𝑳𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒄𝒓𝒖𝒄𝒊𝒂𝒍𝒆𝒔 𝒂𝒑𝒂𝒓𝒆𝒄𝒆𝒏
"𝑺𝒐𝒎𝒆 𝒑𝒆𝒐𝒑𝒍𝒆 𝒘𝒂𝒏𝒕 𝒊𝒕 𝒂𝒍𝒍, 𝒃𝒖𝒕 𝑰 𝒅𝒐𝒏'𝒕 𝒘𝒂𝒏𝒕 𝒏𝒐𝒕𝒉𝒊𝒏' 𝒂𝒕 𝒂𝒍𝒍 𝑰𝒇 𝒊𝒕 𝒂𝒊𝒏'𝒕 𝒚𝒐𝒖, 𝒃𝒂𝒃𝒚, 𝒊𝒇 𝑰 𝒂𝒊𝒏'𝒕 𝒈𝒐𝒕 𝒚𝒐𝒖, 𝒃𝒂𝒃𝒚; 𝒔𝒐𝒎𝒆 𝒑𝒆𝒐𝒑𝒍𝒆 𝒘𝒂𝒏𝒕 𝒅𝒊𝒂𝒎𝒐𝒏𝒅 𝒓𝒊𝒏𝒈𝒔, 𝒔𝒐𝒎𝒆 𝒋𝒖𝒔𝒕 𝒘𝒂𝒏𝒕 𝒆𝒗𝒆𝒓𝒚𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈 𝒃𝒖𝒕 𝒆𝒗𝒆𝒓𝒚𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈 𝒎𝒆𝒂𝒏𝒔 𝒏𝒐𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈 𝑰𝒇 𝑰 𝒂𝒊𝒏'𝒕 𝒈𝒐𝒕 𝒚𝒐𝒖." -𝑨𝒍𝒊𝒄𝒊𝒂 𝑲𝒆𝒚𝒔.
Había pasado una semana desde la charla telefónica que tanto había sorprendido a nuestra protagonista, la había tomado de forma totalmente desprevenida y en los siguientes minutos después de la llamada pensó seriamente que se trataba de una broma de mal gusto. Andrómeda tenía claro que era buena en lo que hacía, había trabajado duro por varios años para tener la habilidad que tenía actualmente, noches sin dormir, horas sentada frente a una pantalla sin descanso alguno, lágrimas de estrés... Todo eso y más habían hecho parte de su camino para hacerla una profesional, sabía que lo era, pero al punto de que el equipo de una super estrella como Rihanna quisiera que trabajara con ellos no lo veía como algo real.
Usualmente esas cosas pasaban en los libros que leía o en las series que veía, no le cabía en la cabeza que lo que le estaba pasando era real, pero al final sí que lo fue.
Luego de la llamada Sharon, la señorita con quien había hablado por teléfono, le envió todo los detalles, todas las pruebas que demostraban sin duda alguna que efectivamente todo lo que había dicho era real de principio a fin. Cabe destacar que luego de haber verificado todo más de diez veces Andrómeda no pudo evitar saltar y llorar de felicidad, emoción e incredulidad, la sola idea de que podría trabajar tan cerca de Rihanna era algo que le producía una emoción que nunca antes había experimentado, era un gran paso en su carrera.
Andrómeda no se sentía inconforme con su carrera, pero ya eran varios meses en lo que sentía que se estaba quedando más y más estancada, y no la malinterpreten, ella amaba trabajar en Argentina y amaba mucho más trabajar con Valentín, pero siempre había pensado que su talento daba para más, su sueño era trabajar con artistas internacionales y viajar por el mundo, ahora por fin tenía la oportunidad de oro.
Ya hace unos días se lo había mencionado a Valentín y la casa estuvo apunto de caerse por el cúmulo de emociones que ocurrió en la sala.
Cuatro días antes
La castaña se encontraba saltando en el sofá de la sala de estar soltando alaridos de emoción mientras Baco y Sirius la acompañaban con ladridos y algunos aullidos prolongados.
No podía creer que el equipo de Rihanna en serio quisiera trabajar con ella, sentía que estaba viviendo un sueño y temía despertar de un momento a otro encontrándose con la cruda realidad de que todo había ocurrido en su imaginación nada más, pero por ahora todo parecía demasiado real.
El sonido de las llaves en la cerradura de la puerta principal ocasionó que los dos caninos se callaran casi al mismo tiempo girando sus cabezas a la vez hacia el origen del sonido, el conocido aroma de sus dueños ingreso en sus fosas nasales provocando que de inmediato corrieran hacia la puerta moviendo sus colas de lado a lado. A los pocos segundos aparecieron Orión y Valentín siendo el mayor el encargado de cargar con el pequeño bolso del niño y con las bolsas de compras.
De inmediato los dos perros empezaron a ladrar nuevamente moviéndose con felicidad alrededor de los dos.
—¡Mamá! ¿Por qué vos si podés saltar en el sofá y yo no? —Orión se quejó cruzándose de brazos mientras adornaba su rostro con un puchero.
Al oír eso Valentín levantó su mirada de sus perros hacia su novia, ladeó la cabeza con curiosidad, pero la sonrisa en su rostro era más que evidente, le encantaba ver a su chica tan feliz, pero en definitiva quería saber la razón atrás de esa felicidad.
—¿Qué celebramos? —preguntó sin borrar la sonrisa mientras dejaba lo que cargaba en el sillón cercano a la puerta, luego procedió a ir hacia la castaña.
—¡Rihanna quiere trabajar conmigo! —gritó saltando hacia los brazos de su pareja rodeando con sus piernas su torso, rápidamente los reflejos del Argentinos hicieron acto de presencia sosteniéndola con sus brazos para que no cayera. —Bueno, su equipo quiere trabajar conmigo, pero es prácticamente lo mismo porque voy a trabajar con ella, ¡Voy a ser internacional! —volvió a gritar procediendo a separarse un poco para dejar un beso de celebración en los labios de Valentín.
De inmediato la emoción ingresó en el cuerpo de Valentín y empezó a saltar aún con Andrómeda cargada, los perros volvieron a ladrar y Orión aprovechó para subirse al sofá para saltar, igualmente inundado por la alegría que se sentía en el ambiente.
Luego de unos minutos de celebración todo volvió a estar sereno, solo se escuchaban los murmullos de las palabras dulces que Valentín le regalaba a su pareja, cosas como “estoy tan orgulloso de vos, mi amor”, “sabía que podías conseguir algo como esto” y “sos la mejor, beba” eran los causantes de las lágrimas acumuladas en los ojos marrones de la chica. No podía ser más feliz de lo que ya era.
—Y bueno, ¿Quién es Rihanna? —la voz de Orión se escuchó provocando una risa en la pareja.
Presente
Una de las mejores cosas de toda la propuesta es que ella tenía la oportunidad de llevar su propio equipo a esta oportunidad, obviamente iba a llevar a Los Friki Avengers, sus amigas, Joaco y tal vez unos cuantos más.
—¡No puedo creer que estamos apunto de trabajar oficialmente para Rihanna! —chilló Elisa prácticamente saltando de la alegría.
Ahora mismo el cuarteto de amigas se encontraban caminando hacia el café en donde se iba a llevar a cabo el encuentro con Sharon Barnes, quien había viajado desde Los Ángeles hasta Buenos Aires para concretar el contrato de trabajo.
—¡Tía, cálmate! Tenemos que lucir profesionales, esto es una gran oportunidad, no queremos lucir como fangirls —exclamó Isabel mientras jugaba con sus dedos, una señal de nerviosismo y emoción.
—Sé que soy la primera que dice eso, pero siendo sincera no creo poder comportarme como una persona normal delante de la mismísima Rihanna —exclamó Andrómeda desatando una ronda de risas en el grupo. —Le rezo todos los días, es mi Diosa, soy parte de su religión —exageró con una sonrisa.
Desde que tenía memoria Andrómeda había estado obsesionada con la artista (de una manera sana, claro está), gracias a ella es que decidió empezar a aprender inglés pues quería saber el significado de cada una de sus canciones. Recordaba con nostalgia como bailaba alrededor de la casa escuchando Don't Stop the Music con solo nueve años, obviamente ella era la más ilusionada con esta oportunidad, iba a conocer a su ídola de toda la vida.
—Yo creo que voy a seguir el ejemplo de Meda, me voy a hacer pis encima cuando conozca a la reina —acotó Victoria entrelazando su brazo con la Venezolana, compartían el mismo fanatismo y se notaba.
Las cuatro amigas siguieron conversando y riendo sin dejar de caminar hacia su destino; cuando quedaban unos pocos metros de distancia, y ya se vislumbra a Sharon esperándolas en una de las mesas del exterior, el teléfono de Andrómeda sonó indicando que había recibido un mensaje, así que lo sacó de su bolsillo y abrió su WhatsApp.
Al terminar de leer el mensaje no pudo evitar sonreír con alegría, Valentín siempre tenía las palabras correctas para llenarla de felicidad y buena energía, el apoyo que le transmitía cada vez que lograba algo en su vida era inimaginable, Valentín era su fan número uno y todo el mundo lo sabía.
Luego de responderle guardó su teléfono justo a tiempo para saludar con un apretón de manos a Sharon quien miraba al grupo de amigas con una sonrisa amable en su rostro, con un ademán de manos las invitó a sentarse dando comienzo a la reunión.
—Me alegra que pudieran venir a encontrarse conmigo —mientras hablaba con un marcado acento estadounidense iba sacando cuatro carpetas de color rojo para ponerlas sobre la mesa. —Creo adivinar que ya todas están al tanto de nuestra veracidad —las cuatro chicas asintieron a la vez. —Bien, acá están los contratos, tómense todo el tipo que quieran para leerlos bien, si tienen alguna duda no duden en hacérmelo saber, nadie quiere malentendidos —terminó de hablar y les acercó las carpetas.
De inmediato las cuatro amigas las tomaron y comenzaron a leer, incluyendo las letras pequeñas, pero fue Andrómeda quien sintió la confusión entrando en su cuerpo cuando llegó a cierta parte del contrato.
—Disculpe —llamó la atención de la mujer. —Cuando dice que debemos acompañar a la cantante por dos años se refiere a que debemos estar disponible siempre que venga para el país, ¿No? —preguntó con cierto miedo ganándose las miradas de sus amigas. Quería creer que asi era, pero muy en el fondo sabía que no sería así.
—No, señorita, quiere decir que las cuatro viajarán con nosotros en la gira y en otros conciertos que hagamos, más abajo indica que le vamos a dar un lugar en donde vivir, comida, comodidades. Es necesario mudarse a Estados Unidos, claro está —respondió como si fuera lo más obvio y claro que lo era, pero no para Andrómeda.
—Pero... pero yo tengo un hijo, aún esta pequeño, tiene siete, no puedo dejarlo acá —respondió casi de inmediato.
—Oh, no hay problema, Andrómeda, lo puedes llevar contigo, entendemos que es casi imposible que una madre y su hijo se separen —en cuanto dijo eso Andrómeda soltó un suspiro de alivio. —Pero esperamos que no desees llevar a alguien más porque sería muy complicado, estaremos viajando casi todos los días, tenemos que llevar solo a las personas necesarias —y con eso la desilusión volvió al cuerpo de la castaña.
Sus amigas la miraban con un deje de tristezas en sus miradas, lo que acababa de decir Sharon solo significaba una cosa, dejaba a Valentín y perseguía su sueño o dejaba ir la oportunidad de su vida para no dejar a quien sentía era su amor para toda la vida. Tendría que renunciar a una de las dos y no sabía cual dejaría escapar entre sus dedos.
Como era obvio para Andrómeda fue imposible firmar de inmediato al igual que sus amigas, quienes decidieron no firmar de inmediato, al fin y al cabo ellas también tenían relaciones serias con bases fuertes, irse por dos años a otro país desconocido dejando atrás a tu pareja era una decisión extremadamente difícil como para tomarla en solo minutos. Pero sí estaba claro que Andrómeda era quien la tenía un poco más difícil con Valentín.
Los dos ya habían creado un hogar, una familia con Orión, incluso no era secreto para nadie (solo para Andrómeda) que ya Valentín estaba pensando pedirle matrimonio, que ya le era imposible verse a si mismo con alguien más que no fuese ella, que ya no veía otra forma de empezar la mañana que no sea con Orión diciéndole "adivinen quien los extrañó mientras dormía". Él deseaba con todas sus fuerzas mantener aquella familia y ¿Por qué no? Aumentarla en un futuro, tal vez con más perros, algún gato y si se emocionaban demasiado, un bebé.
Para Andrómeda era lo mismo, por fin sentía la necesidad de sentar cabeza, ya no quería salir huyendo del amor, ella abrazaba al mismo todos los días cada vez que Valentín la miraba, abrazaba o besaba, quería pasar el resto de su vida con él, esa idea la había confirmado en el año de relación que ya tenían. Él solo pensamiento de abandonar lo que tenían, lo que habían construido, la lastimaba de manera profunda.
Pero luego estaba su sueño, ese que tanto había imaginado desde que le empezó a interesar lo audiovisual, ella añoraba viajar por el mundo y trabajar con los mejores, por fin luego de tanto esfuerzo y trabajo lo había conseguido, tenía la oportunidad en sus manos, solo debía firmarla.
La castaña abrió la puerta con sus llaves para luego cerrar la misma tras sus espaldas, a simple vista no había rastro de Valentín ni de Orión y mucho menos de los perros, pero se escuchaba el ruido proveniente del jardín, así que se dirigió hacia allá.
Lo que encontró le provocó una sonrisa algo triste, Valentín estaba con Orión jugando a los piratas (lo sabía porque ambos estaban con parches en los ojos y espadas de espuma), los dos se veían enfrascados en el juego y reían, reían mucho. ¿Cómo Andrómeda podría dejar esto? ¿Cómo podría separar a Orión de una figura paterna tan espectacular como lo era Valentín? ¿Cómo podría arrebatarle la felicidad a ese Argentino que había robado su corazón tan fácilmente?
Antes de que ella misma hiciera pública su presencia Sirius lo hizo por ella, su ladrido de emoción se escuchó por todo el jardín mientras se dirigía corriendo hacia su dueña, segundos después Baco lo siguió acorralado a Andrómeda quien de inmediato se arrodilló para sentir el amor de sus dos mascotas.
Seguidamente se escuchó un entusiasmado "¡Mami!" al mismo tiempo que un "¡Amor!", rápidamente ellos también estaban alrededor de ella, así que abrió los brazos para abrazar a su hijo dejando un beso en su mejilla, luego se levantó y se acercó a besar a Valentín, lo que al principio sería un mero beso de saludo se convirtió en uno más largo a decisión de Andrómeda, ¿Cómo podía renunciar a esos besos?
—¿Y? ¿Cómo te fue? ¿Ya firmaste el contrato? —le preguntó Valentín con una sonrisa de oreja a oreja y el corazón latiendo a mil por hora debido al reciente beso.
En ese momento Andrómeda no supo que decir, sabía que algún día tendría que decirle a Valentín las condiciones de ese contrato, si firmaba tendría que irse por dos años, se llevaría a Orión y el último abrazo de los tres sería en el aeropuerto.
—No —ante esa respuesta los ojos azules de su pareja se llenaron de confusión. —Me lo dieron y me dijeron que lo leyera con tranquilidad, ya sabes, lo normal, que luego ya lo podía firmar y dárselos —prosiguió con una pequeña sonrisa.
Sabía que debía decirle todo y lo iba a hacer, pero no delante de Orión, ese tema en particular debían hablarlo primero ellos dos y ya luego le podrían decir al pequeño niño que los miraba con alegría en sus ojos.
—Oh, está bien —Valentín contestó con cierta inseguridad, pero aún así mantuvo la sonrisa en su rostro. —Te estábamos esperando para decidir que vamos a cenar, y no te preocupes, esta noche cocino yo, te voy a preparar algo rico como celebración de este nuevo logro en tu vida —los brazos del más alto la rodearon por la cintura acercándola a su cuerpo. —Y Orión me va a ayudar —la mirada de los dos adultos se dirigieron hacia el pequeño.
—¡Sí, mami! Te mereces una cena y mucho más por tu trabajo, te mereces todo lo bonito del mundo —dijo con una sonrisa llena de ternura y amor que ablandó el corazón de su madre.
—Ay, mi amor, ¿Cómo puedes ser tan hermoso, precioso, tierno e inteligente? —la castaña se volvió a arrodillar para abrazarlo con fuerza dejando unos cuantos besos en su mejilla y cien.
—Porque vos sos mi mamá y sos de esa manera también, yo solo tuve un buen ejemplo a seguir —respondió abrazándola con fuerza mientras soltaba risas inocentes.
—A ver, probemos si de verdad has seguido el ejemplo correctamente... ¿Qué tienes que hacer antes de ponerte a cocinar o en tu caso ayudar al chef de esta noche? —se separó un poco para poner ambas manos en sus hombros y así mirarlo de mejor manera.
—¡Debemos lavarnos bien las manitas! —contestó de inmediato sin tener ninguna duda de por medio.
—¡Correcto! Anda, ve, nosotros te esperamos acá —a los segundos de que Andrómeda dijera eso el pequeño Orión corrió hacia el baño dejando a los dos jóvenes solos.
—¿Ya te dije que amo verte ser una madre excelente? —Valentín la miró con una sonrisa mientras la chica se levantaba y volvía a abrazarlo.
—Yo amo verte como papá, te ves muy lindo jugando con Orión —subió su mirada café hasta los azules de su pareja copiando la sonrisa de este. Al escuchar eso la sonrisa de Valentín creció considerablemente, él amaba ser una figura paterna para el pequeño. —Y amo que hoy hagas la comida, de verdad tengo cero ganas de meterme a la cocina —hizo un pequeño puchero.
—¿Estas cansada? —Andrómeda asintió sin deshacer el infantil puchero. —Bueno, para el postre puedo hacer algo rico después de que Orión se quede dormido, puedo hacerte un masajito, darte besitos y luego podemos garchar como animales en celo —la chica no pudo evitar soltar una risa, sin embargo, no era una de negación.
—Me encantaría, eso en definitiva mejoraría mi día, mi semana, mi vida entera —al terminar de decir eso se apoyó en las puntas de sus pies para aumentar su altura y así unir sus labios con los de Valentín, quien gustoso le aceptó el beso sin rechistar.
Lo único que tenía en mente Andrómeda era de disfrutar aquella tarde/noche con su familia, luego ya podría enfrentar la dura realidad que le carcomía el fondo de su mente. El amor de su vida contra el sueño de la misma, ¿Cómo podría decidir entre esos dos? Y cuando fuera la hora de hacerlo ¿Qué decidiría?
¡Perdón, pero no puedo dejar el drama atrás!
Voy a estar subiendo poco a poco, algunos capítulos más temprano otros más tarde, dependiendo de como esté mi ánimo.
Volviendo a la novela, ¿Les gustó? Espero que sí, ¿Qué piensan que debe hacer Andrómeda? ¿Irse por su sueño o quedarse por su amor? Comenten, voten y dejen mucho amor. ¡Hasta la próxima! ❤️❤️
¡Acabo de ver que ya la historia tiene 10k leídas! Muchas gracias, no saben lo feliz que me hace ver ese número ahí, las amooooo
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