Capítulo 14: ¿Despedida nueva vez?
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Ciudad de Seoul, Corea Del Sur
Febrero del año 2018
La Tintorería Song
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Han pasado tres días desde el incidente con los hombres de negro y Soo Young. Hace dos días que no he podido tener comunicación con mi nuevo amigo.
La señora Song tomó posesión de mi celular. Cuando presenció el momento en que yo había recibido una segunda llamada de Kim Tae Hyung, lo arrebató súbitamente de mi mano y me anunció que yo había perdido el derecho a tener teléfono, por lo que desde ese mismo instante lo dí por perdido, al igual que mi anterior puesto en el trabajo y también mi habitación en la casa de los Song.
A pesar de lo refunfuñona y complicada que puede llegar a ser la señora Song, le sigo teniendo respeto, agradecimiento y cariño. En verdad estoy muy agradecida con ella por no dejarme completamente sin trabajo. No podría decir que es el más fácil y llevadero, pero tampoco está tan mal, al menos me ha prestado unos guantes especiales para que no me vaya a quemar y para que no se maltraten mis manos, ya que, según ella, se ven tan pequeñas y delicadas que duele verlas haciendo trabajos pesados y operando esos tipos de máquinas.
Ella continúa cuidando de mí indirectamente, aunque está en una faceta de madre decepcionada conmigo y, debido a esto, ya no estoy quedándome en mi antigua habitación, la cual ella misma me había alquilado, pues como no he logrado convencerla de que no hice nada malo, me pidió que la desalojara por razones que, para ella, son totalmente comprensibles.
Desde que salimos de la oficina de la policía aquella noche, me estuvo exigiendo explicaciones acerca de "esa situación tan bochornosa", como ella la llama, donde yo había metido a un hombre en mi habitación, además de que dejé su negocio desatendido por culpa del mismo. Yo le he explicado una y otra vez, toda la situación y le he vuelto a rezar cada episodio de la historia de aquel nefasto día, tal y como pasó, sin embargo, ella insiste en que yo debo presentarle a "mi novio" y se queja constantemente porque él no da la cara. No sé por qué no me cree que él y yo nos conocimos ese día y sigue insistiendo en afirmar que Tae Hyung es mi pareja desde antes que la familia Song me conociera.
Y por esta última razón, como se imaginarán, ya no soy la encargada. En mi lugar, la señora Song, ha dejado "temporalmente" a la empleada más antigua por consenso de los demás empleados, mientras que a mí no me han dado ningún puesto definido. Hasta ahora todos me endosan las tareas más difíciles y las que toman más tiempo, así que, cada día, soy de las últimas en salir y ya cuando llego al sauna, que es donde he estado durmiendo las últimas noches, lo hago muy tarde, tomo un baño para relajarme y descansar y luego, pese a que ya no me resta mucho tiempo para leer un libro antes de dormir, como antes, lo sigo intentando, sin embargo, después de leer unas pocas líneas, el cansancio me vence y caigo rendida en los brazos de Morfeo.
Ayer fue mi primer día libre fuera de la casa de los song, me di un tiempo para dormir hasta la hora que mi cuerpo me lo pidiera, luego, me dieron deseos de salir, pues a pesar de estar rodeada de personas, me sentía casi igual de sola. Cada quien se concentraba en sus acompañantes o, por el contrario, estaba absorto en sus propios asuntos. No sé si son cosas mías, pero a mi parecer la única que no tenía compañía era yo. Hecho por el que decidí terminar de leer mi libro en un lugar abierto, con aire fresco incluido: el parque. Sin embargo, no pude concentrarme por mucho tiempo en la lectura ni disfrutar del algo frío, pero acogedor ambiente, pues dos jóvenes se acercaron a mí siendo muy simpáticos conmigo, pero que prontamente toman cierta actitud de sobrada confianza que me hacía sentir muy incómoda. Tuve suerte de que el novio de Shin Bae estuviera cerca y me reconociera. Como todo un caballero fue en mi auxilio y se ofreció a acompañarme hasta "Mi casa".
Hoy es lunes y los lunes, Shin Bae sale más temprano de la universidad. Siempre lo espero ansiosa para conversar con él acerca del libro de la semana como siempre hacemos, pero creo que, a partir de hoy, mi situación actual en el trabajo me va a impedir continuar con esa práctica, que para mí ya se había vuelto una especie de hábito. Y si a eso le sumamos lo extraño que se ha estado comportando estos últimos días, dudo que pueda siquiera saludarlo. Es extraño que me dijera que se pasaría el domingo con su novio secreto, cuando realmente no fue así. Ayer le pregunté a su pareja mientras me acompañaba hasta el sauna, dónde había dejado a Shin Bae, y él me respondió de lo más natural que su "osito" le informó que estaría muy ocupado con un trabajo de la universidad y que eso le tomaría todo el día de ayer y parte del de hoy.
«Que raro ¿No?».
—¡Kim Ji Ra-ssi! ¡Que termines de despertar! ¿Me oyes? —la voz lejana de una de las empleadas me saca de mis cavilaciones—, ¿es que acaso no te lavas bien los oídos? ¡Mugroso espécimen de bicho extraterrestre! —La mujer alta y regordeta solidifica sus gritos y los acompaña con otros ruidos cuando toma una de las vasijas y comienza a azotar las tuberías de metal que encuentra a su paso, creando un ambiente dañinamente estrepitoso para mis oídos, que solo están acostumbrados a la tranquilidad y al silencio—. ¡Shin Bae dice que te espera en la recepción!, ¿escuchaste? ... Shin Bae dice que te...
—Si, si, ya te escuché —le interrumpo sintiéndome abrumadoramente estresada con el estrepitoso ruido que brinda su broma de mal gusto.
—¿Y a qué estás esperando? ¿Su majestad necesita un carruaje para trasladarse hasta la recepción? ¿O no será que pretende que yo la lleve sobre mi lomo?
—¡Claro que no! —reniego, luego frunzo los labios y le entrego una mirada filosa.
—¡Entonces mueve ese culo de tabla que tienes, y deja de hacer esperar al señorito! —demanda luego de ponerle fin a su juego ridículo con las tuberías.
—Lo haré en cuanto te muevas para darme paso —farfullo, cruzándome de brazos.
—¿Qué has dicho? ¿Acaso estás insinuando que estoy gorda? Hazme el grandísimo favor de ahorrarme el esfuerzo de tener que darte una golpiza en la que termines sin dientes.
—No he sido yo quien lo ha dicho, pero probemos entonces. Con tu permiso, voy a pasar —Cedo levantando los brazos antes de que sus instintos violentos aseveren sus palabras con hechos.
Después de abrirme paso forzosamente, a través del estrecho espacio que dejaba libre el voluminoso cuerpo de la señora, donde me raspé un poquito la rodilla, pude llegar hasta la recepción. Y ahí estaba Shin Bae, esperándome, tamborileando los dedos de su mano izquierda sobre el mesón de la recepción, mientras escuchaba las quejas acerca de mí, las cuales salían a borbotones de la boca de la nueva encargada del servicio de la tintorería.
Iba a abrir la boca para pronunciar el nombre de Shin Bae, sin embargo, no lo llego a hacer, porque una silueta aparece detrás de la puerta de entrada y me quedo atenta esperando a que haga su entrada.
—Shin Bae-ssi ¿Porque están tardando tanto?
—¡Oye! ¡Te dije que fueras paciente y esperaras en el auto!
Al percatarme de quien se trataba, mi reacción fue exactamente la misma que hace unos días presencié en este mismo salón. Ahora creo entender el tipo de emoción que sintieron el jefe, Trueno y Rayo, al reconocer a Tae Hyung. Aunque, a diferencia de ellos, yo no he necesitado que se retire su cubrebocas.
—¡Tae Hyung-ssi! —pronuncio su nombre elevando mi voz tanto como se me hace posible.
—¡Ji Ra-ssi! —Mi amigo automáticamente gira hacia mí, y mientras pronuncia mi nombre su ceño fruncido es sustituido por unos ojos sonrientes y rápidamente abre sus brazos invitándome a darle de un abrazo.
Yo no lo hago esperar, corro precipitadamente hacia él y me recibe envolviéndome en sus brazos, estrechándome con calidez y efusividad.
—Oye, pequeña mentirosa, Shin Bae me contó toda la verdad, lo sé todo desde el principio hasta el final —me reprocha cuando me libera—, es por eso que vine a buscarte, te llevaré a...
—¡Oye! ¡Se supone que todo iba a ser una sorpresa! —reprocha Shin Bae, haciendo un tierno puchero, que le provoca varias carcajadas al interrumpido.
—¿Pero... ustedes? —inquiero señalándolos a ambos alternativamente, no muy segura de querer saber cómo y en qué momento se hicieron tan cercanos.
—Bueno... esa historia te la contaremos luego, por el momento, necesitamos que subas al auto porque tengo mucha hambre —farfulló el más bajito mientras una de sus manos se deslizaba por su abdomen.
—Lo siento, es que hemos trabajado todo el día al igual que el fin de semana —interviene Tae Hyung, tratando de aclarar el asunto, sin embargo, lo que consigue es confundirme aún más—. Como terminamos hace poco, vinimos a...
—Espera, espera, espera, ¿cómo es eso de que me suba al auto y de trabajar todo el día y el fin de semana?
—No, espera tú. Ahora mismo lo importante es que hace mucha, mucha hambre —Shin Bae se coloca detrás de mí, posa sus dos manos sobre mis omoplatos y empieza a empujarme con algo de sutileza hacia la salida—, y sabes que con eso no se juega. Vamos, anda, que no he comido nada desde esta mañana.
—Corrección: "no hemos". El hambre sí que te pega fuerte. Recuérdame nunca presentarte a JK —se mofaba Tae Hyung dejando escapar una suave y tenue risilla.
—Shin Bae-yah... si tienes tanta hambre vayan a comer y luego pasan por mí cuando termine la jornada laboral. Sabes que aún no puedo salir —le recuerdo mientras me resisto a ser empujada hacia afuera.
—Ji Ra-ssi, por favor, solo haz lo que te dice Shin Bae. Tu horario de trabajo no importa, porque ya no trabajarás más aquí. Solo sube al auto, ¿mhm?
Al escuchar esas palabras mi cerebro se ha encargado de hacer eco de las mismas, repitiéndolas una y otra vez decenas de veces por nanosegundos. Cuando en verdad las asimilo, siento que mi cuerpo literalmente se enfría, de manera súbita pierde toda la fuerza y, por el hecho de que Shin Bae aún mantenía su sutil empuje contra mi espalda, voy cayendo de bruces hacia el piso. «Mi trabajo no, por favor, eso no ¿Cómo voy a pagar el sauna y la comida ahora?». De repente veo que el suelo se va acercando precipitadamente y por inercia interpongo mis brazos soportando mi caída con las palmas de mis manos impactando primero.
—Ji Ra-ssi ¿Estás bien? —preguntan ambos al unísono, mientras me ayudan a reincorporarme.
—No, digo, si, pero... Shin Bae-yah —Me giro para enfrentar al mencionado—, es que no entiendo... No le encuentro lógica a las decisiones de la Sra. Song ¿Será que con ella no todo necesita una explicación? —inquiero haciendo un mohín y cruzando los brazos—. No entiendo, yo... e-estoy haciendo todo lo que me ordenan, me he quedado a trabajar hasta tarde todos los días, solo me estoy tomando veinte minutos de descanso para almorzar y así poder tener mejor rendimiento en mis tareas, he...
—¿Y bien, Tae Hyung-ssi?, ya lo has escuchado tú mismo de su propia boca —me interrumpe el más bajito de los chicos, señalándome mientras trataba de reprimir... ¿Una risa?
Detrás de nosotros tres se escucha un coro de carcajadas maliciosas y burlonas. La humillación que siento en este momento es abrumadora, pero no lo es más que el sentimiento de pérdida por haberme quedado sin trabajo.
—Si, lo escuché fuerte y claro.
—Ji Ra-ssi, por favor acompáñanos, porque realmente hace hambre y no...
—¿COMO ES POSIBLE QUE EN ESTE MOMENTO EL PROBLEMA DE TU ESTOMAGO ES LO ÚNICO QUE TE PREOCUPE? —grito con todas las fuerzas que me permiten mis pulmones y camino hasta el banquillo de espera donde me dejo caer de golpe continuando con los brazos cruzados, sumando una cara de pocos amigos.
—¿Se puede saber qué haces? —Shin Bae pone una expresión que baila entre desconcierto y confusión.
—¿Tú que crees? —Lo miro exasperada, preguntándome cómo es posible que él no entendiera algo que, por mucho, es de lo más lógico—. Esperaré a la señora Song aquí. Tiene que explicarme porqué estoy despedida. Tú solo ve a comer y trata de no atragantarte mientras engulles tu comida, tsq —Le hago señas con la mano para que se fuera, pues no tenía caso hablarle de mis razones.
Pero los dos chicos se miran y luego vuelven a posar su mirada en mí y, como si ya no aguantaran reprimir sus risas por más tiempo, explotan en fuertes carcajadas.
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