
34. Mejillones en salsa verde
Viernes 19 de julio de 2024
Isla de Ikaria, Grecia
- Y por eso quería que me dijeras que sí
Me quedo callada mirando a Pau. Acaba de contarme toda la verdad. Lo que hizo y lo que le llevó a hacer la pedida de matrimonio en el Bernabeú. Aprieto mis labios y un largo suspiro sale de mi boca. Él me mira esperando una reacción por mi parte. Algo que le demuestre lo que realmente pasa por mi cabeza.
- Te enfadaste tanto cuando te dije que si. Me engañaste Pau Torres -le digo poniendo mi dedo sobre su pecho- pensaba que lo hacías por tu propio beneficio, y resulta que nunca ha sido así
- Tenía que hacer el papel Roni. Sobre todo delante de esa rata. No quería que se saliera con la suya
- Pues te salió de puta madre. Aunque, joder, me lo hiciste pasar tan mal. Ay, Pau
Me doy la vuelta y me pongo boca abajo en mi toalla. Los dedos de Pau recorren mi espalda muy despacio. Siento como la piel se me eriza con cada caricia. Sus labios besan mi hombro desnudo y yo gimo al sentir el frescor de su boca en mi piel. Giro mi cabeza para encontrarme su mirada azul sobre la mía. Pau se pone boca arriba y lleva sus manos detrás de su nuca girando ligeramente su cabeza para mirarme.
- ¿Estás enfadada conmigo? -su pregunta y el tono con la que la hace casi es un ruego
- No, no lo estoy. Hace mucho tiempo que te perdoné Pau. De cierta manera, me salvaste. A tu loca manera, pero lo hiciste
Nos quedamos los dos en silencio. Mirándonos. Diciéndonos todo con esa mirada. Con la forma en que nos queremos decir todo pero al final, no lo decimos porque no hace falta.
- Algún día Miki recibirá su merecido -me dice él mientras se pone sus gafas de sol
- Ojalá -siento como me escuecen los ojos y me pongo boca abajo de nuevo porque quiero llorar. Pau lo nota y pone sus manos en mi espalda
- No llores Roni. Ese idiota no se merece ni una sola de tus lágrimas
- Si no estoy llorando por él -le digo dándome la vuelta. Pau se quita sus gafas de sol y vuelve a mirarme realmente preocupado por mi
- Entonces, ¿porqué lloras? -Pau me agarra del hombro para que me voltee de nuevo y lo mire a él. Me pongo boca arriba y lo miro perdida en el azul de sus ojos.
Él siempre me ha mirado como lo hace ahora. Con amor. Con preocupación. Como su todo. Cuando pienso en lo idiota que he sido todos estos años al no querer admitir la verdad, que mi corazón siempre le ha pertenecido a él.
- Por tu culpa -le contesto aún sintiendo las lágrimas deslizarse por mis mejillas
- ¿Yo? ¿Qué he hecho ahora? -Pau me mira algo asustado. Levanto mi mano y acaricio su barbilla muy despacio
- Todo Pau. Todo lo que has hecho ha sido por mi. Me has demostrado que me quieres desde el puto momento que te subiste a ese escenario. Lloro de felicidad idiota
- Pues no me insultes más -Pau se ríe y yo aprovecho y lo agarro del pelo hasta tirar de él y unir mis labios con los suyos. Lo beso perdida en él y en las caricias de su lengua dentro de mi boca
- Te quiero mucho Pau -le digo separándome de sus labios. Sus dedos trazan caricias por mis mejillas y deja un corto beso en mis boca
- Y yo a ti
Pau me abraza durante unos segundos. Mis manos acarician su espalda y dejo que sus labios recorran mi cuello haciendo que la piel de mi nuca vuelva a erizarse. Todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo están dislocadas a causa de sus besos.
- ¿Recuerdas aquella vez en la piscina de tu casa cuando te dije que te quería? -le pregunto a Pau. Teníamos 18 años y yo ya empezaba a sentir algo por él
- Claro que lo recuerdo -me contesta con una media sonrisa
- Te lo decía de verdad. Estaba empezando a enamorarme de ti Pau
- Por eso yo también te respondí que te quería
Vuelvo a abrazarlo. A dejar que sus brazos rodeen mi espalda. A sentir que soy suya y que por fin él es mío. Después de tanto tiempo, de dar tantas vueltas, de esconder lo que sentíamos, por fin, nos pertenecemos.
- Es nuestra última noche aquí -me dice él poniéndose ya encima mía- ¿Dónde te apetece cenar?
- En aquel restaurante que hay a la orilla de la playa -le digo agarrándolo del culo. Una perfecta sonrisa traviesa sale de mi boca cuando voy moviendo mis dedos arriba y abajo de su trasero
- ¿El de los mejillones en salsa verde?
- Ese mismo
- Vale, por mi perfecto -Pau tira del lazo de las braguitas de mi bikini. Levanto mi culo para dejar que me lo quite y él lo tira al suelo de la terraza. Me muerdo los labios y él acerca su boca para tirar de mi labio superior arrancándome un gemido de auténtico placer
- ¿En el suelo o en la cama? -me pregunta él alzando una de sus cejas
- Para que voy a elegir si lo vamos a hacer en los dos sitios -le respondo rodando mis ojos
Cojo la mano de Pau mientras caminamos por la orilla de la playa. Ya ha atardecido y el restaurante donde vamos a cenar está al final de la cala. El aire fresco me da en las mejillas y me estremezco un poco al sentirlo sobre mi cuerpo.
- ¿Tienes frío? -me pregunta Pau cogiéndome de la cintura
- Solo un poco. A estas horas siempre refresca -Pau me atrae hacia él y yo solo tengo que deslizar mis brazos por su cintura y dejar que su cuerpo me haga entrar en calor
- Oye, Roni, ¿a ti te molesta todo lo que están liando nuestras madres?
- Sinceramente, lo de planear una boda es estresante. Y entre los conciertos, que tú ahora empiezas a entrenar, la mudanza y todo eso...como qué estoy pasando bastante. Y no debería hacerlo porque es nuestra boda
- ¿Y de organizarla tú, que querrías?
Me quedo pensando unos segundos en lo que me gustaría mientras llegamos al restaurante. Un amable camarero nos recibe en la entrada. Pau le pide una mesa dentro porque aún no se me ha pasado el frío. Nos sentamos y pedimos una botella de vino mientras ojeamos la carta.
- No me has contestado Roni -me pregunta Pau juntando sus manos por encima de la mesa
- Supongo que simplemente con mi madre, tus padres y África, me conformo. Pero luego pienso en que me gustaría que Joana y Antonella estuvieran a mi lado, en Pablo, Rebeca, Ferrán...y que bueno...me gustó mucho la boda de Rebeca y Ferrán. Fue bastante romántica
- A mi también me gustó. Por eso quería que nos casáramos en el Castillo, porque me parece un sitio muy ideal para una boda...
- Bueno, la verdad es que no me importa el sitio, mientras el novio me esté esperando en el altar
Alargo mi mano para que Pau me la pueda coger y él la agarra para depositar un dulce beso en ella.
- El novio te va a esperar siempre donde sea -Pau me guiña un ojo y una tonta sonrisa aparece en mi cara. Amo cuando me dice estas cosas porque realmente, me emociona
Un camarero viene a tomarnos nota. Pedimos varios entrantes, entre ellos mejillones. Desde que los probamos el otro día llevo pensando en comerlos otra vez. Pau me llena la copa de vino y me mira antes de chocarla con la mía.
- Brindaría por nosotros Roni. Pero voy a brindar por ti. Me has dado tantas oportunidades, que no sé como no te has cansado aún de mi -Pau me da una sonrisa pequeña y lo veo hasta algo avergonzado por sus palabras
- Yo también he sido algo dramática Pau. No me lo has puesto fácil, pero... yo tampoco he colaborado mucho, así que...brindemos por nosotros
- Por aquellos niños de 15 años que un día juraron que se casarían juntos
Pau choca su copa con la mía y yo no puedo evitar sonreír recordando ese momento. Tengo que agradecerle a mi yo de 15 años que esté aquí con él. Con la única persona de la que he estado enamorada en la vida y con la que me voy a unir para siempre.
Nos traen la comida y empezamos a planear, y sólo un poco, lo que vamos a hacer los próximos meses. Aunque parezca una tontería, quedan menos de 7 meses para la boda y aún tenemos que tomar muchas decisiones.
-Hay una pregunta que quiero hacerte Roni, pero tienes que prometerme que no te vas a enfadar ¿vale?
- Mientras no sea algo relacionado con las invitaciones. Mi madre me tiene frita con una de color plata que le gusta, porque lleva el escudo de la Virgen de Gracia
- Lo siento por la Virgen, pero la invitación es fea de cojones. Pero eso no es lo que quería preguntarte cariño. Pero primero, prométeme que te pregunte lo que te pregunte, no te vas a enfadar ni a chillar
- Te lo prometo. Pero me das miedo Pau -él coge mi mano y me da una sonrisa tranquilizadora
- No tengas miedo...a ver...tú, ¿tú cuando quieres tener hijos?
Me quedo mirando a Pau tragando saliva. Le encantan los niños. Lo sé porque cada vez que está con Vera se le cae la baba. Es su padrino y está loquito por la niña. Y sé que también se muere por tener un hijo.
- Pues no lo sé Pau, de verdad. Te dije una vez que pensaba que era muy joven para tenerlos, pero lo que me daba miedo era no admitir que lo que había entre nosotros era muy real, y que todo eso nos llevaría a tener hijos en un futuro
- ¿Entonces? no quiero presionarte a nada cariño. Sólo quiero saber lo que piensas... -Pau agarra de nuevo una de mis manos y sus dedos la acarician muy despacio
- ¿Qué te parece si primero nos casamos y después lo hablamos otra vez? -le pregunto apretando mis labios
- ¿Después de la boda? -me pregunta él esperanzado
- Después de la boda
- Me parece perfecto cariño
Pau me suelta la mano y acaricia mi mejilla muy suavemente mientras yo le sonrío. Cojo de nuevo mi copa de champan y lo miro para ver que tiene una pequeña sonrisa en la cara. Está tan adorable así. Nos ponen delante los mejillones y yo me relamo los labios mirándolos. Se acaban de convertir en mi antojo favorito. Empezamos a comer en silencio. Alzo mis ojos y muerdo mis labios mirando a mi novio.
- Pau
- Dime mi vida -Pau levanta su mirada de su plato para posarla en la mía. Me pierdo en esos ojos azules. Sobre todo cuando me miran así, como si yo fuera la única persona que hay en la tierra
- Los niños. Que si vienen antes...no va a ser un drama
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