Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝑳𝒂 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝑯𝒆𝒍𝒊𝒙. 𝑷𝒂𝒓𝒕 𝟏


“𝑳𝒐𝒔 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍𝒆𝒔 𝒏𝒐 𝒔𝒐𝒏 𝒎𝒂𝒍𝒐𝒔 𝒚 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒐𝒔 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍𝒆𝒔 𝒏𝒐 𝒔𝒐𝒏 𝒖𝒏 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒕𝒂𝒍. 𝑨𝒍𝒈𝒖𝒏𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒔𝒂𝒔 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒕𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒏”. 𝑪. 𝑱𝒐𝒚𝒃𝒆𝒍𝒍 𝑪.



Cinco días habían transcurrido, cinco días en los que Andrómeda y Valentín no se separaron por nada del mundo, cinco días en los que Orión estuvo como un pequeño chicle con sus seres queridos, cinco días en los que la chica abrazó con fuerzas a Sirius sabiendo que no lo iba a ver en un buen tiempo, cinco días los cuales la pareja no desperdició ni un segundo de ellos.

Por fin había llegado el día, el día en que sí o sí debían despedirse, los dos tomarían caminos diferentes esperando que al final los mismos se entrelazaran, volviéndolos a unir. No hacia falta mencionar que se sentía una vibra de tristeza en el ambiente, una tristeza que no se iba aunque alguien intentará hacer una broma para apaciguar el momento, simplemente no podían fingir felicidad , dos personas importantes se estaban yendo, prácticamente iban a perderse dos años de sus vidas, tal vez en Andrómeda no importaba mucho, pero ¿Orión? Cuando volviera tendría nueve años.

Sus abuelos maternos estaban destrozados de solo pensar en ello, se perderían esa etapa tan linda, Orión se iba como un bebé grande e iba regresar como un niño con todas las letras de la palabra, solo tendrían la oportunidad de observarlo mediante videollamadas; no podrían abrazarlo, ni regalarle dulces a escondidas de su madre, de tan solo pensar en ello la despedida era aún más difícil.

Y al final todos entendían el sentimiento, no había nadie que no sintiera un vacío al verlos con maleta y pasaporte en mano, Andrómeda y Orión eran personas que pasaban por tu vida y dejaban huella, los dos habían pisado con firmeza y nadie ni nada iba a borrar aquella marca, ni la distancia misma podría, se quedarían allí hasta que volvieran y ocuparán ese mismo lugar. Al menos así lo pensaba Valentín.

Nunca es fácil despedirte de el amor de tu vida, le dolía el alma verla alejarse de él cada vez más y lo peor es que estaba consciente que ese dolor no iba a ser nada comparado con el que iba a sentir cuando ella ya no estuviera, tenía claro que los primeros meses serían una tortura. Valentín ya se imaginaba sentado en la habitación que compartían con helado en mano escuchando canciones de desamor, llorando cuando Saturno pasara por su playlist, rompiendo más su corazón cuando por sus altavoces sonará «En Saturno viven los hijos que nunca tuvimos, en Plutón aún se oyen gritos de amor».

Lo único gracioso que encontraba en todo eso es que estaba siendo un poco exagerado, ellos no iban a terminar, acordaron seguir juntos apesar de la distancia, de ahí salió una frase que perseguirá por siempre a Valentín debido al amor detrás de ella.




Tres días antes


Sé que no es un buen momento para hablar de esto considerando que acabamos de hacer el amor y no quiero arruinar el ambiente... —Valentín comenzó a hablar rompiendo el cómodo silencio que se había creado alrededor de ellos.

—Con tal de que no hablemos de nada asqueroso, creo que podemos hablar de lo que sea —Andrómeda sonrió acomodándose para verlo de mejor manera, pero su sonrisa se apagó solo un poco al ver lo serio que estaba. —¿Qué pasa, amor? —tomó su mejilla con suavidad moviendo su rostro para que despegara su mirada del techo para posarla en ella.

—¿Qué va a pasar con nosotros? Es decir, ¿Vamos a seguir como pareja o nos vamos a dar un tiempo? ¿Vamos a terminar y cuando vuelvas vamos a estar juntos de nuevo? O... no lo sé —antes de que que siguiera su parloteo Andrómeda colocó delicadamente su mano en los labios de Valentín callando al chico al instante.

—Creí que era obvia la respuesta, yo quiero seguir siendo tu novia a pesar de estar a miles de kilómetros lejos de ti, aún quiero decir «no, no estoy interesada, tengo novio», aún quiero estar contigo, bebé —mientras hablaba le quitó la mano de la boca para posarla en su mejilla nuevamente, está vez brindando leves caricias a la misma. En el proceso no pasó por alto la mirada de sorpresa en los ojos azules de Valentín.

¿De verdad Andrómeda lo amaba tanto como para continuar siendo su pareja? ¿Lo amaba tanto como para rechazar cualquier potencial de novio gringo que le pudiera dar la nacionalidad? Valentín tenía claro que no le sería difícil negarse a cualquier chica que quisiera algo con él, aunque estuviera muriéndose por tener sexo, no haría nada, esperaría por Andrómeda. Aún así le sorprendía que ella también pensará lo mismo que él, no salía de la sorpresa de que alguien lo amara tanto así, con tanta entrega y seguridad; en definitiva era el amor de su vida.

—¿En serio querés estar conmigo aún cuando yo no esté allá con vos? —preguntó en voz baja sin salir de la sorpresa.

—Valen, te amo —expresó con dulzura dejando un corto beso en sus labios. —No quiero estar contigo solo porque nos vemos todos los días y es fácil, quiero estar contigo porque te amo y te seguiré amando aunque estemos a kilómetros de distancia —ante eso Valentín dejó salir una diminuta sonrisa. —¿Me entiendes? Mi amor por ti no se va a acabar solo por esto, así que sí, aún tendrás que decir que tienes novia y que mejor no se metan contigo porque tu novia es una loca —ambos soltaron una carcajada ante eso y sin esperar más tiempo Valentín unió sus labios en otro tierno beso.

Todo iba a estar bien, ellos iban a estar bien.




Presente


—Hija, ya está siendo hora de irnos para el aeropuerto —la voz de Rafael se hizo presente en la sala interrumpiendo el ambiente de calma.

Andrómeda se encontraba abrazada a Valentín mientras que Orión se encontraba igual en las piernas de su papá, si fuera otro momento la imagen sería linda, enternecedora, pero la realidad era otra, era de pura tristeza y nostalgia.

Andrómeda se despego lentamente de Valentín y se puso de pie para tomar sus maletas, de inmediato el muchacho se levantó y comenzó a ayudar, los abuelos llevaban las cosas de Orión mientras esté aún se encontraba en los brazos de su padre, no parecía querer soltarlo pronto, así que Ivo se levantó y lo cargó hacia la salida, pero antes de salir por completo el niño interrumpió el paso.

—Bájame, por favor —le pidió a Ivo, este de inmediato le hizo caso y lo dejó en el suelo, sin esperar más tiempo Orión corrió hacia Sirius para abrazarlo, el pequeño intentó contener sus lágrimas, pero falló en el intento.

Orión y Sirius habían sido inseparables desde el primer momento en el que Andrómeda se encontraba embarazaba, Sirius la perseguía a todos lados y reposaba su cabeza en su estómago sabiendo que ahí adentro se encontraba algo; la Venezolana nunca olvidaría la reacción que tuvo cuando sintió a Orión moverse por primera vez, sus ojos se abrieron con sorpresa mientras se separaba, se le quedó mirando esperando cualquier otro movimiento, fue muy gracioso.

El cachorro era bien conocido por ser un animal revoltoso, ladraba mucho, corría mucho y brincaba demasiado, pero cuando le tocó conocer al nuevo integrante de la casa fue todo lo contrario. Se acercó a él lentamente y lo olió, luego solo se le quedó mirando como si fuera lo más extraño y a la vez hermoso que había visto.

La cosa no se quedó ahí, donde fuera Andrómeda con el bebé Orión los perseguía como si fuera algún tipo de guardaespaldas, si Orión se encontraba acostada Sirius estaba junto a él, como si hubiera hecho una promesa de cuidarlo por siempre. Su separación iba a ser sumamente difícil, tanto para el niño como para su amigo perruno.

Andrómeda se apresuró a ir hacia donde ellos agachándose a un lado, acarició el lomo de Sirius y la espalda de Orión suavemente, estaba consciente que debían irse, pero no iba a pasar nada malo si dejaban que se despedirán por unos minutos. Cuando los mismos caducaron la chica intervino.

—Ya tenemos que irnos, mi amor —susurró en el oído de Orión sin dejar de acariciar su espalda. —Sirius estará acá esperándonos cuando volvamos, Valentín lo va a cuidar muy bien, no va a estar solo, tiene a Baco para jugar, y te prometo que vas a verlo todos los días por videollamada, ¿Sí? —le dijo con las lágrimas subiendo a sus ojos. Para ella tampoco era fácil dejar a uno de sus bebés atrás.

Orión se separó con lentitud de Sirius y terminó por dejar un beso en su cabeza, el cual fue agradecido por una lamida en su mejilla que provocó una risa en él.

—Cuando vuelva vamos a jugar mucho, Sirius, lo prometo —el pequeño lo abrazó por última vez y luego se separó para ir de nuevo hacia su padre, dejando a Andrómeda con el canino.

Sirius se acercó a ella dejando una lamida en su mejilla como si quisiera limpiar las lágrimas que caían por ella.

—Yo también te voy a extrañar, bebé —murmuró la chica antes de abrazarlo repartiendo besos por su pelaje.

Al separarse se limpió las lágrimas y se puso de pie para ir hacia Valentín, lo abrazó con fuerza y así ambos salieron de su casa en dirección al coche. En ese momento Andrómeda sintió como si una parte de ella se hubiera quedado en ese lugar, aferrada a algún muro negándose a soltar por completo al que era su hogar.

Algún día volvería y estaría completa nuevamente, algún día...















El camino en el auto estuvo silencioso, nadie quiso hablar, nadie quiso siquiera moverse, Andrómeda siguió abrazada a Valentín y esté de vez en cuando le dejaba un par de besos en la cabeza y unas caricias en su espalda, Orión siguió en el regazo de su padre y pudo dormir un poco hasta el aeropuerto.

Al llegar todos salieron y caminaron hacia el interior del edificio, aún faltaban dos horas para el vuelo, así que seguían teniendo tiempo para despedidas, abrazos y besos.

—Nunca saltamos en paracaídas juntos —Valentín rompió el silencio atrayendo la mirada de Andrómeda.

—Aún tenemos mucha vida por delante para hacerlo, cuando vuelva haremos todo lo que siempre quisimos y nunca pudimos —tomó su mano y la llevó a sus labios para dejar un beso en ella. —Saldremos de viaje a un lugar bonito, los tres nada más, alquilaremos una casita, pasaremos unas semanas ahí y haremos muchas cosas divertidas —sonrió dulcemente y dejó un beso en la mandíbula del muchacho. —Y tú seguirás protegiéndome de las arañas y demás insectos feos, a excepción de las cucarachas voladoras, nadie puede con ellas —ambos soltaron una risa ante el recuerdo.




Ocho meses antes


—Eres el más alto, ella está prácticamente en el techo, eres tú quien tiene que matarla —repitió Andrómeda por segunda vez aún cargando a Orión sobre su cadera con cierta dificultad, mientras esté se encontraba mirando con miedo hacia el terrible insecto.

Hacía ya cinco minutos Orión había gritado por ayuda, de inmediato Valentín y Andrómeda se levantaron para ir a ver lo que pasaba, encontrándose con el pequeño mirando con terror hacia la pared, ahí yacía una cucaracha medianamente grande.

—No me parece justo, pero lo haré, me voy a sacrificar por el equipo —le contestó el Argentino tomando el zapato y preparándose para matar al insecto.

Mientras eso pasaba Andrómeda retrocedió unos cuantos pasos saliendo de la habitación, pero aún con la mirada puesta en Valentín, solo por si acaso.

Lo siguiente sucedió en cámara lenta para todos, Valentín levantó el zapato y antes de llegar hacia la cucaracha la misma salió volando de ese lugar en dirección a la pared de al frente, de inmediato el trío soltó un grito al unísono y comenzaron a correr hacia un lugar seguro.

—¡La hija de puta vuela, la hija de puta vuela! ¡No vuelvo a pisar esa pieza, no la vuelvo a pisar! —gritó el Argentino bajando rápidamente por las escaleras hacia el primer piso.

Cabe mencionar que tuvieron que llamar a Ivo para que se encargará de la cucaracha, desde ese momento él se volvió el encargado de exterminarlas, al menos las que volaban.




Presente


—Voy a extrañar tantas cosas de vos, posta —le habló en voz baja calmando su risa para reemplazarla con una sonrisa de medio lado. —Estoy tan acostumbrado y cómodo con la vida que tenemos que me será muy díficil tener que dejarla ir —suspiró abrazando a la chica para posar su rostro en su cuello.

—No tienes que dejar ir esa vida, solo ponerla en pausa hasta que volvamos, mi niño —acarició con dulzura su cabello intentando calmar las dolencias internas de su chico. —Aunque no te voy a mentir, voy a extrañar todo lo que tenemos acá, todo lo que vivimos, ¿Te acuerdas cuando fuimos a la Patagonia por mi cumpleaños? Fue uno de los mejores días, ¿A que sí? —sonrió al sentir el asentimiento de Valentín. —Orión estaba tan feliz jugando en el agua, todos estábamos muy felices —dirigió su mirada hacia Orión quien ya la miraba con una pequeña sonrisa.




Hace dos meses atrás


—Mamá, vení, encontré algo raro en el agua —dijo Orión haciéndole señas a Andrómeda para que se acercara.

—Si es algo raro te recomiendo que te alejes de ahi, mi amor, no vaya ser que te pique o algo, uno nunca sabe —le respondió sin pensar para luego mirar con sorpresa a Valentín sentado a su lado. —Cada día me convierto más en mi madre —ante ese comentario todos, incluyendo ella, soltaron una risa.

—Mamá, hablo en serio, ¡Vení, rápido! —insistió el pequeño, por lo que la chica se levantó soltando un suspiro y se dirigió hacia allá.

Sus pies tocaron el agua y se metió hasta que la misma le llegó a sus rodillas, se agachó a un lado de su hijo y trato de ver lo que esté le señalaba.

—No veo na... —antes de que continuará Orión levantó sus manos lanzando agua directamente a la cara de la castaña soltando carcajadas por la expresión impactada de Andrómeda.

—¡Caíste, mamá! —expresó con alegría dando pequeños saltos a la vez de que las risas se escucharon por la costa proveniente de sus acompañantes.

Sin embargo, la emoción de Orión tan pronto Andrómeda comenzó a quejarse mientras se tapaba los ojos, incluso Valentín se apresuró a ir hacia ella, el niño comenzó a preguntarle preocupado que pasaba y la respuesta llegó más pronto de lo que le hubiera gustado.

La chica despegó sus manos de su rostro y a continuación metió las mismas al agua para luego tirar el líquido en el rostro de Orión sin previo aviso, ahora era él quien tenía una expresión de sorpresa en su rostro.

—No hay que meterse con Andrómeda, ¿Lo dije o no lo dije? —preguntó con una sonrisa de triunfo a la vez de que Orión soltaba las primera risas.

—Pensé que te había pasado algo malo, boluda —se quejó Valentín lanzándole agua con sus manos, de inmediato Andrómeda repitió su ejemplo siendo él la víctima en esa ocasión.

Pronto en el lugar solo se escuchaban risas y solo se veía un montón de agua siendo arrojada por el aire, Tadeo no perdió la oportunidad para grabar el momento familiar, incluso captó el momento en el cual Valentín se resbaló y Andrómeda junto a Orión se pusieron de acuerdo para atacarlo en juntos. Fue un buen viaje para todos.









¡He aquí el comienzo del fin!
Sé que dije que iba a subirlo antes, pero sucedieron cosas... Fiestas sorpresas, borrachera, vómitos y demás, la pasé bien, pero una resaca y malestar de estómago nunca es bueno. 😂😂

Mañana voy a subir la siguiente parte, ese sí es el final final.

También he de decir que va a haber un epílogo, así que cuando llegue el final mantengan la historia en su biblioteca. De una lo digo porque sé que luego del final van a querer venir a mi casa a patear mi pared 👀

Espero que les haya gustado esta primera parte, comenten, voten y dejen mucho amor ❤️❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro