Ciudad de Seoul, Corea Del Sur

Marzo del año 2018

Complejo Residencial Kim

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Jeon Jun Kook, yacía echado en el piso del balcón de la habitación de Nam Jun, dejando salir un suspiro tras otro mientras esperaba esperanzado a que la chica de la azotea se prestara a permitir que su melodiosa voz se escuchase desde su lugar, o al menos se dignara a hacer presencia para poder escuchar los que parecían intentos de música mientras compone alguna nueva canción.

     Sin pronunciar palabra, él amaba sentir su presencia, amaba escucharla, no importaba si fuera cantando, o componiendo, o soltando pequeños quejidos mientras se estiraba, o suspirando sonoramente, o bufando y refunfuñando cuando alguna letra o nota no le salía como quería. Él simplemente amaba todo, todo lo que iba conociendo de aquella desconocida.

     Al esperar, los minutos se le hacían eternos. El pelinegro miró su reloj una vez más. El deseo de escucharla lo mantenía esperanzado, pese a que en el fondo, claramente sabía que ella no iba a venir esta noche.

     «¿Dónde estarás esta noche?, ¿con quién estás?, ¿qué estarás haciendo?, ¿estará todo bien?».

     «Tú no me recuerdas, y sin embargo yo sigo colgado de este sentimiento extraño que se impregnó en mi pecho desde el primer día que hablamos. Sigo aferrándome a él, y él sigue creciendo alimentado por mis esperanzas, y yo no quiero soltarme».

     «¿Por qué duele tanto cuando no vienes?».

     «Yo... creo que te extraño, pero no puedo decírtelo, porque tengo miedo, no quiero que pienses que te espío. Tengo tanto miedo de que decidas ya no volver aquí, tengo miedo de intentar acercarme porque podría perder esto, que es lo único que, hasta ahora, me acerca a ti».

     «Sigo esperanzado de que me recuerdes y algún día me vuelvas a dirigir la palabra. En sueños nada es imposible, ¿verdad?».

     «Sigo soñando. Soy tan ridículo, ¿cierto?».

     Mientras los pensamientos del chico danzaban alrededor de la chica de la azotea, él ignoraba que los miembros más jóvenes de su familia, los cuales se encontraban en la sala de aquel mismo apartamento discutiendo acerca del extraño cambio en su comportamiento.

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—Señores, no podemos descartar nada, ¿Y si Hoby tiene razón?, quien sabe —consideró Seok Jin apuntando hacia Ho Seok.

     —¿Ven?, ¡yo podría tener razón!, debemos salir de dudas y eso se consigue de una sola forma. Hay que ir a preguntarle al mismo Jung Kook. Iré con él ahora mismo y acabaremos con todas nuestras dudas —afirmó Ho Seok poniéndose de pie.

     —Tú no vas a ninguna parte, caballito —espetó Min Yoon Gi con cara de fastidio, mientras agarraba a Ho Seok por la parte posterior del cuello de la camisa, cuando éste se animaba a dar pasos para dirigirse hacia la habitación de Nam Jun, frenándolo de tal manera que pareció rebotar, quedando en una posición muy graciosa.

     Todos los chicos explotaron en carcajadas, incluso el mismo Ho Seok, unos, como es usual, lo hacían más que otros.

     Jin, que estaba sentado en un cómodo sillón de un asiento con Suga y Ho Seok en los reposabrazos del mismo, se auto palmeaba con fuerza los muslos mientras su risa hacía eco en todo el apartamento, ya que era la más estruendosa al igual que contagiosa.

     Tae Hyung, que se encontraba sentado en el mueble con mayor número de asientos, al lado de Nam Jun, utilizaba el hombro de éste juntamente con sus dos manos, con el fin de tapar su rostro mientras reía recargando su peso sobre su líder.

     Ji Min, quien llevaba largo rato sentado en las piernas de Tae Hyung, se había tirado al suelo agarrándose el estómago y partiéndose de la risa.

     —Jin Hyung, yo estoy seguro de que Hoby no tiene razón, podría tratarse de lo que sea, menos de que nuestro Kook sea Gay.

     —¿Y tú cómo estás tan seguro? —lo retó Jin muy curioso.

     —Porque me consta que a él le gustan las mujeres.

     —Baaahhh, a ti te consta un pedo, Suga, cómo puedes decir eso cuando tú mismo lo escuchaste hablar hace un rato en la cocina —espetó esta vez Ho Seok incrédulo.

     —Hoby, tú no escuchaste toda la conversación, tampoco sabes todo lo que yo sé acerca de nuestro Kook, así es que no puedes basarte en eso. En cambio, todos pueden tener mi palabra de que nuestro maknae no es Gay.

     Las palabras de Suga suscitaron sospecha en todos, pero ninguno se atrevía a preguntar, salvo Tae Hyung.

     —¿Entonces, dices que tú sabes algo que nosotros no?, hyung-nim, ¿sabes si ya tiene a alguien que le gusta?

      —¡Por todos los mega magnates! —exclamó Seok Jin con un tono de voz tan alto que espantó a algunos—. ¡No me digan que nuestro Kook ha caído en el encantamiento de la bruja esa que dicen que ronda por la universidad! —auguró muy serio y con miedo impregnado en su bello rostro.

     El líder intervino pidiendo a todos que ignoraran a su hermano mayor, ya que, si le daban cabida a ese tema, él podría pasar la noche hablando de ello sin pausa.

     —Pero si así empezó Bam Bam. Todos lo saben —replicaba con insistencia Seok Jin mirando con indignación al líder—. Junnie, tú mismo dijiste que el pervertido de Jackson te había contado que antes de su desaparición, Bam Bam se comportaba extraño, y que parecía guardar algún secreto, algo que, a los ojos de los demás, parecía no tener importancia, tal como está pasando con Jung Kook-ah ahora.

     —Por favor Jin, no puede ser que creas en esas tonterías —objetó el líder—. Si queremos asegurarnos de que todo está bien con Kook, deberíamos escuchar lo que Suga nos está por contar —hizo una señal al peliblanco, para que hablara.

     —Bueno... todos sabemos que nuestros maknaes no se inclinan por degustar de las chicas como todos los demás. Sin ofender Tae Hyung-ah. Sin embargo, al menos de Kook yo sé que hubo alguien que fue su primer amor, pero eso fue hace mucho tiempo.

     Todos permanecieron en silencio mirando expectantes a Suga, instándole a continuar.

     —Se trata de la única persona que de verdad he visto que le ha interesado. Él siendo un niño pequeño cuando estaba en su tiempo de jardín de niños, me parece que estuvo enamorado de una niña mayor que él, ella era muy conocida en nuestra familia y estaba en mi clase, era mi amiga.

     —¿En tu clase?... Espera... entonces... esa era la razón por la que el pequeño Kook siempre solía escaparse de su área para ir a tu salón —expresó Jin conmovido—. ¿Y dices que ella era?, ¿Era? ¿Cómo de la familia? —musitó, pensativo y al mismo tiempo exhibiendo una expresión parecida a cuando alguien trataba de resolver una adivinanza muy difícil.

     —Mhm —asintió suga antes de ser interrumpido por el más entusiasta de todos.

     —¡Que bien! ¡A qué esperamos!, ¿por qué no la localizamos? Pongámonos en contacto con ella ¿no? —sugirió Ho Seok entusiasmado.

     —Entonces... yo creo saber quién era —seguía musitando pensativo el mayor de todos ignorando las enérgicas palabras de Ho Seok—, porque si no me equivoco, ella era la niña que jugaba con nosotros en nuestra casa cuando umma nos cuidaba a todos juntos, eso fue hasta que tú y ella tenían 4 años ¿no, Suga? —El mayor ahora lucía una expresión triste.

     —Mhm —asintió Suga cortante.

     —¿Nuestra casa? —inquirió Tae Hyung confundido, mirando a Seok Jin y a Nam Jun alternativamente, esperando a que uno de sus hermanos se dignara a responderle.

     —Si Tae, tu casa —respondió Suga, haciendo una pausa, para luego seguir con el relato—. Cuando teníamos 4 años, ella fue secuestrada y después de su rescate nunca más la volvieron a dejar ir a ninguna parte a menos que estuvieran sus padres o su chofer, ni siquiera a la casa de los Kim.

     »Todos en nuestra familia dejaron de verla, sin embargo, yo fui el único que sí la seguía viendo, al menos en las horas de clase en el colegio, ya que, al tener la misma edad, estábamos en el mismo grado.

      »Solo podía verla en horas de clases porque su familia no le permitía pasar la hora de receso dentro del recinto. A pesar de eso, nos hicimos mejores amigos con Susy. De toda la clase solo Susy y yo nos atrevíamos a dirigirle la palabra, porque nadie le hablaba, y aparte de nosotros dos también estaba el pequeño Kookie, como ella lo llamaba. A ella le encantaba cuando él se aparecía en nuestra clase, y no se cansaba de decir que le parecía superadorable.

     Una tenue sonrisa que denotaba nostalgia estiraba los labios del peliblanco, mientras relataba a los chicos esa parte de su historia.

     —Pero, ¿por qué no la contactas?, ¿acaso ella se mudó a otro país? —preguntó Ji Min muy serio arrugando el entrecejo al ver la expresión triste de Suga—. Quizá ella sea la persona que Kook está esperando y por eso ninguna otra logra llamar su atención.

     —Porque eso es imposible, Ji Min —respondió triste Seok Jin.

     Ji Min desvió la vista hacia el Mayor de todos. Se lo quedó mirando fijamente, como esperando una explicación a sus palabras. Pero Seok Jin no dijo nada más.

     —¿Hyung-nim?, ¿por qué dices que es imposible? —se atrevió Tae Hyung a hacer la pregunta.

     —Porque ella está muerta, chicos —reveló Suga agachando la mirada para ocultar que sus ojos se habían humedecido.

     —¿Ne? Pero... ¿cómo?, ¿estaba enferma o algo?

     —Yo recuerdo un poco, esa fue una tragedia horrible que afectó brutalmente, no solo a Suga, sino también a la abuela, y tiempo después a Jung Kook, porque, ahora entiendo por qué nuestro maknae estaba tan triste aquella vez que también nos preocupó a todos cuando se encerró en sí mismo.

     —Si, ¿ustedes recuerdan que Jung Kook duró meses con problemas para hablar y que no quería comer? —preguntó Min Suga.

     —Quien lo olvidaría, yo lo recuerdo como si fuera ayer, hasta tuvo que ser internado por semanas —agregó Ji Min asintiendo levemente al encontrar la conexión en la historia que desconocía.

     —Oh My God —exclamó Tae Hyung—. ¿Estuvo así porque se enteró que ella murió?, ¿mi querido donsaeng tiene un primer amor tan frustrado?, ¿no será por eso que él no quiere que ninguna se le acerque?

     —Pero alguien dígame... ¿por qué o de qué murió? —quiso saber Ji Min.

     —Murió cuando era una niña de unos siete u ocho años, no estoy seguro —mencionó Jin sin atreverse a mirar a ninguno.

     —Tenía 8 —aseguró Suga—. Lamentablemente fue víctima de un segundo secuestro, pero al parecer estaba enferma y al no estar recibiendo su tratamiento médico por el tiempo que estuvo cautiva, por culpa de los secuestradores, ella murió.

    —¡Daeback! —exclamaron casi como un murmullo Ji Min y Tae Hyung al mismo tiempo.

     —Y solo por curiosidad ¿puedo saber cómo se llamaba esa niña? —pidió saber Tae Hyung.

     —Su nombre era Lee Ji Eun, era la hija de los mejores amigos de los padres de Jung Kook —explicó Seok Jin al más joven—. Si ella hubiera sobrevivido, Jung Kook estaría enamorado de su casi hermana, porque los padres de ambos se querían tanto como si fueran de la misma sangre o eso es lo que mamá siempre decía. Por eso la muerte de la niña afectó tanto a la abuela Hye Ri. Siempre he creido que la abuela ha canalizado el amor que sentía por esa niña hacia Tzu Yu, porque ellas son primas.

     —Esto es muy triste —logró articular Ho Seok, quien no se había atrevido a decir palabra, hasta el momento.

     —Si, y por ahora nadie debe atosigar a kook para que hable, él lo hará por su propia voluntad y vendrá a uno de nosotros cuando necesite ser escuchado o desahogarse. Solo es lo que yo pienso —consideró Suga.

     —Estoy de acuerdo, aunque muera de curiosidad —dijo Tae Hyung asintiendo con seriedad.

     —Yo también —Jin también le dio la razón a Suga.

     —También estoy de acuerdo, por ahora Huyng —aclaró Nam Joon.

     —Yo también —agregó Ji Min parándose del piso.

     —Bueno... yo no, pero por respeto a ustedes, le daré un poco más de tiempo al maknae mocoso. Espero que no sea nada importante, pero estoy seguro de que, sea lo que sea, si no le preguntan primero, no dirá nada, porque si tuviera la intención hacerlo, ya lo habría hecho. Que conste —advirtió Ho Seok.