"La quietud de la noche estrellada nos ciega, mientras los perros de Tindalos corren por nuestras esquinas"

Dos minutos, tumbos en la cama, Kiara está rascando la puerta, talvez debería dejarla entrar, hace un poco de frío, tres minutos.

Muy bien, es hora de rendirse, la noche ha ganado.

Paola se levanto molesta de la cama ¿Por qué no podía dormir bien? Llevaba muchos años en ese trance, simplemente inaceptable.

-Solo entra Bebé.....-Abrio la puerta y la perrita corrio hacia adentro, saludandola como si no la hubiera visto en años-Sientete como en casa, bueno.... Vives aqui-

Se sentó un momento y reviso su teléfono-Todos están dormidos....-Bostezo- ¡Yo también debería intentarlo!-

Dos minutos ¿Acaso Kiara acaba de patearme? Tres minutos....

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Y ahora son las 3 de la mañana ¡Genial!

-Oye Psss- La perra está dormida-¡Por favor!-

En la oscuridad de su cuarto, se siente vacío, como si toda la humanidad se hubiera entregado a un solo deseo: el descanso profundo.

Todos excepto ella, claro.

Y se siente tan solitario en el espacio nulo de la consciencia, dónde no se sabe si uno está vivo o muerto.

O tal vez ambas....

Pero ¡Hey! No todo es malo ¡Puede ver Bluey!

-¿Que episodio quieres Nena?-El animal dormido gruñe en sueños, intentando perseguir una amada pelota-¡Hora de dormir será!-

A pesar de todo, La pequeña Paola sabe que aún no está sola, el inconsciente colectivo no le molesta, mientras esté con los que ama, única y completa.

Y se acaba de quedar dormida ¡Hasta mañana!