-ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟝-
—PALACIO DE SHADOWING
CORTE NOCHE 🌑
Los aposentos de los castillos siempre son el doble de grandes de lo que te puedas imaginar, es como si imaginaras el infinito y lo multiplicaras por el infinito. Así es como lucían los aposentos de la Reina madre y así es como los sentía Tobio Kageyama, nuevamente volvía a ser un niño con miedo a ser regañado por cometer una travesura, sólo que ahora era un adulto y un embarazo no calificaba como travesura.
En cambio Korai lucía muy feliz, claro, como ahora si estatus podría ser elevado. ¿En qué estaba pensando cuando se metió con él? No lo veía desde hace un mes después del incidente, estaba tomando un baño en su antiguo palacio y entonces Korai llegó por sorpresa, las feromonas de coco y su aroma a celo lo embriagaron, lo peor de todo es que no había justificación porque él como Alfa dominante que era podía controlarse, pero llevaba mucho sin copular y para eso tenía a su Harem, además ya estaba en los baños y sería sencillo lavarse después de tener relaciones. Lo hicieron hasta que el Alfa estuvo satisfecho y no tardó en estarlo porque simplemente Korai no era lo que buscaba en un Omega.
Ahora debía afrontar las consecuencias.
—¿Un bebé? — preguntó la Fae de cabellos lilas.
—Así es su majestad— respondió el Omega muy feliz—. Me es un honor informarle que daré a luz a un príncipe— el sonido que hizo Miwa al atragantarse rompió el aura del lugar permitiendo que Tobio respirara.
—¿Qué te asegura que será un príncipe? Tal vez sea una niña— dijo la princesa—. No me malinterpretes, adoro a las niñas, es sólo que los Kageyama se han mezclado entre Alfas precisamente para darlos a luz y tú eres un Omega.
—Soy un Omega Fae, es seguro que daré a luz a uno de los nuestros y uno Alfa, lo aseguro.
—¿De donde vienes Korai Hatun?— cuestionó la Reina Madre.
—Soy el hijo menor de los Hoshiumi, vengo de Mstisk.
—Mstisk, ¿Tus padres son los Condes?
—Así es.
—Vaya, así que resultaste ser Spadarynia, eso es una ventaja.— dijo muy alegre la Alfa—. ¿Algo que decir, majestad?
—No tengo nada que decir— por supuesto que no había nada, tendría un hijo ahora y no estaba en condición de pedir que abortara, un heredero era precisamente lo que se buscaba.
—Mis felicitaciones a los dos— dijo su madre—. Espero que mi nieto venga sano y que la Diosa Luna lo bendiga.
—Amén.— susurró Korai en respuesta a la oración de la Reina Madre.
—Ve a descansar, Korai Hatun. Que repartan monedas de oro en el Harem, debemos celebrar la llegada de mi nieto.
—Como ordene majestad.— repitieron los sirvientes cerca de la Reina, todos abandonaron la habitación y siguieron con sus quehaceres. La elaboración de dulces y jugo para celebrar no tardaría en llegar y el castillo se sumiría en fiestas.
—CAMINO A ENXANADA
CORTE OTOÑO 🍁
El ruido lo estaba sofocando, escuchaba claramente los cascos de unos caballos y el sonido de unas ruedas sobre el camino rocoso lo hicieron despertarse.
¿Por qué estaba ahí? ¿Que hacía en un carruaje envuelto en cobijas?
—Despertaste— se sobresaltó al escuchar la grave y dulce voz frente a él—. ¿Cómo dormiste?
—¿Quién eres tú?— preguntó Hinata.
—Puedes llamarme Asahi, nos conocimos hace unos días y ayer nos reencontramos.
—Gracias por salvarme— Asahi asintió—. ¿Qué hago aquí?
—Supongo que fue abrupto el traerte, pero quiero que sepas que todo fue consentido.
—¡¿Qué demonios?! ¿De que estás hablando?— y entonces le llegó todo como balde agua fría, mientras dormía en su casa escuchó unas voces.
—¡No vas a vender a mi hijo!— gritó la voz de su padre.
—Haré lo que sea para proteger a mi hijo— dijo la voz de su madre—. Tienes mi consentimiento, mi hijo puede ser llevado a palacio y protegerlo. Entrego a mi hijo al Harem del Otoño.
—¡Hiciste que me vendieran!— exclamó molesto—. Eres un Alfa estúpido, me salvas y después me compras ¡¿Ese es tu plan?! Eres tan idiota como quién quiso violarme.
—Te equivocas.— fue una confesión suave que por alguna razón lo hizo estremecer en escalofríos—. El salvarte fue por mi voluntad, el traerte hacía acá si fue una orden.
—Odio a todos los Alfas, jamás voy a obedecer a alguien como tú.
—No tienes que obedecerme a mí, sino a alguien más.— Hinata frunció el ceño—. No eres el primer Omega rebelde con el que tratamos, pero tú eres más explosivo.
No quedó de otra que controlarse, pero se quejaría todo el camino. Hinata estuvo haciendo mucho ruido, no guardaba silencio jamás y todo se refería a la mal estructuración de las calles y caminos de Autumnal. Asahi le mencionó que tardarían siete días en llegar a palacio.
—¡¿Siete días?! ¿No puedes matarme de una vez?— preguntó preocupando al Alfa.
—Jamás te mataría, sería incapaz de hacerlo— el pelirrojo suspiró con pesadez.
—Tienes mucha suerte, eres un Alfa y todos te respetan.
—¿Odias haber nacido como Omega?— preguntó.
—Para nada, es sólo que la mayoría de la gente no sabe respetar a los de mi género.
—Eso no es del todo cierto— Hinata frunció el ceño—. Quizás en tu pueblo las cosas son así, pero en el palacio Kita Hatun ha sido de ayuda a romper con ese estereotipo.
—¿Quién es esa persona?
—Es el Omega del Rey.
—¿Entonces es verdad? ¿Hay un Omega humano?— Asahi asintió.
—Es un Omega muy bueno, es educado y ha hecho mucho por los suyos en el palacio.
—Debe ser una gran persona.
—Lo es, pronto lo conocerás.
El camino era largo hasta el dichoso palacio, como odiaba los caminos largos, le estresaba estar encerrado, lo maravilloso de esto es que podía conocer un poco más de Autumnal. En los días siguientes hicieron paradas en los pueblos cercanos, Asahi era un Alfa estupendo; tenía muchas atenciones con él, no era grosero, en realidad era muy tímido a pesar de su aspecto intimidante, le compraba dulces y lo llevaba a ver lugares turísticos que estaban de paso porque quería hacer menor tiempo posible.
En el tiempo que transcurría el viaje escucharon que la coronación del Rey de Shadowing se acercaba faltando sólo un día para llevarla a cabo. Hinata había escuchado de esa nación, se encontraba al sur del continente y era la más pequeña en cuestión de territorio, pero era la más fuerte y próspera, contaban con el ejército más poderoso de todos los seis reinos debido a su capacidad de manipular las sombras, algunos decían que eran brujos y que se trataba de la última estirpe de los Nigromantes, pero sólo eran rumores.
La coronación se llevó a cabo y los seis reinos celebraron —a su manera— la llegada del nuevo Rey al trono de Shadowing, los rumores decían que enviaron regalos extravagantes y estrafalarios al castillo y Hinata no dejaba de pensar en lo estúpido que sería el Rey.
—PALACIO AUTUMNAL.
CORTE DE OTOÑO 🍁
El castillo era de lo más sorprendente que pudo haber visto, estaba lleno de decoraciones de oro y piedras que jamás pensó en ver en su vida, no iba a mentir que se veía cómodo el lugar aunque se respiraba el aroma a encierro y reglas que odiaría seguir.
Vio como una mujer Alfa se acercó hasta ellos, tenía el cabello negro azabache y unos ojos azules muy bonitos detrás de unas gafas, llevaba un vestido similar a una túnica de tela beige y bordados en hilos de oro.
—Shimizu Kalfa.— saludó el Alfa.
—Me alegra volver a verte, Asahi. Veo que has traído al Omega— habló la mujer.
—Hemos viajado tanto tiempo, ¿te importaría?
—No te preocupes, ordenaré que preparen los baños. Sígueme— le dijo a pelirrojo, Asahi asintió como si le indicara que estaría seguro con ella y él obedeció muy molesto.
Siguió a la azabache por todos los pasillos y pudo jurar que se sentía perdido de tantas vueltas que daban. Los tapices de las paredes se veían costosos y quizás valían más que toda su casa y educación de por vida.
Vio como atravesaban un último pasillo sin techo que tenía a la vista balcones y conducía a una pequeña —si es que a eso se le podía llamar pequeño— habitación, como si de un mismo palacio se tratase, era extraño a los ojos de Hinata.
Al fondo a la derecha estaban los cuartos de baño, llenos de mosaico blanco, había asientos pequeños, tinas altas de circunferencia mediana y un sistema de drenaje avanzado, el cuarto parecía estar lleno de vapor debido al agua caliente.
—Debes bañarte para ver a Kita Hatun— dijo sonriente la Alfa.
—¿Qué?— preguntó.
—Báñate ahora, dejaré un cambio de ropa y toallas cerca de tu regadera.— Shimizu procedió a dejar todo como había indicado. El pelirrojo no tuvo más opción que obedecer, la verdad es que moría de ganas por bañarse y no iba a desaprovechar la oportunidad.
El sillón era demasiado cómodo, era una de las ventajas de ser el favorito del lugar, podías tenerlo todo.
Cruzó una pierna sobre la otra y observó por última vez la foto del Omega pelirrojo, era perfecto, la belleza y pureza de su alma se veía inclusive con una fotografía.
—Me pregunto por que admiras esa foto.— habló el Delta que lo acompañaba.
—Es sencillo, puedo ver que no es un humano común y corriente, tiene la bendición de la Diosa Luna en sus ojos— respondió el platinado.
—Es sólo una foto.
—Y eso es lo mejor de todo. Escúchame Ōmimi, yo sé cómo hago las cosas y precisamente por eso lo he elegido a él. Todo saldrá de acuerdo lo planeado.
—Su majestad podría enterarse.
—Él ya lo sabe— el Delta abrió sus ojos de asombro—. Más o menos, quizás sólo la mitad de mis planes, pero traerá una gran ventaja.
—Ya es hora, debe estar por salir de los baños.
—Me gusta hacer esperar a la gente porque así se sorprende más, pero en esta ocasión quiero hacer las cosas bien. Vamos.
(...)
En cuanto Hinata salió vestido de los baños lo llevaron hasta una habitación, había una mesa bajita y cojines alrededor, un sofá de espaldas a la ventana y una cama frente a un gran espejo pegada a la pared, la habitación era de tamaño mediano y aún así parecía más grande que su casa.
Se acercó hasta el sofá y acarició la suave tela parecida al terciopelo, ¿cómo es que había cosas tan caras en la vida? ¿A qué precio debía pagar para tener algo así? No era interesado, jamás lo fue, pero ahora parecía que todo su honor se fue por una tela bonita.
La puerta se abrió dejando ver a un hombre ataviado de manera exuberante; llevaba un vestido de manga larga en color negro con detalles dorados que le llegaba por encima de la rodilla, y mostraba sus piernas envueltas en medias por una abertura a los lados cuando caminaba, ajustado dejando a la vista sus curvas.
—Buenos días, es un gusto conocerte al fin— saludó con voz tranquila.
—¿Quién demonios eres tú?— exclamó molesto.
—Guarda tus palabras mocoso, estas en presencia de Kita Hatun— un tipo demasiado alto y con cara de amargado le levantó la voz a Shouyo.
—Ōmimi, basta— apaciguó el contrario. Tenía su cabello liso de un tono plateado y en las puntas se tornaba oscuro, piel blanca y ojos ámbar. Entonces cayó en cuenta de algo, ese hombre era un Omega y no cualquiera, sino el mismísimo Omega del Otoño, se había ganado ese apodo en las calles del pueblo.
—Usted es el Omega del Rey— el platinado sonrío.
—Ciertamente lo soy— caminó hasta él y se dejó caer en el mullido sofá, extendió su mano hasta indicarle que se sentara con él a su lados una distancia prudente entre los dos—.¿Sabes por qué estás aquí?— preguntó.
—Se supone que usted me lo diría.
—Haz sido elegido para ser un regalo— Hinata frunció el ceño—. Partirás a Shadowing en unos días y formaras parte del Harem del nuevo Rey.
—Está bromeando— afirmó.
—¿Te parece que bromeo? No lo hago. Deberías tomarlo como una bendición.
—¡Usted es un idiota!— se levantó de golpe molesto—. ¡¿Que clase de persona es?! Me manda a raptar para reglarme o venderme a un lugar desconocido, ¿acaso no es usted un esclavo?
—Lo soy. Soy un esclavo y tú también lo serás, al menos por un tiempo.
—No entiendo nada. Usted es una mala persona, no sabe nada sobre mí.
—¿Y qué sabes tú de las costumbres palaciegas? Nada, de este palacio salen las esposas de los funcionarios de la nación, no somos esclavos sexuales, es una escuela de esposas lo que ves aquí.
—Escuela de esposas. Vea cómo está vestido, parece...
—¿Un gigolo? ¿Una zorra? ¿Una prostituta? Quizás, y me he ganado mi lugar a pulso, no entrando a la cama del Rey sino a su corazón. Todos esos rumores son ciertos, soy quién susurra a los oídos y si la Diosa Luna lo permite podré darle un hijo.
—¿Y eso a mí que me importa?— preguntó ya harto de la situación.
—Eres más hermoso de lo que pensé— dijo ignorando completamente lo que le dijo el pelirrojo.
—¿Por qué me trajeron aquí?
—Es algo sencillo, debíamos presentar un obsequio para el nuevo Rey.
—¿Y yo soy un objeto?— sonrió con sorna y se envolvió en un aroma agrió mostrando su evidente molestia.
—Precisamente esa actitud busco — el pelirrojo no comprendió—. Sabes, nosotros los humanos somos doblegados en un mundo de Faes y más si somos Omegas, incluso los de nuestro género se sienten superiores por ser de otra raza. Eso es algo que yo quiero erradicar, ¿En un mundo cruel está mal pedir justicia?— Hinata negó con su cabeza.
—¿Y qué tengo que ver yo? Soy sólo un humano, un Omega. Y aunque se lo que valgo los demás no lo saben y me pisotean— las lagrimas escocían en sus ojos.
—Pon atención, será mi primer consejo; un Omega ejerce muchos títulos y roles en su vida y es distinto en cada etapa. Primero es un cachorro, un adulto, una madre y si es inteligente y un devoto súbdito podrá ser Reina. Lo que importa es que actúes de acuerdo al rol que te toque interpretar.— las lágrimas y el aroma a tristeza comenzaba a llenar la habitación, el pelirrojo comenzaba a romperse poco a poco—. Se feliz hijo, el futuro está delante y te aseguro que puede ser esplendoroso. ¿Entendiste cuál es tu papel aquí?
—¿Cuando volveré a casa?— ya sabía la respuesta, sabía que no volvería pero quería escucharlo de su boca.
—No volverás jamás a casa. Esta es la vida que ha sido elegida para ti. Hatun.
—Ese no es mi nombre — dijo entornando los ojos.
—Es el título que llevaras de ahora en adelante y aunque fuera nombre, ¿acaso tú nombre cambiara quién eres? — preguntó—. Pasarás aquí un tiempo, debes acostumbrarte a las normas del lugar, no todos serán buenos contigo. — con un ademán indicó a Ōmimi que se llevará al pelirrojo, fue sacado casi a rastras del lugar dejando al platinado en la habitación.
Las suaves manos se deslizaban por todo su cabello y cepillaban con sumo cuidado, cuidar a un niño no era tarea fácil y menos si ese niño en cuestión era el príncipe de la corona. Yui lo sabía perfectamente.
Hubo muchos obstáculos al momento de tener a su bebé, una Beta quedando embarazada de un Alfa era prácticamente un milagro debido a las bajas probabilidades y su hermoso Sochi era lo que siempre había esperado; un varón, se parecía mucho a Daichi, piel morena y ojos castaños al igual que su cabello.
—Mamá, ¿puedo ir a ver a papá?— preguntó el pequeño.
—No puedes cariño, papá está ocupado— dijo cálidamente.
—Pero quiero verlo.— no era un secreto que Daichi ya no pasaba tanto tiempo con su hijo, entre sus obligaciones con la corona y la educación del príncipe había mucha distancia y poco tiempo.
—Mañana lo veremos, tal vez podamos desayunar con él.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo cariño, ahora debes dormir, los príncipes duermen temprano para iniciar temprano su día.
—Está bien. Buenas noches mamá— el niño beso las mejillas de su madre con dulzura, él no tenía la culpa de nada, no conocía de motivos por la lejanía, quizás su inocencia estaba intacta a los ojos de su madre, pero él en el fondo lo sabía. Sabía que su madre lloraba.
(...)
Las habitaciones jamás volvieron a sentirse vacías desde que él llegó, las cobijas tenían ese aroma que lo hacía embriagarse y perder la noción del tiempo; cedro y whiskey. Sawamura bromeaba con respecto a su aroma, decía que eran fragancias otoñales, en cambio a Kita le gustaba en absoluto.
Sentir su calidez en la cama cuando él se despertaba temprano era satisfactorio, lo sentía como su hogar. El platinado se envolvió en las cobijas y pegó su barbilla en el pecho del contrario que comenzó a acariciar sus cabellos en cuanto se acercó.
—¿Quieres decirme algo?— el Omega asintió—. Anda, dilo entonces.
—¿Está mal si quiero quedarme con el Omega?— preguntó haciendo reír a Daichi—. No te burles.
—¿Y a que debo esto?— preguntó ahora él.
—Sentí una conexión bonita con él— dijo encogiéndose de hombros. El castaño llevó su palma hasta la mejilla de su Omega.
—Amor, ¿no me digas que ha aflorado tus instintos maternales?— Kita bufó con pesadez—. Es eso.
—Mi celo está por iniciar en unos días— confesó tímidamente.
—No tienes que pedirme pasar tus celos conmigo, sabes que estaré contigo.
—No es eso— siguió quejándose—. Quiero... quiero tener cachorros, quiero que tengamos hijos.— el castaño se sentó en la cama y ayudó al Omega a sentarse en su regazo.
—Nada me haría más feliz que tener hijos contigo— besó las manos del Omega y después llevó sus labios hasta su frente—. Ahora mi mayor anhelo es tener un hijo de ambos.
—¿Entonces...?
—Entonces intentaremos tenerlo en tu próximo celo— Shinsuke sonrió con sus mejillas sonrojadas y lo envolvió en un abrazo—. Si llegamos a tener uno me gustaría que tuviera tus ojos. — dijo de repente.
—¿Por qué?— le preguntó.
—Tienes unos hermosos, tan arrebatadores que derraman inocencia— el Omega se sonrojó aún más y se dejó caer en el pecho de su amado, permitiéndose escuchar los latidos de su corazón, un corazón que latía por él.
—No me importa como luzca en realidad, yo sólo quiero que sea nuestro.
—Entonces no descansaremos hasta tenerlo— confesó lascivo—. Siempre pueden ser más de uno.
—Te amo.— susurró en sus labios—. No sabes cuanto agradezco el que me salvaras.
—Al contrario, tú me salvaste a mí y por eso todo yo te pertenezco. Podré ser el Rey de Autumnal pero yo me inclino ante ti, eres mi Omega y siempre lo serás, nadie podrá cambiar eso jamás.
Eso esperaba él, eso esperaban ambos, era la promesa con más valor en la vida de Shinsuke. Su promesa más importante y la que cumpliría a toda costa.
Spadarynia: forma de llamar a los hijos Omegas de una familia adinerada.
¡Ya regrese del hiatus! Había tenido problemas por la universidad, pero ahora estoy de vuelta.
Estaré actualizando cada dos semanas los fines de semana para poder llevar un buen control de tiempo.
Gracias por leer y sobre todo a los que se han ido uniendo. Nos vemos hasta la siguiente actualización. ❤️
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