-ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟚𝟘-
—PALACIO AUTUMNAL.
CORTE DE OTOÑO 🍁
El filo de las tijeras cortó los tallos de las rosas rojas del jardín, las hojas verdes brillaban con la luz del sol, sus dedos acariciaron los pétalos, eran tan suaves al tacto y tan pequeños. Unas manos rodearon su vientre y lo acariciaron, unos labios llegaron hasta su cuello y después a su boca. Shinsuke miro al Rey a los ojos y sonrió.
—El embarazo te sienta bien —mencionó el Alfa.
—Me siento demasiado grande —admitió—. También empiezo a sentir patadas o golpes.
—Los bebés Faes se desarrollan más rápido que los humanos, es probable que para el sexto mes estés dando a luz. —Daichi acarició el rostro de su Omega con delicadeza, no había dejado de estar al pendiente desde que intentaron envenenarlo a inicios de su embarazo. El Omega hundió su nariz en el cuello del Alfa, respiró su aroma y lo besó con intensidad.
—Tu celo está próximo a acercarse —susurró.
— ¿Y eso te preocupa? —Cuestionó. El Omega asintió—. Cariño, no hay necesidad de tener a otro Omega que no seas tú, sí lo que te preocupa es que lleven a otra persona a mi lecho, simplemente no lo aceptaré.
—Entenderé perfectamente si decides hacerlo, no tengo porque molestarme —mencionó.
—Tus palabras me dicen eso, pero tu aroma y rostro me dicen lo contrario. —El Omega suspiró con pesadez—. Eres mi Reina, Shinsuke, no tendré a nadie más. —El platinado sonrió satisfecho. Conocía bien a su esposo y sabía que no le mentiría.
Ambos siguieron caminando por los jardines del palacio, el viento y el sol comenzaban a ser más fríos y menos brillantes. El invierno comenzaba a llegar. Los días de calidez del otoño se agotaban lentamente y en diciembre se vería la llegada de los vientos del norte, tan fríos como las tierras de Winterfell.
Uno de los lacayos se acercó hasta la pareja, hizo una reverencia a su rey y habló con cuidado, al parecer el cuñado del rey estaba de camino al palacio y traía compañía consigo. Daichi sonrió complacido, hace mucho que no veía a su cuñado y deseaba poder hablar con él.
— ¿Se refiere al esposo de la princesa Sumiko? —Preguntó el Omega.
—No tienes de que preocuparte cariño, Lord Yoshida es un hombre muy leal. —Respondió el Alfa.
—No me preocupa él sino el hombre que viene en su compañía. ¿Podemos confiar en él?
—Eso lo sabremos cuando lleguen, si creo que ese hombre no es de fiar lo echaré del palacio.
— ¿Lo prometes? —Cuestionó.
—Lo prometo. —Daichi besó los labios de su Omega y acunó su rostro de porcelana. Era tan bonito y perfecto, un sueño para todo Alfa—. Ahora, ve a tus aposentos, iré a verte más tarde para comer.
—Está bien. —El Omega se alejó de los jardines con dirección al palacio, Ōmimi lo estaba esperando bajo el techado para escoltarlo—. Necesito que investigues algo.
—Cómo usted ordene mi señor —respondió el Delta—. ¿Qué información necesita?
—Quiero que investigues donde estuvo Lord Yoshida en su viaje, con quién estuvo, por qué y todo lo que tenga que ver con su travesía —pidió—. No me da buena espina ese Lord.
— ¿Tiene algo qué ver el que sea esposo de la princesa? —Cuestionó el más alto.
—Tiene mucho que ver —le dio la razón—. Él no se sentiría tan seguro si su esposa fuese alguien más, además su presencia aquí será negativa. Michimiya creerá que tiene ventaja sobre su majestad.
—Mi señor, si me permite opinar, le confieso que no es más que una suposición suya. Michimiya Kadin podrá tener el apoyo de toda la corte, pero usted cuenta con el favor de su majestad y lleva a su hijo en su vientre. Nadie podrá hacerle daño.
—Los Miyamoto eran los gobernantes de todo Fae y humano en este mundo, y mira dónde están, muertos. —La preocupación parecía inundar la voz del Omega, aunque sabía disimularla bien y sólo se veía como un muñeco vacío—. No seré capaz de protegerme sino tengo una buena posición.
—Mi señor, en cuanto usted de a luz a un niño será el nuevo Kadin de su majestad, aún no ostenta tal título y es tratado como reina, ¿por qué aspirar a más? —Por un momento su mente divagó en las profundidades de sus pensamientos, en las ganas de abandonar todo y huir con su Alfa, pero el miedo lo consumía. «O ganas o mueres.»
—Porque sólo así aseguraré su protección. —Susurró—. Cuando las rosas florezcan y sus espinas nos cubran, ¿a quién crees que dañaran? A toda maleza que haya invadido su hábitat. Daichi no es un Original, es un Fae, y yo no voy a perder al hombre que amo cuando llegue el día del juicio final.
El Omega fue hasta su alcoba y se encerró lo que quedaba de la mañana en ella, sabía que su Alfa lo llamaría para comer. Últimamente los mareos venían a cada rato, su estómago se cerraba para ingerir alimentos, su lobo buscaba la atención y más mínima interacción con su Alfa, quería que su aroma llenase toda la habitación, quería que estuviera consigo siempre. No quería renunciar a él.
Se dejó caer en el mullido colchón, su mano fue hasta su vientre y acarició lentamente lo abultado que se notaba, los pequeños movimientos lo hacían retorcerse alegre, pronto tendría a su cachorro en brazos y estaba ansioso por conocerlo. ¿Tendría los ojos del Alfa? Quizás heredaría su cabello, o quizás heredaría los de su propia madre. Kita no recordaba a su madre, sólo recordaba su voz y sus palabras, palabras que jamás abandonaron su mente y fueron partícipes de todas las decisiones tomadas por el Omega.
La ansiedad de tener a su Alfa llenaba su lugar, odiaba la sensación de sumisión al momento de entregarse a él. Su vientre le dolía, el bebé se movía demasiado y parecía tener mucha fuerza. Respiró hondo hasta intentar controlarse, su voz entrecortada se oyó fuerte por el cuarto.
— ¡Guardias! —Los uniformados entraron a la habitación rápidamente, el Omega del Rey se retorcía de dolor—. Llamen a un médico y llamen a su majestad, ¡Háganlo rápido! —No dudaron en salir. Kita se dejó caer en el sofá, sus manos aferradas a su vientre y su respiración errada.
Todo estaría bien, todo saldría Perfecto.
—PALACIO ISKARJAL.
CORTE DE PRIMAVERA 🌸
El encierro la llevaba desesperadamente a pensar en una manera de evadir su realidad, la vida de Reina no es tan fácil como uno cree, ejercer como tal era una profesión en la que nunca se dejaba de aprender y por eso es que se obligaba a leer cada libro de historia aún si parecía no comprender. Miró el pergamino enrollado en su mesa, leyó la carta como cinco veces y cada vez que lo hacía las dudas acrecentaban en su mente.
Caminó al despacho de su esposo con la ilusión de ser escuchada, había preparado y analizado loe eventos venideros en la corte, ninguna le agradaba para nada.
—Abran las puertas, debo ver al Rey —dijo a los guardias.
—Su majestad está ocupado, mi Reina —respondió el Alfa.
—Es una orden, debo ver al Rey. —Los guardias, de mala manera intercedieron por su Reina. Abrieron las puertas y dejaron que la albina entrara.
El Rey observó a su esposa, su vestido rosa era más sencillo comparado al de su boda, su cabello estaba recogido en un moño bajo y los broches parecían discretos.
— ¿Qué quieres Rashta? —Preguntó con hastío.
—Su majestad, necesito hablar con usted. —Seguía reverenciando lo, aún era mayor su poder que el de ella. El Rey hizo un ademán con su mano y le permitió hablar—. Escuche que el señor Geto le entregó las monedas de oro.
— ¿Y qué?
—Usted entregó muchas propiedades de la corona en garantía, me temo que esto pueda perjudicar a las finanzas de la corte.
— ¿Qué sabes tú de finanzas? —Interrumpió el castaño a su esposa avergonzándola.
—Lo suficiente para saber cuando es una mala inversión —gruñó—. Antes de ser su esposa fui esclava, conozco bien lo que es una deuda, conozco lo que es ser tomada del pelo y engañada para beneficio propio de alguien más, sé muy bien cuando voy a perder lo poco que tengo y cuando voy a ganar. De eso viví, para eso me criaron y por eso sé que la deuda con el señor Geto es una mala apuesta, si tan sólo pidiera dinero a su hijo el reino... —El Alfa tomó a la Beta por las raíces del cabello y tiró de él hasta hacerla caer de rodillas al suelo, con su otra mano se atrevió a maltratar su quijada impidiendo que siguiera hablando y se lastimera con el filo de sus dientes el interior de su boca.
— ¡¿Quién eres para hablarme de ese modo, eh?! No eres más que una mujer vulgar que se convirtió en mi esposa. Tu trabajo no es pensar, es quedarte callada, lucir bonita y sonreír al pueblo. Haz tu trabajo y cállate. —El Rey liberó el cabello de Rashta y la dejó en el suelo, la albina se levantó lentamente hasta intentar recomponerse para abandonar el despacho de su majestad.
Los ojos le escocían en lágrimas, su rostro compungido en una mueca. Las burlas seguirían, el volumen de su voz sería opacado por el simple hecho de limitarse a ser una pieza de ajedrez nada importante. Y una vez más en su vida se sintió menos de lo que era.
—PALACIO KAHTA.
CORTE DE PRIMAVERA 🌸
Los pasos resonaron por el pasillo de piedra, el viento agitaba las hojas de los árboles y el aroma de las almendras estaba presente desde hace minutos, el viento lo abrazaba y traía consigo esa tortura. Enfocó sus ojos verdes en la grácil figura del Omega Dominante que venía directo a él, vestido de un color uva y encaje bermellón, su tocado de oro rosa y amatistas realzaba en los cabellos de plata. Era imponente y delicado.
—Su alteza —saludó cortésmente.
— ¿En qué quedamos, Hajime? —Preguntó—. No más cortesías porque somos amigos, puedes llamarme por mi nombre o puedes llamarme Suga, son contados los que me dicen así.
—Sabe bien que el príncipe me prohibió todo tipo de informalidad con usted.
—Mi esposo no está aquí para llamarte la atención. —Iwaizumi abrió la puerta del carruaje y ayudó al Omega a subir. Una vez ambos estuvieron dentro comenzó a andar fuera del palacio.
El camino real estaba rodeado de manzanos, y arbustos verdes. Kahta era una región basta y próspera, sus cultivos de sorgo y trigo sacaban a flote el reino. Iwaizumi había escuchado sobre la plaga y rápidamente trabajó junto a Oikawa para prevenirla y no afectara como en otra regiones, la región lucía tan imponente como la capital, aunque no siempre fue así. Muchos creían que Tooru era perfecto y se esforzaba en cumplir las expectativas del pueblo, quizás actualmente lo es, pero en su juventud se dedicaba a fastidiar a su padre aparentando ser una vergüenza para la familia.
—Esto no es correcto, alteza. —Insistió Iwaizumi—. ¿Qué pasará si su esposo se entera?
—No lo hará porque no le dirás nada, ¿verdad? —Cuestionó—. Debo ver a alguien fuera del palacio, necesito aclarar varios puntos en cuanto a la deuda que le corresponderá a Iskarjal.
—Matsukawa me informó sobre sus planes —contó el moreno.
— ¿Ustedes tres no se guardan ningún secreto, verdad? Tú, Mattsun y Maki, están unidos desde que eran niños. Aún así le guardan secretos a Tooru. —Los ojos verdes de Hajime miraron los marrones del antiguo Sugawara, llevaba una sonrisa burlona haciendo juego en su mirar.
—Eso es porque nuestro amigo es nuestro príncipe —respondió—. Usted es nuestra princesa, y nos pidió que guardásemos silencio.
—Eso es correcto —susurró—. No dirán nada hasta que yo se los pida.
—Como lo desee, su alteza. —Declaró. El silencio se hizo presente en lo que quedaba de camino hasta el gran hotel, el Alfa miró con detenimiento al Omega, lucía tranquilo, decidido.
Bajaron del carruaje hasta conducirse al salón de té vacío, en la única mesa se encontraba el Omega extranjero. Agitaba su té con una cuchara de Plata y su sonrisa se ensanchó en cuanto vio al Omega vestido de morado.
—Su alteza —saludó alegre—, que placer volver a verlo. —Sugawara se sentó frente a él sin esperar la invitación.
—He venido a cerrar tratos con usted, Suguru Geto. Espero haya cumplido con lo establecido.
—Tal y como usted lo ofreció. —El Omega extranjero llamó a sus sirvientes, traían un baúl de tamaño mediano y mostraron su interior a la princesa. Koushi vio los pergaminos enrollados perfectamente con un listón rosa y dorado amarrado—. Esta es la que más le importa. —Geto extendió el pergamino con el sello distintivo de los Oikawa en la esquina inferior derecha.
—Burning pile —susurró Iwaizumi. Sugawara llamó al cochero, este también traía un baúl con monedas dentro. Geto observó los pequeños círculos, llevaban grabados el emblema de un sol junto a una luna.
—Estas monedas son imperials, también conocidas como moneda de tres oros, su valor es diez veces lo que vale un oro. Eso quiere decir que en este cofre hay suficiente para saldar la deuda.
—Por supuesto que si —susurró Geto maravillado.
—Es extraño ver a un hombre que ame demasiado al dinero, pero estoy hablando con el viudo de dos de los hombres más ricos del extranjero. —La voz del platinado era suave y rebuscaba en el interior del contrario—. ¿Cómo sobrevivió a dos lazos rotos? —El peli negro se atragantó con la bebida—. En mi informe decía que éste era su segundo matrimonio.
—No fue sencillo —contestó burlón—. Me han nombrado Kenjaku, quiere decir viuda negra. Tal parece que todo Alfa que se case conmigo está destinado a morir.
—Usualmente los Omegas mueren tiempo después de su Alfa, son muy pocos los casos que sobreviven a un lazo roto.
—Depende de la fuerza del lazo —dijo burlón—. Mi primer matrimonio fue por conveniencia, Noritoshi no era digno de mí, tuvimos un hijo precioso que gracias a los Dioses se parece a mí. No enferme ni siquiera un poco... pero mi segundo esposo... estaba listo para marchar al abismo con él. Sin embargo había un lazo más fuerte que me ataba a este mundo.
—No me digas, ¿El dinero? —Preguntó irónico.
—Mis hijos —respondió con voz oscura—. No importa que tanto dinero tenga, mis hijos son lo más importante para mí. Deberías saberlo pues pronto tendrás un niño Omega —Koushi frunció el ceño ante su afirmación.
— ¿Qué?
—Tengo un hijo Alfa y un Omega, créeme mis embarazos fueron tan distintos entre sí, y el tuyo luce como el de mi pequeño melocotón. —Su expresión era serena, tranquila, sin embargo tenía un brillo en sus ojos—. ¿De dónde vienes? No eres un Fae de primavera.
—Autumnal —respondió con miedo.
—Vienes de las cortes secundarias, una combinación común —susurró —. Descuida tu embarazo saldrá perfecto.
— ¿Qué quieres decir con combinación común? —Cuestionó.
—Son creencias de mi reino —respondió restándole importancia—. Llamamos Cortes Principales al Día, Noche, Invierno y Verano. Las secundarias son las tres restantes.
—Es mi segundo embarazo —musitó molesto.
—Buena suerte con ello. —Susurró—. La situación de tu reino parece deplorable.
—No lo sería si alguien no se aprovechara de esto.
—Ese alguien eres tú, Koushi Oikawa, hasta donde se haz manipulado al príncipe desde que se casaron.
— ¿Perdón?
—Te casaste igual que yo, por conveniencia. Tu reino agonizaba e Iskarjal les dio lo que necesitaban, tú sólo eres una moneda de cambio que... —Una daga interrumpió las palabras de Geto, el Alfa de ojos verdes tenía el arma sobre el cuello del Omega y éste tras su espalda.
—Ten cuidado en cómo le hablas a mi princesa —amenazó el segundo hombre más poderoso de la Corte Primavera.
—Fue suficiente —habló el Omega platinado—. Regresa conmigo, Hajime. —El Alfa miró ofuscado al Omega frente a él, este asintió con su cabeza, pidiendo en silencio que lo dejara en paz. Iwaizumi chisto molesto y se alejo hasta Sugawara.
—Así que es él, el motivo por el que te expulsaron —concluyó Geto.
—Fue un placer hacer negocios con usted, señor Geto, pero debo retirarme, como sabe mi esposo me espera en casa. —Koushi abandonó el salón hasta salir del hotel, la respiración le fallaba, su pecho se aceleraba y dejó caer su cuerpo una vez estuvo dentro del carruaje.
Hajime miró al Omega palidecer, sabía por lo que había pasado, él mejor que nadie estuvo presente en los primeros años de su matrimonio, él vio al Koushi Sugawara de diecisiete años llegar al palacio, detrás de Oikawa y con sus ojos bañados en lágrimas. El Alfa rebelde que se enamoró del centrado Omega on sólo verlo, esa era una vil mentira, no eran más que rumores para que apaciguar al pueblo, un rumor que se volvió realidad.
El moreno liberó sus feromonas con aroma a jengibre y albahaca, una fragancia liberadora y tranquilizante que lograba calmar al caótico Omega.
—Basta, Hajime —susurró el Omega—. Es suficiente, Tooru se molestará si percibe tu aroma en mí.
—Lo lamento su alteza, no fue mi intención faltarle el respeto. —El retorno al palacio se llevó en un rotundo silencio, lo cuál era extraño, Suga jamás podía estar quieto, siempre pensaba en voz alta y contaba sus planes aunque a veces olvidaba que era algo introvertido. Por un momento vio al Suga de diecisiete y no al de veinticuatro.
— ¿Crees que hago lo correcto? —Interrumpió su serie de pensamientos.
— ¿A qué se refiere, su alteza? —Preguntó.
—He pasado mi matrimonio cuidando a mi esposo, protegiendo a mi familia de todos aquellos que quieran hacerle daño, y por ello me descuido a mí. —Sus ojos estaban nublados, las lágrimas pronto empezarían a correr—. Para eso nací, sino tengo eso no sirvo de nada. ¿Qué queda de mí?
—Eres fuerte, Suga —le habló sin formalidades—. Eres un Omega que no mide el riesgo de las cosas, tiene mucho valor para hacer lo imposible y te has ensuciado las manos para evitar el peor destino posible. Pero también eres paz, eres tranquilidad y el sinónimo de lo caótico, eres demasiado refrescante para no hacer lo correcto.
—Gracias —susurró—, siempre has estado ahí para mí, y de verdad que estoy agradecido por eso.
El carruaje se detuvo momentos después, la puerta se abrió y ayudó a bajar al Omega para caminar tras él. En la entrada del palacio estaba el príncipe, Iwaizumi se reverenciaba ante su alteza, el castaño los miraba con ojos fríos, sin brillo, por un momento Hajime se sintió incómodo. Entonces toda la tensión se borró, como la brisa del verano y el aroma al café recién hecho en una noche de invierno. El Omega platinado se aferraba al cuerpo del Alfa castaño, el más alto se recargó en la cabeza contraria y dejó un casto beso en la frente de su esposo, éste le correspondió besando sus labios, lo hizo intensamente, con miedo, como si fuese la última vez que lo hiciera, sus brazos se aferraban a la espalda del más alto y los contrarios igual.
—Todo lo que hago es por tu bien —le dijo el Omega—. Siempre voy a protegerte. —Hajime bajó la mirada ante las muestras de afecto, eran más intensas que antes. Porque el Sugawara de diecisiete años odiaba al príncipe Oikawa, pero el Sugawara de veinticuatro era el esposo de Tooru y estaba profundamente enamorado de él.
El moreno contuvo el suspiro y se alejó sin romper el momento entre los casados. No quedaba nada de los recuerdos tristes que pasaron, no había rastro de sufrimiento entre ambos y él no tenía cabida en esa relación, no cuando no era correspondido.
—No tengo duda de ello —respondió el castaño—. Así como lo que hago es por nosotros.
—Sí hace falta, me llenaré las manos de sangre para protegerte. Te lo prometo.
—PALACIO DE SHADOWING
CORTE NOCHE 🌑
Hinata odiaba organizar eventos, principalmente porque le gustaban las cosas a su manera y llevaba horas discutiendo con los sirvientes que ayudaban en fastuosos eventos, al parecer sus ideas no eran bienvenidas en la corte.
—No —expresó el Omega de cabellos castaños claros—. Es una pésima idea.
—Yo creo que es genial —sentenció el pelirrojo.
—Es pésima idea, Hinata —seguía insistiendo—. La celebración se hace en el pueblo precisamente por eso.
— ¿Qué hay de malo en que le gente venga al palacio? —Preguntó—. El pueblo no ha visto a su Rey desde la coronación.
—El Dualiko es una festividad para niños, es una fiesta familiar.
— ¿Qué demonios pasa aquí? —Una tercera voz se unió a la discusión de los Omegas. Hinata observó al Alfa rubio, su expresión era demasiado fría y soberbia.
—Este Omega cree que debemos abrir el palacio para las festividades de Dualiko —contó Futakuchi.
— ¿Es eso cierto, Hinata? —Cuestionó el rubio.
—Prometí que este festival sería el mejor que hayan visto.
— ¿Y eso se logrará abriendo el palacio? —El pelirrojo asintió.
—Me refiero a que se usen las tierras alrededor, tienen hectáreas cubriendo la fortaleza y podría haber más gente disfrutando de ello.
—Futakuchi retírate —pidió el Alfa.
—Pero, mi Lord. —Tsukishima lo miró sombrío, el Omega suspiró pesadamente y huyó de las cocinas donde estaban.
—No es una buena idea, Hatun —dijo el mayor—. La sobrina de su majestad estará presente y el pueblo podría verla.
—Es por ella que quiero hacer esto, merece ver el lugar donde vive su familia, además Haru debe extrañar este lugar.
—Por supuesto que lo extraña, creció aquí como la mayoría de los sirvientes —reveló el rubio—. El problema es que vendrá una caravana dorniense, no nos hace gracia su presencia.
—Podrían matar dos pájaros de un tiro, no habría necesidad de hacer dos recepciones —confesó con voz tranquila—. Desconozco qué tan mal se lleven entre ustedes, pero no creo que sean capaz de armar una guerra en una fiesta llena de niños que su cometido es hacerlos feliz.
—El origen del Dualiko es más oscuro, Hatun —contó el Alfa—. Dualiko nació hace mucho tiempo, cuando uno de los antiguos reyes asumió el poder, decidió matar a todo heredero varón sin importar la edad. Hubo madres que se suicidaron con sus niños en brazos, bebés asesinados en sus cunas.
— ¿Por qué algo tan feliz nació de algo tan triste? —preguntó Hinata.
—Lo hacemos para no olvidar a todos los que ya no están, como una disculpa y para seguir recordando que alguna vez fuimos tiranos, Shadowing nació de la guerra, no somos como las demás naciones.
—Mahoro merece un festival como ningún otro, por eso me gustaría que fuera en los jardines del palacio —insistió una última vez.
—Tengo una idea —alzó la voz con ironía—. ¿Qué te parece hacerlo en una de los propiedades aledañas al palacio? Después de todo, su majestad te hace mucho caso.
—No hay necesidad de ser tan grosero, mi Lord —se defendió—. Pero debo admitir que es usted muy brillante.
— ¿Qué?
—No conozco esas propiedades, pero serían de gran utilidad para lo que tengo en mente, permiso. —El Omega hizo una venia perfecta con una socarrona sonrisa que hizo estallar al rubio, salió corriendo con dirección al cuarto de Kenma, quizás él podría ayudarlo.
(...)
Los minutos pasaban y se le hacían eternos, tal parece que a Kenma le gustaba esconderse de su presencia porque no lo encontraba por ningún lado, tendría que ir a la biblioteca o ir directamente con su majestad, pero necesitaba tener buenos argumentos para defender su punto de vista.
Giró en uno de los pasillos alfombrados, no recordaba haberlos pisado nunca antes. Esa parte en general del palacio parecía solitaria.
— ¿Qué haces aquí? —Hinata se detuvo en cuanto demandaron respuesta.
—Estaba buscando a alguien, majestad. —La Reina Zero miró a Hinata de pies a cabeza, estaba sentada en un sillón individual frente a la mesa de la habitación. En cambio a Hinata su aroma delataba los nervios que tenía. ¿Y cómo ni no iba a tener nervios? Hinata había hablado mínimo una vez con la Reina y está lo trató de pésima manera.
—Estas son mis habitaciones, no verás a ningún sirviente de Handan aquí —musitó.
—Lo siento majestad, no fue mi intención. —La Reina lucía imponente en su vestido borgoñona, sus ondas color lila resaltaban su rostro al igual que su piel.
—No pareces ser inteligente.
— ¡¿Disculpe?!
—De serlo, sabrías que Handan está manipulándote.
—La Reina Handan ha sido amable conmigo desde que llegué.
—Ay por favor —se burló—. Handan sólo es amable consigo misma. ¿Te ha tratado bien? No me digas, te vistió y calzó, te dio libros de etiqueta e historia para que fueras culto, te presentó a mi hijo e hizo lucir como un Omega que necesitaba ayuda. Es la misma táctica que usa con todas.
— ¿A qué se refiere? —Cuestionó. Zero extendió su mano y lo invitó a plantarse frente a ella.
—Hizo lo mismo con su difunto hijo, cada día enviaba a una de sus criadas a acostarse con Kuroko, ella no quería ver a su hijo feliz, quería un títere. —Empezó a relatar—. Yo era la dueña del corazón de Kuroko, no pudimos casarnos, pero fui la única concubina que le dio más de un hijo, su primogénito fue mío; Daisuke, su única hija; Miwa, y su ahora sucesor; Tobio. Los demás murieron.
»Handan busca manipular a mi hijo como lo hizo con el suyo, su meta no es el amor es el poder y ella cree que tú se lo darás. —La Reina descubrió sus clavículas mostrando las marcas negras, tan oscuras como la noche—. De todas las concubinas fui a la única que convirtieron en una de los suyos, las humanas morían al dar a luz a sus bebés. Handan es el diablo, Hinata, es la verdugo de príncipes y una vez que cumplas su cometido te botará.
— ¿Entonces qué sugiere que haga? —Preguntó—. ¿Qué gana contándome esto a mi?
—Mi hijo te tiene en alta estima, al parecer lograste cautivarlo, tanto que te confió el festival de Dualiko —insinuó—. Si deseas continuar de esta manera, te pido que lo protejas, no dejes que su mente se vea nublada por las intrigas de Handan, llena sus expectativas.
—No creo ser capaz de cumplir lo último —confesó—. Ni siquiera se en que lugar puedo organizar la fiesta del pueblo que prometí a Mahoro.
— ¿Mahoro? —Fue entonces que Hinata se dio cuenta de su error—. ¿La conociste? —El pelirrojo asintió.
—Su majestad me llevó a conocerla, en el aniversario de su hermano. —La mujer suspiró con nostalgia, por una vez su rostro brilló con felicidad.
—Sugiérele como lugar el Palacio de Mármol.
— ¿El Palacio de Mármol?
—Es el lugar donde mi Daisuke y su esposo se conocieron —recordó—. Desde ese día ambos se enamoraron profundamente, apuesto que Tobio dirá que si y Haru estará muy feliz.
— ¿En serio lo cree?
—Por supuesto, mi hijo jamás te negaría algo.
—PALACIO AUTUMNAL.
CORTE DE OTOÑO 🍁
El Alfa esperaba pacientemente al veredicto del médico, su Omega estaba en la cama y bebía un extraño té de fuerte aroma, su rostro estaba desfigurado en una mueca —lo cuál era poco común en él — y él sólo podía observarlo.
— ¿Hay algo malo con el embarazo, doctor? —Preguntó.
—Para nada, es sólo que es muy poco común ver este tipo de situaciones —respondió tranquilo.
— ¿Qué pasa conmigo? —Cuestionó el Omega.
—Tal parece que su cuerpo sufre un desajuste hormonal —explicó—. Es común que en un Omega no se presente su celo en los meses de gestación ya que eso es lo que busca dicho periodo; quedar en cinta. Sin embargo hay ocasiones en las que el celo del Alfa influye en los ciclos del Omega y hace que este entre en un periodo similar, eleva su libido y buscará el contacto de su Alfa. Especialmente si es el padre del niño.
— ¿Y qué se puede hacer en estos casos? —Preguntó el Rey.
—Debe alejarse del Omega hasta que se estabilice o termine su rut —susurró el doctor.
— ¿Alejarme de mi esposo? ¿Le estás pidiendo a tu Rey alejarse de su Omega?
—Me atrevo a sugerirlo por el bien de su Omega, majestad —dijo rápidamente el anciano—. Habría complicaciones si el Alfa llegase a anudarlo en una posición incómoda podría lastimar al bebé.
—Creo que soy lo suficientemente capaz de cuidar a mi esposo —se quejó el Alfa.
—No ignores las recomendaciones del médico, Daichi —regañó el Omega—. Si estar separados un tiempo es lo mejor para ambos debemos hacerlo.
—Sólo en lo que dura su ciclo, majestad —recordó el doctor—. Mi Reina, le recomiendo realizar un nido, será más fácil de llevar el periodo.
—Por supuesto, gracias por todo doctor.
—Es un honor. —El anciano abandonó los aposentos de Shinsuke después de bochornosa situación. El Omega tenía sus mejillas rojizas y su expresión mostraba vergüenza.
— ¿Sucede algo? —Le preguntó el moreno. El platinado lo invitó a acostarse junto a él y se acurrucó en sus brazos, hundiéndose en su cuerpo.
— ¿Cómo se supone que dormiré sin ti a mi lado?
—Tú mismo lo has dicho, Shinsuke, sólo serán dos días —se burló.
—Sé que no debo insistir, pero por favor no tomes a otras concubinas —sollozo.
—Jamás me acostaría con alguien que no fueses tú, mucho menos le entregaría mi corazón —expresó el Rey—. Eres el amor de mi vida, Shinsuke Kita, no veo el momento de hacerte mi esposo. —El moreno besó los labios de su Omega hasta hacerlo gemir bajito, los suaves sonidos de su voz eran un tranquilizante en la mente del Alfa.
—Eres mío, tan mío como yo soy tuyo —susurró cerca de su labios y acariciando el mentón—. Nada ni nadie podrá negarse a nuestro amor. —Eso es lo que más esperaba.
—PALACIO DE SHADOWING
CORTE NOCHE 🌑
Pensar en todos los asuntos de estado le provocaba un dolor de cabeza, tener que cuidar las entradas y salidas de las exportaciones era el trabajo de los miembros del consejo, pero le gustaba estar al tanto de todo lo que tuviera que ver con su nación.
—Al menos agradece mi ayuda —refunfuñó el Alfa rubio.
—Lo hago, por eso te deje los trabajos más complicados —respondió el azabache.
—Al parecer hemos recaudando una gran cantidad de impuestos este mes —contó Tsukishima.
—Nos servirá para reconstruir caminos que fueron dañados en la última tormenta, también necesito que una parte vaya al tesoro imperial, otra parte será utilizada para los gastos del Dualiko.
—Hablando del Dualiko —interrumpió Tsukishima—. ¿Tenías que poner a ese Omega a organizarlo?
— ¿Tienes algún problema? —Cuestionó.
—No es un nativo de Shadowing.
—Tu esposa lo está ayudando —recordó.
—Y ella tampoco nació aquí.
—Creció aquí, mi madre la crió, por supuesto que sabe cómo organizar un buen festival.
—Has cambiado, Kageyama —dijo el rubio y dejó estupefacto al mencionado—. No eres el mismo desde la llegada de ese Omega.
—Eso es una estupidez —escupió—. Sigo siendo el mismo.
—Estás mintiendo —regañó disconforme—. Le revelaste el mayor secreto de tu familia y lo llevaste al Jardín de Metéoros, además ya conoció a tu sobrina.
—Eso no significa que haya cambiado —insistió el menor. Tsukishima suspiró frustrado, no cabía duda de que su amigo era un idiota. Los ruidos en la puerta detuvieron la sarta de groserías qué quería decirle, agradecido en su interior porque alguien lo detuvo.
—Su majestad —habló el Beta una vez lo dejaron entrar—. Hinata Hatun está en la puerta y desea hablar con usted.
—Que pase. —El rubio lo miró confundido con su respuesta. El Omega brillaba ante los ojos de ambos Alfas, el rubio lo miraba con asco, algo en él le generaba ganas de echarlo lejos y le provocaba querer gritarle que era un idiota—. ¿Qué sucede Hinata?
—Lamento interrumpirlos, majestad —se disculpó el pelirrojo—. Pero he venido a proponer la residencia para el festival.
—Pésima idea —susurró el Alfa rubio.
—Ni siquiera la ha escuchado.
—No debo escucharla, es pésima —declaró—. Su majestad, no debe tomar en cuenta lo que diga este Omega.
—Quiero escucharlo. —Kei se sintió frustrado por la respuesta—. ¿Qué tienes en mente?
—El Palacio de Mármol —respondió dejando anonadados a los Alfas—. Leí sobre él hace un momento y creo que es un lugar muy bonito para dicha festividad.
—Ese palacio ha estado cerrado desde hace años —explicó el Alfa de lentes, sus nervios parecían crisparse cada que hablaba el pelirrojo—. Es una idea estúpida.
— ¿Por qué el Palacio de Mármol? Tengo más residencias, inclusive la fiesta original se hace en el pueblo.
—Por la señorita Mahoro —respondió en voz baja—. Tengo entendido que es un lugar muy importante para su difunto hermano, estoy seguro que su cuñado estará feliz.
—No tiene que hacer esto, majestad —insistió su mejor amigo—. Usted pidió que nadie tocara ese palacio. —El azabache se quedó pensando la respuesta que daría, ciertamente él pidió que el hogar de su hermano permaneciera tal y como lo dejó. Aunque ese no era su residencia permanente fue su favorita cuando estuvo en vida.
—De acuerdo —habló el Alfa.
— ¡¿Qué?! —Exclamaron los dos restantes.
—Permitiré que usen el Castillo —dio su bendición el Alfa—. Espero se un buen festival.
—No se arrepentirá majestad. —Hinata salió corriendo del despacho para continuar con los preparativos, había hecho caso a la sugerencia de la Reina Zero y estaba muy complacido con ello.
— ¿Qué? —Le cuestionó el Alfa pelinegro.
— ¿Y dices que no has cambiado? —Preguntó con ironía.
—Sigo siendo el mismo.
—El Kageyama que conozco jamás permitiría que alguien entrara al hogar de su hermano.
—De acuerdo, de acuerdo. Está bien —le dio la razón—, quizás cambie un poco, pero no por ese Omega de cabellos extravagantes.
—No hay peor ciego que aquel que no quiere ver.
— ¿A qué te refieres?
—A que eres un idiota. —Kageyama frunció el ceño ante las declaraciones de Tsukishima. Maldito Alfa presuntuoso y presumido. Pero tenía razón en algo, en su interior estaba cambiando, y esperaba que fuera para bien.
¡¡Se logró!! Buenos días mi gente, espero que estén teniendo una buena mañana, perdón por la tardanza pero ya saben que la vida suele apachurrarnos un montón.
Espero hayan disfrutado el capítulo porque se viene tremendo drama, no digan que no se los advertí jajajaja. Y una disculpa si hay errores de ortografía.
Nos vemos hasta la siguiente actualización, ya saben que chismes y dudas contesto en los comentarios.
Los quiero y gracias por leer. 💕
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