38. El miedo a perderte
Miércoles 18 de Septiembre de 2024
Estadio Santiago Bernabeu
El Madrid juega hoy un partido de Champions. Es contra el Manchester United. Un partidazo. Acaba de empezar la primera parte y yo ya estoy de los nervios. Es que encima tengo un presentimiento de que algo va a pasar, y me duele hasta el estómago. Llevo así todo el día y es una sensación horrible.
Rebeca aparece en el palco, y se sienta a mi lado. Me pone delante su móvil enseñándome una preciosa foto de un bebé.
- Pues ya está aquí la pequeña Laura -mi amiga me enseña la foto de la hija de Kepa y Camila. Nuestra amiga se puso de parte anoche, antes de tiempo, como predijo la granaína.
- Es monísima -le digo mirando la foto del pequeño bebé
- Se parece a Kepa
- Bueno, es que sus dos padres son muy guapos
- Si que lo son sí
Rebeca guarda su móvil en el bolso y hace como yo, mirar al campo para ver como juegan nuestros chicos. Se los ve algo nerviosos los primeros minutos, pero yo confío en ellos y sé que van a ganar.
- Bueno, ¿cómo lo llevas todo? -me pregunta mi amiga pasándome una bolsa de patatas
- Mal. Fatal. Todos los días sale algo bueno. Y encima, creí que mi madre y mi suegra se tranquilizarian, pero, han vuelto a la carga otra vez. Están obsesionadas con el sabor de la puta tarta, joder
Rebeca se empieza a reír mientras yo devoro la bolsa de patatas. Sigo con mi manía de comer cuando estoy nerviosa. Aunque todas las tardes hago ejercicio en el gimnasio que tenemos en casa, porque a este paso no me va a caber el vestido ni en una pierna.
- Sólo quieren ayudar -me dice mi amiga intentando tranquilizarme
- Son más de dar por culo, Rebeca. Que la lista de invitados aumentan cada día misteriosamente. Tengo más invitados que seguidores en Instagram
- Anda, ven aquí. Que lo estás necesitando
Rebeca abre sus brazos y yo me cuelo en ellos.
Abrazo a mi amiga durante unos buenos segundos. Beso su mejilla y nos separamos para fijar nuestra vista en el campo. La madre de Ferrán están con la pequeña Vera en la zona infantil mientras su marido le chilla al árbitro como si no hubiera un mañana.
El Manchester va a lanzar una falta. Uno de sus jugadores, el encargado, la tira y el balón rebota en la barrera, bueno, más bien rebota en la cara de Pau. Me pongo en pie y pego un grito porque mi novio acaba de caer al suelo a peso plomo y me acabo de asustar.
Sus compañeros lo rodean pero no puedo ver nada desde aquí. Rebeca se pone en pie y me agarra de la mano.
- No será nada, no te preocupes Verona
Me pica la garganta y tengo muchas ganas de llorar. El dolor de estómago es más agudo y mis nervios se acrecientan por segundos. Entran las asistencias y Pau aún sigue tirado en el suelo. Todo el campo está en silencio. No se oye nada. Todos pendientes del lateral del equipo blanco.
Casi ni puedo respirar de como estoy. Me llevo las manos a la cara y me pongo a llorar porque pasan los minutos y no se levanta.
Son horribles minutos en los que pienso de todo. En los que mi móvil no para de sonar en mi bolsillo y yo lo ignoro completamente. Tengo miedo. Mucho miedo a perderlo.
Entra una camilla y ponen a Pau en ella, sacándolo al fin del campo. Y yo me pongo en pie con solo un objetivo, ir hacia donde está él.
- Me voy abajo -le digo a Rebeca casi saliendo ya del palco.
Tengo que ver lo que está pasando con mis propios ojos. Tengo que ver que está bien. Ahora mismo siento un revoltijo en mi estómago y tengo ganas hasta de vomitar. Cruzo la sala VIP y salgo a un enorme vestíbulo. Voy hacia los ascensores y entro dentro dándole a la planta baja. Me pongo la mano en el corazón intentando calmar mis latidos. Algo imposible porque creo que se me va a salir del pecho.
Las puertas del ascensor se abren cuando llego a mi destino. Salgo a otro vestíbulo y cruzo un largo pasillo. Un guarda de seguridad me para y le enseño mi credencial.
- Soy la novia de Pau Torres -le digo emitiendo un ligero sollozo- quiero verlo. Lo acaban de sacar del campo y quiero verlo
- Venga conmigo por favor. Si entra usted sola la van a parar cada dos por tres
El guarda pone una de sus manos en mi espalda guiándome por los pasillos que me llevan hacia la zona de los vestuarios. Por el camino nos vamos encontrando a más guardias y más gente que apenas reconozco, o mis aguados ojos no pueden reconocer.
Veo a Pau en una camilla a mitad del pasillo y me acerco a él con el corazón en un puño.
- ¡Pau! ¡Pau! -mi grito desesperado llama la atención de todos los que están a mi alrededor. Pero yo no pienso en nada. Sólo pienso en mi rubio que está tumbado y ni se mueve
- Tranquila Verona, tranquila -Eva, la mujer de Marco Asensio y una de las fisioterapeutas del Madrid, me sujeta por los brazos mientras mis ojos se llenan de lágrimas
- ¿Está bien? ¿qué le pasa? -me acerco un poco más y lo veo respirar pero no abre los ojos. Un lado de la cara lo tiene bastante rojo e hinchado
- Ha sufrido un golpe bastante fuerte en la cara y en la cabeza. Nos lo llevamos al hospital. Es el protocolo que marca La Liga
- ¿Puedo ir?
- Si, claro. Pero no puedes ir en la ambulancia. Me encargaré de que alguien te lleve, ¿de acuerdo? y tienes que estar tranquila Verona. Le van a hacer pruebas por seguridad
- ¿Y porqué no abre los ojos?
- Ha perdido un poco el conocimiento, pero tranquila, es normal
Trago saliva mirando a Pau mientras mi teléfono no deja de sonar. Veo en la pantalla que es su madre pero no puedo cogérselo porque no sé que decirle. Se lo empiezan a llevar hasta el parking para meterlo en una ambulancia. Un miembro del staff técnico me hace un gesto con la mano para que lo siga hasta un coche.
Me llevo las manos a la boca aún temblando muerta de miedo.
Porque si pierdo a Pau, esta vez, me perderé yo también.
Miro por la venta móvil con el móvil en una mano y con la otra en mi cara. Son más de las doce de la noche y sigo alterada. Creo que es la primera vez en mi vida, que no me ha dado por comer de los nervios, al contrario, sigo con el estómago revuelto.
- Tranquila Luisa, tranquila. Le están haciendo pruebas y en cuanto sepa algo os lo digo
- Ay Verona. Que estoy que no vivo con mi niño. Estamos ya vestidos para salir corriendo
- Es tarde Luisa. Esperad a ver lo que pasa y entonces os lo digo
Escucho unos pasos en la sala y veo entrar a uno de los médicos. Me despido de mi suegra y voy hacia él con el corazón en un vilo.
- Doctor, ¿cómo está Pau?
- Tranquila Verona, que todo está bien. Falta el resultado del tac pero puedes estar tranquila. Ha sido más el susto del golpe y la caída que otra cosa. Está reaccionando bien a estímulos y no se le ve desorientado
- Oh, gracias a dios -le digo respirando por fin con normalidad- ¿puedo verlo?
- Por supuesto. Además, va a pasar la noche aquí por precaución
El médico me acompaña hacia la habitación donde está Pau. Abro la puerta lentamente y al hacerlo tengo que reprimir un sollozo. Está acostado en la cama medio dormido y yo sólo quiero llorar. Entro sin hacer ruido y camino hasta llegar a su cama. Acaricio su mejilla y siento como una lágrima resbala por mi mejilla.
Mira que quiero a Pau. Lo quiero con toda mi alma. Pero ésta noche me he dado cuenta de que lo quiero todavía más de lo que pensaba. Y que no querría vivir sin él. Si, sé que estoy sonando algo dramática, pero el amor que siento por Pau es tan grande que a veces me duele el corazón de tanto que lo quiero.
- Hola mi vida -me muerdo los labios al verlo abrir sus ojos y hablarme. Tiene cara de cansado y una parte de su frente está hinchada y se le está poniendo morada
-Hola cariño, ¿cómo estás?
- Cansado, ¿y tú?
- Bien, muy preocupada por ti -mis dedos trazan caricias por sus mejillas. Me acerco un poco más a él y le rozo sus labios unos segundos
- Estoy bien Roni, no te preocupes. Pero por si acaso, deberías avisar a un cura
- ¿A un cura? ¿para qué? -le pregunto muy confundida. El golpe le ha dejado peor de lo que yo pensaba
- Para que nos case ahora mismo. Vaya que no despierte mañana y no puedas heredar todo lo mío
Miro a Pau horrorizada abriendo mucho mis ojos. Él frunce sus labios aguántandose la risa y acaba estallando en carcajadas.
- ¡Deberías verte la cara Roni!
- ¡Eres gilipollas!¡Muy gilipollas! Y no te pego porque estás en el hospital, pedazo de cabrón
Cruzo mis brazos muy indignada y voy a levantarme de la cama. Su mano se posa en mi brazo deteniéndome y haciendo que vuelva a sentarme.
- Es de broma Roni
- Eres idiota Pau Torres. Casi me muero pensando que te había pasado algo
Ya no puedo aguantarme más y me pongo a llorar dejando escapar todas las lágrimas que he aguantado desde el momento que le dieron el balonazo. Me llevo las manos a la cara dando rienda suelta a mis sollozos. Pau me agarra de la cintura y hace que me ponga en su pecho medio recostada. Una de sus manos acaricia mi espalda para calmarme.
- Lo siento mucho Roni, de verdad que lo siento
- No es culpa tuya mi vida. Pero me he asustado tanto
-Yo también me he asustado. Es que ni vi por donde me venía. Caí al suelo y no me acuerdo de nada más. Y joder, que lo único que hacía era pensar en ti. Te amo tanto Verona
- Y yo a ti Pau. Sé que es una tontería y me estoy poniendo muy dramática, pero prométeme que no me vas a dejar nunca
- Te lo prometo Roni. He tardado casi dos putos años en tenerte conmigo. Así tenga que luchar contra el mismísimo demonio, tú siempre a mi lado
- ¿Pase lo que pase Pau?
- Pase lo que pase mi amor
Sigo apoyada en su pecho escuchando los rítmicos latidos de su corazón. Algo que me tranquiliza bastante. Dejo que su mano acaricie mi brazo haciendo que la piel se me erize.
- ¿A qué te has pensado lo de casarnos aquí en la habitación, Roni?
- Ahora mismo Pau, me casaba contigo donde coño fuera
- Tú con tal de librarte de las Wedding planner
Pau suelta una carcajada que me hace levantar mi mirada y posarla en sus ojos.
- Te equivocas. Yo con tal de casarme ya contigo, me da igual donde sea -le respondo para que deje de reírse
Pau se muerde el labio y me da una enigmática sonrisa.
- No sé si habrá oficio a estas horas, Roni. Habrá que mirar el horario de la capilla
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro