-ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟟-
—PALACIO ISKARJAL.
CORTE DE PRIMAVERA 🌸
El camino real era un tanto largo y extenso, era una distancia enorme desde el Palacio Kahta hasta Helenvok, eso cualquier viajero lo sabía. Pero el tiempo pasaba rápido dentro de la carroza, la pareja sabía cómo matar el tiempo.
No importaba que fuera incómodo, eso solamente lo hacía más candente. En el regazo de un castaño se encontraba un Omega, llevaba levantadas las faldas de su vestido rosa pastel, sus brazos se enredaban en el cuello y acariciaban los rizos de la nuca, el Alfa pasaba las manos por las piernas torneadas del muchacho que llevaba encima de él, no dejaba de besar sus labios ni de atacar su cuello haciéndolo suspirar, especialmente con su aroma a flores de cerezo y almendras acarameladas, congeniaba mucho con el suyo; rosas y vino blanco.
No se percataron cuando el carruaje se detuvo, no se dieron cuenta de que la puerta fue abierta hasta ver al muchacho de ojos de castaños y piel blanca.
—Alteza...
— ¡Ni se te ocurra mirarlo, Yahaba! — el Beta bajo la mirada al suelo.
—Mis disculpas alteza. —dijo el hombre y el castaño le cerró la puerta en la cara.
—Tooru, no debes ser grosero con tus subordinados, no es correcto. — regañó el peli plata.
—Eres mi Omega, Koushi, no me gusta que otros te vean y menos cuando no estás presentable. —el aludido sonrió y acomodó las mangas abultadas de su vestido.
— ¿Podrías dejar de ser tan celoso?— preguntó.
—Ni loco, todo el mundo está enamorado del esposo del príncipe —dijo sonriente—. Debo cuidarte sino alguien más podría alejarte de mi lado.
—Eso jamás pasará— el Omega tomó la mano del Alfa y la llevó hasta su vientre—. Llevo dentro de mí al fruto de nuestro amor.
—Y no sabes lo feliz que me haces. —lo besó con devoción y mordió sus belfos, hubiera querido profundizarlo más, pero el platinado lo evitó.
—Debemos ver a tu padre.
—Ese maldito viejo estúpido. —el Omega estampó su palma contra su mejilla.
—Te he dicho que no te expreses así de tu padre, si alguien se entera podría ejecutarte —el castaño suspiró molesto—. ¿Qué haré si te vas de mi lado?
—Sabes que mi razón de existir eres tú, ni siquiera a mi nación le guardo tanto amor como a ti. —besó las nudillos de las manos contrarias.
—Debemos bajar ahora.
—No quiero verlo, estoy seguro que me tiene noticias desagradables. —el Omega sonrió dándole la razón.
Ambos bajaron de la carroza después de arreglar sus ropas. El lacayo Yahaba seguía esperando e intentando borrar la imagen que presenció hace unos minutos, gracias a los Dioses seguía con vida.
—Extrañaba este palacio. —admitió el platinado.
—Algún día viviremos aquí —dijo el castaño—. Mientras tanto vayamos con mi padre.
La pareja avanzó detrás del muchacho, el solo caminar por los pasillos en tonos rosados, blancos y oro trajeron consigo un montón de recuerdos de cuando se conocieron hace tiempo en una de las visitas que Koushi realizó al palacio. A las espaldas de la pareja iban un Beta y un Delta resguardándolos, el segundo llevaba un bebé muy parecido al Alfa.
— ¡Atención, su alteza real el príncipe Tooru Oikawa! — todas los presentes se formaron en una línea e hicieron reverencia ante la llegada del príncipe, incluso pudieron jurar que vieron a una de las concubinas del Harem desmayarse, pero jamás estarían a lado de él.
Si bien el Príncipe de Primavera poseía uno, primero debías superar a su esposo; Koushi Sugawara, Omega nacido en Autumnal, pariente de la familia real —al ser sobrino del antiguo Rey—, poseía la belleza y gracia con la que cualquiera soñaría, además de ser la madre del príncipe Haruki.
Eran la pareja más perfecta de los seis reinos, ambos Fae, de familias nobles, Alfa y Omega casados legalmente y enlazados, no hubo necesidad de que Tooru probara a varias mujeres u hombres, él se enamoró de Koushi en cuanto lo vio y su compromiso no tardó en realizarse.
El salón del trono era tal y como lo recordaba Tooru, con la enorme silla de oro y enredaderas con piedras preciosas como si fueran hojas. Sobre el trono estaba el hombre que era su padre; tenía el cabello algo canoso debido a su vejez y unas arrugas sobre sus ojos marrones.
—Hijo mío. —habló el hombre.
—Es un placer volver a verlo, su majestad. —respondió secamente. No era un secreto que el Rey de Primavera odiaba a su único hijo varón.
— ¿Viste a tu hermana? Está quedándose en el palacio por unos días.
—Me encantaría volver a verla, hace mucho que no la veo.
—Kaori siempre es bienvenida en mi corte. —Qué indirecta más directa de parte del Rey—. ¿Ese es tu esposo? —preguntó.
—Así es. Él es mi Omega, Koushi y él es nuestro hijo; el Príncipe Haruki. —El Delta se acercó lentamente con el pequeño de tres años en brazos.
—Vaya, tuvieron un varón, espero sea un digno heredero de Iskarjal.
—Lo será, majestad. —contestó el Omega antes de que Tooru hablase.
—Pasemos al comedor, debo darles unas noticias. —aseguró el Fae.
La familia real fue hasta el gran salón donde la mesa ya estaba servida, cuando el Rey tomó asiento a su lado se colocó una Beta de cabellos blancos como su piel y ojos violetas.
—Mi señor —canturreo en cuanto vio al Alfa acercarse—. Lo estuve esperando pacientemente.
—Fueron sólo unos momentos, Rashta. —Por alguna razón el platinado se sintió incómodo ante la mención del nombre de la mujer—. Tooru quiero que conozcas a Rashta.
—Es un placer conocerlo, majestad. —dijo la muchacha.
—Alteza. —La muchacha pestañeo dubitativa—. La forma correcta es alteza, no su majestad— corrigió Oikawa.
—Perdón alteza.
— ¿Hace cuánto que estás aquí? —preguntó.
—Diez meses y debo decir que han sido los mejores. Su majestad es muy lindo conmigo, él me trajo desde que me rescató.
—Que conocida me suena esa historia —mencionó Sugawara—. Mi primo hizo lo mismo con su Omega.
— ¿Su primo también es alguien rico? —preguntó.
—Mi cuñado es alguien de buena familia. —Se adelantó a responder Oikawa, al mismo tiempo apretaba la mano del Omega—. Dígame su majestad, ¿cuáles son las noticias que tenía que decirnos?
—Siempre directo al grano, eres igual a tu difunta madre. —Tooru elevó la ceja ante la mención de su madre—. Voy a casarme, Rashta será mi esposa de ahora en adelante.
—Y no sólo eso —habló la mujer. Tronó sus dedos y un sirviente entró con un bebé recién nacido en brazos—. Tooru — el mencionado frunció los labios, molesto—. Quiero que conozcas a tu hermano menor, el príncipe Takeomi.
Ahora si el mundo de Tooru Oikawa se derrumbaría.
— ¡ES UN ESTÚPIDO BUENO PARA NADA! — gritó el castaño mientras rompía las cosas en la habitación.
—Nos van a escuchar —mencionó el platinado.
— ¡Me importa una mierda!
—Tanaka, por favor lleva a mi hijo al jardín, que Nishinoya te acompañé y no dejen solo a mi príncipe. —pidió al Delta.
—Como desee su alteza. — abandonó la habitación con el niño en brazos y dejó que la pareja se quedara encerrada en el cuarto.
— ¿Seguirás destruyendo todo? —preguntó.
— ¿Cómo quieres que este? Se ha atrevido a tener otro hijo y con una vulgar Beta, ¿Sabes quién es esa zorra? Fue expulsada del Harem de la Corte Día por meterse con los guardias.
—Tooru.
—No sólo tuvo un hijo con ella, sino que van a casarse, será la Haseki, el título de mi difunta madre. —El Omega se acercó por la espalda y lo rodeó con sus brazos, dejando caer su rostro en él.
—Entiendo como debes de sentirte, a nadie le agrada la idea de que suplanten a la persona que amas.
—Mi padre jamás amo a mi madre, ahora se ha atrevido a tener otro hijo. — Sus feromonas mostraban la molestia que se reflejaba en su rostro—. ¿Sabes qué significa esto, verdad?
—Tendremos que cuidarnos de ahora en adelante.
—Mi padre me odia tanto que podría mandar a matarme si lo quisiera —Koushi ya lo sabía, siempre lo supo desde antes de que se casaran—. Y dejaría a esa zorra dirigiendo todo.
—Yo me encargaré de que no te pase nada mi amor, lo juro. Haré todo lo que esté en mis manos para evitar una tragedia —se puso de frente al castaño y acunó su rostro entre sus manos—. No me importa mancharme las manos de sangre para que estés bien.
—Eres mi mundo entero Koushi Sugawara. —El Omega besó los labios del Alfa.
—Oikawa —dijo el platinado—. Eres el primero en ponerse celoso y me niegas tu apellido. —Se burló del castaño.
—Suena más hermoso de tus labios.
—Todo mejorará— susurró—. Cuando nosotros tomemos el trono de Iskarjal todo mejorará, después esperaremos el regreso de los Nigromantes para poder vivir en paz.
—Sabes que ellos mataran a todos los Faes.
—No si nos ponemos de su lado, igual que hace quinientos años. Otoño y Primavera apoyaron a la Corte Amanecer, si ellos regresan podemos hacerlo otra vez.
—Sólo uno de grilletes dorados puede hacerse con el trono.
—Habrá uno, ¿así lo dice la leyenda, no? —Oikawa sonrió.
—Si así lo dice. —Le dio la razón—. Pero tú ya has leído muchos cuentos para niños, es mejor concentrarnos. Además estoy seguro que si aparecen los Nigromantes no estarán contentos por lo que pasó hace quinientos años.
—Bien. Primero lo primero: iremos a esa boda y fingiremos estar felices por ellos. —dijo el Omega de cabellos plateados.
—PALACIO FIREWIRE.
CORTE DE VERANO 🌹
Si le preguntaban a él, las invitaciones a las bodas le causaban estrés. Odiaba el hecho de tener que ir tales pomposidades, pero desgraciadamente él tuvo nacer en la familia real como el único hijo sobreviviente de la Familia Kuroo. Que patético sonaba.
Era mucha responsabilidad y desgraciadamente no podía cumplirlas todas. A sus aparentemente veinticuatro años ya había tenido un hijo, desgraciadamente había fallecido, causando a gran tristeza en su Omega de aquel entonces. Le concedió la libertad de irse del palacio para hacer su vida sin él y no había sabido nada desde aquella vez.
— ¿Pensando nuevamente en él? —el peli negro giró y se encontró con su mejor amigo, un Alfa Fae de cabellos blancos y grises de ojos dorados.
—Jamás podré olvidarme de él. —respondió suspirando—. Él era mi estrella.
— ¿Entonces por qué lo dejaste ir?
—Sabes bien que no soportaría seguir en la corte, ni siquiera quería las propiedades que le regalé. — Dio un suspiro mayor—. Lo deje en libertad porque me lo pidió y yo lo amaba tanto que lo deje ir, suficiente tuvo con perder a nuestro hijo, además ya es un Fae.
—Un converso, la discriminación está al pie del cañón.
—Espero que no la esté pasando mal, él no merece nada malo.
—Es la madre de tu difunto hijo, es obvio que no querrás nada malo le pase.
—Gracias por tus palabras Bokuto. —Dijo el peli negro.
—Siempre es un placer ayudarte Kuroo.
Bokuto era el mejor amigo del príncipe Tetsurou Kuroo, ambos eran Alfas que crecieron juntos en la Corte, ambos hijos de padres poderosos y ricos. Siempre estuvieron el uno para el otro.
Aunque él extrañaba a su Omega debía entender que era lo mejor para ambos, eran tan hermoso; la encarnación de un cielo estrellado en una hermosa piel morena, su padre lo consideraba inapropiado por su origen humano, pero él lo amaba, era su mejor amigo y consejero en el palacio. Ojalá se hubiera quedado con él, quizá ya no como concubino pero si como su amigos
¿Qué estaría haciendo justo ahora?
—PALACIO AUTUMNAL.
CORTE DE OTOÑO 🍁
Levantarse todas las mañanas con el Omega de cabellos grises en sus brazos era una buena forma de empezar el día, sus cabellos lucían revoltosos y despeinados, sus pestañas eran demasiado largas y resaltaban en sus blancas mejillas, su fragancia se sentía en toda la habitación y se impregnaba en su piel dando como resultado un aroma a whiskey endulzado con miel.
Shinsuke olía a hogar.
—Al fin despiertas —dijo en cuanto lo sintió removerse—. ¿Quieres que mande a traer el desayuno?
—Quiero seguir durmiendo —se quejó.
—Ya basta de dormir, eres el primero en decir que debemos madrugar —le recriminó.
—No tengo hambre, quiero dormir. —El gruñido de su estómago lo delató y causó un sonrojo en las mejillas del platinado, así como las burlas en el castaño.
—Le pediré a los guardias que traigan nuestra comida —Kita asintió—. ¿Algo en especial que quieras?
—Quiero panqueques con nuez moscada y mucha mantequilla, también quiero tocino con mucha miel.
— ¿Para los panqueques, no?
—No, para el tocino, quiero que lo cubran después de freírlo —Daichi frunció el ceño y después asintió, no se atrevería a negarle nada—. Oh y dile a Ōmimi que por favor envíe leche con chocolate. —El Alfa lo besó y se puso de pie para pedir a uno de los sirvientes todo lo que su Omega pidió, inclusive pidió más por si acaso.
Las mañanas en el palacio eran exclusivamente para ponerlo patas arriba, la vida un sirviente iniciaba mucho más temprano que la de un rey, todo porque el segundo depende del primero. Especialistas cuando se ponen exigentes.
Su majestad desayunaba en sus aposentos con el Omega que dormía con él, todos en el palacio sabían eso y como Kita Hatun era demasiado bueno y jamás daba problemas ellos se encargaban de tratarlo como lo que era; una Reina.
Su desayuno consistía esta vez en muchas cosas dulces y saladas al mismo tiempo, regularmente comían lo mismo; unos huevos estrellados acompañados de salchichas, tomate asado y morcilla. Pero esta vez el Omega se había puesto especial.
— ¿Alguna razón para que se haya puesto así? —preguntó Narita; el Beta encargado de la comida.
—Ninguna, él sólo pidió comer eso —respondió el guardia.
—Qué raro, Kita Hatun come lo mismo que su majestad —hizo un comentario otro Beta; Kinoshita.
—No me reclamen nada y obedezcan —exigió Ennoshita—. Ōmimi vendrá pronto a recoger las bandejas, espero que estén listas.
El guardia se retiró y dejó a los dos Betas hacer su trabajo, hacer el comida para todos en el palacio era un trabajo difícil.
—Kinoshita —una Beta de cabellos rubio oscuro le habló—. ¿Está listo el desayuno para su alteza?
— ¡Por la Diosa Luna! Aún no está listo, hacemos el desayuno para su majestad —respondió alterado.
—Si no puedes hacerlo tú solo ¿Por qué te designaron como el cocinero principal? —preguntó molesta.
—Pues ve y pregúntale a nuestra Valide. Ahora déjame continuar. —el cocinero le dio la espalda, aprovecharía la ausencia de Narita, sacó un frasco de su ropa y lo vertió en un plato de panqueques y en la morcilla del plato más grande.
—Ōmimi está aquí — la voz de Narita se escuchó y la rubia agradeció que no pudieran verla.
—Estupendo, lleva eso con su majestad por favor —pidió el Beta de cabellos rubios—. Hace un momento los catadores lo han probado.
El Delta asintió a la indicación del cocinero y tomó la bandeja para llevarla hasta los aposentos privados del Rey. Era muy extraño que Kita Hatun pidiera cosas extravagantes, siempre le gustaba comer lo mismo que el Alfa o simplemente él se apegaba a lo que pedía el Omega. Eran una pareja que tenía sus propias rutinas.
Tocó la puerta y una vez tuvo permiso para entrar de los guardias dejó la enorme bandeja. La pareja estaba sentada en cojines en el suelo frente a una mesa bajita, colocó la bandeja con comida y platos, susurró un con permiso suave y salió de la habitación.
Kita admiraba completamente la comida que había en la mesa, sus mejillas se sonrojaron y se le hizo agua la boca del hambre que tenía, los panqueques olían muy bien, al parecer tenían vainilla y nuez moscada sobre la crema montada, fue un gran detalle de parte de los cocineros el hacerlos con vainilla. Empezó a devorar lentamente la comida, la esponjosidad de los panqueques sabía a gloria.
—Sí que estabas hambriento. —el Omega frunció el ceño ante tal afirmación.
— ¿Y eso es malo? —Daichi casi se atraganta por la pregunta.
—Para nada es malo, me alegra que este alimentándote bien. —lo cierto es que Shinsuke rara vez ingería cosas demasiado dulces, prefería las comidas sencillas como parte de su rutina.
— ¿Puedo comer eso? —Señalo la morcilla que estaba en el plato de Daichi. El moreno asintió a la petición del platinado, devoró fácilmente los trozos de comida. Era increíble como de comer dulce prefirió lo salado, pero el Alfa jamás se lo cuestionaría.
La vista comenzó a nublársele minutos después , la cabeza le daba vueltas y su cuerpo se sentía pesado.
—Daichi... no me siento bien...
—¿Shinsuke? —el Omega cayó al suelo alterando los nervios del Alfa que rápidamente lo subió hasta la cama—. ¡Guardias! —Los hombres de la puerta entraron ante los llamados de su Rey—. Traigan a un médico, ¡Rápido, es una orden!
Salieron de manera presurosa y el palacio se volvió un caos.
La madre del príncipe parecía un león enjaulado ante la espera de la Beta rubia, sabía que lo que iba a hacer era un crimen, pero necesitaba deshacerse del Omega.
—¿Qué sucedió? —preguntó a la rubia en cuanto entró a su habitación.
—Todo está bien y fue hecho como indicó.
—Gracias al cielo. —el alboroto llegó después con la Beta castaña.
—Su excelencia, le tengo noticias. ¡El Omega ha sido envenenado!
—Espero que se muera. —susurró molesta.
Mientras tanto, en la enorme habitación la doctora intentaba hacer todo lo posible para estabilizar al Omega postrado en la cama, estaba más pálido que de costumbre, sus ojos permanecían cerrados y su expresión lucía tranquila.
Los doctores eran Faes de Primavera, aquellos que tenían la cualidad de la curación, esperaba que la magia fuera suficiente para traerlo de vuelta.
—Está siendo inútil, el veneno es muy fuerte. —dijo la doctora.
—Piensa que es tu vida la que está en peligro— habló firmemente—. Si muere también lo harás tú. —con la vida de la mujer en juego puso todo a su disposición, lo obligó a beber un tónico especial y a olfatear otro en un algodón para causarle el vomito—. Vamos mi amor, no puedes dejarme.
—¿Qué sucede aquí? —la mujer de cabellos caramelo entró a los aposentados de su hijo—. ¿Qué le ha pasado al Omega?
—Está en peligro. —contestó en voz baja—. No perdonaré a quién haya hecho esto.
—El antídoto fue suministrado, esperemos que el Omega mejore.
—No esperaremos, tiene que mejorar. —La amenaza estaba implícita en esa frase.
—Necesito hacer revisiones para... —una tos interrumpió a la mujer, Kita se había levantado y le tendieron un plato hondo para que devolviera lo que había ingerido—. Debo bajar su fiebre.
—Shinsuke, mi amor. —el moreno se acercó hasta él y acarició sus cabellos—. Se que puedes levantarte, yo sé que esto no te detendrá. — todos miraban expectantes a la pareja, esperaban una respuesta, no importaba cuál fuera—. A partir de ahora Shinsuke es mi Reina, cualquier ofensa dirigida a él la tomaré como mía.
La doctora les ordenó salir de la recámara, debía hacer un chequeo completo al Omega. Si su vida estaba en juego no lo dejaría morir. Daichi los guió hasta la recámara de a lado —de la cuál Kita era el dueño—, tenía una puerta que conectaba la suya.
Esperaron el tiempo necesario y en ese lapso Daichi no dejaba de estar molesto, sus feromonas lo expresaban, todo él lucía intimidante y hacía temblar a los presentes.
—Voy a matarlos —susurró—. Cortaré las cabezas de aquellos que se atrevieron a lastimar a mi Reina.
—Deberías estar agradecido, no fuiste tú quién ingirió eso. —El Alfa gruñó en respuesta ante el comentario de la Omega haciéndola temblar por un momento.
La puerta se abrió dejando ver a la mujer de primavera, se acercó rápidamente hasta ellos.
—Majestad, el Omega se encuentra fuera de peligro, tiene fiebre pero logrará recuperarse en poco tiempo.
—Gracias a la Diosa Luna —susurró Daichi, fijó su mirada en la mujer que parecía sonreír con satisfacción—. ¿Sucede algo más?
—Felicidades su majestad, el Omega Shinsuke está en cinta, tiene aproximadamente cuatro semanas, usted será padre en algunos meses. —Toda angustia fue sustituida por la felicidad de ser padre junto al hombre que amaba... pero esa felicidad duró poco—. ¡GUARDIAS! Quiero que investiguen al culpable, no sólo atentaban contra la vida de mi Omega sino con la de mi hijo nonato. ¡MUÉVANSE, ES UNA ORDEN!
Sus instintos se lo decían, su corazón se lo decía, su Alfa le suplicaba. Debía matar a aquel que se atreviera a dañar a su Omega.
Hola, ¿cómo les va? Quiero agradecer a todos los que leyeron y a los que se van uniendo.
Hoy he introducido a una nueva corte y hablé un poco de la misteriosa leyenda que reina sobre la tierra. Poco a poco se irán mostrando más acerca de esta situación que da mucho de que hablar.
Me gusta mucho leer sus comentarios y especialmente a aquellos que dicen gustarles las interacciones de pareja, si leen mis demás historias sabrán que hago crack ships o parejas poco comunes.
Díganme que creen que pasará, hagan sus apuestas, saquen sus teorías, porque como dice mi sacerdotisa roja; "La noche es oscura y alberga horrores." Si son seguidores de Game of Thrones sabrán el peso de dicha frase.
Nos vemos hasta la siguiente actualización. ❤️
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