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𝑳𝒂 𝒃𝒐𝒎𝒃𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒂𝒅𝒊𝒆 𝒔𝒆 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒃𝒂




“𝑼𝒏𝒂 𝒔𝒐𝒍𝒂 𝒕𝒓𝒂𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒃𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒎𝒑𝒆𝒛𝒂𝒓 𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒇𝒊𝒂𝒓 𝒉𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒂́𝒔 𝒍𝒆𝒂𝒍𝒆𝒔.” —𝑭𝒓𝒆𝒅 𝑹𝒐𝒈𝒆𝒓𝒔.








Era la primera vez en casi seis años que veía a Orión interactuar con su padre, nunca pensó que la imagen que estaba pasando justo en frente de ella, a unos pocos metros, se podría hacer realidad alguna vez; pensó que su hijo iba a crecer sin conocer a su verdadero padre, que nunca iba a ver con sus propios ojos que su sonrisa y mirada venían del artista recién llegado a sus vidas. Eso siempre entristeció a Andrómeda porque aunque no lo admitiera en voz alta una parte de ella deseaba con todas sus fuerzas que Khea nunca se hubiera ido, deseaba que Orión hubiera crecido con un padre y que hubieran podido ser la familia perfecta.

Pero claro que no fue así y nunca será así, ahora Andrómeda era una mujer que había pasado por muchas cosas malas y lo cierto es que no quería volver con Ivo de manera romántica, no se veía a si misma siendo su novia, su mujer, su esposa... Ya ese tiempo había pasado, ella tenía nuevos sueños y deseos que quería cumplir y algunos de ellos venía incluido el chico que se encontraba a su lado, sentado en la banqueta mientras su mirada azulada se encontraba posada en padre e hijo.

—Orión te sigue queriendo, no creas que porqué se está riendo con Khea significa que ahora estás fuera de su vida —habló la castaña con una pequeña sonrisa mientras buscaba la mano del contrario para entrelazar sus dedos, en un intento de brindarle un poco de seguridad.

Valentín entendía lo que decía su novia, en verdad lo hacía, pero le era inevitable pensar que podría llegar un momento en donde Orión ya no quiera pasar tiempo con él, o aún peor, que quisiera que sus padres estén juntos de nuevo para tener la familia que nunca tuvo. Él no se imaginaba como sería perder a Andrómeda y al pequeño, ambos habían creado un hogar en su corazón y parecía que nadie sería capaz de quitarlos de ahí.

El Argentino quería permanecer en la vida de ambos por siempre, seguir siendo la pareja de Andrómeda y un amigo o figura paterna para Orión, eso es lo único que pedía.

—No estoy celoso —respondió ocasionando una risa en su acompañante. —Entiendo que se están conociendo, entiendo que tengan que pasar mucho tiempo juntos para entenderse. Orión me sigue queriendo, claro que lo sé —se encogió de hombros con una pequeña sonrisa en el rostro.

—No tienes que fingir conmigo —la chica tomó el mentón del mayor para girar gentilmente su mirada hacia ella. —Orión te adora, creo que no va a existir nada ni nadie que logre que te deje de amar, la única forma es que tú le hagas algo malo y dudo mucho que eso pase —sonrió y se acercó para dejar un corto beso en su mejilla, dejando así una sonrisa en el rostro de Valentín.

—Creo que me odiaría si le niego el postre en las tardes, ya lo tengo acostumbrado a uno —soltó una risa que contagió a Andrómeda que solo atinó a negar con la cabeza.

—Tú lo malcrías mucho, amor, ni mis papás lo consienten tanto —sonrió con gracia devolviendo la mirada hacia su hijo quien conversaba alegremente con Khea, el cual lo escuchaba atentamente como si le estuviera diciendo algo muy interesante.

Le alegraba que Ivo estuviera tan dispuesto a arreglar su inexistente relación con su hijo, de verdad se le veía con muchas ganas de estar en su vida y eso Andrómeda lo notaba. Tal vez el muchacho había hecho mal en el pasado, pero al menos intentaba remediarlo de algún modo, él pudo tomar la salida fácil y nunca más volver a aparecer, podría haber seguido con su vida de famoso, ganando un montón de dinero, conociendo muchas chicas y demás, pero en vez de eso decidió volver con la cola entre las patas y accedió a seguir la corriente de la situación, sin forzar nada, dejando que sea su propio hijo quien dicte como y cuando iban a crear esa relación de padre e hijo.

A Orión le costó un poco considerando que para él Khea sólo era un desconocido el cual en ocasiones escuchaba su música (el único artista que escuchaba repetidamente era a Wos), nunca pensó que ese chico podría ser su padre, nunca pensó que en algún momento su madre y él tuvieron algo, por eso le sorprendió tanto, por eso se alteró. Pero ahora estaba compartiendo con Ivo y se estaba dando cuenta que no era tan malo como él pensaba, claro que aún tenía muy presente que ese hombre le había hecho daño a su mamá y por eso estaba un poco precavido, sin embargo, su amabilidad y simpatía salía por sí sola al recordar que fue su propia madre quien le dijo que debía de hablar con él.

Si Andrómeda se lo pedía claro que lo iba a hacer, pero con sus condiciones y limitaciones, le ponía feliz ver que Ivo entendía eso perfectamente y que estaba dispuesto a avanzar lo mucho que él quisiera, el niño no quería sentirse presionado o forzado, así que eso le gustaba.

—¿Por qué te fuiste cuando yo aún no estaba acá? —preguntó el pequeño con una voz menos animada que cuando le estaba contado sobre su perro, Sirius.

Esa pregunta le cayó como balde de agua fría al artista, no sabía que responder exactamente porque seguía siendo un niño, ¿Cómo le explicaba que se dejó manipular por sus padres, que se dejó cegar por la idea de la fama y el dinero, que le hicieron pensar que un bebé retrasaría todo eso? ¿Acaso lo entendería?

—Creo que debo saberlo porque mi mami se pone muy triste siempre que le preguntó y no me gusta verla triste —Orión soltó un suspiro mientras movía sus piernas, las cuales no llegaban al piso, de atrás hacia adelante mientras que Ivo lo miraba con una mueca de tristeza. —Este año cumplo seis, ¿Sabés? Ya estoy grande, así que creo que deberías decirme —el pequeño no le quitó la mirada al mayor en ningún momento.

—Me fui por boludo —contestó, pero de inmediato se arrepintió por el vocabulario que usó. —Perdóname, no debí decir eso, olvidá que lo dije, ¿Okey? Por favor no le digas a tu mamá —ese comentario ocasionó una risa en Orión que no pudo ocultar. —En fin, yo siempre quise ser lo que soy ahora, ¿Viste? Y en su momento hice de todo para conseguirlo, me olvidé de lo que era verdaderamente importante y me arrepiento, posta que lo hago, sacrifique una familia con vos y con tu mamá, no debí hacerlo —hizo una mueca y fijó su mirada al frente incapaz de regresarle la mirada al niño.

—Mi mami una vez me dijo que las cosas pasan por algo y si te hubieras quedado tal vez ella no estaría con Valen —en ese momento Khea devolvió su mirada hacia él. —Sé que no es lo que querés escuchar, pero ellos son muy felices juntos y así —sonrió un poco poniendo una de sus manos en el brazo del mayor. —Vos también serás feliz —Ivo sintió ganas de llorar al escucharlo decir eso. —Creo que podremos ser amigos, no creo poder llamarte papá, pero podemos ser amigos por ahora —sin poder resistirse el mayor lo abraza con su fuerza tomando por sorpresa a Orión quien solo optó por rodear su cintura con sus pequeños brazos.

Al final de todo era verdad que los niños eran incapaces de guardar rencor, eran almas puras que podían perdonar cualquier cosa. Orión claro que entendía lo que había hecho Khea, puede que no se lo hayan explicado con palabras tan explícitas, pero él no era tonto, el muchacho que lo estaba abrazando en ese momento era su papá, el mismo papá que no se quedó cuando su madre más lo necesitaba, el que ahora estaba volviendo arrepentido por lo que hizo, era casi imposible que el niño lo tratara mal.

Andrómeda lo había criado para ser amable, para ser empático y ahora lo estaba haciendo porque en verdad quería saber como era tener un padre presente. Siempre tuvo a su abuelo y a su tío, dos figuras masculinas espectaculares, más tarde llegó Valentín y supo como ganarse su confianza, su amor y su cariño, y realmente lo veía como una figura paterna a pesar que no era su padre biológico.

La realidad era que Orión sentía que podría llamar papá a Valentín antes que a Khea, pero por ahora se iba a guardar esa palabra y no iba a llamar a ninguno de los dos de esa manera hasta que él mismo decidiera lo contrario.

—Al parecer ambos se entendieron —Valentín rompió el silencio con una sonrisa haciendo que Andrómeda volteara a verlo con otra enmarcada en su rostro.

—Me hace muy feliz, de verdad —Andrómeda contestó devolviendo su mirada hacia Orión y Khea. Ahora que estaban los dos juntos podía notar las similitudes en ambos, era increíble.

Antes de que Valentín pudiera responderle su teléfono empezó a sonar indicando que alguien lo estaba llamando, al sacarlo pudo ver que se trataba de Peter, su manager, sin perder tiempo aceptó la llamada y llevó el aparato hacia su oreja.

—Hola, ¿Qué onda? —respondió el cantante mirando como Orión y Khea se dirigían hacia ellos.

—Valen, te tengo una buena propuesta, en realidad solo te estoy avisando porque no creí que fuese un problema aceptar —comenzó a hablar el mayor recibiendo como respuesta «No pienso vender mi cuerpo» en un tono bromista ocasionando una risa en él. —Nah, nada que ver. Casualmente Ángela Torres tiene una presentación acá en Bariloche y el manager me ofreció hacer un pequeño show juntos, ella puede hacer una aparición en tu concierto y así podés hacerla llegar a más público —explicó haciendo que de inmediato el cantante empezara a maldecir por dentro mientras se levantaba del banco alejándose un poco del grupo. —Yo acepté porque lo último que supe fue que vos y ella se llevaban piola, así que ¿Por qué no? —Valentín pudo sentir la sonrisa del mayor y se sintió verdaderamente mal por dañarle la fantasía a su manager.

—Pues eso era antes, ahora no la soporto, no la quiero en mi show, Peter, posta que no quiero nada de mala vibra y eso es lo único que ella trae —hizo una mueca mirando brevemente hacia Andrómeda quien se encontraba hablando sonriente con Orión.

Lo único que no quería era que sucediera cualquiera problema entre ellos dos por culpa de Ángela, Valentín sabía muy bien que la cantante prácticamente odiaba su relación con Andrómeda y en la fiesta de Mateo le demostró que tenía intenciones de separarlos, lo notó en su falsa preocupación hacia él.

—No me la contés, la puta madre, Valentín, perdóname —le respondió Peter con un notable tono de arrepentimiento. —Sí hubiera sabido que entre ustedes ya no había amistad le habría dicho que no de una —soltó un suspiro. —Voy a rechazar la oferta, ¿Okey? Voy a hablar con el manager y yo veo cómo soluciono esto, vos tranquilo —al escuchar eso Valentín pudo respirar más tranquilo.

—Muchas gracias, posta que no quiero nada que ver con esa piba, mientras más lejos mejor —habló con una voz segura y determinada, lo menos que quería en un concierto era tener que ver a Ángela, para él ya era un mal augurio.

Luego de un par de minutos más hablando Valentín cortó la llamada y volvió con los demás captando la mirada de estos.

—¿Todo bien? —preguntó su novia con una sonrisa mientras tomaba su mano.

—Todo excelente, mi amor, solo Peter queriendo que volvamos, tengo que hacer la prueba de sonido —contestó con una sonrisa llevando la mano de Andrómeda a su boca para dejarle un pequeño beso en ella.

—Pero yo quería estar más tiempo acá, ¿No podemos quedarnos un ratico más? —pidió Orión haciendo un pequeño puchero.

—No, si Valen tiene que hacer la prueba de sonido significa que mami tiene que trabajar también —al decir aquello la expresión de Orión se tornó en una de completa tristeza con el objetivo de suavizar el corazón de Andrómeda para que así pudieran quedarse unas dos horas más, pero claro, la chica conocía muy bien los trucos de su hijo por lo que era muy difícil que cayera. —No, señorito, no me mires así, mañana podemos estar afuera todo el día porque no tenemos trabajo por hacer, ¿Esta bien? —aún con su intento de convencerlo Orión seguía teniendo una mirada de tristeza. —En el camino te compro algo dulce, ¿Okey? Un pastel o algo así —en cuanto dijo eso el niño finalmente sonrió y asintió.

Los niños pueden llegar a ser muy manipuladores.


























Ya había caído la noche en Bariloche y con ella el frío se había vuelto aún peor, Andrómeda amaba el clima frío, pero no estaba acostumbrada a ese frío, después de pasar un largo tiempo con shorts y camisas cortas en los destinos pasados estar con esta nueva temperatura era bastante duro, y ya sentía como el típico resfriado llegaba a su cuerpo, sus defensas no eran muy altas como claramente se veía.

—Che, ¿Por qué no te vas al camerino y te recuestas un toque? Siempre estás hermosa, pero ahora tenés una cara de mierda, mi amor —le habló Valentín con un tono dulce mientras la tomaba por las mejillas con ambas manos.

—Tengo que trabajar —replicó en modo de queja. —No puedo irme así como así —apoyó su frente en el pecho del más alto a la par de que él la abrazaba fuerte contra el mismo.

—Amor, tenés a tres amigas y compañeras de trabajo totalmente calificadas para encargarse de este show mientras no estás, vos ve a descansar un rato, antes de salir yo voy para allá, ¿Okey? —siguió con el mismo tono de ternura separándose un poco para dejar un beso en su frente.

—Okey, te voy a estar esperando —aceptó finalmente la chica para luego dejar un pequeño beso en la boca de Valentín. —Nos vemos al ratico —se despidió con una sonrisa y se dio la vuelta para irse hacia el camerino.

Valentín solo se quedó viéndola caminar lejos de él y cuando vio que doblaba la esquina que llevaba al camerino decidió irse hacia donde lo estaba esperando Peter para el M&G especial que se iba a hacer con un grupo de estudiantes de último año, sin embargo, una voz detuvo su andar y en ese momento quiso salir corriendo de allí.

—Vaya, que lindos son, posta, pero aún así no entiendo porque tenias que revolver lo profesional con lo sentimental —así era como Ángela Torres volvía a hacer su aparición. —Puede que no estemos en los mejores términos, Valentín, pero sabés que necesito esta presentación, nos podemos ayudar mutuamente, algo meramente profesional —la castaña estaba con el ceño fruncido y con sus brazos cruzados sobre su pecho, claramente molesta.

—Yo no hago negocios con gente que no me agrada, Ángela, ya deberías de saber eso —se limitó a contestar tomando distancia de la chica quien no paraba de acercarse.

—No puedo creer como una piba fue capaz de cambiarte, posta, Valentín, antes eras mucho mejor que ahora, antes eras un poco más relajado y ahora solo sos un intento de padre porque ni eso sos —expresó en un tono bastante altanero, el cual de a poco iba haciendo molestar más al Argentino.

Valentín odiaba con todas las fuerzas de su cuerpo a las personas que se metían en su vida privada, no estaba en contra de los fans que hacían teorías locas sobre si salía con equis chica porque al final no era un inconveniente para él, todo lo contrario, le daba mucha risa ver a sus seguidores siendo mejores que el FBI. El problema venía cuando pasaba en persona, cuando alguien cuestionaba sus decisiones sintiendo que tienen la potestad de hacerlo por ser medianamente cercanos a él.

Aún era sorprende para él que una chica como Ángela, quien parecía tan amable y simpática en un principio, fuese la que estuviera cuestionando sus decisiones, era algo de no creer.

—No sos su viejo, él nunca será tu hijo y estoy casi segura que Andrómeda te dejará tarde o temprano como un perro —escupió las palabras sin anestesia alguna. —¿Por qué no lo admitís? ¿Por qué no admitís que no estás preparado para esto, eh? Decime, a mi no me mentís, ahí donde estás tratando de ser un padre estás cagado de miedo, no tenés ni puta idea de que hacer —a este punto la castaña ya estaba bastante cerca de él y mientras más hablaba más levantaba la voz.

Y Valentín ya no lo soportaba, solo optó por explotar.

—¡¿Qué querés que te diga?! —gritó haciendo que la chica retrocediera un par de pasos, sorprendida por el arrebato del muchacho. —¡Es obvio que no estoy listo para ser papá, es obvio que a veces no soporto estar en una relación, me siento preso y ahogado, Orión me hincha las pelotas más de una vez y a veces me pregunto si tomé la decisión correcta en comprometerme con algo que desconozco! —gritó con furia cada una de esas mentiras con intenciones de que fueran suficiente para que Ángela se fuera de una vez. —¿Feliz? ¿Te gustó lo que dije? Ahora ándate, wacha —habló con la voz más calmada, pero solo recibió una diminuta sonrisa de Ángela mientras esta miraba detrás de ella.

Eso lo extrañó, así que volteo viendo como Andrómeda, Orión y Khea lo miraban casi sin pestañear, sin embargo, los dos primeros tenían lágrimas cayendo por sus mejillas. En ese momento supo que la había cagado, ¿Cómo iba a explicar que todo lo que dijo solo fue para espantar a Ángela? Estaba en grandes problemas.








Y todo se acaba de ir a la puta...

Yo les dije que disfrutarán las partes lindas y hermosas porque les iba a caer un chaparrón heladoooo.

¿Será que Valentín será capaz de explicarle a Andrómeda lo que pasa o en cambio quedará solo pa siempre? Lo averiguaremos en el siguiente capítulo, tan tan taaaaaan

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