𝑳𝒂𝒔 𝒍𝒂́𝒈𝒓𝒊𝒎𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝒏𝒊𝒏̃𝒐
“𝑬𝒍 𝒏𝒊𝒏̃𝒐 𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒖𝒏 𝒃𝒂𝒓𝒓𝒐 𝒔𝒖𝒂𝒗𝒆 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒈𝒓𝒂𝒃𝒂𝒓 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒂𝒔... 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒔𝒂𝒔 𝒎𝒂𝒓𝒄𝒂𝒔 𝒔𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒅𝒂𝒏 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒑𝒊𝒆𝒍... 𝑬𝒔𝒂𝒔 𝒄𝒊𝒄𝒂𝒕𝒓𝒊𝒄𝒆𝒔 𝒔𝒆 𝒎𝒂𝒓𝒄𝒂𝒏 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏... 𝒀 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒃𝒐𝒓𝒓𝒂𝒏 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂” — 𝒁𝒆𝒏𝒂𝒊𝒅𝒂 𝑩𝒂𝒄𝒂𝒓𝒅𝒊 𝒅𝒆 𝑨𝒓𝒈𝒂𝒎𝒂𝒔𝒊𝒍𝒍𝒂.
Andrómeda nunca pensó que tendría esa charla alguna vez, nunca pensó alguna vez que tendría que decir “Orión, este es tu padre”, pero sucedió y la reacción de su hijo no fue nada bueno, primero no entendía que pasaba, los miraba a los dos como con ojos de confusión, ¿Aquel hombre era su padre? ¿Por qué aparecía ahora? ¿Por qué nunca estuvo con él? ¿Dónde estuvo todo este tiempo?, eran algunas de las preguntas que pasaban por su mente, no lograba procesar las palabras de su mamá ni tampoco quería acercarse a aquel hombre que decía ser su papá.
Por mucho tiempo deseo que su mamá le respondiera las preguntas sobre su padre, pero hubo un punto en donde dejó de preguntar porque veía como le afectaba a la mayor, pero muy dentro de él siempre quiso respuestas. Orión era conocido por ser un niño muy curioso e inteligente, él preguntaba todo lo que pasaba por su mente, cosas como ¿Por qué el cielo es azul? ¿Por qué llueve? ¿Por qué el césped es verde?, todos aquellas preguntas tenían respuestas, menos la más importante: ¿Por qué mi papá no nos quiso?
Ningún niño merece tener ese pensamiento, pero Orión siempre lo tuvo, solo que nunca lo expresó en vos alta y quería preguntarlo ahora, quería que aquel hombre desconocido para él le respondiera eso, pero nada salió de su boca, ni un solo sonido, solo sentía unas inmensas ganas de llorar.
—Orión, mi amor, sé que esto es algo fuerte para ti y comprendo que no quieras verlo ahora mismo, pero mereces saberlo, es lo que siempre quisiste —la dulce voz de su madre interrumpió sus pensamientos haciendo que fijara sus ojos marrones en ella.
—Entiendo que no es lo que te esperabas, pero es verdad, yo soy tu pa... —Ivo intentó tomar la palabra, pero solo consiguió que Orión soltara un fuerte ¡No! que sorprendió a todos.
—¡Vos no sos mi papá, yo no te conozco! —le gritó dando un par de pasos hacia atrás y sin previo aviso se dió la vuelta corriendo fuera de la habitación.
Corría fuerte sin tomar en cuenta de los gritos de su madre llamándolo, corría como cuando estaba en el parque y jugaba con su perro Sirius, corría como cuando jugaba con su madre, todos esos recuerdos felices, pero ahora no jugaba, ahora estaba huyendo de la dura realidad en la que se encontraba, no quería saber nada de nadie, solo quería estar solo y alejado de quien era su padre.
Sin embargo, no logró ir muy lejos porque al no darse cuenta por donde iba chocó con algo haciéndolo caer hacia atrás, de inmediato sintió como lo alzaban, al principio se resistió pensando que se trataba de algún desconocido, pero al escuchar la voz de la persona pudo tranquilizarse solo poco.
Valentín era quien lo cargaba, lo tenía entre sus brazos preguntándole que pasaba, porqué lloraba, pero el pequeño no podía formular ninguna palabra.
—Bien, bien, vamos a calmarnos —Valentín se sentó en el suelo junto a Orión, el cual tenía sus mejillas repletas de lágrimas que no podía dejar de soltar aunque lo intentara. —Respirá conmigo, campeón, tus ojos en mi, ¿Okey? Dale... —los dos empezaron a hacer ejercicios de respiración, era la primera vez que Orión tenía una reacción como esa por lo tanto trataba de seguir al pie de la letra los movimientos de Valentín. —Bien, lo estás haciendo muy bien, ahora dime que ocurrió —le pidió con suavidad al ver como el pequeño volvía a recuperar su respiración normal.
Valentín no era tonto, tenía una idea de lo que pasaba, nunca había visto a Orión llorar de esa manera y justo se pone así el mismo día en el que su padre aparece luego de cinco años, no hay que ser muy inteligentes para unir esos dos hechos, era más que obvio para él que el niño había descubierto la verdad y no le había caído muy bien.
Andrómeda por su parte acababa de llegar a la escena seguida por sus amigas y por Khea, pero Valentín le hizo una seña de que se quedara donde estaba, no era bueno que Orión los viera ahora mismo, por fin se había calmado y no quería que volviera a estar como antes. La chica asintió con suavidad sintiendo sus propios ojos llenarse de lágrimas al oír los pequeños sollozos de su hijo.
—Hay un señor que dice ser mi papá —respondió con la voz entrecortada ocasionando una mueca en el rostro del Argentino. —Mi mami me lo dijo, pero yo... no sé —bajó la mirada sintiendo las lágrimas volver a salir.
—Esta bien, Orión, no tenés que hablar de eso ahora si no querés, podés tomarte todo el tiempo que necesités —con ternura levantó el rostro del pequeño para secar sus lágrimas con cuidado.
—¿Por qué me dejó? —Orión preguntó de repente. —¿Por qué no me quiso? —habló en un hilo de voz provocando que el corazón de Valentín se arrugara de pura tristeza. —¿Por qué dejó a mi mami sola? —volvió a romper en llanto y ahí fue cuando el de ojos azulados no supo que responder, solo lo abrazo contra su pecho sintiendo las lágrimas llegar a sus propios ojos.
Por otra parte Andrómeda sí dejó salir las lágrimas al escucharlo, le dolía como el infierno hacerle daño a su hijo, pero ¿Qué esperaba? Orión era un niño muy inteligente como para lanzarse a los brazos de Ivo olvidando que no estuvo en ningún momento de su vida, que nunca lo vio en ninguna foto familiar y que su único “vínculo” era mediante una radio cuando escuchaba su música, no había manera en la que Orión aceptará a su papá así de fácil.
Para Khea oír eso fue demasiado para él y lo único que pudo hacer fue darse la vuelta caminando hacia cualquier lugar lejos de ahí, no era el momento para intervenir, no quería hacerle daño a su hijo y lo mejor que podía hacer ahora mismo era alejarse hasta que sea Orión quien lo busque, no quería presionar hasta hacerlo explotar como justo estaba pasando hace unos segundos.
Al fin y al cabo él no se consideraba a si mismo como una mala persona, simplemente era alguien que cometió un terrible error en su pasado el cual ahora le está pasando factura de forma muy dura. Tenía todo lo que quería, menos lo que necesitaba, una familia en la que su pequeño pudiera mirarlo con esos ojos preciosos que tiene para llamarlo papá, lamentablemente no es algo que iba suceder pronto, solo le tocaba esperar y ser paciente, aún así deseaba que todo eso pudiera terminar bien, que Orión lo acepte de nuevo en su vida y que Andrómeda haga lo mismo.
Sin embargo, le parecía un poco difícil porque ya a alguien había ocupado su lugar y estaba muy consciente de ello. Había visto como su ex novia calmó en segundos a Valentín, también observo como lo besaba y también tenía ojos para ver cada rumor que aparecía sobre ellos dos, hace tan sólo unos minutos visualizó una escena digna de un padre con su hijo, Khea estaba más que consciente que Valentín Oliva se estaba poniendo el mismo el rol que le pertenecía, ¿Lo podía culpar? No, estaba feliz que su hijo haya encontrado un apoyo en él y que Andrómeda se haya vuelto a enamorar, aún pensando eso mantenía su postura de volver a sus vidas, no perdía nada con intentarlo.
Habían pasado un par de horas luego del incidente entre Orión y Khea, el primero había ido a dar una vuelta con Valentín para despejarse de todo lo que estaba pasando en el hotel, el mayor entendió que debía de ser una guía para el pequeño porque aunque no lo dijera en voz, sabía que necesitaba un consejo. El Argentino pudo beneficiarse a si mismo diciéndole que ignorara a Khea, que él no merecía llamarse su padre, que hace mucho perdió ese derecho, pero era mejor que eso, le dijo que cuando estuviera listo debería hablar con Ivo, que debía de darle una oportunidad de acercarse, pero que si se sentía incómodo siempre podía ir hacia él para volverse a escapar, a Orión le pareció una buena respuesta.
Valentín sabía que la llegada de Khea podía desestabilizar todo lo que había construidos, sabía que el artista venía con las intenciones de recuperar lo que perdió, sabía que debería ponerse en modo ataque para proteger lo que tanto le costó conseguir, pero no podía hacer eso, al menos no completamente.
Le parecía correcto que Orión empezará a convivir con Khea, pero eso no significa que se iba a hacer un lado, él era el novio de Andrómeda y prácticamente padrastro de Orión, se había ganado el puesto, ellos dos lo amaban y si Ivo quería integrarse tendría que conformarse con lo que ellos le dieran. Valentín ya era parte de esa familia y Khea debía saber eso, él se lo haría saber.
Ahora Valentín llevaba cargado a un dormido Orión mientras se dirigía hacia la habitación de Andrómeda, cuando llegó tocó la puerta un par de veces y tan pronto lo hizo al otro lado aprecio la chica con una expresión de preocupación que se tranquilizó cuando los vio a ambos, los dejo pasar de inmediato y Valentín acostó al pequeño en su cama, para luego mirar a su novia, no pasó mucho tiempo antes que sus brazos la rodearán escondiéndola en su pecho.
Andrómeda no había tenido un buen definitivamente, ese día había sido todo lo contrario al día anterior en la que lo pasó de maravilla en cada segundo, le molestaba como la presencia de una sola persona podía cambiar todo de un momento a otro, se sentía abrumada, triste, enojada y melancólica. No estaba preparada para encontrarse de nuevo a Khea, no estaba preparada para sobrellevar todo lo que estaba pasando, sentía que todo lo que tenía controlado se le estaba saliendo de las manos y eso era lo que más le afectaba.
No sabía donde estaba el cantante en ese momento, pero lo más seguro es que estuviera en alguna habitación del hotel sintiéndose mal por lo que ocurrió hace una horas (no se equivocaba), pero esperaba no verlo por toda esa noche, estaba agotada mentalmente.
—Hey, está bien, podés llorar si querés, sé que todo esto te está afectando una banda —habló con una voz cariñosa acariciando las largas hebras de la castaña, no pasó mucho tiempo antes de que Andrómeda dejara salir algunas lágrimas. —Yo estoy acá para todo lo que necesités, no está sola, nunca te dejaría sola —se separa un poco de ella acunando su rostro entre sus manos, procedió a secar algunas lágrimas de sus mejillas y le dejó un tierno beso en su frente.
—Lo sé y te lo agradezco. Estas horas han sido horribles, Valentín, no es justo que Ivo se aparezca así como si nada después de tanto tiempo y ¿Viste como se puso Orión? Es que no puedo —dejo caer otro par de lágrimas volviendo a abrazar al más alto.
—Pero vas a poder, sos demasiado fuerte, Meda, vos podés con esto y con mucho más, los primeros días van a ser difíciles, pero vas a poder con esto como toda una campeona —la abrazo con fuerza restando de transmitirle paz. —Y yo voy a estar a tu lado en todo momento, posta te lo digo, me preocupás vos y Orión, haré de todo para que estén bien, lo sabés, ¿No? —ante esto la chica se separa para luego tomar la nuca del Argentino acercándolo a ella para unir sus labios.
Andrómeda agradecía enormemente estar con Valentín en este proceso, sin él se habría vuelto loca, es como si él fuese su roca, puede mantenerla cuerda con un par de abrazos, besos y palabras de ánimo, eso es lo que más necesitaba en ese momento. Valentín era su lugar de paz, de tranquilidad, sabía que podía contar con él para cualquier cosa que decidiera hacer respecto al padre de su hijo, tenía mucha suerte de conocerlo.
—Te quiero —soltó la muchacha con una pequeña sonrisa. —Gracias por permanecer a mi lado en todo momento y gracias por cuidar a Orión hoy, sé que no fue fácil y te mereces el mundo entero por hacerlo —habló con sinceridad en su voz.
—Solo hice lo que cualquier persona haría, yo también te quiero, a vos y a Orión, no me tenés que agradecer absolutamente nada... Ahora, vamos a dormir, mañana va a ser un día largo —llevó una mano a la mejilla de Andrómeda acariciando la misma con suavidad.
—¿Te quedas conmigo esta noche? —preguntó con cierta duda en su voz.
—Siempre —sonrió de forma radiante jalando de su mano hacia la cama.
A la chica aún le sorprendía de sobremanera como Valentín era capaz de cambiar sus ánimos en un segundo, le pareció realmente increíble, pero así era y estaba realmente feliz por ello, estaba segura que él sería un gran apoyo para ella durante esta larga y dura travesía, si estaba con él nada podría salir mal, ¿No?
Al día siguiente Khea siguió sin aparecer, pero aún así le aviso a Andrómeda que continuaba en el hotel por si lo necesitaba o por si Orión quería verlo, sin embargo, no tenía muchas esperanzas de que eso pasará pronto, por lo que continuaba siendo paciente.
Por otro lado Orión despertó raro, aún no entendía muy bien como sobrellevar todo lo que le estaba pasando, al final solo era un niño confundido, era imposible que entendiera todo el panorama, pero ahí estaba su mamá para explicarle lo máximo que podía.
—Mami —llamó la atención de la mayor quien estaba concentrada haciendo la maleta.
Esa misma noche era la fiesta de cumpleaños de Mateo, querían hacerla antes de viajar a otra parte, además, era una gran excusa para despejarse de lo que estaba sucediendo actualmente.
—¿Cómo conociste a Khea? —preguntó mirando sus pequeñas manos en vez de Andrómeda. Aún no podía llamarlo papá, le era imposible.
La chica suspiro y se dirigió a la cama para sentarse en ella, atrajo a Orión a su pecho y comenzó a mecer su cuerpo de lado a lado lentamente posando su mentón en la cabeza del pequeño.
—Nos conocimos cuando teníamos trece, bueno, en realidad yo tenía trece y él doce, lo conocí cuando apenas llegaba de Venezuela, unos pocos días después tal vez y fue en un parque cerca de la casa de tus abuelos, nos hicimos amigos al instante porque nos gustaban muchas cosas similares —sonrió un poco jugando con las manos de su hijo.
—¿Y se enamoraron ahí mismo? —volvió a preguntar de forma inocente ocasionando una risa en la mayor.
—No, no fue así, en realidad nos enamoramos cuando estuvimos más grandes, yo tenía quince y el catorce, fue como la típica historia de amor adolescente. Sus padres no me querían, nunca lo hicieron porque pensaban que yo no era una buena opción para su hijo y... —antes de que pudiera seguir hablando Orión interrumpe.
—Tú eres buena persona, mamá, ellos son los bobos —aquello hizo soltar una risa a la chica, él tenía razón, ellos eran los bobos.
—Pero a tu... —soltó un suspiro apretándolo más hacia ella. —Pero a tu papá no le importaba y siguió saliendo conmigo, fue una bonita y amorosa relación, de ahí saliste tu —al terminar dejó un pequeño beso en la cabeza de Orión.
—Pero te termino dejando —contratacó sin pelos en la lengua para luego darse la vuelta entre los brazos de su mamá y así tenerla frente a frente. —Él te puso triste, ¿Verdad? —preguntó inclinando su cabeza ligeramente hacia un lado, la joven asintió con una mueca en el rostro. —¿Te arrepentís de estar con él? —su tono de voz era tímido, como si temiera la respuesta.
—No, por supuesto que no, ¿Cómo me voy a arrepentir si de esa relación salió una hermosura como tú? Eres lo mejor que tengo en mi vida, mi amor, ¿Entiendes eso? Te amo, nunca dudes de eso —respondió con una fina capa de lágrimas en sus ojos que provocó lo mismo en el pequeño.
—Perdóname por salir así ayer, mami, es que... —hizo un pequeño puchero bajando la mirada hacia sus manos unidas.
—Lo sé, lo sé, no tienes porqué explicarte nada, yo entiendo perfectamente, podrás acercarte a él cuando estés completamente listo, ¿Okey? —la chica tomó el rostro de su hijo alzando el mismo para limpiar las pocas lágrimas que habían caído.
—Pronto lo haré, yo soy valiente y podré con esto —aseguró con una sonrisa en su rostro. —Solo necesito un poquito más de tiempo, pero sí quiero conocerlo, quiero preguntarle cosas —dijo está vez un poco menos feliz.
—Y tendrás mucho tiempo para eso... Ven acá —lo llevó nuevamente a su pecho dejándose caer hacia atrás en la cama.
Andrómeda apreciaba lo bien que Orión estaba llevando la situación, esperaba que siguiera así y que todo fuera para bien para todos, no necesitaba más drama en su vida, al final si su hijo estaba bien ella también lo estaba, eso era lo único que importaba.
Holaaa, ¿Cómo están? ¿Llorando? Yo también.
Escribir esté capitulo fue difícil porque no paré de llorar en las partes en donde Orión estaba triste, es un bebito y no merece toda esa tristeza :(
En fin, nos leemos en el siguiente capítulo, comenten, voten y denle mucho amor ✨
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