“𝑵𝒐 𝒎𝒊𝒓𝒆𝒔 𝒉𝒂𝒄𝒊𝒂 𝒂𝒕𝒓𝒂́𝒔, 𝒑𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒓𝒆𝒄𝒐𝒓𝒅𝒂𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒉𝒖𝒃𝒐 𝒖𝒏 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒕𝒆 𝒔𝒖𝒑𝒐 𝒂𝒎𝒂𝒓.” — 𝑫𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒊𝒅𝒐.
Por mucho tiempo Andrómeda se imaginó un reencuentro entre Ivo y ella, cuando tenía dieciséis años lo imagino como uno amoroso, ella corriendo hacia los brazos del cantante y perdonándolo por haberse ido, pero claro, en ese entonces era una niña enamorada que aún creía en los cuentos de hadas, ahora tenía veintiuno y un montón de decepciones amorosas detrás de ella.
Y claro, Khea tampoco esperaba un reencuentro así, su parte poco racional imaginaba a ellos dos sonriendo, ella presentándole a Orión y él volviendo a sus vidas como si nada, pero claramente esa parte se equivocó y la racional ganó por obvias razones, su presencia solo había traído silencio en el lugar, miradas de incredulidad, de enojo y de confusión, sí, no era para nada lo que había esperado su parte optimista.
—Mami, ¿Ese es Khea? ¿Me puedo tomar una foto con él? ¡Mamá! ¿Me escuchás? —la dulce e inocente voz del pequeño se hizo presente rompiendo el tétrico silencio.
Orión... ¿Cómo le decía que no estaba solo en frente de un cantante sino que también de su padre? Andrómeda no podía creer aún el cinismo que manejaba su ex pareja, ¿Por qué volver ahora que todo estaba tan bien en su vida? ¿Por qué volver cuando Orión ni ella lo necesitaban? No era para nada justo y se lo haría saber, no tenía sentido que apareciera, ¿Por qué no seguir su vida como venía haciéndolo? Ignorando la existencia de ellos dos, así todos estarían más que felices... Menos Ivo, claro.
Los ojos marrones del artista bajaron a la altura de su hijo y de inmediato sintió una emoción que nunca antes había sentido dentro de su pecho, pudo observar que tenía sus mismos ojos y su nariz, pero de resto era la copia viva de Andrómeda. Por mucho tiempo se imaginó este encuentro, nunca lo había conocido, nunca lo había cargado entre sus brazos, se perdió los años más valiosos en la vida de un niño, pero había vuelto y quería remediar eso como diera lugar porque ya no soportaba ver como su propio hijo lo miraba como una celebridad del montón y no como su padre, estaba claro que Andrómeda nunca le había dicho nada de él.
—Hola, Orión... —se acerco a él, pero se inmediato la madre del niño tomó su brazo alejándolo más de Khea.
—Chicas, lleven a Orión a comprarse algo rico —habló con seriedad sin dejar de mirar a su ex, quien la veía con cierto dolor en sus ojos, ¿Qué esperaba de esto?
—Pero mamá... —se quejó alargando la última a. —Quiero tomarme una foto con él —volvió a insistir jalando del brazo de su madre, pero solo basto una sola mirada de ella para que se quedara tranquilo. —Esta bien, me voy —soltó un suspiro de resignación bastante exagerado y se dejó guiar por sus tías lejos de la escena, no sin antes despedirse con la mano de su padre junto con una tierna sonrisa que sirvió como calefactor en el corazón del cantante.
—No tenés que alejarlo de mi, ¿Sabés? Al final no vale la pena —Ivo se terminó de acercar a ella provocando que la chica diera un par de pasos hacia atrás
—Lo que no vale la pena es que regresaras —respondió de inmediato cruzándose de brazos ante la atenta mirada de todos, sin embargo, la que denotaba más confusión era la de su pareja.
Valentín miraba a ambos lados como si fuera un partido de tenis, no sabía que sucedía y porque de repente el ambiente se había vuelto uno pesado, miraba arrepentimiento en los ojos del chico con quien alguna que otra vez había coincidido y pura ira en los ojos de la chica que amaba. Tenía un montón de preguntas en su mente y no sabía cual de todas expresar primero porque aún no sabía con exactitud que era lo que exactamente estaba pasando, tenía una idea, pero no sabía si era cien por ciento cierta, además, le daba miedo preguntar y recibir una respuesta que no le gustara, pero debía preguntar de todos modos, no quería quedarse con la duda.
—¿Qué está pasando acá? —preguntó finalmente llevándose las miradas de todos, pero la más importante de ellas fue la de Andrómeda quien apenas había recordado que estaban rodeados de personas.
No sabía con exactitud porque nunca le había dicho a Valentín quien era el padre de Orión, ella suponía que era porque nunca había salido la conversación, él nunca le había preguntado y Andrómeda pensó que su ex nunca iba a volver a aparecer en sus vidas, simplemente no lo vio necesario. Ahora se arrepentía porque debía de lidiar con muchas cosas a la vez.
—Él es el papá de Orión —soltó sin anestesia alguna provocando que los presentes soltaran un jadeo de sorpresa, sin embargo Valentín no había producido ningún sonido, ni siquiera se había movido, Andrómeda no sabía si eso era bueno o malo.
Valentín estaba en completo shock, ¿Khea era el papá de Orión? ¿El mismo chico con el que múltiples veces había coincidido en alguna fiesta o evento? ¿Cómo eso era posible? Estaba sumamente confundido y no podía terminar de entender como aquel muchacho había podido abandonar a su novia junto a un pequeño bebé sin sentir remordimiento en ningún momento. Se sentía asqueado y muy enojado, ¿Por qué venir ahora?
—¿Vos sos el hijo de puta que los abandonó? —hizo el amague de acercarse a él con furia prendida en sus ojos, pero Tadeo se interpuso de inmediato en su camino impidiendo que diera un paso más. —No tenés ningún derecho de estar acá, andáte, no sos nadie para esta familia —habló con notable rabia en sus voz, pensó que el trappero iba a hacer algo, pero solo bajó la cabeza en señal de arrepentimiento.
Ivo se sentía realmente mal por aparecer así de un momento a otro, pero el hecho de no estar para su hijo y para la que alguna vez fue el amor de su vida lo estaba carcomiendo por dentro. Al principio fue fácil, sus padres le recordaban constantemente que había tomado la decisión correcta, que un hijo iba arruinar su sueño de ser alguien grande dentro de la música y por unos años lo creyó así, cuando tenía diecisiete años saltó a la fama por la canción Loca, luego de ahí fueron éxitos tras éxitos, no había lugar en su mente para pensar en lo que había dejado atrás. Pero hace un año todo cambió para el, exactamente cuando vio una foto que subió Duki a su Instagram junto con la Venezolana y el hijo de la misma, los vió y algo hizo click en él, se dio cuenta que haberlos dejado abrió un agujero en su pecho que nadie fue capaz de llenar, ni el dinero ni las mujeres.
Pero no fue fácil, a pesar de que ahora tenía mucho más alcance, le fue imposible contactarse con ella hasta hace pocos días en que logró, por medio de Joaco, ir hacia donde estaba ella junto a su hijo. ¿Pensaba que iba a ser fácil? No, para nada, él estaba muy consciente de lo que hizo y entendía por una parte que Andrómeda lo quería lejos de ella y de Orión, pero su otra parte testaruda y poco inteligente le decía que tenía todo el derecho del mundo de ver a su hijo.
Andrómeda al ver el posible revuelo que iba a ocasionar dejar a su pareja actual y a la antigua juntas, decidió que lo mejor era que llevara a Ivo lejos de ahí, al final ella tenía muchas cosas que decirle, muchas cosas que reclamarle y con todo el gusto lo haría ahí mismo, pero consideraba que ese problema era de ella y de él, no había necesidad de ventilar sus problemas a los ojos curiosos de algún espectador externo.
Pero antes debía tranquilizar a Valentín, si se iba así como si nada con Khea él se podría molestar aún más, es lo que menos que quería.
—Hey, hey, cálmate, amor —la castaña se puso delante de él quitando a Tadeo del medio para tomar el rostro de su novio entre sus manos, de inmediato la mirada azulada de Valentín hizo colisión con la café de Andrómeda. —Luego hablamos de esto, ¿Vale? Ahora tengo que ir hablar con él —en ese momento Valentín quiso volver a hablar, pero la chica lo interrumpió. —Sabes que necesito hablar con él, lo sabes muy bien, llevo esperando cinco años para decirle un montón de cosas, tengo mucho dentro de mi pecho y necesito sacarlo. Cuando termine voy a venir, todo estará bien —acarició con suavidad las mejillas del mayor con una pequeña sonrisa tranquilizadora en su rostro, logrando así que el de ojos azules moviera lentamente su cabeza de arriba a abajo estando de acuerdo con ella. —Bien, nos vemos en un ratico —el muchacho volvió a asentir y unió sus labios en un beso corto.
Se terminó de separar de él y se dio la vuelta para dirigirse hacia Khea, el joven esperaba que tomara su mano o su brazo para guiarlo, pero en vez de eso la chica siguió de largo esperando que la siguiera. Ella no andaba con tonterías, tenía muy en claro que no quería ni tocarlo más que para darle algún golpe directo en el rostro.
Andrómeda decidió que el mejor lugar donde podían hablar era en la privacidad de su habitación, no podía darse el lujo de hablarlo afuera porque siempre había alguien con una cámara preparada para husmear en cada pequeño detalle de la vida de algún artista. Ya todos sabían que en ese hotel se encontraba Wos con su equipo, estaba lleno de personas tratando de conseguir una buena foto del artista o de la reciente pareja, si la veían con Khea y además discutiendo, todo iba a salir muy mal y ella no necesitaba más drama en su vida.
El camino hacia la habitación de Andrómeda fue bastante silencioso, ella no lo miró en ningún momento, su vista estaba puesta al frente de ella, solo cuando pisaron el suelo de la habitación fue cuando ella finalmente lo miró y lo pudo analizar. Se veía muchísimo más maduro obviamente, tenía un montón de tatuajes nuevos y estaba mucho más alto de lo que le recordaba, pero tenía la misma mirada brillosa de cuando tenía quince años, la misma mirada que algún día la enamoró, muchas cosas habían cambiado, pero otras no tanto.
Sin embargo, para él Andrómeda seguía igual, tenía la misma piel luminosa, la misma estatura, el mismo cabello liso y largo, la misma energía buena y amistosa, pero sus ojos habían cambiado, ahora eran más maduros, eran unos ojos que se notaba que habían pasado por malos momentos, él lo sabía, hubo un tiempo donde la conocía como la palma de su mano... Ahora solo era una desconocida con muchos recuerdos en común.
—¿Por qué regresaste? ¿Por qué ahora? —preguntó la Venezolana sentándose en la cama, el muchacho hizo amague de sentarse a su lado, pero ella de inmediato le señaló la cama de al lado indicándole donde debía sentarse. —No te equivoques, no porque acepté hablar contigo significa que no tengo la mano floja para meterte un coñazo, así que no me tientes —le avisó con una mirada seria que logró intimidarlo un poco.
—Primero quiero pedirte perdón —ante eso Andrómeda rodó los ojos. —Sé que no es suficiente, sé que lo que hice no estuvo bien, lo que hice no es cosa ligera, te dejé en el peor momento posible, te dejé con un bebé y me arrepiento —soltó un suspiro bajando su mirada hacia sus manos. —Para mi no sirve el dinero, ni el alcohol, ni las drogas y mucho menos las mujeres, nada de eso llena el vacío que irme provocó en mi, me odio por dejarlos, todo los días me doy golpes en el pecho, ahora lo único que quiero es recuperar el tiempo perdido, necesito estar con vos y con Orión —llevó sus manos a sus ojos limpiando las lágrimas traviesas que habían llenado los mismos. —Solo quiero hacer las cosas bien por una vez en mi vida, Meda, dame esa oportunidad —suplicó fijando su mirada en ella.
Era bien conocida la personalidad de Andrómeda, era una joven muy amable y simpática, una persona que era capaz de sacar el pan de su comida para dárselo a alguien más, era noble y cariñosa, nadie que la había conocido podía decir algo malo de ella. Pero lo que nadie sabía es que detrás de esa sonrisa hermosa está una profunda rabia por una persona en específico y esa persona finalmente estaba delante de ella.
Había llegado a punto en donde ya no le importaban las lágrimas que soltaba, en realidad se sentía bien, le parecía excelente que él por fin mostrara un poco de arrepentimiento, que llorara por haberse ido como un cobarde.
—Ven acá —le dijo la chica moviendo su mano hacia ella mientras se levantaba, el joven de inmediato se levantó creyendo que iba a recibir un abrazo, pero lo único que consiguió fue una bofetada en su mejilla derecha que provocó que diera un par de pasos atrás, casi cayéndose por el impacto. —No voy a pedir perdón, es lo que deseaba hacer hace años. Ahora siéntate de nuevo —la castaña habló sin ninguna emoción en su voz y con una expresión neutra en su rostro.
Ambos se sentaron, cada uno en una cama mirándose sin decir nada; Khea sabía que se merecía ese golpe, es lo único que merece por todo el daño que le hizo pasar.
—Mira, durante mucho tiempo me sentí muy triste por tu desaparición y no tienes ni idea de lo difícil que era cuando Orión preguntaba por ti, cuando me preguntaba porqué él no tenía un papá igual a los demás, porqué solo tenía una mamá... —soltó un suspiro secando el sudor de sus manos en sus shorts. —Lloré mucho por ti, sentí una tristeza que nunca antes había experimentado, pero luego, mientras pasaban los años, solo sentí odio, rabia, enojo. No tienes ningún derecho de exigirme ver a Orión ni querer formar parte su vida porque para él solo eres un cantante que algunas veces escucha por radio, solo te conoce como un artista porque tú nunca quisiste comunicarte con él ni para enviarle una carta de felicitaciones en su cumpleaños, es que seguro ni sabes cuando es —sus ojos estaban llorosos, pero no sé permitió soltar ninguna lágrima más. —La decisión de ser padre no es juego, no es algo de ratico, es algo para toda la vida y no voy a permitir que le hagas ilusiones a Orión sobre que va a tener un padre presente porque sé que no es así, sé que en la primera oportunidad que tengas te vas a desaparecer —se levantó de la cama y comenzó a dar vueltas por el lugar queriendo tranquilizarse.
—Yo entiendo que no es de un día para otro, entiendo que será difícil, pero solo quiero un chance, quiero acercarme a él y que sepa que yo soy su papá, sí, el papá boludo, pelotudo, hijo de puta y cualquier otro insulto que se te ocurra —soltó un suspiro. —Pero sigo siendo su padre y aunque lo niegues, sabés que tengo el derecho de que sepa quien soy, él tiene derecho de saber quien soy —se levantó de la cama y camino hasta Andrómeda para hablarle cara a cara. —Me perdí cinco años de su vida, reconozco eso, pero estoy aquí para estar presente en los siguientes años hasta que la muerte venga por mi, quiero hacerme responsable, quiero que me llame papá, que juegue conmigo, que me tenga confianza, no me quites eso, por favor —al terminar de hablar se tomó el atrevimiento de tomar las manos suaves y tersas de su ex pareja.
Él sabía que al regresar le iba a tocar muy duro, que iba a recibir mucho desprecio y enojo, todos sus allegados se lo advirtieron, pero ya no podía seguir ignorando la voz de su cabeza que le repetía constantemente que era un cobarde por no hacerse cargo y Khea sabía muy bien a que se refería. Estaba listo para entrar de lleno a la vida de Andrómeda y Orión, estaba listo para pelear con uñas y dientes para quedarse permanente.
Pero la muchacha tenía grandes problemas con eso, aún con todo lo que le dijo no se sentía lo suficientemente confiada para dejarlo entrar a la vida de Orión, lo que menos quería era ver a su hijo lastimado, pero claro, en eso ella se contradecía porque aunque el pequeño nunca le ha hecho falta un padre, siempre tendrá la duda de quién es y porque no está con ellos. Odiaba admitirlo, pero Ivo tenía razón, no podía ocultarle esa gran verdad a Orión, tarde o temprano lo iba a saber y ella prefería que fuera temprano.
Cuando ella iba a abrir la boca para contestar la puerta se abre y por ella entran el grupo de amigas junto a Orión hablando animadamente, sin embargo, se callaron cuando los vieron, de inmediato Andrómeda deshizo el agarre de sus manos y se acercó a su hijo.
—Orión, tengo que presentarte a alguien —habló con el corazón latiendo a mil por hora, solo recibiendo una mirada de confusión del pequeño.
Finalmente había llegado el día de la verdad y no todos estaban listos para enfrentarla.
Llegó el momento de las verdades, separaciones, corazones rotos y mucho sufrimiento, debo de admitir que es un aire fresco porque amo escribir drama y espero que a ustedes también les guste.
Por cierto, ya la novela llegó a 4k de visitas y eso es increíble, nunca pensé que llegaría a tanto, pero me alegra, para mi eso es muchísimo ✨
También quiero decirles que estoy preparando otra novela que subiré cuando termine esta, aún no tiene protagonista chico, así que si prefieren a alguien en específico pueden dejarlo en los comentarios 💜
Y eso, muchas gracias por leer, si les gustó voten, comenten y denle mucho amor 💫
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