💫“𝑪𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒅𝒐𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒔 𝒉𝒂𝒏 𝒔𝒊𝒅𝒐 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒅𝒂𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒋𝒖𝒏𝒕𝒂𝒔, 𝒂𝒄𝒂𝒃𝒂𝒓𝒂𝒏 𝒑𝒐𝒓 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓𝒍𝒐. 𝑬𝒔 𝒔𝒖 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒐.” — 𝑺𝒂𝒓𝒂 𝑮𝒓𝒖𝒆𝒏💫

Las suaves risas del menor junto con el sonido de las garras del Labrador chocando de manera repetitiva y constante en el piso de madera era lo único que se escuchaba en el pequeño departamento junto con algunas bocinas de autos yendo y viniendo en las calles a los pies del edificio de residencia, el cual se alzaba con grandeza sobre las cabezas de las personas que de manera rápida y agitada se dirigían hacia sus trabajos con la esperanza de que ese día no sea igual de asqueroso que los días pasados, aunque muy dentro de ellos supieran que eso seria una misión imposible.

Para la joven de veintiún años ya era una rutina escuchar esos sonidos apenas abría sus ojos dando asi inicio a un nuevo día, a veces había variantes claro esta, algunos días se despertaba con el incesante llanto de su hijo necesitado de los confortables y cálidos brazos de su madre junto con un "todo esta bien, solo fue una pesadilla", algunas veces se despertaba con Sirius ladrando a más no poder porque el canino tenia una vejiga muy pequeña.

Pero en todas esas ocasiones había un denominador en común, siempre recibía un "buenos días, mami, te extrañe mientras dormía" y con solo esas palabras lograba llenar su cuerpo de energía para aguantar el tedioso y largo día que le deparaba por delante.

Andrómeda García trabajaba junto a un pequeño, pero eficaz grupo de personas que se dedicaban al tema audiovisual al igual que ella, algunos eran productores, otros eran fotógrafos y otros se dedicaban meramente a hacer vídeos, prestaban sus servicios a personas de todo nivel artístico, desde el que acababa de empezar hasta al que estaba en la cima del mundo triunfando; Andrómeda en particular estaba en el tema visual, ella junto a sus compañeras eran las que podían lograr hacer una película a partir de cualquier show con sus cámaras, micrófonos y una buena edición. Ya había trabajado con todo tipo de grandes celebridades de la Argentina, pasando por David Lebón, Conociendo Rusa, Él Mató a un Policía Motorizado, hasta llegar a personajes como Cazzu, Ysy A y al último con quien tuvo el placer de trabajar, Duki.

Su amor hacia el tema visual nació a raíz de ver a su hermano mayor, Regulus, con una cámara encima desde que tenía memoria, capturando momentos que perduraron en los múltiples álbumes y CD's que la familia García guardaba con tanto amor en sus aposentos, esperando la próxima comida familiar para quitarles el polvo y volver a recordar las miles de memorias que guardaban en esos objetos que tanto apreciaban, pudiendo recordar así un poco de como eran sus vidas cuando residían en su país natal, Venezuela.

Al señor de la familia, Rafael, le habían ofrecido una propuesta de trabajo en Argentina demasiado tentadora como para negarse, sin embargo, él era el más indeciso en dejar a su madre y hermanos atrás, fue su esposa, Lyra, quien lo terminó convenciendo mostrándole la expectativa de un futuro en donde pudieran darle una buena y estable vida a sus hijos. Al final el nuevo trabajo le cayó como anillo al dedo a la familia, compraron una linda casa que aunque no era inmensa servía para la familia de cuatro y su pequeño can, vivían con lo justo y necesario para ser felices.

Fue cuestión de tiempo para que su hijo mayor abriera sus alas y decidiera dejar el nido familiar para comenzar una vida por sí solo con su novia, dejando así a la familia con solo tres miembros y un cachorro que seguía creciendo sin parar.

Pero esto no se quedó así por mucho tiempo pues la menor de la familia pronto trajo a otro miembro con solo dieciséis años de edad, era un humano pequeño, adorable, divertido e inteligente, el cual fue nombrado Orión, siguiendo así la tradición que había empezado la familia de su madre generaciones atrás, nombrar a sus hijos como estrellas o constelaciones.

Muchos creerían que los padres de Andrómeda serían capaces de repudiar a su propia hija por cometer gigantesco error, pero la verdad era que al pequeño Orión nunca le faltó nada, recibió mucho amor, abrazos y besos de sus abuelos, tío y por supuesto de su madre. De la única persona de la cual no recibió ni un peso fue de su propio padre, quien tan pronto supo que su novia transportaba un ser dentro de ella salió corriendo sin mirar atrás, desentendiéndose de sus responsabilidades por completo.

Aunque al principio le afectó no tuvo tiempo para llorar pues tenía a un pequeño humano a su cargo que necesitaba de su atención las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana.

Cinco años después puede decir que no se arrepiente de absolutamente nada, pudo salir adelante con su hijo, conseguir un buen trabajo en su área de preferencia, un buen departamento pagado con su propio dinero, y ahora se mantiene a ella y a su hijo sin ayuda del hombre que la embarazó, al final eso fue lo único que había rescatado de la relación, aquel ser le dio el regalo más hermoso.

—Mami, adivina quien te extraño mientras dormía... —El pequeño niño de cinco años sostenía el rostro de su madre con sus dos manitas junto con una gran sonrisa en su rostro que dejaba ver algunos espacios vacíos debido a su reciente caída de dientes.

—¿Quién me extrañó mientras dormía? —Preguntó soltando un bostezo que fue reemplazado por una sonrisa soñolienta. Rápidamente su niño respondió con un alto tono de voz "¡Yo, mami!, ¿quién más si no soy yo?", logrando que soltara una risa por su tono indignado. —Tienes razón, perdón, me estoy despertando, aún no soy persona —Se disculpó mientras se incorporaba en la cama mirando un punto fijo de su habitación intentando que sus cinco sentidos volvieran a ella luego de una larga jornada de sueño merecido.

—No importa, mami, a todos nos pasa —Le respondió con la misma sonrisa, esta vez con un tono de comprensión en su voz. —Vení, vamos a comer, el monstruo en mi estómago está gruñendo muy fuerte, escuchá —Hizo un minuto de silencio mirando con atención su barriguita esperando oír el sonido, en cuando sonó la sonrisa vuelve a su cara volviendo a mirar a su madre. —¿Escuchaste? Hay que alimentar al monstruito —Tomó la mano de la mayor y con pequeños jalones logró que saliera de la cama.

Como todas las mañanas hicieron su debida carrera a la cocina con Sirius siguiendo sus pasos con fuertes ladridos de emoción. Por esa razón su vecina de abajo los odiaba, pero había que ser sinceros, ¿Qué casa o apartamento es silencioso cuando hay un niño de cinco años con la energía al máximo correteando por ahí? Ninguno.

Luego del desayuno la rutina seguía. Andrómeda bañaba al pequeño y lo dejaba vestirse aunque al final siempre tenía que ayudarlo porque metía la cabeza por donde iba el brazo, bajaban hasta el jardín del edificio para que Sirius hiciera sus necesidades mientras Orión jugaba en el pequeño parque, luego volvían a subir para dejar al canino en el departamento y así siguiera durmiendo, bajaban de nuevo y se dirigían al jardín de infantes luego de pedir un Uber y durante todo el camino el pequeño cantaba en voz alta la nueva canción de su cantante preferido, al llegar se despedían con un abrazo y muchos besos, luego la joven volvía al Uber y se dirigía a su trabajo.

Nunca le afectó la rutina porque normalmente vivía de aquí para allá con su trabajo y lo disfrutaba muchísimo, ¿Quién no disfrutaría ir a shows gratis mientras haces lo que te gusta y conoces a gente famosa? Andrómeda vivía en una constante montaña rusa en su trabajo por lo que agradecía la rutina tranquila de su vida fuera del mismo, ella solo necesitaba a su hijo y a su perro para vivir feliz y en paz, además cuando se trataba de su hijo siempre era una nueva aventura.

Al llegar al trabajo fue recibida por algunos saludos lejanos de quienes estaban trabajando en algo y otros saludos cercanos de los que sólo estaban hablando en la entrada tomándose un tiempo libre, normalmente los últimos eran los que se quedaban toda la noche trabajando para entregar proyectos de manera rápida y se tomaban ese tiempo de la mañana para hablar un poco de la vida y luego irse a sus hogares a dormir.

Ese establecimiento nunca se cerraba, nunca se quedaba vacío, siempre entraba y salía gente aunque sea de madrugada, compromiso y responsabilidad eran las palabras adecuadas para describirlo.

—Joaco te está esperando en la oficina, al parecer tenés una ofertita de trabajo por ahí, yo que vos voy corriendo, parece buena —La recibió su amiga, Victoria, con aquel comentario junto con una sonrisa y un abrazo rápido para que fuera libre de ir a donde estaba Joaco.

Joaco era el jefe aunque nadie lo llamaba como tal, no le gustaba que lo llamaran de esa manera porque él pensaba seriamente que todos eran una familia y odiaba sentirse en un rango mayor a los demás. En resumidas cuentas, era quien les conseguía los trabajos, era el mediador entre los artistas y ellos, tenía muy buenos contactos debido a su trabajo como productor de varios exitosos del país, era un buen tipo de solo veinticinco años quien reunió lo mejor de lo mejor en el tema audiovisual, él los llamaba Los Friki Vengadores y la joven no podía estar más de acuerdo con eso.

—Boluda, por fin aparecés, me estaba haciendo viejo acá sentado —El mayor habló de forma dramática levantando sus brazos para acentuar más su falso dramatismo.

—Ya tienes veinticinco, no te falta mucho para hacerte viejo igual, no sé de que te quejas, mi amor —Le respondió la castaña sentándose en frente del escritorio, soltando una carcajada debido a la cara que puso su amigo ante su pequeña ofensa.

—Voy a ignorar lo que acabas de decir y voy a centrarme en lo importante —En ese momento reemplazó su cara de ofensa fingida con una cara de emoción sin límites. —Sabés que hace poco hiciste lo de Duko... —Comentó recibiendo un "ajá" de parte de su amiga indicando que siguiera hablando. —Mauro habló maravillas de vos y de tu equipo a otro pibe que la está rompiendo en la escena, así que me llamó para que seas las encargada de hacer el vídeo de su inicio de gira, quiere probar a ver como lo hacés y capaz te pueda contratar para el resto de la gira, ¿Y? ¿Qué te parece? —Todo eso lo había dicho con extrema emoción como la de un niño que le acaban de regalar un dulce y no era un comportamiento extraño para la castaña pues su amigo siempre era así de vivaz, siempre feliz de ver a su familia triunfar.

—Sabes que toda propuesta de trabajo que venga de ti me parece buena, Joaco, pero ajá, dime quien es el artista —Se acomodó en el asiento posando sus codos en la dura superficie de la mesa de madera sosteniendo su cabeza con sus manos preparada para escuchar un buen nombre.

—Wos, no sé si lo conocés, es un pibe re buena onda que hace música muy buena. Pero bien, ¿Qué decís? ¿Aceptás el trabajo? —A la par de que dijo eso le enseñó una foto del chico en su teléfono que tanto la estaba rompiendo últimamente, un diferente en la escena musical.

Claro que lo conocía, ese era el cantante favorito de Orión últimamente, se la pasaba cantando sus canciones con un tono alto de voz mientras saltaba por todo el departamento con Púrpura de fondo, en vez de pedirle que le cantara Estrellita, ¿Dónde estás? como canción de cuna le pedía cantar Melón Vino, su hijo sería el más encantado por esta propuesta.

—Dale, pásame el número y de una lo llamo —Contestó sin dudar con una sonrisa en su rostro contagiada por la que adornaba el rostro de su amigo.

Andrómeda ya veía lo feliz que se iba a poner su hijo al enterarse que iba a trabajar con Wos, tal vez de ese trabajo podría sacar unas fotos y algunas cosas firmadas para Orión. Ella sabía muy bien que no iba a poder llevar a su hijo al primer evento porque no sabía a ciencia cierta si les gustaría tener a un niño corriendo por ahí, sí tenía suerte les gustaría su trabajo y podría pedirles permiso para llevar a su pequeño a algún concierto para que conozca a su ídolo del momento.

Que suerte había tenido, un buen trabajo acompañado con un regalo para Orión, últimamente las cosas le estaban saliendo muy bien.

¡El primer capítulo! Es cortito y el segundo también lo será porque son solo la presentación a la vida de Andrómeda, en el tercero sale el Valenchu.

Espero que les haya gustado, muchas gracias por leer, comenten y voten. Nos leemos a la próxima, Arrivederci!