
𝑵𝒐 𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒂𝒅𝒊𝒐́𝒔, 𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒉𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒍𝒖𝒆𝒈𝒐
"𝑻𝒐𝒅𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓𝒂́ 𝒃𝒊𝒆𝒏 𝒂𝒍 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍. 𝑺𝒊 𝒏𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂́ 𝒃𝒊𝒆𝒏, 𝒏𝒐 𝒆𝒔 𝒆𝒍 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍." - 𝑶𝒔𝒄𝒂𝒓 𝑾𝒊𝒍𝒅𝒆.
Presente
—Yo no estaba muy feliz cuando hicieron un complot para ahogarme —ante eso Orión soltó la primera risa del día, cosa que provocó una sonrisa en todos. —Cuando vuelvan en definitiva tenemos que ir para allá —Andrómeda asintió estando de acuerdo.
Los ojos marrones de la chica se dirigieron hacia la pantalla en donde se veía la hora de los vuelos, ya el suyo estaba bastante próximo y aún tenían que hacer un largo proceso, era la hora de las despedidas.
—Ya se está haciendo tarde, debemos irnos —Andrómeda odiaba ser la causante de arruinar el momento, pero alguien debía de hacerlo.
Se levantó y junto sus maletas mientras Orión se acomodaba a su lado volviendo a tener una triste expresión, sin decir nada Valentín se agachó a su altura y lo atrajo a su cuerpo, fueron necesarias todas las fuerzas de su cuerpo para no echarse a llorar en ese momento.
—Prométeme que si nos esperaras —el niño murmuró sobre su hombro, de inmediato Valentín comenzó a repetir dos palabras, “lo prometo”, una y otra vez dejando un par de besos en su cabeza. Orión se separó de él y colocó ambas manos en las mejillas del mayor. —Sé que nunca te lo dije, pero sí te considero como un papá, para mi... —se llevó una mano hacia su pecho. —Vos... —en ese momento colocó la misma mano en el pecho de Valentín. —También sos mi papá, me has cuidado y tratado como uno sin querer recibir nada a cambio, te amo por eso. Soy afortunado por tener a dos papás grandiosos —volvió a abrazarlo y ahí Valentín no pudo ocultar más lágrimas, estás cayeron libremente por sus mejillas, pero eran lágrimas de felicidad.
Desde hace bastante tiempo Valentín consideraba a Orión como suyo, aunque no fuera de él biológicamente, nunca quiso ocupar el lugar de Ivo, para nada, lo que siempre quiso es que el niño viera en él a alguien para confiar y admirar. Ese mismo niño le estaba diciendo que lo veía como un papá, ¿Cómo no iba a llorar?
—Sé que nunca te lo dije... -empezó a hablar con las mismas palabras. —Pero siempre te considere como un hijo y siempre será de esa manera, tal vez no estuve desde tu nacimiento, pero juro por Dios que estaré con vos hasta que mi corazón deje de latir —dijo con una sonrisa en su rostro entre medio de las lágrimas.
Y Valentín no era el único, todos los presentes se encontraban con lágrimas en los ojos y ni hablar de Andrómeda, era la que más emocional estaba por aquel encuentro que estaba ocurriendo ante sus ojos. Eso era lo que siempre había querido, encontrar un buen hombre que la aceptará a ella y a su hijo, que lo quisiera y lo apoyará incondicionalmente, estaba agradecida porqué ese hombre fuera Valentín, estaba segura que no encontraría a alguien mejor, él era perfecto para ella y ella para él, no había duda en eso.
Los dos se separaron y Orión se dirigió hacia su padre para abrazarlo con la misma fuerza mientras Andrómeda de acercaba a Valentín para envolver sus brazos alrededor de su torso, escondiendo su rostro bañado en lágrimas en su pecho.
—Todo va a estar bien, mi niña, todo va a estar excelente, vas a cumplir tu sueño, yo voy a seguir en el mío y cuando menos te lo esperes vamos a estar juntos de nuevo como la familia hermosa que somos —Valentín susurró en su oído recibiendo solo un asentimiento de ella.
Puede que cualquiera esperara más palabras entre ellos, pero lo cierto era que ellos ya se habían despedido muchas veces durante los días anteriores, ya las palabras estaban dichas y ellos lo sabían, no había nada más que decir.
—Te amo —la chica se separó y tomó el rostro de su novio entre sus manos, seguidamente junto sus labios en un beso largo y lleno de amor.
En ese momento a los dos se les olvidó en donde y con quienes estaban, todo desapareció a su alrededor y ellos seguían besándose como si no hubiera un mañana, y es que para ellos no lo había, al menos no juntos. Mañana Andrómeda estaría a kilómetros de distancia, en un país nuevo, con un idioma nuevo y personas desconocidas para ella, comenzaría una vida lejos de el hombre que amaba, en definitiva iba a besarlo de tal manera que pudiera sentir sus labios hasta volver a reencontrarse.
—Te amo —le respondió Valentín luego de terminar el beso dejando uno más corto al final. —Ya es hora de irte, anda —soltó un suspiro profundo y dio un paso hacia atrás con intenciones de separarse, pero Andrómeda no lo dejó.
—Sí me quiero casar contigo —dijo haciendo que el de ojos azules la mirara con sorpresa. —Encontré el anillo por accidente, pero sí quiero casarme contigo cuando vuelva, quiero tener hijos contigo y vivir toda una vida a tu lado... Quiero ser tu esposa, pero me lo vas a tener que proponer muy lindo cuando vuelva, te doy permiso que botes la casa por la ventana —ambos sonrieron ante eso y Valentín la volvió a abrazar, está vez elevando su cuerpo por los aires.
—Va a ser la mejor propuesta del mundo, es lo que te mereces, voy a usar estos dos años para hacer la mejor sorpresa del mundo, lo prometo —habló con la sonrisa más grande que había tenido.
Su novia quería casarse, sí quería casarse con él, se sentía como si estuviera en un sueño, uno del cual no quería despertarse jamás. Tal vez Andrómeda se iba, pero él estaba seguro que iba a regresar, sus palabras se lo dijeron, ella quiere todo con él, como él quiere todo con ella, todo estaría bien.
Sus labios volvieron a juntarse antes de que Valentín la dejara ir para que se despidiera de sus amigos y familiares, mientras esto sucedía escenas similares se reproducían delante de ellos, Elisa, Isabel y Victoria se encontraban abrazadas a sus respectivos novios recitando palabras de amor y promesas que estaban dispuestos a cumplir.
Unos minutos después ya las cuatro chicas junto al pequeño Orión se encontraban caminando hacia su destino dejando a sus seres queridos atrás, cuando se perdieron de su vista fue cuando Andrómeda se permitió soltar unas cuantas lágrimas de tristeza pura, en definitiva había dejado una gran parte de su alma en los brazos de Valentín, pero igualmente estaba consciente que ella también se estaba llevando una parte de él.
Lo siguiente que pasó fue muy rápido para Andrómeda, todo pasó en ráfagas delante de sus ojos y cuando se vino a dar cuenta ya estaba sentada en el avión esperando comenzar su rumbo hacia Miami, Orión estaba sentado a su lado y al lado de él se encontraba Elisa, Victoria e Isabel se encontraban justos detrás de ellos con una anciana amable a un lado.
El sonido del teléfono de Andrómeda interrumpió la música que se escuchaba através de sus audífonos, se sorprendió pues pensó que ya había activado el modo avión, rápidamente se dirigió a hacer lo propio, pero antes de eso se percató que Valentín era quien le había escrito.
De inmediato abrió su chat dándose cuenta que había mandado dos audios, presionó el primero y rápidamente identificó la voz de su novio.
«—Hola, mi amor, no sé si cuando te envié esto estarás volando o aún estarás esperando, pero sé que sí o sí lo vas a escuchar en algún momento... Despedirme de vos no fue fácil, creo que ha sido lo más doloroso que he tenido que hacer, pero no me arrepiento, no creas ni por un segundo que lo hago —se quedó en silencio unos segundos y luego lo escuchó suspirar. —Solo te extraño, ya te extraño mucho —en ese momento escuchó como se le cortó la voz.
—¿Sabés algo? Desde el momento en que te conocí empecé a investigar sobre el espacio y demás, obviamente lo hice porque quería tener un tema de conversación con vos, quería hacerme el interesante, el que sabe mucho sobre tu nombre y sobre el nombre de tu hijo... En fin, solo quería gustarte —soltó una risa. —Aún cuando nos hicimos novios y empezamos a vivir juntos seguía buscando datos interesantes sobre el universo... Hace poco leí algo que me dejó pensando mucho en vos.
—Leí sobre la nebulosa Hélice, en gringolandia se le dice Helix, ese me gusta más porque suena más piola, ¿No? —volvió a soltar una risa ante eso. —Se podría decir que una nebulosa es el símbolo que representa el final de la existencia de una estrella, como el Sol, tipo, cuando el Sol se destruya se va a convertir en una nebulosa, básicamente. El punto es que al principio la nebulosa Helix me recordaba a vos por los colores, porque justo son tus colores favoritos, pero luego empecé a leer más y me di cuenta que habían ciertas cosas que me recordaban aún más a vos y a nuestra relación.
—Un grupo de científicos explicó que la estructura de esta nebulosa es mucho más compleja que de lo que se creía en un principio y es algo que me recuerda mucho a vos, a simple vista sos una mina increíble, amable, talentosa y muy hermosa, pero cuando se acercan más se enteran que también sos madre y lamentablemente muchos pibes fueron lo suficientemente pelotudos como intentar deshacer esa parte tan esencial que te hace ser quien sos —sonrió al pensar en Orión. —¿Sabias que la nebulosa tiene una pequeña estrella de acompañante? Solo puedo pensar en Orión, él es tu pequeño acompañante y estoy seguro que no serías la misma si no lo tuvieras a él... Yo no sería el mismo si no los tuviera en mi vida, eso lo tengo por seguro —hubo otro momento de silencio después de eso.
—También es muy díficil verla, muy, muy difícil, necesitas cosas muy específicas y tiempos muy exactos para verla, como si casi nadie fuera digno de verla. Con eso me hace pensar en nuestra relación, hemos pasado por tantas bocas, tantos ojos nos han visto... Pero ¿Realmente nos han visto? Tal vez a mi siempre me ven como Wos, casi nadie como Valentín y vos... vos sos de las pocas personas que me ven como realmente soy, y me gusta pensar que a vos te pasó lo mismo conmigo, nadie fue lo suficientemente inteligente como para buscar las maneras de observarte con mejor claridad, de entrar en tu vida y analizar cada parte de ella para conocerte, comprender y amar cada parte de vos... Yo creo que lo logré, ¿No? Estoy seguro que lo logré al igual que vos lo lograste conmigo, mi amor.
—Y estoy seguro que nadie podrá encontrar la manera correcta de verme como vos lo haces, vos tenés los instrumentos y los métodos correctos, solo vos —soltó un suspiro para luego sonreír. —Y puede que esto suene muy trolo, pero veo al maldito Helix en tus ojos cada vez que me miras, para mi vos sos mis ojos de Dios, siempre cuidás que haga las cosas bien, siempre me guías por el buen camino, me amás, me protegés, tengo todo lo que necesito con vos, te amo, sos mi vida entera, vos y Orión lo son todos para mi. Ya te lo dije, pero voy a esperarte y tendré el anillo listo, algún día serás mi esposa, Andrómeda De Oliva, suena bien, ¿No? —continuó sonriendo.
—Mis canciones siempre han tenido un porqué, siempre han tenido una razón importante detrás de ellas y quise inmortalizar nuestro amor en una, quise demostrarte cuanto te amo de la mejor manera que sé, en una canción. Se llama Alma Dinamita, Orión me ayudó a elegir el nombre, tuve una conversación con él y le conté como me siento por vos, me respondió “es como si tuvieras dinamita en tu pecho y cuando la vieras explotara de tanto amor”, fue la mejor descripción que un niño puede hacer.
—Me hubiera gustado cantarla en persona para vos, pero te aseguro que lo haré cuando vuelvas, por ahora la podés escuchar en el siguiente audio que te mandaré, te amo, Meda, mucho, te llevo tatuada en mi alma y en mi mente por siempre —y con eso último el audio terminó.»
Las mejillas de Andrómeda ya estaban llenas de lágrimas en cuanto terminó de escuchar aquel audio, sintió como Orión abrazó su torso en un intento de confort sabiendo muy bien que estaba escuchando, la castaña pasó un brazo a su alrededor correspondiendo su abrazo mientras que con su otra mano daba play al siguiente audio.
Las primeras tonadas de la canción comenzaron a escucharse y las lágrimas fueron reemplazadas por sonrisas mientras la canción avanzaba y el avión alzaba vuelo, vio por la ventanilla como Buenos Aires se hacía cada vez más pequeño y sintió calidez en vez de tristeza, sintió amor en vez de dolor.
Valentín la amaba, la iba a esperar y ella iba a volver, eran el uno para el otro y no había forma de que ese lazo se rompiera, tal vez podría haber un momento en donde pensarán que se iba a destruir, pero no iba a ser el final, sería el comienzo de algo nuevo, tal vez su sol se destruiría, pero se convertirían en una Nebulosa, en una igual o más hermosa que la Helix, seguirían siendo los ojos de Dios del otro.
Con ese pensamiento y con la canción llegando a su fin se permitió cerrar los ojo en paz sabiendo que su corazón seguía latiendo a la sintonía del de Valentín y eso no iba a cambiar.
Ella camina con su viajero entre desastres y prisioneros, cuando el destino se pone austero sale al rescate lo verdadero...
FIN
Imágenes de la Nebulosa Helix (también conocida como Ojo de Dios), mi inspiración para el nombre de la novela.
Bueno, la novela ha llegado a su fin, ahora me tocaría los agradecimientos y tal, pero aún me falta el epílogo y es ahí cuando me voy a despedir de verdad.
Como una amante del drama no podía dejar la novela con un final feliz, pero también como un amante de lo romántico no podía dejarlos infelices, por eso hice el epílogo, el cual subiré en un par de días.
No puedo creer que este es el capítulo final, nunca pensé que podría acabar una novela, pero me siento genial por ello.
Aquí pueden dejarme sus lloriqueos y odio, pero no mucho odio porque sino lloro, RECUERDEN QUE HAY EPÍLOGO, NO TODO ESTÁ PERDIDO.
Las amo muchito, muchas gracias por leer esta novela, espero sus comentarios, votos y amor ❤️💖
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