carcajadas esta vez.
El castaño, ahora alababa a su hermano mayor, pregonando que era el mejor de todos los hyungs y no vio venir el zape que la pelinegra le propinó por la nuca —¡ouch!—. Esta situación provocó que esta vez Ji Min se tirara al suelo sin contener sus sonoras carcajadas mientras se abrazaba su estómago.
Te Hyung se quejaba de lo violenta que estaba siendo su noona y bromeó con cobrarle por cada zape que había recibido de su parte.
Ji Min malinterpretó la broma del castaño y puso cara de disgusto —¡Argh!, Huyng, discutan esa parte en otro momento ¿sí?
La pelinegra no entendió la indirecta del peligrís y en seguida empezó a disculparse sinceramente con el castaño y viceversa.
—Perdonada —canturreó Tae Hyung mirando a Ji Ra de una forma muy tierna por vez que le hacía un suave y breve toquecito con la punta de sus dedos en la babilla de la morena.
¡Daebak! No Puedo creerlo —musitaba Ji Min desde el piso, más para él mismo que para sus acompañantes—. Creo que ya nuestro V ha caído.
Ji Min se entretuvo escuchando la conversación de los dos. Mientras la morena satisfacía las preguntas curiosas del castaño. La mayor se había quedado dormida más o menos cuando faltaba una hora. Su intención era no hacerlo, sin embargo, el sueño le venció. Casi pierde la primera clase, que en realidad no fue clase, más bien fue como una introducción.
—¿Sabes?, cuando estuve allá hubo una especie de malentendido con mi inscripción porque no estaban depositados mis documentos, es decir, todos cumplieron con esos requerimientos menos yo.
—Entonces... ¿eso quiere decir que estás fuera?
Cont...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro