41. Mi niña
Sábado 5 de octubre de 2024
Estoy mirando embobado la foto que me ha mandado Verona. Tania y ella están con mi camiseta puesta en el palco, y la verdad es que están monísimas las dos. Una sonrisa se me escapa de la boca cerrando mi móvil para guardarlo en la taquilla.
- ¿Qué tal la paternidad Torres? -Ferrán me da una palmada en la espalda y se sienta a mi lado para atarse las zapatillas
- Bueno, la primera noche la hemos pasado con éxito, aunque Tania acabó durmiendo en nuestra cama
- Normal. Para ella tiene que ser difícil pasar de dormir en un dormitorio compartido a tener uno para ella sola
- Si, si que lo es. Y encima es que le daba hasta verguenza decirlo. Pero sinceramente, cuando he abierto los ojos ésta mañana y las he visto a las dos dormidas a mi lado, me he dado cuenta de que eso es la felicidad tío
- Lo sé Pau -Ferrán me mira con una media sonrisilla comprendiendo perfectamente lo que le estoy diciendo- a Rebeca y a mi nos encanta meter a Vera en la cama. Hay que disfrutar de esos momentos Pau, que luego crecen y pasan de ti. Tú y Verona vais a ser unos grandes padres
- Bueno, primero que nos den el Acogimiento y después ya veremos...
- Os lo van a dar tío. De eso no hay ninguna duda. Y bueno, ¿que tenéis pensado para el cumple?
- Pues le he prometido un gol, pero lo veo difícil -le digo rascándome la oreja mientras me quito la camiseta- pero la vamos a llevar a Micropolix y luego a cenar al Retiro, y lo que vaya surgiendo
- Si, con los niños es lo que vaya surgiendo amigo
Termino de vestirme viendo como el Mister entra en el vestuario para darnos la charla antes de salir al campo. No quiero obsesionarme, pero me encantaría marcar un gol y dedicárselo a Tania. Le he dicho que si lo hacía, me llevaría la mano a la oreja un par de veces para que supiera que se lo dedicaba a ella.
Ojalá pueda cumplir su deseo.
Durante el partido...
El portero de la Real me ha hecho un penaltí cuando iba a rematar un corner de Ferrán. El valenciano va a por el balón para tirarlo y lo cojo yo antes de que lo haga él .
- ¡Pau tío! -me dice Ferrán protestando
- ¡Ni de coña! Allí arriba hay una rubia que está deseando que le dedique un gol hoy. A mi no me quita el balón ni tu madre. Tú verás Ferrán
- No has tirado un penalti en tu puta vida
- Te equivocas imbécil. Tiré uno en la Final de la Europa League y no lo fallé. Quita de en medio
Mi amigo rueda sus ojos y me da una palmada en la espalda. Al oído me susurra por donde la tiraría él y asiento. Pongo el balón en el suelo y ni miro al portero. Se lo he visto hacer miles de veces a Ferrán. Todos se preparan y yo miro al balón. En cuanto el árbitro pita, cojo un poco de carrera y tiro el penaltí a lo Panenka, entrando lentamente en la portería.
Gol, ha sido gol.
Salgo corriendo y pego un bote que ni Cristiano Ronaldo. Me llevo la mano a la oreja señalando hacia la grada donde están Tania y Verona, y si, las puedo ver desde aquí como están de pie abrazadas y saltando. El resto de mis compañeros vienen a felicitarme y yo me abrazo a Ferrán.
- Vaya gol que has metido, chulo -me dice el valenciano
-Soy Pau Torres, ¿qué coño quieres?
He salido de los vestuarios de los primeros con mi camiseta en la mano. Me la han pedido 80 veces pero ya tiene dueña desde que marque el gol. Subo los escalones hacia la sala VIP de los familiares. En cuanto entro, Tania viene corriendo hacia mi gritando mi nombre. La cojo en brazos y la abrazo bien fuerte viendo la cara emocionada de Verona.
- ¡Menudo golazo! Te dije que marcarías -sus pequeñas manitas me aprietan las mejillas y yo es que me muero con ésta niña
- Te he guardado la camiseta -Tania abre sus ojitos y me da un enorme beso. Verona se acerca hacia mi y le rozo los labios abrazándola también- ¿nos vamos?
Verona asiente ante mi mirada feliz. Bajo a Tania de mis brazos y le cojo la mano. Ella se engancha sin dudarlo cogiendo con su otra mano, la de mi novia. La pequeña rubia, con sus dos coletas, con sus vaqueros negros y una camiseta blanca de lunares, nos mira a los dos con una felicidad en su cara que no puede con ellas.
- ¿Y qué habéis hecho ésta mañana? -les pregunto mientras nos dirigimos hacia el parking
- Verona me ha llevado a desayunar churros con chocolate y luego a un Toy kids. Hemos estado saltando en las colchonetas, jugando a los bolos...
Tania parlotea sin parar cada vez más emocionada. Llegamos a nuestro coche y yo la ayudo a montarse en su asiento. Le estoy abrochando el cinturón de seguridad cuando ella me agarra de la cara para que la mire.
- Gracias por traerme a vuestra casa -Tania me da un beso en la mejilla que es el mejor beso del mundo
- Gracias a ti por querer venirte con nosotros
- ¡Cumpleaños feliz! ¡Cumpleaños feliz! Te deseamos todos, cumpleaños feliz
Tania se muerde los labios aguantándose las lágrimas. Le he dicho que tiene que pensar un deseo. Se queda unos segundos pensativa y sopla las velas con tanta energía que todas se apagan.
- ¿Has pensado un buen deseo? -le pregunto cogiéndola de la mano
- Si, si lo he pensado -me dice ella riéndose- quiero quedarme con vosotros para siempre
Alzo mi mirada para mirar a Verona, la cual también se muerde los labios igual que ella. Un camarero se lleva la tarta para repartirla en los platos. Estamos en un restaurante algo más "familiar", aunque nos han puesto en una zona más apartada lejos de las miradas de la gente.
- Tania cariño, ya sabes que por nosotros te quedabas en casa toda la vida -le dice Verona algo más calmada- pero ya sabes que hay que esperar
- Si, la burocracia -dice ella haciendo aspavientos con su mano- la enfermera Anita me lo ha contado todo. Odio la burocracia esa. Es una señora muy fea
Reprimo una risa mirando a mi niña. A la que estoy deseando que lo sea. Me tiene loco. Pero loco. Siento que de verdad es mía. Y es lo que más deseo en este mundo. La posibilidad de que nos dejen a Tania en Acogimiento y después podamos adoptarla.
- Yo también la odio -le digo yo- pero, hay que tener paciencia Tania. Para que todo salga bien, hay que esperar
- Bueno, pues esperaremos -dice ella resignada.
Verona se acerca a ella y empieza a darle sonoros besos en la cara haciendo que ella se ría. Un camarero nos trae la tarta, de chocolate, claro, y nos la empezamos a comer.
- Pau -me pregunta Tania mirando el plato con el postre
- Dime cariño
- ¿Y si me pongo malita también me vais a esperar?
Trago saliva y mi mirada se cruza con la de Verona. Los ojos de Tania están ahora algo tristes y tiene cara de preocupada. Maldita sea su puta familia que la dejó de lado cuando más los necesitaba. Verona coge una de sus manos y yo la otra mirandola a esos ojitos azules que me tienen rendido a sus pies.
- Tania, nosotros te vamos a esperar siempre -le dice Verona con mucha dulzura- el hecho de que tú estés malita no es problema para nosotros, al contrario, eso hace que tengamos que darte más besitos, más cosquillas y a quererte más
- ¿Vosotros me queréis? -nos pregunta ella con la voz emocionada
- Desde el día que te conocimos -le contesto yo con total sinceridad
- Pues entonces, yo también os quiero -dice ella con rotundidad. Verona se acerca a ella y la abraza muy fuerte haciendo que ella se ríe a carcajadas
-Y ahora cómete la tarta que tenemos que ir a un sitio muy chulo -le digo yo señalando su trozo
- ¿Puedo comerme otro cuando termine? -me pregunta ella poniéndome morritos
- No, que luego te duele la barriga
- Por fi
- No
- Por fi, por fi, por fi
- Bueno, ya veremos
Dios, ya parezco hasta un padre y todo.
Más tarde...
Verona entra en el dormitorio dejando la puerta medio abierta. Se quita la sudadera y la deja en una de los sillones. Camina hacia la cama y después de quitarse las zapatillas se mete dentro.
- Se ha quedado frita. El proyector de estrellitas le ha encantado. ¿Qué ves? -me pregunta señalando mi móvil
- Las críticas a mi penaltí
- No hay críticas Pau. Has tirado el penaltí de puta madre
- Eso dicen
Apago el móvil y lo dejo en la mesita de noche. Verona se recuesta en la cama y yo me pongo de lado para hablar con ella. Mis dedos acarician su mejilla y ella me responde con una pequeña sonrisa.
- ¿Estás cansada?
- Sólo un poco. Es el primer fin de semana, es normal
- Tenemos que pedir cita con el médico. Lo he hablado con Rafael, y dice que lo que queramos. Que ellos hacen hasta donde pueden -Verona y yo lo hablamos el otro día. Queremos llevar a Tania a un cardiólogo. Al mejor de Madrid, bueno de España.
- El lunes mismo la pedimos. Estoy asustada Pau
- ¿Porqué cariño?
- Porque no quiero que se encariñe con nosotros y que luego nos nieguen el acogimiento. Joder, que ahora mismo me daría una pena que me muero de que no pueda estar con nosotros
-Mira Verona, creo, no, estoy seguro, de que eso no va a pasar. Nos van a dar el Acogimiento Permanente y después empezamos con los trámites de la adopción. Que suerte que hicieras aquel curso de Mediación Familiar
Verona se acerca a mi y la veo angustiada. Beso sus mejillas y la atraigo hacia mi pecho para que se tranquilice. Yo también estoy muerto de miedo. Le he cogido mucho cariño a Tania en apenas un mes, y cuando pienso en el futuro, quiero verla con nosotros. Es una niña tan increíble, y lo ha pasado tan mal desde que nació, que se merece ser feliz. Y es lo que queremos hacer nosotros.
- Estoy deseando que llegue febrero para casarme contigo Pau
Quito a Verona de mi pecho algo sorprendido. No solemos hablar mucho de la boda porque a los dos nos estresa. Y las circunstancias de como hemos acabado prometidos son una locura. Como lo es ella, mi locura.
- Yo también lo estoy deseando. Sé que parece una tontería Roni, pero saber que vas a pasar el resto de tu vida conmigo me deja más tranquilo
- ¿Porqué? -me pregunta ella sonriéndome con calma
- Porque eso quiere decir que me quieres y aunque soy un bruto, que no tengo filtros para decir las cosas y que a veces, bueno, casi siempre soy un cabezón, te tengo to loca
Le guiño un ojo a Verona y ella acaba riéndose. Se acerca a mi muy despacio y roza mis labios unos segundos. La agarro del cuello para atraerla más a mi y poder profundizar en ese beso que tanto necesito de ella. Porque a ella la necesito más que a mi vida. Subo mis manos y le quito la camiseta muy despacio dejando sus pechos al aire. Apago la lamparilla de la mesita y me inclino para tumbarla en la cama. Le doy pequeños besos en el cuello y acerco mi boca para hablarme muy bajito en su oído.
- Y ahora Roni, no hagas ruido. Ahora que vamos a ser padres hay que follar en silencio
*** A esta historia le quedan unos 20 capitulos más o menos, así que voy a procurar subirlos más a menudos, a poder ser, uno cada día hasta acabarla. Si os está gustando, votadla por favor, que me hace mucha ilusión ver vuestros votos. Gracias. Os adoro ***
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