
𝑬𝒍 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐 𝒚 𝒆𝒍 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒖𝒏𝒊𝒆́𝒏𝒅𝒐𝒔𝒆
“𝑬𝒍 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐 𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒆𝒍 𝒎𝒂𝒓, 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒗𝒆 𝒂 𝒍𝒂 𝒐𝒓𝒊𝒍𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒗𝒊𝒅𝒂𝒔, 𝒍𝒂 𝒄𝒖𝒆𝒔𝒕𝒊𝒐́𝒏 𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒓𝒍𝒐 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒂𝒓 𝒐 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒅𝒆𝒗𝒖𝒆𝒍𝒗𝒂 𝒂 𝒍𝒐 𝒑𝒓𝒐𝒇𝒖𝒏𝒅𝒐” — 𝑫𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒊𝒅𝒐.
La fiesta hacia resultado bastante bien al final de todo, Ángela no volvió a acercarse a Valentín y él pudo estar con su novia durante toda la noche, también pasó tiempo con Orión, pero el pobre quedó rendido ante el sueño cerca de las doce de la noche, unieron dos sillas y ahí quedó hasta que cuando fueron las tres Valentín lo tomó en sus brazos para llevarlo a la cama.
Andrómeda aún seguía sorprendiéndose de que Orión pudiera dormir con tanto ruido que había, parecía que tenía la habilidad de dormirse en cualquier lado si tenía sueño, por otro lado le alegraba porque tuvo la oportunidad de disfrutar un poco más la noche con sus amigos y pareja.
Pero ya era tarde y debían dormir porque mañana salían hacia otro nuevo lugar, lo peor es que estaban condenados a pasar un viaje bastante malo, todos habían bebido un poco de más, habían bailado demasiado y seguramente al día siguiente no estarían muy emocionados por viajar, podrían quedarse un día más para descansar, pero ya no tenían más tiempo que perder, debían irse si querían llegar al show de la noche siguiente.
Y así fue, a las diez de la mañana todos estaban levantados, algunos con una resaca terrible y otros no tanto, en el último grupo estaba Andrómeda quien ya era conocida por no beber mucho, ella estaba junto con Orión en el restaurante del hotel esperando que Valentín bajará, era el principal de todo eso y él último en llegar, incluso estaba Mateo en la mesa, se encontraba dormido, pero al menos estaba ahí.
Un mensaje en su teléfono hizo que desviará la atención de la charla que tenía con sus amigos hacia el mismo, cuando sacó el aparato vio que se trataba de Khea, era un mensaje claro y preciso.
«¿Podemos hablar un momento?»
La chica dudó un poco, pero terminó contestando con un simple «ok».
—Ya vengo, creo que dejé algo en la habitación —les avisó a los demás mientras se levantaba con cuidado de no tirar a Orión quien hace solo segundos se encontraba en sus piernas.
Todos sabían que era imposible que le sucediera a Andrómeda cuando era de las personas que revisaban todo tres veces para asegurarse de no dejar nada, pero decidieron hacer caso omiso a eso, por algo estaba ocultando su verdadera intención en irse, pero al final no era de la incumbencia de ninguno de ellos.
La razón por la cual la chica mintió era porque no quería que Orión escuchará a donde iba, puede que ahora esté más receptivo a la idea de entablar una conversación con Khea, pero la castaña no creía que el pequeño le gustará que sus padres hablarán a sus espaldas, aún la situación en si lo ponía nervioso de sobremanera, prefería que por ahora no se hablara de ello hasta que él decidiera lo contrario y Andrómeda respetaría eso.
La Venezolana subió hasta el piso en donde se encontraba su ex pareja, cuando llegó al piso correcto salió del ascensor y y ser dirigió hacia la había indicada por el mismo Khea, al llegar tocó dos veces y a los segundos el Argentino abrió la puerta dejándola pasar.
—Gracias por venir —la chica solo asintió ante esto sentándose en uno de los sillones de la habitación. —Yo solo quería saber a donde van ahora, tengo la maleta lista y me gustaría poder irme un poco después de ustedes —el muchacho se sentó en el otro sillón cerca de ella.
—Nos vamos a Bariloche —le contestó simplemente sin querer que la conversación avance mucho.
—Bariloche... —sonrió echándose atrás en el sillón. —¿Te acordás cuando fuimos con tus viejos? Yo me había escapado de los míos, ni les pedí permiso de ir, luego me re cagaron a palos, pero valió la pena —luego de decir eso fijo su mirada café en ella. —La pasamos muy bien, me acuerdo que... —antes de que el muchacho siguiera Andrómeda negó con la cabeza no queriendo escuchar más de su discurso, sin embargo, Khea planeaba seguir. —Me acuerdo que te prometí que ahí nos íbamos a casar, en la cima de una de las montañas, me respondiste que aceptabas la propuesta, que no importaba que estuvieras muriendo de frío aún ibas a ponerte un vestido precioso para ese día, para ser el centro de atención como lo merecés... Hicimos muchas promesas en ese tiempo —suspiró bajando la mirada a sus pies.
—Sí, muchas promesas dichas en el techo de mi casa, selladas con un beso, lo gracioso es que tú destruiste la más importante —asintió con cierto amargo en su voz. —«Meda, mi amor, prometo nunca dejarte, te voy a amar por siempre», sí... Arruinaste todo —hizo una mueca fijando su mirada en sus propias manos, las cuales se movían con cierto nerviosismo.
—Aún sigo pensando que te voy a amar por siempre —confesó siendo totalmente sincero en sus palabras haciendo que Andrómeda subiera la mirada conectando sus ojos con los de él. —Igual sé que ya pasó mi tiempo, que... vos estás súper bien con Wos, lo entiendo y lo respeto, vos no merecés nada más que felicidad y yo tuve la oportunidad de hacerte feliz, pero lo arruiné —mordió su labio inferior tratando de retener las lágrimas que deseaban salir de sus ojos. —Me pone muy contento verte con él, posta, yo solo quiero que sea feliz, conmigo o sin mí, no me importa —rápidamente se limpió una lágrima traviesa que cayó por su mejilla hasta morir en el suelo de la habitación.
Puede que antes Ivo tuviera en mente recuperar a su familia como debía pasar, Andrómeda siendo su novia y Orión viendo a sus padres juntos por fin, pero cuando vio a su ex con Wos supo que ya no había oportunidad de obtener todo lo que quería, ya no había oportunidad de recuperar a la chica como él tanto deseaba. Además, su propio hijo le tenía un gran cariño al artista y no quería que Orión perdiera a una persona que obviamente le importaba, así que sí quería tener devuelta al niño en su vida debía seguir la corriente esperando que su oportunidad de acercarse llegue.
—Yo estaba locamente enamorada de ti, Ivo, realmente enamorada y cuando salí embarazaba pensé que estábamos jodidos, pero me dije «oh, está bien, él me apoyará porque me ama, no me va a dejar sola en esto», y obviamente me equivoqué —soltó un suspiro manteniendo su mirada gacha. —Y sé que me dijiste que fueron tus papás, que te manipularon y bla, bla, pero aún así me dolió, no sabes lo difícil que fue enfrentar todo eso sola, las miradas, los comentarios... No fue nada fácil y de verdad te necesitaba —subió su mirada levemente bañada en lágrimas hacia el muchacho quien estaba igual o peor que ella. —Y no sabes cuanto me duele verte porque es así, me duele tener que enfrentar todo esto, me duele ver a mi hijo en esta situación... pero lo hago por él, no por ti, no por darte una segunda oportunidad, lo hago porque él merece conocer a su padre, no quiero que viva su vida sin saber que eres tú —se levanto del sillón siendo seguida por Khea.
Ya debía de irse, seguramente Valentín ya la estaba esperando, pero aún así necesitaba seguir hablando con su pasado solo un poco más.
—Agradezco que no vayas a tratar de arruinar lo mío con Valentín porque por fin encontré a alguien muy bueno y no quiero perderlo, él me trata muy bien, es un ángel conmigo y sin esperar nada a cambio aceptó a Orión, estuvo dispuesto a ocupar tu lugar —miró hacia el techo intentando alejar las posibles lágrimas. —Pero tu siempre serás su papá, nadie te va a quitar eso, él lo entiende, yo lo entiendo, pero tú debes de entender que ahora Valentín es alguien muy importante en la vida de Orión, él lo ama demasiado, nunca lo había visto así con nadie y tú deber es darle el lugar que se merece —habló con suavidad y tacto devolviéndonos su vista hacia él viendo como ahora portaba una expresión por completo de tristeza.
—¿Y vos lo amás? —preguntó directamente acercándose unos pasos a ella.
Andrómeda guardó unos segundos de silencio, pero al final respondió segura y decidida.
—Sí, lo amo —tan pronto dijo eso Khea sintió como algo dentro de él se rompió, pero aún así fingió una sonrisa y asintió.
—Gracias por dejarme entrar en la vida de Orión, yo... ehm, voy a respetar el puesto de Valentín, sé que es un buen pibe, se nota que te quiere a vos y a Orión, yo estoy de acuerdo con que se una a nuestra pequeña familia siempre y cuando yo pueda estar presente en la rutina —volvió a tomar distancia de ella. —Quiero que en un futuro pueda salir con él a comer helado o llevarlo a la escuela, ¿Sabés? Quiero verlo crecer y ser parte de su crianza, quiero ser un buen padre para él y demostrarle lo arrepentido que me siento por lo que hice —se dio la vuelta y tomó su maleta para luego mirar a la chica con una sonrisa. —¿Salimos de acá? —preguntó provocando una pequeña sonrisa en su acompañante junto con un asentimiento.
Andrómeda sabía que no iba a ser fácil, aún tenía heridas en ella por lo que había pasado hace cinco años, pero confiaba en que podrían tener una buena dinámica familiar, en que por fin Orión podría convivir con su parte, tal vez y solo tal vez, ella podría entablar una relación cordial y amistosa con Khea, solo el tiempo sería el encargado de hacerlo saber.
Una hora y media después de la charla que habían tenido los ex novios habían comenzado el rumbo hacia su próximo destino, el cual iba a ser muy diferente a lo que estaban acostumbrados, iban a enfrentar un clima bastante frío, Andrómeda esperaba que Orión no se resfriara por el cambio drástico de temperatura.
—Esta mañana hablaste con Khea, ¿No? —Valentín interrumpió el silencio que había entre los dos haciendo esa pregunta. —Cuando bajé las chicas me dijeron que te habías ido a tu habitación a buscar algo que se te olvidó, pero te conozco, sos demasiado organizada, nunca se te queda nada —sonrió levemente sin intenciones de actuar como si estuviera haciéndole una escena de celos.
Valentín entendía perfectamente que de ahora en adelante Andrómeda tenía que convivir mucho con Khea si querían que toda la dinámica funcionará correctamente, pero no veía la razón por la cual ocultar que se iban a ver, eso sí provocaba cierta inseguridad en él porque sabía lo peligrosa que podía ser la nostalgia entre una ex pareja, lo menos que quería era que revivieran viejos sentimientos.
—Sí, hablé con él. No lo dije porque ahí estaba Orión y estaba muy feliz, si le decía que iba a hablar con Ivo su ánimo iba a disminuir, a nadie le gusta esta consciente de que están hablando de él, yo odiaba llevar una mala calificación a casa y que mis padres se pusieran a hablar de mi entre ellos en otra habitación, me ponía incomoda —hizo una mueca y abrazó al chico posando su cabeza en su pecho. —Solo hablamos de Orión, me agradeció por darle la oportunidad de acercarse a él y así, no pasó nada fuera de lo ordinario, fuimos solo dos padres separados queriendo lo mejor para su hijo, eso es todo, él sabe que yo ya no lo quiero y me prometió que no iba a intentar nada —elevó su cabeza ligeramente dejando un beso en la mandíbula de su novio.
—¿Va a seguirnos a Bariloche? —preguntó viendo como de inmediato como su pareja asentía como respuesta. —Bien, creo que es un bonito lugar para que convivan, ¿No lo crees? Orión está muy receptivo a hablarle, solo tiene nervios de que quedarse a solas con él, no lo conoce muy bien y obviamente no le tiene confianza —Valentín continuó hablando haciendo que la castaña se incorporará un poco.
—¿Qué propones? —alzó su mirada hacia él esperando alguna respuesta que la ayude a manejar la situación con más normalidad.
—Acompañarlo, pero de lejos, ¿Me entendés? Puede ser en un parque o en lugar tranquilo, ellos se sientan a hablar alejados de nosotros, pero a una distancia donde Orión pueda vernos a la perfección —sonrió un poco al recordar su charla con el pequeño la noche anterior. —A él le pareció buena idea —la chica se sorprendió ante eso.
—¿Hablaron sobre el tema? —se separó de él para sentarse de mejor manera y así observarlo con más facilidad pudiendo ver como asentía con una sonrisa. Le sorprendió que Orión abriera sus sentimientos sobre el tema a Valentín, ahí se notaba la gran confianza que tenían. —O sea, no me sorprende, un poco sí la verdad —confesó sacándole una risa a su acompañante. —Nosotros también hablamos del tema, me alegra que pueda hablar estás cosas contigo, ¿Sabes? Gracias por preocuparte por él, por estar siempre dispuesto a ayudar —sonrió levemente tomando una de sus manos para darle un pequeño apretón.
—No me tenés que agradecer nada, beba, yo lo hago porque me encanta hacerlo, porque, como dijiste, me preocupo por ustedes, me importan muchísimo. Desde el primer momento en el que me interesé en vos supe que traías con vos a un nene, ustedes son un equipo —se acercó a darle un beso en la frente por algunos segundos. —Siempre voy a estar para Orión, al igual que siempre voy a estar con vos, pase lo que pase, te lo prometo —susurro cerca de su boca dejando un suave beso a lo último.
A la castaña no le gustaban las promesas, simplemente porque no muchas personas eran capaces de cumplirlas en su totalidad y cuando eso pasa ella termina sintiéndose decepcionada, pero por primera vez luego de mucho tiempo se permitió confiar en una promesa, venía de Valentín y eso significaba que se iba a cumplir, ¿No?
—Tórtolos, no sé si ya se dieron cuenta, pero llegamos al aeropuerto, tenemos que irnos —Peter, el manager de Valentín, se hizo presente interrumpiendo el beso de la pareja. —Pueden seguir chapando en el avión, vamos —se dio la vuelta bajando del bus dejando a ambos soltando pequeñas risas.
—¡Quiero jugar en la nieve todo el día, mami! ¡Quiero hacer angelitos y tener una guerra! —Orión estaba saltando por toda la habitación con su ropa de frío ya puesta, la cual era el doble de su tamaño haciéndolo aún más pequeño, aún así se veía muy tierno. —¿Podemos, mami? Por favoooor —el pequeño saca la carta de los ojos del gato con botas haciéndole difícil la situación a su madre quien primero quería organizar un par de cosas.
Habían llegado hace dos horas al hotel y el pequeño ya quería salir a explotar los alrededores, hacer todas las cosas divertidas que había por hacer y quería hacerlas con su familia.
—Solo déjame terminar aquí, ¿Okey? No voy a tardar, luego vamos a ir donde quieras, mi amor —le contestó la castaña devolviendo su mirada a la maleta en su intento de encontrar un suéter para ella. —¡Amor! ¿Viste mi suéter rojo? No está en mi maleta —luego de decir eso Valentín sale del baño aún sin dejar de cepillar sus dientes.
El Argentino intentó hablar, pero la espuma provocado por la pasta de dientes le impedía a hablar correctamente, así que volvió al baño y escupió el contenido de su boca, luego volvió a la habitación.
—Creo que está en mi valija, ¿Te acordás que en medio de la fiesta fuimos a tu habitación a tomarlo porque tenías frío? Bueno, te lo pusiste y luego volvimos, pero como terminamos en mi habitación al final de la noche... —antes de que pudiera seguir Andrómeda lo interrumpe.
—Sí, sí, gracias, no necesitamos más información —se alejó de su maleta para ir hacia la de Valentín escuchando su risa tras de ella mientras que Orión los miraba sin entender que era lo gracioso.
La pareja había decidido quedarse juntos en la habitación del hotel, no tenía sentido que estuvieran en lugares separados cuando, seguramente, alguno de los dos terminaría durmiendo en la pieza del otro, era mejor que estuvieran los tres juntos y a Orión no le molestaba en lo absoluto, ¿Cómo le iba a molestar? Tenía a su mejor amigo con él todo el tiempo.
Cuando Andrómeda tomó finalmente su suéter la puerta de la habitación sonó indicando que había alguien al otro lado, así que la chica fue a abrir de inmediato encontrándose con nada más ni nada menos que Ivo con una pequeña sonrisa.
—¿Van a salir hoy? —preguntó tímidamente a lo que la chica asintió con una delicada sonrisa. —¿Puedo ir con ustedes? —al preguntar eso la castaña voltea a ver a sus espaldas viendo a Valentín y a Orión observando hacia la puerta.
Sin embargo, sus ojos marrones se fueron hacia el pequeño esperando que él respondiera, era Orión quien debía decidir si quería pasar tiempo con su padre. Luego de unos segundos el niño asintió seguro de que podía hacerlo, así que Andrómeda volteó de nuevo hacia Khea, quien la veía con cierto nerviosismo.
—Claro que puedes venir con nosotros —respondió finalmente haciendo que el muchacho sonriera y soltara el aire contenido.
Todos en un mismo paseo para lograr que la relación de padre e hijo se fortalezca, Andrómeda creía que era lo mejor que podían hacer y rezaba internamente por no haber tomado la decisión incorrecta en dejar a su pasado entrar a su presente, solo el tiempo lo diría.
Un nuevo capítulo, nos estamos acercando a la destrucción WUAJAJAJAJAJAJA *risa malvada*
Si les gustó el capítulo comenten, voten y dejen mucho amor, hasta la próxima 💜💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro