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Capítulo 22: Alcahuete

Ciudad de Seoul, Corea Del Sur

Marzo del año 2018

Mansión de la familia Jeon

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Ya estaba listo para irme. Me disponía a hacerlo cuando al bajar las escaleras me encontré con que mi hermana pequeña me estaba esperando.

     —¡Oppa! ¡Por fin bajas!

     —No me he tardado, y ya me tengo que ir, chiquita.

     —¡Oh! Lo que pasa es que tengo que...

     Interrumpí a Lisa con lo que quería decirme porque entraba una llamada de Ji Min Hyung. En ese momento levanté mi mano con los dedos cerrados en un puño a excepción del dedo índice que apuntaba hacia arriba en señal de que esperara.

     —Ya vuelvo pequeña —anuncié mientras me alejaba de ella sin dejar de mirarla.

     —Mhm. —Ella asintió.

     —¿Hola?, ¿tienes algo para mí, Hyung? —inquirí al responder la llamada cuando estuve lo suficientemente lejos de mi hermana.

     —Lo siento, pero no.

     —¡Ji Min-ssi...!

     —Kook, mira... hace un rato me quedé esperando en la camioneta de Jin para hacer algunas llamadas mientras los chicos compraban pollo y cerveza en el super. He agotado todos mis contactos, las únicas que estarían disponibles son precisamente las chicas que tú llamas sanguijuelas, quiero decir, las que menos soportas. Si me lo permites puedo hablar con Sana y...

     —¡¿Qué?!, ¡¿estás loco, hyung?! Mientras esté en mis manos, no permitiré que esa loca se acerque a Lisa, ni con la excusa de colaborar, ni con ninguna otra. Preferiría mil veces ser yo el que susti... ¡Oh!, sí, prefiero ser yo el que sirva de modelo antes que dejarle a mi hermanita en bandeja de plata a esa sanguijuela.

     —Jung Kook-ah, ¿no crees que estás exagerando?

     —¡¿Exagerando?! Pero si tu mejor que nadie sabes todos los virus que esa loca podría contagiarle: desde la calentura-uterina hasta la chisme-manía.

     —Pero no quedan más alternativas...

     —No importa si, de hecho, yo seré su alternativa —afirmé, escuchándome muy seguro. «A menos que encontremos a alguien antes y me salve» —pensé luego, aterrado con mi propia idea.

     Ji Min estalló en carcajadas. —Ya me imagino tu nueva imagen. Yo tengo que estar ahí, no me perdería el proceso de tu nuevo look, ni que me amenacen con cortarme mi lindo meñique.

     —Hyung, no digas eso, Lisa es muy talentosa, sé que no haría un trabajo que me desagrade. «!¿O sí?!».

     —Bien, ya estamos llegando al apartamento de Nam. Nos vemos al rato. Colgaré primero.

     Me acerqué nueva vez a Lisa para despedirme, pues ya los chicos estaban llegando al apartamento de Hyung.

     —¡Oppa!

     —Ya me tengo que ir Lisa, pero escucharé lo que tengas que decirme primero.

     —Tus llaves del auto... Unnie... llegó y las tomó porque cuando fue al taller de mecánica le informaron que hubo un error y que su auto aún no estaba listo.

     No puedo negar que la noticia me cayó como un golpe e inmediatamente me puse serio y le pregunté a Lisa para qué Shin Hye necesita un auto con tanta urgencia, que hasta se ha tomado las llaves ajenas sin permiso.

     Mi hermana me lanza una mirada culpable mientras atrapa su labio inferior con sus dientes.

     —¡Ottoke!, eso es por mi culpa, yo... yo hice algo hoy en su oficina, mientras ella no estaba. La estaba esperando para pedirle que fuera mi modelo, pero nunca llegó.

     Dejé salir una suave carcajada. —Que despistada eres, Shin Hye estaba colaborando con los preparativos de la reunión que hubo hoy, pero... ¿Qué hiciste esta vez, princesa?

     —Acabo de decirte que Shin Hye se ha llevado las llaves de tu auto por mi culpa, ¿no estás enojado conmigo?

     —No, aunque quiera, sabes que no puedo, pero dime, ¿qué hiciste?

     —Bueno... Yo... hice una obra de caridad con una chica que llamó para preguntar por el taller de fotografía. No sé por qué, pero me pareció tierna y me cayó bien y... me tomé la atribución de registrarla en la inscripción del taller de fotografía en el que está colaborando la gruñona de Shin Hye.

     —Bien, ¿y luego?

     —Lo que pasa es que Unnie no sabía que hice eso hasta que se lo dije ahora, cuando regresó. No sabes cómo se puso, dijo un montón de cosas muy rápido, solo alcancé a entender que ya todos los cupos estaban agotados y que ahora tendrá que ir al registro para llamar a esa persona e infórmale que hubo un error para que no se presente mañana. Luego tomó las llaves de tu auto y subió hasta su habitación.

     —Debe estar muy enfadada —murmuro burlón—. Pero, qué raro que te preocupe eso.

     —Oppa, ya sabes que ella no es la que me preocupa. Es que como tomó tus llaves, por mi culpa te quedas sin auto. Por eso yo le pedí a la abuela que te lleve también, ya que ella llegó en el momento que unnie terminó de explotar.

     —Eso no importa, no tengo problema con irme contigo y la abuela, ¿sabes?, aunque a veces me guste enojarla, soy un alcahuete de ella también. Shss, pero no se lo digas.

     Mi princesa rió cómplice de mis tonterías, sus carcajadas se escuchaban amortiguadas, ya que había colocado una mano sobre la otra tapando su hermosa sonrisa, su gesto la hacía parecer una niña traviesa.

     —¿Qué es lo que no van a decir? —preguntaba mi gemela mientras terminaba de bajar por las escaleras.

     Yo continué mi conversación con Lisa, ignorándola, porque en verdad disfruto sus reacciones cuando la molesto

     —¿Sabes chiquita?, tengo algo que decirte también —dije a Lisa mientras le acomodaba un mechón de su rubio cabello detrás de su oreja—. He encontrado a tu modelo.

     —¿De verdad, tan rápido? —Lisa se puso a saltar como una loca y luego se acercó más a mí con su típica sonrisa deslumbrante—. ¡Oppa, eres el mejor!, dime quien es —exigía impaciente.

     —Pues... Yo.

     Al escuchar mis palabras, Lisa alzó un grito que se debió escuchar en el séptimo cielo. Se me lanzó encima y enrolló sus largas piernas alrededor de mi cintura, mientras que sus brazos rodeaban mi cuello.

     Yo casi pierdo el equilibrio, por lo repentino de sus movimientos. Mientras me ocupaba de no caer hacia atrás, ella me estaba llenado la cara de besos.

     —¡Pero qué escena tan bochornosa! De verdad que todos los días me reconfirmas que te cambiaron en el hospital cuando naciste, tu comportamiento raya en lo absurdamente indecente. ¡Jeon Lisa!, ¡esto ya es algo inaudito!

     La abuela se encontraba de pie a unos metros de nosotros, se le notaban las venas en la frente y cuello. Su mandíbula parecía estar a punto de quebrarse de tanto que la estaba apretando. Sus ojos eran puras llamas, debido al enojo.

     —Lisa soltó el agarre, tanto de sus piernas, como de sus brazos. Yo terminé de bajarla cuidadosamente sin dejar de mirar a la abuela.

     —Yo... solo estábamos... jugando, abuela...

     —No intentes explicarme. Tus tontas excusas no serían suficiente para redimir lo que mis ojos acaban de presenciar —siseó la abuela fulminando con la mirada a Lisa y luego empezando a señalar con su bastón hacia mi dirección—. Y a ti Jung Kook, no...

     —¡Pero abuela, no es mi culpa! —gritó Lisa desesperada con los brazos rectos en sus costados, con los puños cerrados muy apretados al igual que sus ojos.

     —Pero este sea el colmo de los males, ¿qué habré hecho tan mal en mi vida pasada que ahora estaré pagando con esta niña? —exclamó la anciana volviendo a fulminar con la mirada a la menor.

     —Solo escuche por un segundo, abuela. Lo que quiero decir es que lo que vio se trata solo de un juego, no tenía alternativa, yo tenía que hacer lo que unnie me ordenó.

     —¡¿Qué?!

     —No lo vayas a negar unnie, tú me ordenaste que hiciera lo que hice.

     —Pero... escucha, maldita Laloquisa, te voy a preguntar solo una vez... ¿acaso quieres morir?

     —¡Jeon Shi Hye! ¡Cuida tu lenguaje! —ordenó la abuela —. Escucho, Lisa. ¿Cómo es que Shin Hye te ordenó que hicieras eso?

     —Ya le dije abuela, tampoco es que sea para tanto, solo es un juego. Unnie me puso algo como un castigo por haberme equivocado.

     —¿Y en que se supone que te equivocaste?

     —Bueno... verá, unnie tomó las llaves del auto de Jung Kook oppa, sin permiso, y yo le advertí de que él se iba a enojar, pero me equivoqué... Jung Kook Oppa no se mostró para nada enojado cuando se lo dije.

     —Eso estuvo muy bien por ti, Jung Kook; si no te enfadaste y mantuviste la postura, has mostrado un comportamiento excelente hijo. Mientras que estuvo bastante mal por Shin Hye, al tomar lo que no es suyo sin permiso, pero... ¿eso es todo?

     —B-bueno.... que.... también le pedí a unnie que sea mi modelo para el examen de corte, color estilo, pero ella me retó a pedírselo a Jung Kook oppa. Entonces, yo le dije que él no aceptaría, y en eso volví a equivocarme, abuela, porque sí aceptó.

     —¿Qué aceptaste qué? ... Hasta cuando voy a esperar a que maduren, ¿cuándo madurarás, Jeon Jung Kook?

     La anciana reprochó, desviando la mirada hacia el techo y tocándose el puente de su nariz, en medio de su renovado enojo.

     —Pero abuela, si es usted la que siempre dice que hay que ser partícipe hasta en el más mínimo detalle para aprender desde lo más simple hasta lo más complicado del negocio —le repliqué.

     —¿Pero cómo osas?, ¿ahora se te ha contagiado la insolencia de... ¡Omo! Espera... ¿Qué dijiste querido?

     —Le decía que...

     —¡Bendito sean los ángeles, si es que existen!, ¡qué alegría me da saber que has puesto atención a mis palabras!, ¡siempre he tenido fe en ti, Jeon Jung Kook y ahora acabas de demostrar que estás mucho más a la altura que Shin Hye. Veo claramente que ella no es la única que sabe apreciar y dar el valor que se merecen mis palabras —decía la abuela sumergida en su actitud típica, activando su modo vanagloria.

     Mientras tanto, Shin Hye fulminaba con la mirada a Lisa. Estaba roja como el carmín y con lágrimas de rabia a punto de salir de sus ojos.

     —Si, abuela, siempre tengo presente sus palabras por eso me ofrecí como voluntario para servir de modelo a mi hermanita —respondí aliviado de que la abuela bajara la guardia y de que Shin Hye se estuviera conteniendo.

     —Abuela, por favor dígame que no está creyendo toda esa basura absurda... —disparó Shin Hyem mientras su voz se quebraba por el llanto reprimido—. Esta tonta quiere culparme solo porque no es capaz ni de encontrar a una triste victima para que se deje hacer, y este alcahuete, se ofrece como vaca al matadero para evitar que lo regañes.

     —¿A quién le estas llamando tonta, unnie? —inquirió Lisa, cruzándose de brazos y haciendo pucheritos como una niñita pequeña—. No deberías ser así, porque todo lo que hice es defenderte al contarle a la abuela que solo es un juego.

     La mayor abrió la boca para contrarrestar a la rubia, pero la abuela hizo una intervención, y esta se vio interrumpida antes de pronunciar alguna palabra.

     —Quiero que ambas guarden silencio. Por favor niñas, compórtense a la altura, tomen el ejemplo de su hermano y traten de ser más maduras, no quiero saber que esos juegos fuera de lugar se vuelvan a repetir. Y deben recordar que no tolero ninguna clase de berrinches —acotó la abuela mirando a Shin Hye con disimulado reproche—.

     »Tampoco tolero las niñerías y mucho menos comportamientos inadecuados para una señorita —agregó fulminando con la mirada a Lisa—. En esta familia todos los miembros deben tener un comportamiento correcto, así ha sido desde las generaciones pasadas y debemos asegurarnos de que así será siempre. ¿Entendido?

     —Si, abuela —respondimos al unísono Lisa y yo.

     La abuela miró incrédula y fijamente a shin Hye, al ser la única que no respondió.

     —Jung Kook-ah, querido, lleva a tu hermana Lisa hasta el automóvil y espérenme dentro —Ordenó teniendo aún la mirada puesta sobre Shin Hye. 

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