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Capítulo 29: Espabila

Nunca había hecho esto, 

pero este capítulo lo dedicaré 

a una personita muy dulce y especial.

Va dedicado para ti, 

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JunoBorieth                            

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Hoy es un día despejado, la mañana es un poco fría, pero con un cielo claro, brillante y bonito. Me adelanto para caminar un poco, hoy quise esperar a Tae afuera en la salida del residencial para disfrutar de esta breve caminata en la relajante quietud del día y el hermoso y arrullador cantar de las alegres avecillas matutinas. 

 Detengo mis pasos muy cerca de la entrada del residencial.  Afuera, a la orilla de la gran entrada están durmiendo dos sujetos dentro de un auto. «Pobrecitos, con este clima, seguramente no tienen donde quedarse y su mejor alternativa ha sido dormir dentro de su auto».

—Buenos días Ji Ra noona. ¿llevas mucho rato esperándome? —la voz de Tae suena ronca y relajada antes de soltar una carcajada. Me giro dando un fuerte respingo.

Aquel hecho casi me provoca un infarto del susto. Habían salido varios autos del residencial y siempre me decepcionaba porque ninguno era el de Tae y, ahora que me había distraído observando a esos dos sujetos durmiendo en su auto, resulta que sí era él. «¿Cómo se atreve a tocar el claxon de esa manera para hacerme exaltar?».

—Buenos días Tae. No, no tanto —me sincero mientras se me sale un bostezo.

Mi amigo saca la cabeza por la ventana de su auto y hace que mi día se vuelva a transformar en una maravilla gracias a su sonrisa mientras deja salir una pícara carcajada.

—Si te vieras la cara, pareciera que no te has levantado, o mejor dicho que no has dormido... llevas cara de culo.

—Tae, ¿es necesario que te expreses de ese modo? Y , si, tienes razón, efectivamente anoche no pude dormir... «No podía dejar de pensar en él» —expliqué al mismo tiempo que me subía al auto de Tae.

—¿Y se puede saber por qué, señorita?

«¿Cómo le cuento que anoche lo vi otra vez, esta vez más de cerca?».

—Es que... me pasó algo ayer en la noche cuando venía del super «Cielos, se cortó el cabello ¿cómo puede existir alguien más sexi y hermoso que Tae Hyung y Seok Jin?».

—¿Ah sí?, y... ¿Qué te paso?

«Oh rayos, ¿qué acabo de decir?. Piensa, piensa, piensa».

—Tae, eh, por favor, compramos un café primero y te voy contando en el camino, ¿de acuerdo? «Con razón es que tae está perdidamente enamorado y se encuentra atrapado en ese amor imposible, si con tan solo verlo hace que se te caiga la baba y el corazón se te acelere a mil por minuto».

Tae me responde que está de acuerdo con mi idea y me anuncia que haremos una parada en StarBucks por dos caramels mocchiato a lo que yo respondo que esta vez yo prefería un expresso americano.

Tae se dedica a echarme una breve mirada arrugando ligeramente el entrecejo —Qué raro, siempre pides lo mismo que yo.  Le explico que quiero ayudar a que no me dé sueño en el trabajo por vez que me encojo de hombros.  Él se conforma con mi respuesta y luego me deja permanecer en un cómodo silencio hasta que llegamos a nuestra parada. Yo iba sumida en mis pensamientos, él iba cantando su repertorio musical.

—OK, Espera aquí, ahora vuelvo.

—Ok, no me muevo. —respondo sarcástica con una sonrisa burlona.

«¡Cielos, cielos, cielos! el pobrecito de Tae a diario debe vivir más derretido que una vela encendida. Porque juro que sentí derretirme cuando me miró. ¡Cielos, qué ojos, qué mirada y qué carita tan hermosa! solo de recordarlo siento que me derrito otra vez».

«¡Caray! Kim Ji Ra, ¿en qué estás pensado? Concéntrate en tus deberes, no andes pensando en cosas absurdas, es el amor de Tae, recuérdalo. Espabila, vamos, espabila». Me repetía esta última palabra mientras golpeaba mis propias mejillas «Solo termina de espabilar».

—¿Qué sucede?

«Ay, qué vergüenza, por favor alguien dígame que Tae no ha visto eso».

—¿Uh? —lo miro fingiéndome la desentendida.

—¿Estás bien?, ¿sucede algo? —él insiste. Su rostro dibujado con ligeras líneas de preocupación desde la ventana del auto.

—¡Ah! No, nada —aclaro mi garganta. Tae en serio me sorprendió, pues ha regresado demasiado rápido, ¿o no? —, solo que quería mantenerme espabilada para no caer dormida.

Es lo mejor que se me ha ocurrido decir mientras, algo desorientada, observo cómo Tae se vuelve a acomodar en el asiento del piloto y soltando algunas carcajadas más. Cuando él al fin me mira a los ojos, al percatarse de la forma en la que yo le miraba a él, súbitamente se pone muy serio .

—¡¿Qué?! Es que me acabas de recordar a mi hermano Jin —aclarado esto volve, se da por comprendido y vuelva a reír—, en serio te pareciste mucho a él. Toma tu café y deja de mirarme como si yo fuera un loco.

—Ok, Gracias —musito algo incómoda mientras tomo la bebida caliente que me ofrecía. «¿Cree que yo lo miraba como si fuera un loco? Y yo que pensaba que era todo lo contrario».

—¿Sabes?, hablando de Jin, yo puedo hablar con él para que te dé el día libre o al menos unas horas para que puedas dormir —propuso mientras empezaba a conducir otra vez.

—No, no, no, no. Prefiero que no hagas algo así. No quiero abusar más de mi empleador solo porque es el hermano de mi amigo.

—No importa lo que digas. De todas formas, hablaré con él.

—Tae... ¿No me escuchaste?

Él ríe con mucha más gana.

—Si, te escuché bien, pero no puedo permitir que vayas cansada y además con sueño al taller de fotografía. No querrás causar una mala impresión desde el primer día ¿o sí?

—Claro que no, pero...

—No se hable más. Ahora mejor cuéntame, ¿porqué razón anoche no pudiste dormir?

«Caray, ¿a este niño nada se le olvida o qué?».

—Bueno, algo me pasó anoche... «¿vas a decirle que no pudiste dormir por estar pensando en su persona favorita?».

—Si, ¿qué te pasó?

Su expresión preocupada y su mirada expectante me hicieron sentir más que una traidora.

Decidí contar lo que me pasó, obviando la parte en que vi al amor de su vida. Anoche venía del supermercado en mi bicicleta y en la esquina del parque vi que un niño se salía del área segura para perseguir su pelota que iba rebotando con dirección a la calle cuando venía un auto del otro lado, que por suerte no venía muy rápido, yo no lo pensé dos veces y, como pude, me crucé en medio de la calle para que el conductor frenara.

—¡Oh my God! ¿Qué hiciste qué?, ¡con razón tenías esa cara de culpabilidad antes de contarme!

«¿Hice ese tipo de cara? En realidad, sí siento culpa, pero no es por lo que piensas Tae».

—Tuve suerte, pero mi compra del súper no tuvo tanta, y al que le ha ido peor es a mi celular.

—¡Yah!, ¡Kim Ji Ra!, ¡¿cómo se te ocurre dejarte aplastar por un auto?! —de repente e innecesariamente aumentado el volumen de su voz.

Su expresión desconcertada y exageradamente exasperada, me hacen sentir aún más culpable y también que me encojo en el asiento del copiloto.

—Pero Tae, ya te dije que el auto no venía a alta velocidad. El propósito era que frenara y lo logré. El auto frenó a tiempo —lloriqueo sin atreverme a mirarlo más a los ojos—. Imagínate que no lo hubiera hecho, el conductor no abría visto al niño y no se abría detenido. ¿Acaso te parece preferible que al niño le pasara el auto por encima?

Suspira incómodo y su voz se suaviza un poco, pero su respiración no está bien controlada —no, claro que no. Pero se me pone la piel de gallina de pensar en lo que hiciste —se remueve en su asiento mientras dice esto y luego deja salir un sonoro suspiro más—, eres muy valiente noona...

—No, no lo soy —le interrumpo, por que no soy capaz de escuchar ningún elogio de su parte  «no soy capaz de contarte toda la verdad», te... te dije que no pude dormir.

—También te iba a decir que eres muy tonta. Babbo. Noona, prométeme que nunca, jamás, en lo que te queda de vida volverás a hacer una locura como esa, ¿entendido? —me señala con el dedo mientras me reprende y su expresión me recordado a papá en cierta forma.

—Ay ya no me regañes más mocoso, no es para tanto —suelto falsamente molesta empujando aquel dedo hacia su dueño.

Miro hacia la ventana para evitar el contacto visual con él, pues ya había aparcado frente al restaurante y se estaba dedicando a clavar esos hermosos y preocupados ojos almendrados en mi rostro.

—No soy un mocoso y no intentes hacer algún giro en la conversación. Solo prométemelo. ¿sí?

Su voz continúa sonando profunda, aunque esta vez ha hablado con suavidad, ya no me está gritando, ya no me está regañando. Su última pregunta ha sonado, más bien casi como una súplica.

—Tae, ya llegamos hace unos segundos si me tardo un minuto más dentro de tu auto mis compañeros que están afuera empezaran a hacer suposiciones —espeto calmadamente mientras manipulo nerviosa el manojo de la puerta que no logro abrir tan rápido como quisiera.

—Te llamaré antes de que sean las cuatro —advierte con aquel tono de voz profundo, pero suave después que yo salgo del auto estoy por cerrar la puerta.

—Tae, a las cuatro aun estaré trabajando y por cierto en el incidente de anoche me quedé sin teléfono. —informo por fin apoyando mis manos en la ventana del auto, después de cerrar para poder asomar la cabeza con más facilidad.

Una sonrisa traviesa asoma en su rostro. —¿Lo perdiste?, ¡qué bueno!

—¿Cómo puede ser eso bueno? —inquiero desconcertada.

—Si, así tendrás que aceptar que te regale uno nuevo. De cualquier modo, si no lo hubieras perdido anoche, me hubiera deshecho yo mismo de él.

—¿Lo dices porque estaba viejo y feo?

—¡Pues claro! —responde con gran obviedad y mostrando su sonrisa peculiarmente cuadrada y hermosa.

—Oye, si no te gusta lo viejo y feo ¿Por qué sigues hablando conmigo? —Bromeo tratando de contener la risa.  Súbitamente se pone serio. «Será que es una costumbre suya hacer eso».

—¿Crees que exista una tienda donde vendan kilos de cosquillas? Necesito comprar un par para cuando hagas más chistes como esos.

—Ja ja ja. Qué gracioso, Kim —esta vez yo soy quien le toca cambiar de expresión por una falsamente dolida.

—Seee. Hablamos a la 4:00 pm. —agrega sin dar importancia.

—Te dije que no tengo teléfono y, además, a esa hora todavía estaré trabajando. Cielos, Kim, eres tan joven y ya pareces tener síntomas de alzheimer.

—Ja ja ja...ahora te crees muy graciosa noona, tin jivin y yi tiinis sintimis di alzimir. ¿Crees que no sé lo que estoy diciendo? Hablamos a la 4:00 pm —soltó con una expresión de agriedad marcada en su rostro antes de poner el auto en movimiento, pareciendo un poco... ¿enojado?

«Aissshh Kim Ji Ra, ya hiciste enojar al pobre Kim, no deberías ser así, cuando él es la persona que te está cuidado y que innegablemente es la persona más noble que hayas conocido jamás en tu vida de adulta».

Me quedo pensando y meditando en lo desagradecida que soy mientras observo cómo se aleja el auto de Tae.    Al percatarme de que me quedo parada como una tonta, uno de mis compañeros de trabajo comienza a llamarme, cuando me giro veo el mismo auto de antes aparcándose en el estacionamiento del restaurante.

«¿Serán los mismos sujetos?, el auto se me parece bastante, pero no, no puede ser. Si no tienen dinero para pagar donde quedarse, tampoco tendrían para comer en un lugar como éste, seguro no son los mismos».

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