Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2: Decisión


******** ******** ******** ********

Ciudad de Seoul, Corea Del Sur

mayo del año 1999

Edificio Empresarial de los Lee

******** ******** ******** ********

--------------------- ----------------------- ----------------------- ---------------------

—Ji Hye deja de llorar y, por favor, entra en razón, no hay mucho tiempo para esto. Mira, no solo te estoy pidiendo que pienses en ti, sino que también en tu hija. Tzu Yu apenas es una bebé de un año que está creciendo sin padre, no puedes permitir que también pierda a su madre.

     —¡No menciones a mi hija! ¿Te quieres aprovechar de la situación porque crees que estoy tan desesperada? —dijo la pelinegra levantando la cabeza para luego agacharla nuevamente volviendo a su posición anterior.

     Ji Hye se encontraba sentada en uno de los muebles de la oficina de su hermana con los nervios a flor de piel y llorando con desesperación y miedo. No había dicho ni una palabra hasta ahora desde hacía unos 30 minutos luego del Accidente.

     Goong Min estaba de brazos cruzados parado frente a ella. Luego de que sus anteriores acompañantes, su hermana y su esposo, habían ido a otra oficina para hablar a solas del asunto y poder tomar una decisión, dejándolo a él al pendiente de Ji Hye.

     —Eso es casi correcto. Porque... yo no lo habría dicho en forma de pregunta, sino como una afirmación, ya que es tan correcto el hecho de que quiero aprovecharme, como es tan obvio el hecho de que estás muy desesperada. Y en caso de que quieras negarlo, te diré que si yo estuviera en tu lugar lo estaría... y mucho.

     El llanto de Ji Hye no cesaba. Lloraba más por que ciertamente estaba desesperada pensando en que su hermana Ji Woo y su cuñado Sang Woo planeaban entregarla a la policía, que mientras ella esperaba en esa oficina, las autoridades no tardarían en llegar por ella después de haber sido denunciada por su propia familia, que la estaban entreteniendo diciéndole que esperara mientras ellos iban a pensar en cómo podían ayudarla y, que por el momento, no dirían nada porque el curso de todo el proceso sería mejor si ella misma se entregaba.

     —Goong Min, ellos... ellos dicen que no, pero van a entregarme a la policía... —murmuraba Ji Hye entre su llanto. Sus pensamientos negativos la envolvían de una forma abrumadora, solo podía concluir en que todo estaba perdido para ella. Esos pensamientos eran los causantes de que llevara alrededor de cuarenta minutos dejando salir de su garganta una hilera de llantos desesperados.

     —¡Deja el papel de llorona, que no va contigo!, no es como si fueras La Madre Teresa de Calcuta o la guardiana del templo de la benevolencia.

     —¡Cállate!, tú no entenderías como me siento en este momento, así que no compares la forma en que suelo divertirme con esto... no es lo mismo, en lo más mínimo es comparable, yo nunca había hecho algo así —reprochó al pelinegro que le ofrecía servilletas, antes de tomar unas cuantas, acercar sus dos manos a su nariz y sonársela ruidosamente.

     —Si, Santa Ji Hye, como usted diga —volvió a bromear su acompañante antes de liberar una tenue carcajada.

     —¿Cómo puedes reírte en una situación así...? Ahora mismo mi hermana pudiera estar hablando con la policía para entregarme y tú, tu viniste aquí a...

     —A darte una solución, a salvarte la vida, Ji Hye. Puedes tomarlo o dejarlo, pero recuerda que no hay tiempo para pensarlo demasiado. Lo recomendable es que actuemos y rápido, antes de que en verdad sea tarde. Solo tienes que estar conscientemente de acuerdo y yo seré tu apoyo, seré quien te proteja y si hay que caer, caeremos juntos.

     La pelinegra no dijo ninguna palabra y miró de forma repentina a Goong Min sin dejar de llorar.

     —Ji Hye. Mira, lo hecho, hecho está, y hablando de hechos... te recuerdo que ya es un gran hecho de que eres una asesina. ¡No me mires así!, yo mismo he sido testigo de cómo mataste a Eun Hye, aunque también sé que lo hiciste sin querer, porque se notaba la sorpresa y la impresión de susto en tu rostro cuando mirabas su cuerpo después de que terminó su caída por la escalera, pero... ¿quién va a creer aparte de mí que no fue intencional?

     —No me recuerdes que eres testigo de lo que hice —siseó la pelinegra con los dientes apretados y fulminando a su acompañante con la mirada—. Y si viste todo, ¡¿por qué huiste idiota?!, se supone que somos amigos... ¡vaya clase de imbécil que eres!

     —¡Claro que somos amigos!, y por si no te queda claro, de hecho, te diré que lo primero que hice fue velar por ti. ¿Sabes lo que hice mientras tu hermana y tu amante montaban una escena y solo te acusaban de forma indirecta y te incitaban a que te entregues a la policía?

     —Si claro que lo sé... tú solo huiste, idiota. No hables tonterías de que hiciste algo por mí. Yo no te vi venir a mí, hasta ahora, que vienes a proponerme algo tan... tan desquiciado.

     —¿Desquiciado? Si no te gusta lo que digo, entonces olvídalo, olvidemos todo. Yo soy el único que está de tu parte, pero si no quieres continuar escuchando lo que sería tu única salida de esta situación, está bien, yo haré de cuenta que olvidé lo que vi hace menos de una hora. Puedes estar segura de que yo no testificaré nada en tu contra, pero si quieres permitir que tu hermana y tu amante te lleven directo a la cárcel, quédate así, tal como estás ahora, llorando desconsolada, tal como te pasarás el resto de tu vida en prisión, porque nadie va a creer que no quisiste matar a esa mujer, ¡nadie!

     —Lo sé, yo no quiero ir a prisión —reconoció Ji Hye en medio de su llanto—, ya he dicho demasiadas veces que yo no quería matarla, solo... solo quería que se callara esa maldita boca, después de lo que vio en mi celular.

     Hizo una pausa y dejó salir un fuerte suspiro, mientras miraba un punto fijo en el piso de la oficina, antes de continuar.

     —Estábamos discutiendo sobre eso cuando vi que ellos se acercaban y la maldita no se callaba así que me desesperé y no se me ocurrió otra cosa que empujarla, quería que se quedara inconsciente o algo para que se callara de una maldita vez, porque no podía permitir que Ji Woo escuchara, no, ella no puede saber que me acuesto con mi cuñado, no pensé en más nada y... solo pasó —admitió la pelinegra, mientras continuaba llorando.

     —De verdad no quiero ir a prisión, pero ellos piensan que la maté a propósito me juzgan por lo que vieron sus ojos y así también las grabaciones de las CCTV mostrarán todo lo que yo no puedo justificar con palabras —expuso inconsolable Ji Hye en medio de sus sollozos, tratando de secar en vano el mar de lágrimas que era su cara.

     —Con respecto a eso, ahora que lo mencionas... de eso quise hablarte antes, pero no me pude explicar bien. Yo... yo mismo me encargué de las CCTV. Eso es lo que hice cuando creíste que solo huí.

     —¿C-cómo? —preguntó sorprendida Ji Hye, mirando fijamente a su acompañante, dándole a entender que estaba interesada en escuchar más.

     —Si, Ji Hye. Te explico: Fui directo al cuarto de vigilancia, no me preguntes cómo lo hice, pero me encargué de estropear toda evidencia relacionada al sistema de las cámaras, lo hice de forma tal que los técnicos se obligarán a asumir que hubo un error en el sistema que, a su vez, hará parecer que durante equis lapso de tiempo todas las CCTV del edificio dejaron de funcionar al mismo tiempo debido a dicho error —informó Goong Min de una forma segura y muy convincente.

     —¿Qué hiciste qué? —cuestionó la más joven removiéndose en su asiento, mostrándose un poco aturdida por lo que acaba de escuchar.

     —Ji Hye todo lo que hago y te digo, como tu buen amigo, es porque no me gustaría que tu vida se marchite mientras pierdes tus mejores años en una cárcel. Tú no naciste para eso, tú naciste para la gloria y la grandeza, eres demasiado esplendida para que se te deseche de esa manera.

     —¿Lo crees?

     —¡Claro que no lo creo...!, lo sé. Además, tú misma siempre lo has dicho, eres mucho mejor que tu hermana y que el insípido de tu cuñado que lo único que hace contigo es pasar de ti, él nunca te ha dado toda la importancia que mereces. Este momento, es el tiempo de hacer ver que realmente eres mejor que ellos dos. Ji Hye, te quedarás con su fortuna, podrás tenerlo todo, serás la dueña de todo podrás jugar con todos, el poder te pertenecerá y el mundo estará totalmente a tus pies.

     —Lo dices porque sabes que siempre sentí envidia de mi hermana por tenerlo todo y... por tenerlo a él —cuestionó amargamente Ji Hye más para ella misma que para Goong Min.

     —Ahora mismo... ¿dónde se ha escondido la Ji Hye que me enamoró?, ¿dónde está esa fuerte y grandiosa mujer que no le teme a nada, que amedrenta a los demás solo con la mirada? ¿Me vas a decir que estás dispuesta a echar a perder tu vida tan solo por un hombre cuando en el mundo hay tantos mucho mejores que él?

     —Ji Hye volvió a suspirar ahora que su llanto cesaba poco a poco.

     —Goong Min, él no es un mal hombre y como ya sabes, el no se ha acostado conmigo por voluntad propia.

     Al escuchar esto, el pelinegro soltó un bufido, seguido de una tenue carcajada sarcástica. —¿Quieres dibujarme a tu cuñadito como un santo a estas alturas?

     —No, las cosas con él son diferentes a como tú piensas.

     —¿A no? Entonces...supongamos que, lo obligas o lo tienes amenazado, ¿pero me puedes explicar cómo demonios la ex-sirvienta que me mandaste a investigar quedó embarazada de él?, ¿me puedes jurar que él maldito cobarde no es el padre de Ztu Yu?

     —¡El no sabe nada! —trató de gritar la pelinegra, sin éxito, ya que su voz se quebró y se escuchaba afónica cuando intentó elevar el tono de voz—. Él... estuvo bajo el efecto de una droga inodora e incolora que puse en su bebida —confesó, susurrando las palabras, ahora más calmada—. Lo de la sirvienta, fue un accidente, yo dí la orden de que todos los empleados podían tomarse la tarde libre, ella tenía puestos unos audífonos cuando la señora Kim le anunció que podía irse, yo estaba tomando un baño en lo que esperaba que la droga surtiera efecto en mi cuñado y cuando entré en su habitación, estaban el acto. La estúpida había entrado y vio que el señor de la casa no estaba bien y ya sabes el resto de la historia.

     —Pero...

     —Por favor, ya no trates de juzgarlo, las veces que me atreví a estar con él fueron muy pocas, porque solo pude de esa forma, aunque el efecto de la sustancia solo puede durar aproximadamente una hora, no podía arriesgarme a usarla seguido, y no es como que tuviera muchas oportunidades.

     —Si lo hiciste de esa forma, eso no le quita lo cobarde...

     —No recordar nada es un efecto secundario. Él no sabe nada Goong Ming.

     Ji Hye desvió la mirada sintiendo la desnudez de la vergüenza, se sentía tan pequeña debido a la mirada que su amigo le brindaba en ese momento. —Nunca te mencioné esa parte de la historia, porque no quería que me vieras como lo haces ahora, Goong Min.

     El pelinegro se arrodilló ante su amiga, luego de haber tomado sus manos entre las suyas.

     —Perdóname, Ji Hye, pero este no es el momento de pensar en lo victima que ha sido tu cuñado. Es momento de pensar en lo que él y tu hermana te están a punto de hacer. ¿Sabes?, si me escucharas podrías cambiar las cosas. Como te dije antes, si tomas el poder para ti, podrás tener...

     —Todo lo que quiera —completó ella, sin atreverse a mirar a su amigo, pareciendo más una autómata o una persona sedada, que una persona consiente.

     —Sí, todo.

     —Aunque no lo tenga a él —acotó cerrando los ojos con dolor.

      La pelinegra quedó en silencio alrededor de un minuto y luego por fin miró una vez más hacia el rostro de Goong Min. —Está bien.

     —Perderle para siempre es mejor que ir a la cárcel. Sí... renunciar a él es mejor cuando sé que nunca va a ser mío por su propia voluntad y nunca recibiré más que rechazo de su parte.

     —Tienes toda la razón.

     —De hecho, tú eres el que tiene toda la razón... soy muy joven y bella para pasar mi vida y quien sabe si morir en una cárcel —Continuó secándose parte de las lágrimas en su cara con el dorso de su mano—. ¿Es verdad todo lo que dices?

     —¿Por qué tendría que mentirte?

     —Bueno, si es así, descartamos las CCTV y ahora solo quedan dos testigos por eliminar, ¿no? —cuestionó, ahora que volvía más en sí, pareciéndose más a la Ji Hye de siempre, aunque aún continuaba sorbiéndose la nariz una vez tras otra debido a toda la mucosidad segregada, producto de cuanto había llorado.

     —Si, solo dos, porque yo ya no cuento como testigo, sino más bien como cómplice.

     —Si permaneces como mi cómplice... entonces es un sí, Goong Min. Así es que pensemos rápidamente en lo que haremos ahora, ya no nos queda mucho tiempo para actuar.

     —Esa es la Ji Hye que yo conozco.

     —Si, y si lo hacemos todo bien, en tu vida y la de todo el mundo, habrá Ji Hye para rato.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro