𝑼𝒏 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏 𝒓𝒐𝒕𝒐 𝒎𝒂́𝒔 𝒂 𝒍𝒂 𝒍𝒊𝒔𝒕𝒂
"𝑵𝒐 𝒍𝒆 𝒕𝒆𝒎𝒐 𝒂 𝒕𝒖 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒆𝒅𝒊𝒅𝒂: 𝒍𝒆 𝒕𝒆𝒎𝒐 𝒂 𝒍𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒐𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒊𝒏𝒖𝒏𝒅𝒂 𝒎𝒊 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒂𝒍 𝒔𝒂𝒃𝒆𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒉𝒆 𝒅𝒆 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒆𝒓𝒎𝒆 𝒆𝒏 𝒕𝒖𝒔 𝒐𝒋𝒐𝒔 𝒐 𝒇𝒖𝒏𝒅𝒊𝒓𝒎𝒆 𝒆𝒏 𝒕𝒖 𝒑𝒊𝒆𝒍 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒎𝒂́𝒔." — 𝑫𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒊𝒅𝒐.
La peor parte de una desilusión es cuando viene de un ser cercano a ti, de una persona a la cual le confiarías tu vida si llegara el momento, a la cual miras con ojos de amor, a la cual le abriste tu corazón y tu alma para dejarla pasar, para dejar que creara un hogar ahí adentro, a la cual apoyaste, consentiste y amaste como nunca lo habías hecho con alguien más. Por esa razón cuando ese alguien especial te desilusiona sientes como todo tu cuerpo se paraliza, sientes como tu mundo se viene abajo, pieza por pieza, cayendo estrepitosamente a tus pies sin que tú puedas hacer algo al respecto, te cuesta respirar, como si alguien pusiera sus manos en tu cuello apretando muy fuerte, sientes como tu pecho duele, como si lo estuvieran apuñalando una y otra vez, tus ojos empiezan a derramar lágrima tras lágrima sin tú poder evitarlo y te preguntas «¿Acaso la del problema soy yo y por eso todos me terminan dejando?».
De esa manera se sentía Andrómeda, de esa misma manera y no podía evitarlo, aunque se quisiera poner a si misma una expresión de fortaleza, no podía, se sentía totalmente destrozada a causa de las palabras que salían de la boca de Valentín.
¿Cómo era posible que el chico amoroso, amable, dulce estuviera hablando tan mal de ella y de su hijo? Al final esa era la peor parte, que hablara de forma tan horrorosa de un niño de cinco años que nunca en su vida le había hecho una escena de berrinche, ¿Cómo Valentín tenía el coraje de decir que Orión le rompía las pelotas más de una vez? Lo único que había hecho el pequeño era brindarle amor, cariño, incluso comprensión. Lo que más le dolía a la chica era que hablaran así de su hijo, sin embargo, las otras afirmaciones de Valentín causaron un gran sentimiento de decepción y traición en ella.
Valentín Oliva se sentía preso a su lado, el mismo chico que estuvo semanas detrás de ella para que le diera una oportunidad. Andrómeda sabía que iba a ser un gran cambio en su vida, claro está, de un artista soltero el cual podía estar con cualquiera sin ningún compromiso paso a estar en una relación seria en donde había un niño involucrado, eso significaba que debía encargarse de ese pequeño, amarlo de igual manera porque madre e hijo venían en el mismo paquete, era difícil acostumbrarse, sí, pero la castaña pensó que Valentín lo estaba llevando bien por la forma en que manejaba todo, en la forma en que trataba a Orión, ¿Cómo podía hablar de ellos de esa manera?
Lo que ellos no sabían es que nuestro protagonista solo había dicho eso para que Ángela lo dejara tranquilo, él en realidad amaba a Andrómeda y a Orión, los quería en su vida para siempre, pero fue tanta su rabia, su enojo, su frustración que no pensó claramente, ahora veía las consecuencias de eso.
—Meda... —Valentín se acercó unos cuantos pasos, pero Andrómeda retrocedió incapaz de estar cerca de él. —Me tenés que escuchar, lo que viste recién no es verdad, beba, sabés que yo no creo realmente todo lo que dije, yo... —antes de que pudiera seguir Ángela intervine con un tono de sorna.
—¿Posta estás diciendo eso? Yo te escuché muy seguro, Valenchu —habló con una pequeña sonrisa burlona tratando de añadir más leña al fuego, pero esta vez Valentín no cayó bajo sus provocaciones.
—Mi amor, yo... —intentó volver a hablar, pero esta vez fue Andrómeda quien lo interrumpió.
—Ivo, llévate a Orión —habló de forma decida y tan pronto dio la orden el muchacho cargó a su hijo dejando que reposara su cabeza en su hombro, seguidamente el mayor se lo llevó de ahí mientras el pequeño no paraba de llorar por haber escuchado lo que escucho.
Orión había tenido pocas decepciones en su vida, pero eran cosas muy básicas, como que no hubiera cereal para desayunar, que por equivocación coloreo fuera de la línea o que su programa favorito no transmitiera nuevos capítulos, eso era lo único que la causaba decepción y a los pocas horas se le pasaba; pero lo que escuchó hace tan sólo unos instantes fue lo más doloroso que tuvo que experimentar, el hombre con el que había pasado tantas tardes llenas de risas, con el que había jugado y aprendido, el que lo había ayudado a aprender a tocar la batería, el que le compraba dulces a escondidas de su madre había dicho que no estaba feliz con la vida que tenía con ellos y se sentía mal por ello porque él fue quien le insistió a su madre para que saliera con el cantante, se sentía culpable por haber sido el cupido que provocó otra tristeza en el corazón de su mamá.
Antes de que Valentín volvería a hablar al lugar llegó Peter, quien rápidamente se dio cuenta que lo que sucedía no era algo bueno, Andrómeda estaba llorando, su representado y amigo estaba apunto de hacerlo, y Ángela estaba con una sonrisa victoriosa en su rostro... No se quería ni imaginar lo que pasó.
Sin esperar más tiempo llamó a seguridad, quienes por suerte estaban bastante cerca de la escena, fue cuestión de segundos para que sacaran a Ángela prácticamente a rastras dejando solos a la pareja.
—Déjame explicarte... —Valentín tomó la oportunidad de hablar con ella ahora que estaban solamente ellos. —Ángela estaba molestándome, ¿Okey? Y me enojé, posta, así que opté por decirle lo que quería escuchar, tal vez así me dejaría tranquilo y se iría, por eso dije esas cosas tan horribles de vos y de Orión —a lo último se le quebró la voz al ver como la mirada de decepción de Andrómeda no se iba de sus ojos cafés. —Me tenés que creer, yo te demostré que te quiero, ¿No? Yo lo hice, demostré que los quiero a ambos en mi vida, vos sabés como soy... —en ese momento fue Andrómeda quien lo interrumpió y lo que dijo lo dejó sin habla alguna.
—¿En serio lo sé? —preguntó con su voz pendiendo de un hilo. —¿Sé como eres o solo sé lo que tú me dejaste saber? —dejó caer un par de lágrimas, pero de inmediato llevó sus manos a su rostro para desaparecerlas, no quería llorar, al menos no delante de él. —¿Cómo sé que lo que me estás diciendo es verdad y lo otro es mentira? Quiero decir, si hubieras querido que se fuera habrías llamado a seguridad como acaba de hacer Peter o tal vez podrías haberte ido tu mismo dejándola aquí sola, pero en vez de hacer lo más sensato pues dijiste todas esas burradas, todas esas cosas dolorosas que no solo me han afectado a mi sino también a mi hijo, sí, tiene mucho sentido que todo haya sido mentira —asintió con un claro tono de sarcasmo en su voz. —He pasado por esto muchas veces, realmente ya nada me sorprende —bajo su mirada al suelo mientras se abrazaba a si misma en un intento de confort.
—Yo entiendo que desconfies porque fui un pelotudo, tenés razón, tuve que llamar a seguridad, pero no lo pensé en su momento, ¿Okey? Pero tenés que confiar en lo que estoy diciendo ahora, comprendo que en el pasado te han fallado muchas veces, pero yo te prometí que no te haría daño, ¿Te acordás? Yo lo hice y... —se acerco más a ella sintiendo como sus propios ojos azules se llenaban con una fina capa de lágrimas, sin embargo, Andrómeda volvió a dar un paso hacia atrás.
—Y rompiste la promesa porque me acabas de hacer daño —Andrómeda volvió a subir su mirada y esa vez no pudo esconder sus lágrimas por más tiempo. —Eso es lo que más me duele, ¿Sabes? Que me creí todas esas promesas, que te di una oportunidad de entrar en mi vida a pesar de que ya tenía muchas malas experiencias, a pesar de que aún tenía miedo y me entregué a ti, realmente confiaba en ti con los ojos cerrados y tú solo... —ella misma se interrumpió con un sollozo, su voz se había roto por el llanto retenido y ahora había explotado.
Posiblemente cualquier otra persona le habría creído a Valentín considerando que en todo momento el chico fue un caballero, un ser amoroso que estuvo para ella en todo momento haciéndola sentir especial, amada, querida, enseñándole que sí que hay hombres buenos en el mundo que son capaces de aceptar a una madre y a su hijo apesar de que no era suyo. Pero Andrómeda no era cualquier persona, ella era una chica que aprendió lo que era la decepción en el amor cuando solo tenía dieciséis años y luego de eso las decepciones nunca pararon, más de una vez la dejaron sola en un restaurante al descubrir que tenía un hijo, más de una vez intentaron que dejara de lado a Orión, más de una vez le fueron infiel y para ella su última oportunidad en el amor era Valentín.
Estaba más que claro que aquella chica nunca se tomó el tiempo de curar sus heridas, de buscar ayuda profesional que la hiciera entender que ella no era la culpable, que ella era una buena persona que lamentablemente se había encontrado con personas malas en la vida. Ahora se veía el resultado de no buscar ayuda en su momento.
Valentín había abierto la herida muy fácilmente, había provocado que la estabilidad de Andrómeda temblara estrepitosamente.
—¿Sabés que creo? —acotó Valentín casi en el mismo estado que su novia. —Que estás buscando una excusa para irte con Khea —aquello hizo que Andrómeda subiera de inmediato la mirada, incrédula por oír lo que había dicho. —Vos sabés que tengo razón, vos sabés que yo sería incapaz de hacerte daño porque lo he demostrado, así que solo te estás enganchando de esto para tener una buena razón para irte a Buenos Aires con el padre de tu hijo, ¿Eso es lo que querías, no? Una familia feliz y perfecta, entonces, llegó Khea y ya la tenés —se cruzó de brazos sintiendo como sus propias palabras le hacían daño.
A Valentín le parecía insólito que Andrómeda no creyera en su palabra luego de haber pasado tanto tiempo juntos, él había cambiado su rutina por ella, había hecho cosas que nunca antes había hecho y solo por ella, ¿Cómo era capaz de acusarlo de no quererla?
Ambos habían caído en el orgullo, ambos habían caído en ese bajo trecho de buscar hasta la más mínima cosa para discutir y ganar la discusión, de ahí nada bueno podía salir.
—¡¿Es en serio, Valentín?! —la chica levantó la voz realmente enojada por escuchar tal barbaridad de la boca del Argentino. Tanto fue su furia que provocó que él más alto retrocediera unos cuantos pasos, nunca había visto a Andrómeda de esa forma, la chica siempre fue tan amable, cariñosa y amorosa, además, ella nunca lo llamaba por su nombre, nunca se imaginó que podría reaccionar de esa manera. —Te he dicho un montón de veces el daño que Ivo causó en mi, lo mucho que me afectó en mi vida y realmente piensas que yo volvería con él, ¿Eres idiota? —espetó con rabia acercándose a él. —Sí, lo eres —se respondió a ella misma sin perder el tono de enojo. —No puedo creer que ahora estés dando vuelta la situación a sabiendas que tú eres el que la cagaste, el que dijo todas esas cosas horrendas —terminó de hablar cruzándose de brazos.
—Y yo no puedo creer que no me estés creyendo en esto, lo siento, pero vos sos la que está mal acá, no es mi culpa que esa inseguridad te esté comiendo viva —tan pronto dijo eso se arrepintió de inmediato al ver como Andrómeda bajaba la guardia y quedaba sola una chica lastimada.
—Me parece tan irónico que tú estés hablando de inseguridad cuando hace solo unos segundos me acusaste de que estaba haciendo esto para irme con Ivo, ¿Realmente yo soy la única con problemas de inseguridad? —preguntó con una voz más calmada que solo denotaba tristeza en ella. —Voy a tomar el primer vuelo hacia Buenos Aires que haya disponible, renuncio al trabajo y a nuestra relación —sin más se da la vuelta y desaparece al girar por la esquina en busca de Ivo y de su hijo.
Y ahí se quedó Valentín en medio de aquel lugar mirando hacia donde se fue Andrómeda sin creer que eso estuviera pasando en realidad, ya desde ahí podía escuchar los gritos de las personas esperando por él, el lugar estaba completamente lleno, pero había un vacío en su pecho, como si la chica se hubiera ido llevándose una parte de él en el proceso.
—Valentín —la voz de su manager rompió el silencio que había en la cabeza del muchacho. —¿Estás bien? —esta vez su voz era suave, sabiendo que su amigo estaba en una situación delicada.
—No, nada está bien —negó con la cabeza sintiendo la impotencia crecer en su interior y por lo tanto las lágrimas volvieron a sus ojos, los cuales ya estaban levemente rojos.
Su manager optó por solo abrazarlo con fuerza dejando que Valentín se desahogara sobre su hombro lo mucho que quisiera, no pasó mucho antes de que se escucharan sus débiles sollozos por el lugar.
Ese día había marcado un antes y un después para todos, había marcado un final que nadie nunca había previsto. La corta, pero hermosa historia de Valentín y Andrómeda había terminado por culpa de ambos, la chica no escuchó ni razonó y el chico atacó por la misma razón, los dos habían puesto de su parte para que aquello tan preciado para ambos terminara.
Ahora solo les quedaba lamerse las heridas esperando así sanar algún día.
Dos meses más tarde
—¡Mamá! ¡Las tías llegaron! —el grito de felicidad de Orión se escuchó por toda la casa y seguidamente los ladridos de Sirius lo siguieron.
Andrómeda salió de la cocina casi corriendo para ir al encuentro del trío que ya la esperaba en la sala mientras miraban todo a su alrededor realmente impresionadas. Luego de que la Venezolana abandonara la gira utilizó el dinero ganado para comprar una casa, dejando atrás a su pequeño departamento, aún así debía de agradecer a Khea quien brindó un poco más de plata para que su ex pareja y su hijo vivieran bien.
Como era ya bien sabido Andrómeda odiaba que le dieran plata por dársela, le gustaba más la idea de ganársela por su esfuerzo, por lo tanto ahora trabajaba activamente con Khea y su equipo, estaba mayormente en la parte audiovisual, pero su conocimiento la dejaba trabajar con todo, así que podía estar ayudando en cualquier parte.
Todo ese trabajo hizo que en poco tiempo se compraran una casa realmente linda, era de dos pisos, tres habitaciones, concepto abierto y tenía un hermoso patio trasero en donde pasaban gran parte del día en la piscina, Sirius era el más contento de todos, ahora tenía un parque para él solo en donde podía correr, saltar y jugar con su mejor amigo, quien era Orión.
En general, tenían una buena vida, lo que Andrómeda siempre había querido para su hijo finalmente lo estaba teniendo de a poco y lo mejor del asunto es que el padre del niño estaba ayudando para crear una buena vida para el niño.
Tan pronto Andrómeda llegó a la sala se abalanzó hacia sus amigas quienes ya la esperaban con los brazos abiertos, había sido un mes y medio de no verse, de solo hablar por teléfono y para la castaña fue bastante difícil por decir lo menos.
Usualmente cuando Andrómeda estaba triste sus amigas estaban ahí para ella, acompañándola con muchos dulces y una maratón de películas de terror para poder burlarse de las estúpidas decisiones que tomaban los personajes, pero esa vez no fue así, se refugió en su familia y en Khea, pero en las noches, cuando Orión dormía, ella dejaba salir su llanto al recordar a Valentín.
—Las extrañé demasiado, Dios, ¿Cómo les fue? Supongo que bien, ganando plata como se debe —sonrió la Venezolana en cuanto se separaron del abrazo.
Elisa iba a ser la persona la cual iba a ser la primera en hablar, pero se calló cuando vio al padre de Orión, Khea, bajando por las escaleras con pijama puesta, parecía que acababa de despertar. Las tres amigas se vieron entre ellas y luego vieron hacia Andrómeda esperando alguna explicación.
—Buenos días —saludó con los ojos a medio cerrar y con un tono de voz ronco terminado en un bostezo.
—¡Despertaste! —habló Orión con un tono feliz corriendo hacia él, quien de inmediato lo alzó para abrazarlo dándose cuenta de que tenían compañía.
—Meda, me hubieras avisado que venían tus amigas, me habría arreglado más —soltó una risa manteniendo a Orión cargado con uno de sus brazos. —¿Todo bien? —saludó con una sonrisa, sin embargo, las tres amigas solo lo miraban con sorpresa.
Para ellas Andrómeda les debía una gran explicación, ¿Qué hacía Khea recién despierto en su casa? ¿Acaso habían regresado o solo eran amigos muy cercanos? Estaban confundidas y deseosas de hacer muchas preguntas.
Ja weno, se fue todo a la mierda, genteeee
¿Cuál creen que ed el estatus de relación de Khea y Meda? 👀
Por cierto, la fotico que ven de Khea con una chica, que sería la fan, me la hizo la maravillosa -tessauy. Tiene un hermoso portafolio y les recomiendo que se pasen a ver su trabajo porque es impecable; gracias otra vez por el edit 💜💜
Si le gustó el capítulo comenten, voten y dejen mucho amor 💜💜
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