𝑬𝒍 𝒂𝒓𝒄𝒐𝒊́𝒓𝒊𝒔 𝒂𝒍 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒕𝒐𝒓𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂
“𝑬𝒏 𝒕𝒐𝒅𝒂 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒉𝒂𝒚 𝒂𝒍𝒈𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐𝒔 𝒂𝒄𝒆𝒓𝒄𝒂 𝒂 𝒍𝒂 𝒆𝒕𝒆𝒓𝒏𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒚 𝒂 𝒍𝒂 𝒆𝒔𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂, 𝒑𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒆𝒏𝒄𝒊𝒆𝒓𝒓𝒂𝒏 𝒆𝒏 𝒔𝒊́ 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒍𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐.” — 𝑷𝒂𝒖𝒍𝒐 𝑪𝒐𝒆𝒍𝒉𝒐.
Un año después
La casa se encontraba en completo silencio a excepción del sonido lejano de las patas de los dos perros del hogar contra el piso de mármol, ambos esperando que sus dueños se despertarán de su profundo sueño para darles de comer, por suerte el pequeño Orión era el perfecto despertador por la mañana, justo lo que necesitaban los caninos en ese momento.
Tan pronto oyeron la puerta del niño abrirse con suavidad los dos subieron en carrera hacia el encuentro de su pequeño amo, quien los saludo con un abrazo y un par de risas que llenaron el vacío del pasillo.
—Ya sé, ya sé que tienen hambre, esperen y los despierto —dijo entre risas incorporándose para abrir la puerta de la habitación de la pareja como todas las mañanas.
Con sigilo, siendo seguido por los caninos, se acercó hacia la cama y rápidamente se subió sin dificultad alguna, en todo ese tiempo había crecido bastante con solo siete años de edad, se arrodilló a un lado de ambos y comenzó a moverlos para despertarlos.
—Adivinen quien los extrañó mientras dormía —habló fuerte y claro queriendo que lo escuchen, aún así mantenía la sonrisa aniñada en su rostro.
Los dos adultos jóvenes empezaron a despertarse con lentitud, siendo el de ojos azules el primero en abrir los ojos encontrándose con Orión, de inmediato sonrió adormilado y lo atrajo para abrazarlo quedando el pequeño entre su madre y Valentín.
—¿Quién nos extrañó mientras dormía? —le preguntó con un tono de diversión mientras Andrómeda comenzaba finalmente a despertarse del todo.
—Yo, Valen, ¿Quién más? —respondió de forma ingeniosa ocasionando risas en los dos mayores.
—¿Sabés quién te extrañó a vos mientras dormías? —Orión negó ante esa pregunta, pero aún manteniendo la sonrisa en su rostro. —¡El señor cosquillas! —gritó provocando que el niño también soltara un grito entre risas intentando bajarse de la cama antes de que los dedos escurridizos de Andrómeda y Valentín se encontrarán con su estómago, obviamente sus intentos fueron en vano.
La habitación se llenó de risas, gritos y ladridos, Sirius y Baco se subieron a la cama queriendo unirse a la diversión de la familia. A los pocos minutos todos quedaron exhaustos por la energía puesta en el juego.
—Te toca hacer el desayuno —Andrómeda sonrió mirando hacia Valentín quien soltó un quejido de protesta.
—¿Otra vez? —volteó hacia ella con un pequeño puchero que provocó ternura en su pareja.
—Ayer lo hice yo, así que hoy te toca hacerlo a ti, yo sacaré a los perros a pasear —se acercó y dejó un pequeño beso en los labios de Valentín quien de inmediato sonrió debido al contacto.
Hace seis meses atrás Valentín y Andrómeda se habían mudado juntos a la casa de la última, al ver que su relación iba tan bien decidieron que ya era hora de comenzar una vida juntos como se debía, le propusieron la idea a Orión y él estuvo más que encantado de tener al Argentino viviendo bajo su mismo hecho.
Pasaron seis meses viviendo cada uno en su casa hasta que se dieron cuenta que era algo inútil considerando que Valentín pasaba la mayor parte de su tiempo en la casa de Andrómeda, la mayoría de sus noches eran bajo las sabanas de la cama de su novia, prácticamente vivía ahí y tenían una buena dinámica de familia con Orión.
Andrómeda era la encargada de llevar a Orión a la escuela antes de dirigirse hacia su trabajo, luego Valentín era el encargado de buscarlo y casi siempre iban a por un helado para comerlo camino a casa, ahí pasaban las horas jugando hasta que la madre del niño hacia acto de presencia, cuando eso ocurría los tres se preparaban para hacer la cena y con el tiempo eso se volvió una rutina que ambos disfrutaban de compartir.
Andrómeda había logrado disipar sus miedos y entregaba su amor hacia Valentín sin ningún inconveniente, al igual que aceptaba el amor que le entregaba el Argentino. Estaba enamorada como nunca antes lo había estado y eso era evidente para todo aquel que viera a la pareja por al menos cinco segundos.
Durante el año que habían estado juntos se convirtieron en una relación con estructuras fuertes, construyeron bases inquebrantables y ahora gozaban de un amor que muy pocos lograban experimentar, estaban más fuertes que nunca.
Luego de una hora aproximadamente el desayuno ya se encontraba servido en los platos y los tres se sentaban en sus respectivas sillas.
—Tu papá te llevará a la escuela hoy, ¿Okey? —habló Andrómeda mirando a Orión quien asintió mientras tenía la cuchara en su boca. —Vas a estar todo el día con él, al menos hasta que alguno de los dos nos desocupemos —siguió hablando refiriéndose a Valentín y a ella. —Tal vez te lleve al estudio, ¿Te gusta esa idea? Tío Mauro también estará allá, así que seguramente te vas a divertir mucho —sonrió alegre al ver lo emocionado que estaba su hijo.
La dinámica con Ivo no había cambiado, él seguía fielmente presente en la vida de Orión, diariamente hablaba con él y era muy común que el pequeño pasara varios días en la casa de su papá sin problema alguno. Por obvias razones Khea dejó de ir tan seguido a la casa de Andrómeda ahora que Valentín estaba ahí, pero aún así habían noches en donde se quedaba a dormir a petición de Orión, quien amaba que su padre le leyera cuentos antes de dormir.
La relación entre padre e hijo había evolucionado de una manera increíble, tenían un lazo irrompible y amaban pasar tiempo juntos. Eso solo confirmó que el regreso de Ivo había sido para bien.
—Sé que te dije que hoy íbamos a tener una tarde de hombres... —Andrómeda soltó una risa ante la elección de palabras recibiendo la mirada “fulminante” de los dos. —Pero será para la próxima, ¿Okey? Te lo voy a recompensar, lo prometo —revolvió un poco su cabello haciendo reír a Orión.
Ese día Valentín y Andrómeda estaban sumamente ocupados, pero al menos era un trabajo en conjunto, la castaña volvía a trabajar junto al equipo del Argentino y su primera tarea era editar un documental de los conciertos en el Luna Park, no los había grabado su equipo (ya que en ese tiempo ni siquiera conocía a Valentín), pero igualmente se había ofrecido a editarlo y a lograr un buen trabajo.
Antes de que alguien pudiera decir algo el timbre de la puerta interrumpió el desayuno y de inmediato Orión fue a abrir sabiendo de quien se trataba.
—¡Papá! —gritó con emoción apenas abrió la puerta y observó a su progenitor, de inmediato Ivo lo cargó en sus brazos y dejó varios besos en su mejilla. —¡Llegaste justo a tiempo! —le dijo sin dejar de sonreír mientras ingresaban en la casa.
Orión había llamado papá por primera vez a Ivo unos meses después de la reconciliación de Andrómeda y Valentín, fue algo que no planeó y mucho menos pensó que se lo iba a decir tan pronto, simplemente su boca actuó por si sola cuando Khea le expresó lo mucho que lo quería y él respondió «yo te quiero mucho más, papá». No hace falta decir que el artista lloró bastante ese día, no de tristeza sino de pura felicidad, vió como todos los esfuerzos que había hecho para integrarse en la vida de su hijo habían dado resultado.
Desde ese momento la relación de padre e hijo creció significativamente, Ivo ya no era “el hombre extraño que dice ser mi papá” ahora era “el hombre extraordinario que es mi papá”. Orión estaba orgulloso de presumirlo siempre que podía e igualmente Ivo hacia lo mismo, le encantaba mostrar lo maravilloso que era ser padre.
En resumidas cuentas, no había nada malo en las vidas de esas personas, todo había caído en su sitio y no había ni una sola persona que no fuera feliz.
—Por favor, decíme que llegue a tiempo para comer, tengo alta lija —se quejó el cantante recibiendo risas del pequeño.
—¡Síp! Aún no terminamos de desayunar —dijo mientras llegaban al comedor en donde Ivo lo dejó en su silla para acercarse a saludar a Andrómeda con un abrazo y a Valentín con un simple choque de puños.
Después de unos minutos Ivo ya se encontraba en la mesa comiendo con todos ellos, parecían una familia moderna de alguna revista, ningunos de los presentes pensó alguna vez que podrían tener esa clase de convivencia tan amena, pero ahí estaban, compartiendo mesa mientras soltaban risas por algún chiste malo contado por Orión.
Todos agradecían esa clase de tranquilidad en sus vidas.
—Te juro que te voy a matar si nos regañan por llegar tarde —habló Andrómeda saliendo del baño del reciente mientras se acomodaba la camisa por dentro de sus jeans.
—Ni vamos tan tarde, amor —le respondió Valentín amarrando las tiras de su short. —Igual es tu culpa porque vos fuiste la que me provocaste poniéndote esos jeans que te hacen tremendo ort... —antes de que pudiera seguir hablando a ellos llegó Peter.
—¿Dónde carajos estaban? Se supone que ya deben de estar allá arriba —mientras hablaba el manager del cantante los iba empujando con suavidad para poder llegar más rápido.
—Orión despertó tarde y el papá tardó en llegar a la casa, sabes que no podemos dejarlo solo —se excusó la chica mientras su pareja reprimió una sonrisa por la gran mentira que acababa de decir.
—Bueno, a la próxima no lleguen tan tarde, por favor —respondió el mayor recibiendo un asentimiento de parte de los dos.
Los tres continuaron caminando hacia el pequeño estudio en donde iban a trabajar ese día, Valentín estaba trabajando en un EP y ese día era el día en que iban a terminar de grabar la última canción, el chico quería que fuera una sorpresa para Andrómeda porque esa canción gritaba su nombre en cada pequeña estrofa, para él era una de las canciones más lindas que había escrito y no se sorprendía de eso, la escribió pensando en la chica que más amaba en el mundo, estaba claro que iba a tener un buen resultado.
Pero ella no la escucharía hasta que llegará el momento indicado, por suerte cuando Andrómeda se concentraba en su trabajo y se ponía los audífonos era imposible que prestará atención a otra cosa, tenían que ir hacia ella para sacudirla un poco y así tal vez les podría prestar atención.
—Bien, Meda, acá tenés tu puesto para trabajar, tiene todo lo que necesitas, una laptop, agua y comida —Peter señaló cada una de las cosas mencionadas sacándole una sonrisa a la chica.
—Gracias, Pete —el mencionado asintió con otra sonrisa y luego se dirigió hacia el productor de su representado quien estaba a unos pocos metros de distancia, dejando a Andrómeda con Valentín. —¿Quieres decirme algo antes de que mi mente se vaya de aquí? —preguntó en un tono de diversión provocando una risa en el contrario.
—Que te amo mucho —respondió casi de inmediato pasando sus brazos alrededor de la cintura de la castaña. —Que sos lo mejor que me ha pasado, que sos una Diosa, ¿Ya te dije que te amo? —murmuró sobre su boca haciendo rozar sus narices.
—Sí, de hecho, esas son las palabras que más salen de tu boca —sonrió dulcemente posando sus manos en el pecho de Valentín. —Yo también te amo, bebé —y con eso último unió sus labios en un beso.
—Creo que no ha habido ni una sola vez en donde yo he entrado en una habitación en donde están estos dos y no me han recibido con la imagen de ellos dos chapando —la voz de Tadeo entrando en el estudio provocó que la pareja feliz se separara para mirarlo con expresiones de burla en sus rostros. —Solo me recuerdan que estoy muy solo —se quejó tirándose en el sofá del lugar.
—Algún día llegará la mina que te aguante —le dijo Valentín separándose de Andrómeda para ingresar en la cabina y así comenzar a grabar la última canción de su EP.
Y así pasaron las horas, Andrómeda concentrada en terminar su trabajo y Valentín concentrado en el suyo, al menos así fue hasta que el teléfono de la chica comenzó a vibrar a un lado de la laptop, soltó un suspiro y tomó el aparato para luego salir del estudio, no quería interrumpir nada que estuvieran haciendo los otros.
—¿Alo? ¿Quién habla? —contestó la llamada apoyándose en la pared a un lado de la puerta.
—Mi nombre es Sharon Barnes, ¿Habla Andrómeda García? —la voz que le hablaba tenía un acento bastante marcado, en definitiva no era alguien de Argentina y mucho menos de algún país de habla castellana o española. Andrómeda respondió afirmativamente por lo que la persona al otro lado de la llamada siguió hablando. —Conseguí su número por medio de Joaco, he revisado minuciosamente su trabajo y estamos interesados en trabajar con usted —ante eso la chica frunció el ceño, ¿Le estaban ofreciendo trabajo?
—¿Y quiénes son ustedes? Si se puede saber —comenzó a caminar de lado a lado por el pasillo esperando la respuesta.
—Somos parte del equipo de Rihanna... —ante esa respuesta el corazón de Andrómeda se detuvo por un milisegundo, ¿El equipo de Rihanna la estaba contactando? ¿Cómo era eso posible? —Desde hace meses hemos buscado a alguien como tú, hemos visto tu trabajo con artistas de Argentina y es simplemente increíble, impecable. Obviamente aquí tenemos un equipo que te puede ayudar con todo, pero si deseas traer el tuyo propio también es posible, ¿Y? ¿Qué te parece? —la castaña quería responder, pero aún seguía en un diminuto shock, aún no podía creer que eso estaba pasando, parecía casi una broma... ¿Y si lo era?
—¿Esto es una clase de broma? ¿Me están echando vaina? Porque eso se escucha muy bueno para ser verdad —soltó con una pequeña risa incrédula.
—No es una broma para nada, señorita, ¿Qué le parece si yo le pasó todos nuestros datos y luego que verifique todo con tranquilidad nos encontramos? —Andrómeda pensó por unos segundos aquella proposición y cuando una respuesta le llegó a su mente habló.
—Esta bien, eso me suena bien —aceptó aún si creer del todo lo que decía aquella misteriosa mujer al otro lado del teléfono.
Luego de un par de palabras más Andrómeda terminó la llamada y su mirada quedó puesta en un punto fijo en la pared, aún no salía de su asombro y tenía un revuelto de emociones dentro de ella; por un lado quería ponerse a saltar y gritar porque tenía la posibilidad de trabajar cerca de alguien como Rihanna, pero por el otro aún no creía que la llamada fuese real, ¿Cómo era posible que el equipo de un artista de ese tamaño estuviera interesado en trabajar con ella, con una persona que nunca había colaborado con artistas internacionales?
—Eu, beba, ¿Todo bien? —la voz preocupada de Valentín se escuchó en el pasillo a lo que ella se dio vuelta mostrándole su mejor sonrisa.
—Sí, todo está bien, todo excelente, mi amor —se acercó a él para dejar un beso en los labios de su pareja provocando que el mismo se relajara de inmediato.
Tan pronto Andrómeda acabó la llamada había decidido que no le iba a comentar nada a Valentín porque al final no tenía nada que comentar, aún no sabía si esa proposición era verídica y prefería confirmar todo el asunto antes de sentarse a hablarlo con su pareja. Si esa propuesta era cierta entonces varias cosas iban a cambiar en sus vidas, en el mejor de los casos Rihanna vendría a Argentina y Andrómeda solo trabajaría para esos conciertos, pero también estaba la posibilidad de que la quisieran por mucho tiempo viajando por ahí, eso en definitiva afectaría su relación con Valentín.
Por ahora nada estaba decidido, no tenía porqué entrar en pánico, tal vez y solo tal vez ese trabajo no sería un problema para su relación ahora que todo iba tan bien, rezaba para que así fuera.
¡Hola! Sé que lo estoy subiendo más tarde de lo que acostumbro, pero actualmente estoy en una situación muy delicada con mi familia, no estoy en mi cien por ciento para sentarme a escribir, además, últimamente estoy demasiado ocupada por esa misma situación que está pasando.
Espero que entiendan, y no, no voy a pausar la novela ni la voy a cancelar, voy a seguir subiendo capítulo, solo que no tan seguido como lo he venido haciendo, de vez en cuando me voy a tomar un tiempo para escribir, así que no se preocupen. ✨
Ya saben, si les gustó el capítulo voten, comenten y dejen mucho amor que ya estamos casi llegando a los 10k. 💜💜💜
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