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2. Tú haces que mis rodillas tiemblen

- Tranquilo Miki. No pasa nada. Pau no hablaba en serio -le digo intentando tranquilizarlo para que se vaya y me deje a solas con el lateral izquierdo del Real Madrid

- Si hablo en serio -dice Pau cruzado de brazos en mitad de la habitación. Me doy la vuelta y lo fulmino con la mirada mientras vuelvo a mirar a Miki quien está con la cara desencajada. Juro por dios que si mis ojos fueran dos puñales ya habría asesinado a Pau hace rato

- ¿Pero qué está diciendo éste? -Miki aprieta sus puños y hace ademán de irse a por el castellonense

- Miki, tranquilo. Ahora nos vemos. Necesito hablar con este idiota un rato -agarro a mi novio del brazo y alzo mi mano para acariciar su mejilla. Le doy un corto beso y lo llevo poco a poco hacia la puerta

- No me quedo tranquilo dejándote aquí con este, nena -aprieto mis dientes y me muerdo la lengua porque juro por dios que o se va de una puta vez o le doy una patada en el culo

- Yo tampoco estaría tranquilo dejándome a solas con ella -le dice Pau con mucha chulería

Voy empujando a Miki para que salga y lo consigo en pocos segundos. Cierro la puerta echando el pestillo a continuación. Lo que faltaba es que viniera mi madre, la cual está rondando por ahí y es la fan número 1 de Pau. Me doy la vuelta y me voy a por el rubio tremendamente cabreada.

- ¿Pero tú eres idiota o qué? -le digo dándole un empujón- ¡cómo se te ocurre presentarte aquí y decir que soy tu prometida! ¿Te han dado un balonazo en el último partido?

- No, no me lo han dado y eres mi prometida y lo sabes

- ¿Pero de qué estás hablando? -le digo con unas ganas de pegarle que no puedo más mientras él sigue con esa pose de prepotencia que me mata. Vale si, y que me está poniendo muy cachonda. Pero mucho. Joder con Pau. ¿Qué coño hace aquí?

- Si cumplimos 23 años y no nos hemos casado con nadie, prometemos que nos casaremos juntos -me dice Pau poniendo voz de pito mientras me mira

Me llevo las manos a la cara alucinada y mirando a Pau sin poder creerme lo que me está diciendo.

- ¡15 años Pau! ¡Teníamos 15 años cuando hicimos esa puta promesa! -le chillo mientras él me mira muy relajado

- ¿Y? Hicimos una promesa. Ayer cumpliste los 23 y ninguno de los dos se ha casado, vengo a que la cumplamos... Y por cierto, feliz cumpleaños, luego te doy tu regalo... -Pau me guiña un ojo y pasa su lengua por sus labios.

- Pero, ¿tú eres gilipollas o qué? ¡Que lo hicimos de cachondeo!

- Tengo un papel firmado por los dos donde se reflejan muy claramente las condiciones de nuestra promesa

De verdad que no puedo. Que hostia tiene. Y que bueno está el hijo de puta. Está más bueno que la última vez que lo vi. Y todo mi cuerpo también se acuerda de él. Pau me hace un repaso de arriba a abajo, deteniéndose en mis pechos, los cuales sobresalen un poco por el bustier que llevo puesto. Esa mirada hace que mis rodillas tiemblen y que sienta un escalofrío en todo mi cuerpo, y no de frío precisamente. Es el efecto que él tiene sobre mi.

- ¿Un papel firmado por dos críos? -le pregunto alzando mis manos- ¿tú estás tonto?

- Cualquier abogado le daría validez legal. Es un contrato privado firmado entre dos...

- ¡Qué te calles ya Pau! Como broma está muy bien. Llevo más de un año sin verte y ahora vienes a darme por culo

- Un año no, que nos vimos en la fiesta de cumpleaños de mi amigo Marco. Pero claro, la señorita salió corriendo después de cantar. Ni un puto hola me dijiste -me dice con algo más de dureza.

Claro que corrí. Claro que me fui. Porque si me hubiera quedado allí no estoy segura de lo que hubiera pasado. Bueno, si sé que hubiera pasado. Y me fui por miedo. Miedo a todo lo que él me hace sentir. Y porque no quería llorar delante de él. Ya lloré bastante cuando llegué a mi casa.

- ¡No me hagas hablar Pau Torres! -mi dedo se clava en su pecho y lo empujo, bueno, intento, empujarlo hacia atrás, pero no se mueve ni un centímetro

- Habla lo que quieras, pero, no puedes huir de la realidad, tú y yo tenemos un compromiso

- ¡Compromiso tu puta madre! Y además, que yo tengo novio, ya lo has visto

- Tu novio es gay -me dice mirándome de nuevo to chulo. Pero, ¿a qué viene eso ahora?

- No es gay -le digo cabreándome aún más. Me estoy acercando peligrosamente a él porque quiero pegarle bien fuerte

- Sí que lo es Verona

- ¿Y tú cómo lo sabes, eh? ¿Acaso tú también eres gay y estáis liados?

Es terminar de hablar y Pau acorta la poca distancia que nos separa agarrándome de las caderas. Su mirada es salvaje y posesiva. No me da tiempo ni a reaccionar, cuando me alza del suelo y me estampa contra la pared de atrás, mientras yo lo único que puedo hacer es sujetarme a su cuello para no caerme. Siento su respiración cosquillear en mis mejillas y como sus labios rozan mi barbilla en una caricia suave y lenta. Pau se acerca aún más a mí y puedo sentir como su erección se clava justo en mi centro, arrancándome un gemido.

Todas mis terminaciones nerviosas se han vuelto locas y un cosquilleo de deseo recorre todo mi cuerpo de arriba a abajo.

- ¿Tú crees que si yo fuera gay se me pondría tan dura con solo tocarte?

La boca de Pau está sobre mi cuello, deslizando su lengua por mi piel. Yo solo puedo girar mi cabeza un poco y dejar que un rastro de besos y lamidas recorran toda mi clavícula. Gimo de nuevo en respuesta al sentir como sus dedos se clavan en mi culo y su lengua sigue lamiendo, lo que le da la gana de mí. Toda mi piel arde. Todo mi cuerpo lo ansía. Necesito estar con él.

Por instinto muevo mis caderas hasta rozarme con su pene, el cual está bastante duro. Pau alza sus ojos para mirarme y lo que veo en ellos me deja totalmente descolocada, es deseo y algo más y por dios que ahora mismo estoy en sus manos. Porque estoy muy necesitada de él. No sabía cuanto lo estaba hasta que lo he visto aparecer por esa puerta.

- Puedo notarlo. Puedo sentir lo excitada que estás -sus labios siguen moviéndose en mi cuello dejando pequeños besos que no hacen sino acrecentar mi deseo por él

- Pau... - mi voz apenas es un susurro. Es más un ruego que otra cosa. Dios, me estoy escuchando y parezco desesperada. Pero es que lo estoy. Desesperada por él.

- Si, nena, gime mi nombre. Tranquila, que yo sé lo que necesitas, y es lo que te voy a dar

Cierro mis ojos perdida en sus labios en su piel, en sus manos en mi espalda, y sobre todo en su erección que aún sigue clavada en mi sexo y que si, que quiero tenerla dentro, porque lo que yo quiero es a Pau dentro de mí.

Él se mueve conmigo en brazos y me lleva hasta una de las mesas. Tiro de su pelo y él me da una larga mirada. Y yo ya es que no puedo más. Uno mis labios a los suyos y nos damos un beso que no tiene nada de tierno, es salvaje, duro, desesperado, y juro por dios que creo que estoy a punto del orgasmo. Las manos de Pau tiran de mi short hasta llevárselos del todo, dejando mi sexo desnudo al aire.

- Así que no llevabas bragas debajo de esto -me dice él dándome una sonrisa burlona

No me da tiempo a contestarle cuando sus labios están de nuevo sobre los míos y su lengua se cuela en mi boca acariciando la mía con ansias. Sus dedos se mueven sobre mi sexo. Estoy muy mojada. Hacía mucho tiempo que no estaba así. Echo mi cabeza hacia atrás y Pau aprovecha para morder mi cuello haciendo que un nuevo espasmo sacuda mi vientre. Sigue moviendo sus dedos en círculos y tengo que agarrarme bien fuerte a su cuello, para no caerme mientras abro más mis piernas.

- ¿Aún tomas anticonceptivos Verona?

- Sí... si los tomo - le digo medio balbuceando porque ahora mismo he perdido la capacidad de razonar y lo de pensar, ni te cuento

Escucho como Pau se baja la cremallera y como su pene va buscando poco a poco mi abertura, hasta deslizarse profundamente dentro de mí. Arqueo mi cuerpo de nuevo hacia atrás, mordiéndome los labios.

- ¡Joder Pau! -le digo mientras busco de nuevo su boca para besarlo

Pau empieza a moverse embistiéndome con fuerza y sin ningún tipo de cuidado. Me agarro a sus hombros mientras mi boca lo devora. Alzo mis piernas y rodeo su cintura con ellas, mientras él clava sus dedos en mi trasero sin dejar de moverse cada vez más deprisa. Esto es sexo puro y duro, salvaje, del que no me deja pensar, y del que tanta falta me hacía. Es que le estoy poniendo los cuernos a mi novio y me importa una puta mierda. Solamente me importa a quien tengo entre mis piernas que me está follando de una manera como nadie lo había hecho nunca en la vida. Miento, la última vez que hice algo así fue con él, con el puto Pau Torres que me tiene a punto de caramelo. No deja de moverse. De entrar y salir, dentro, fuera. Así una y otra vez. Hasta que llega ese momento. El momento de que quiero estallar en miles de pedazos pero a la vez no quiero que pare todavía.

- No puedo más Pau

- Pues no te aguantes. Córrete de una puta vez

Los dientes de Pau están en mi cuello y yo ahora mismo no sé ni donde estoy. Me agarra con fuerza y siento ese cosquilleo en mi vientre que baja por mis piernas para subir otra vez. Le busco la boca y mis gemidos desesperados, mientras me corro, los acallan sus labios. Siento como él también va a hacerlo. Echa su cabeza hacia atrás apretando su mandíbula. Pau se corre conmigo embistiéndome cada vez más deprisa. Cuando terminamos, él fija su mirada en la mía y su boca se acerca a mis labios. Esta vez me da un beso mucho más lento que los que nos hemos dado antes. Se recrea en mi boca con una dulzura que hace que me pone la piel de gallina. Al separarse, nos miramos a los ojos intentando recuperar la respiración. Siento que me arde la piel y que mis labios están muy hinchados por sus besos.

- Siempre ha sido la puta hostia estar dentro de ti Verona

Pau se aparta saliendo de mi interior y baja mis piernas de su cintura con mucho cuidado mientras se va arreglando la ropa.

- Estaré por aquí cerca Verona. Luego hablamos

Pau se da la vuelta dejándome encima de la mesa y sin poder creerme lo que acabo de hacer. Pau Torres acaba de echarme el mejor polvo de mi vida en el Bernabéu, y es que encima yo, quiero más de él.

- ¿Qué canción vas a cantar? -me pregunta antes de abrir la puerta

- ¿Acaso conoces mis canciones? "On fire" -le digo con algo de burla. Pau rueda sus ojos negando con su cabeza y me mira esperando a que le responda

- ¿Qué? ¿Es que no te gusta? -le pregunto mientras me bajo de la mesa y me pongo de nuevo los shorts. Aunque están tan mojados que voy a tener que cambiar el outfit

- Estás en el Bernabeú. Hay más de cien mil personas ahí fuera. Al público ya lo han puesto a bailar, pero no a llorar. Tú tienes una voz demasiado bonita como para taparla con tontas coreografías

Pau gira el pestillo de la puerta y sale por ella, al igual que entró, sin hacer ruido. Y a mí acaba de dejarme peor que cuando se fue, porque:

Punto número 1. Me ha hecho dudar de lo que cantar esta noche

2. Le he puesto los cuernos a Miki y he visto la luz (las velas de mi madre a San Expedito por fin han dado resultado)

3. Ay, Pau, ¿Cómo se puede estar tan bueno?

4. Como diga en serio lo de la prometida juro que lo mato

Punto 5 y final. ¿Qué coño hago yo ahora?

Me llevo las manos a la cara mientras me dejo caer en el sofá. Tengo que salir al escenario en media hora y no puedo con mi vida.

- ¿Ese que salía de tu camerino no es Pau Torres, el del Madrid?

Alzo mis ojos para ver como mi mejor amiga Joana entra por la puerta con su móvil en la mano.

- Cierra la puerta Joana -le digo mientras ella hace lo que yo le digo

- ¿Qué te pasa? -me dice mirándome preocupada

- ¿Crees que aún puedo cambiar la canción?

- ¿Por qué la ibas a cambiar? Sí está todo preparado, las bailarinas, la música... -me responde ella muy sorprendida

- Es que no estoy muy segura

Me llevo las manos a la cara resoplando. Todavía puedo sentir los besos de Pau en mi boca y los espasmos de mi vientre al recordarlo estar hace unos minutos dentro de mí. Soy débil. Siempre lo he sido con él. Y siempre lo seré. Es la única persona que me hace vibrar. Que me remueve todo por dentro, para bien y para mal. Pau Torres es un puto huracán que siempre hace lo mismo en mi vida, arrolla todo a su paso.

- ¿Se ha ido ya ese imbécil?

Miki entra por la puerta. Me quito las manos de la cara y lo miro de arriba a abajo, preguntándome si Pau tendrá razón. Aunque ahora que lo pienso puede que las señales estén ahí y yo no las vea. ¿Tan tonta he sido? ¿Tan cómoda soy que no me he dado cuenta de que mi novio es gay?

- Oye Joana, ¿te importa dejarnos a solas? Ahora te llamo y vienes -le doy una pequeña sonrisa tranquilizadora a mi amiga y ella asiente. Sale del camerino y yo hago a Miki sentarse a mi lado. Él me quita el pelo de la cara y me sonríe. Le cojo las manos y cojo aire con fuerza.

- Tengo que preguntarte una cosa Miki y quiero que seas sincero. Y te prometo que no me voy a enfadar

- Dime mi vida

Cojo aire llenando mis pulmones. Lo dejo salir con calma. Debería callarme y haberme esperado a terminar de cantar. Pero no puedo. Tengo el estómago revuelto y soy una persona impaciente. A mi lo de esperar no me va. Lo bueno y lo malo tengo que soltarlo al instante. Y necesito saber. Lo necesito. Porque depende de lo que él me responda, sé que mi vida, va a cambiar. Bueno, ya ha cambiado. Así que le sonrío de nuevo y me armo de valor para hacerle la pregunta del millón.

- Miki... ¿Tú eres gay?

*** No he podido esperar para subir éste capítulo. Es que estoy muy emocionada con ésta historia (se me nota bastante ¿verdad?), así que he preferido publicarlo ahora para que lo podáis disfrutar todo el fin de semana.

Como veís, estos dos son pura dinamita. Y esto no ha hecho nada más que empezar... Pau y Verona van a ser un escándalo. Os lo digo yo.

Muchos besos y abrazos y que paséis buen fin de semana ***

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