El Inicio De Todo
"𝑵𝒐 𝒉𝒂𝒚 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒖𝒏 𝒎𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒐 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒗𝒆𝒓𝒅𝒂𝒅𝒆𝒓𝒐. 𝑺𝒖𝒄𝒆𝒅𝒆 𝒂𝒄𝒄𝒊𝒅𝒆𝒏𝒕𝒂𝒍𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆, 𝒆𝒏 𝒖𝒏 𝒊𝒏𝒔𝒕𝒂𝒏𝒕𝒆, 𝒆𝒏 𝒖𝒏 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒑𝒂𝒅𝒆𝒐, 𝒆𝒏 𝒖𝒏 𝒑𝒂𝒍𝒑𝒊𝒕𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒎𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐." -𝑺𝒂𝒓𝒂𝒉 𝑫𝒆𝒔𝒔𝒆𝒏
Cualquiera diría que Andrómeda era una estúpida por no dejarse caer en los brazos de Valentín ciegamente confiando en que él cuidaría de ella y de su corazón, pero la castaña había tenido tantos problemas en su vida respecto al amor que le costaba muchísimo arriesgarse y simplemente dejarse llevar, tenía su corazón lleno de cicatrices y lastimaduras ocasionadas por los múltiples intentos que había tenido de empezar una relación con alguien.
Aunque si era cierto que Valentín era muy diferente cuando lo comparabas con los chicos que han pasado por la vida de la Venezolana, él no solo era amable, simpático y cariñoso con ella, también era todo eso y más con Orión. No había salido corriendo al enterarse de la existencia de su hijo, hizo todo lo contrario, se comportó como el mejor hombre posible y en tan solo unas semanas se había acercado a ser una figura paternal para el pequeño sin siquiera darse cuenta.
Siempre que Orión tenía oportunidad lo llamaba y hablaban por horas mediante el teléfono de todo un poco, y ahora que los dos pasaban más tiempo juntos debido a la gira no había nadie quien los separara. Bueno, tal vez la única que podía lograrlo es justamente Andrómeda, el pequeño niño deseaba con todas las fuerzas que contenía su pequeño cuerpo que su madre y Valu estuvieran juntos, siempre que podía los dejaba solos o soltaba un comentario referente a lo maravilloso que sería que fueran algo más que amigos, lo mejor del caso es que sólo era una niño y aún así tenía la suspicacia para hacer de cupido.
Y lo estaba logrando, todos veían como de a poco aquellas dos almas se unían, podían ver como ya les era imposible ocultar que sentían algo por el otro, que ambos estaban mucho más sonrientes y felices cuando estaban juntos, que ya tenían una conexión innegable, solo hacía falta que ambos dieran un paso que los llevaría a este juntos.
—Sé que vales la pena, Valen, ¿Crees que soy gafa? Eres un chamo increíble, asombroso diría yo, pero no creo que entiendas lo que es involucrarte conmigo, ¿Estás consciente de que si llegamos a estar en una relación tendrías que olvidar tu vida loca de fiestas para concentrarte en ayudarme con Orión? Te convertirías, quieras o no, en una figura paterna para mi hijo —devolvió su mirada hacia las olas de la playa intentando ahuyentar el nerviosismo que le provocaba mirar a Valentín fijamente.
Valentín entendía perfectamente la postura de Andrómeda, sabía que no iba a ser igual de fácil que meterse con alguien que no tiene ninguna responsabilidad encima, tal cual ella había mencionado, quisiera o no tendría que ser un ejemplo para un niño que estaba en una etapa esencial para su crecimiento, tendría que dejar de hacer algunas cosas y empezar a hacer otras, sabía que iba a ser difícil acostumbrarse, pero aún así con todas las advertencias con colores fluorescentes y luces brillantes alrededor quería tener algo con aquella chica.
Él amaba a Orión y se llevaba de maravilla con el pequeño, para él no había razón alguna para no seguir dándole rienda suelta a sus sentimientos por ella.
—Me encantaría ser una figura paternal para él —le contestó provocando que la chica volteara a verlo de nuevo con intenciones de interrumpirlo. —Sí, tengo veintidós años, soy un pibe que no sabe nada de niños, que no tiene idea de que hacer cuando se enferman o cuando lloran, pero no me molestaría aprender —se encogió de hombros sin darle mucha importancia. —Tal vez me apresuro, pero es que sé que no voy a poder sacarme lo que siento por vos ni porque lo intente, me tenés hasta las manos, me re volás el bocho, wacha, esa es la posta y me la banco por vos y por Orión cuando sea, si tengo que llevar encima un bolso lleno de juguetes, dulces, y cosas para niños lo voy a hacer, si tengo que parar un concierto porque Orión se cayó y no para de llorar lo hago, corta —sentenció con pura sinceridad en su voz.
Para ese punto los ojos cafés de Andrómeda estaban llenos de lágrimas deseosas por salir. ¿Lo que estaba viviendo era real? Se preguntaba, ¿Acaso tenía al mismísimo Valentín Oliva delante de ella diciéndole todo eso? Lo peor era que cuando intentaba buscar algún rastro de inseguridad o de indecisión en él no lo encontraba por ningún lado, su voz no había temblado ni una sola vez en ningún momento.
—Es que posta no sé que más decirte para... —antes de que pudiera seguir hablando los labios de Andrómeda chocaron contra los suyos en un beso que provocó que ambos temblaran tan pronto hicieron contacto.
Ese beso ya no era el roce inocente que tuvieron esa misma tarde, ahora eran dos personas sacando todas las ganas que habían contenido por tantas semanas en las que solo imaginaron como sería un beso entre ellos dos, por fin se hacía realidad para ambos. Sus labios se movían con lentitud, pero a la vez con pasión y suavidad queriendo inmortalizar el momento en sus mentes, querían recordar ese beso con el sonido de las olas de mar, la luz de la luna, el olor a sal y la sensación de la piel del otro contra la yema de sus dedos, querían que fuese un recuerdo con el cual sonrieran cuando pensaran en el.
Cuando ambos se separaron por la falta de aire se quedaron unos segundos con los ojos cerrados aún sintiendo el cosquilleo que había dejado el beso en sus labios y la respiración agitada del otro. Ninguno de los dos había quedado satisfecho, ese beso lo único que provocó es que quisieran seguir besándose como si no hubiera un mañana y así lo hizo saber Valentín volviendo a besar a Andrómeda sin decir ninguna palabra, sin embargo la chica lo separó.
—Esto no quiere decir que sea tu novia, Valen, es solo un beso para hacerte saber que me gustas y que estoy dispuesta a ser más flexible contigo y con lo que sea que tengamos —habló con la voz un tanto agitada mientras soltaba pequeña risas debido a los constantes besos que le brindaba su acompañante.
—Lo sé, pero te aviso desde ya que cuando te pida ser mi wacha vas a estar tan enamorada de mí que no me vas a poder decir que no —le respondió el Argentino con una sonrisa divertida y ni siquiera le dio tiempo para responder pues la volvió a besar tumbándola en la arena, comenzando así una insaciable sesión de besos.
La pareja que aún no era pareja oficial terminaron llegando a sus habitaciones aproximadamente a las cuatro menos cuarto de la madrugada, ambos llenos de arena y sal junto con las hebras de sus cabellos goteando agua a su paso, pero con unas sonrisas de oreja a oreja que no se las podía quitar nadie. Habían pasado más de cinco horas en la playa hablando de la vida, riendo, contando anécdotas, pero sobre todo explorando sus bocas con múltiples besos que no se cansaban de dar, ambos volvieron a la etapa de adolescencia por completo, incluso se animaron a nadar en la playa con la poca luz que había, se olvidaron de todo lo que estaba bien y lo que estaba mal por una noche y dieron rienda suelta a sus deseos.
Había pasado muchísimo tiempo desde que alguno de los había vivido lo que vivieron esa noche y hasta podrían llegar a decir que nunca llegaron a experimentar una noche tan mágica con alguien. Tan solo bastaba una noche para que cambie todo y en definitiva esa noche sirvió como un antes y un después en su relación, solo bastaron unos cuantos besos para que Andrómeda dejara de ser tan firme en su decisión de no tener nada con nadie y para que Valentín confirmara sus sentimientos hacía la castaña.
Ahora Andrómeda podía decir con ciencia cierta que Valentín sí que quería algo lindo con ella, que no solo quería pasar un buen rato y luego ya tomar caminos separados, ya el Argentino le ha demostrado sus intenciones, además, si todos le decían que el muchacho gustaba de ella era es por algo, una cosa era lo que ella veía y otra cosa lo que los demás veían. Varias personas le habían dicho que él se veía mucho más feliz desde que ella había entrado a su vida, se veía con mucha más ganas y al parecer ahora cantaba ciertas canciones con mayor sentimiento que antes, Tadeo le había dicho que eso pasaba porque ahora tenía a alguien en quien pensar cuando las cantaba.
Y era cierto, habían ciertas frases de sus canciones que provocaban que Valentín inconscientemente buscara los ojos de Andrómeda para cantárselas directamente a ella, a veces era un problema porque ella tenía la cámara todo el tiempo grabando y en ocasiones era demasiado obvio que el joven le estaba cantando a la personas detrás del lente. Afortunadamente Elisa y Victoria cortaban esas partes del resultado final y nadie se daba cuenta de nada.
O casi nadie, mejor dicho, ahora que Andrómeda trabajaba con Valentín e iba a todas partes con él las fanáticas comenzaban a sospechar de un posible romance y cada vez que tenían oportunidad les preguntaban si tenían algo, y a pesar de las constantes negaciones habían un grupo de personas que creían firmemente que ahí estaba pasando algo. Por suerte ese pequeño grupo no se dedicaba a insultar, en realidad nadie la había llegado a insultar o a Orión, eso era bastante bueno, ayudaba a tranquilizar a la castaña y a su vez ayudaba al cantante a tener más oportunidades de estar con ella, todos ganaban.
A la mañana siguiente todos se levantaron algo tarde por diferentes razones, aunque era más que obvio que los más cansados eran las únicas dos personas que habían llegado a sus habitaciones a la madrugada y sus amigos no perdieron de tiempo de atacar con preguntas, la primera víctima fue Andrómeda bajando en el ascensor hacia el lobby.
—¡Entonces habéis comido fresas por fin! ¡Ay, mi madre, yo sabía! ¿Para cuando la boda? —exclamó con emoción Isabel dando pequeños saltos en su sitio con intenciones de molestar un poco a su amiga.
—Ay, yo quiero ser la madrina de bodas, es que ya me imagino todo tan lindo, haremos una boda con temática del universo —había sido el turno de Victoria para soñar despierta con ojos de ilusión pura.
—Podemos hacerla al aire libre, así bailarían su primera canción como esposos bajo las estrellas, podemos ponerte un vestido que brille en la oscuridad, wey, sí —siguió la ilusión Elisa con una sonrisa divertida siguiendo el juego de sus amigas, aunque todas sabían que la única que en verdad estaba ilusionada era Victoria, la más enamoradiza del grupo.
—¿Se van a casar solo por comer fresas? Mami, yo quiero que estén juntos, pero al menos tienen que dar su primer beso antes que todo eso —intervino Orión con una expresión de confusión extrema al no entender el lenguaje secreto de las mayores.
—Nadie se va a casar, mi amor, Valen y yo nos estamos conociendo nada más —le respondió su madre tomando su mano para salir del ascenso, escuchando atrás de ella como en voz baja la Española decía “y vaya que anoche os conocisteis muy bien las bocas” recibiendo una mirada de advertencia de Andrómeda y las risas de las dos restantes.
Para Valentín no fue diferente, aunque su crew se había quedado en la capital por trabajo y estudios, no perdieron la oportunidad de molestarlo a través de llamadas, Tadeo le había gritado que era un ganador y que pronto dejaría de ser un virgen que nunca la pone, Wawa se había muerto de ternura por la noche especial que había tenido junto a la Venezolana, Martín le había dicho que estaba muy orgulloso de él y los demás solo contaron chistes al respecto quitándole los nervios de verla nuevamente.
Sin embargo, no se salvó de recibir todos esos comentarios en persona porque Mauro, Mateo y Agustín estaban preparados para ser quienes dijeran aquellos comentarios para avergonzar a su amigo, y el lugar perfecto era el momento del desayuno sentados en una mesa lejos de los oídos curiosos, cosas que los amigos hacían.
—Boludo, ¿Sabés cuantos pibes han intentado tener algo con Meda? —preguntó Lombardo ganándose la mirada de todos. —Muchos, bro, muchos. Y la mina firme, nada de relaciones serias, nada de coqueteos, nada de nada y vos llegás con esos ojos azules y la conquistás —el trappero soltó una carcajada al aire dando un par de aplausos.
—Chapaste con la mina inalcanzable, estás a un paso de ponerla, amigo. Yo confiaba en vos, Isa apostó que no iban a chapar, pero yo dije “nah, yo confío en las habilidades del Wosito”, que bueno saber que gane la apuesta —habló el menor del grupo, Mateo, con aires de ganador.
—Okey, chaparon, pasaron una noche buena, pero ¿Se hicieron novios o qué? —preguntó Agustín ignorando el comentario de la apuesta de Mateo e Isabel. —Mirá que eso de darse besitos, garchar y no ser nada puede llevar a mal entendidos y luego ahí sí que no la ponés más —siguió hablando haciendo una mueca al recordar el mal rato que estaba pasando con Victoria por esos mismos malentendido.
—No, no somos novios, pero estamos en el camino a serlo. Lo que te paso a vos es que garchaste con otra mina y yo la verdad es que no quiero estar con más nadie que no sea ella —en ese momento sus tres amigos soltaron sonidos de ternura con un deje de diversión, sin embargo el joven siguió hablando. —Y estoy seguro que ella tampoco va a ir a chapar con alguien más, estamos en la misma pagina, yendo lento, pero seguro —declaró con una pequeña sonrisa al recordar los múltiples besos de la noche anterior.
En ese momento el grupo de amigas junto a Orión ingresaban al restaurante del hotel buscando un lugar para desayunar tranquilas, pero en el camino se encontraron la mesa en donde estaban sentados los cuatro artistas, los cuales tan pronto las vieron todos sonrieron de oreja a oreja, incluso Agustín quien aún se encontraba en la cuerda floja con la Argentina
—Vamos a buscar la comida, ¿No? —Mauro se levantó llevándose la mirada confundida de todos, se supone que ya había personas que tomaban la orden. —Somos bastantes, yo digo que vayamos a pedirla directamente y nosotros mismos la traemos. Meda y Wos se quedan cuidando la mesa —al decir eso todos asintieron rápidamente al darse cuenta de la intención del trappero.
Todos se fueron casi corriendo dejando a solas a la pareja que aún no era pareja, pero sus bocas ya se habían conocido demasiado bien la noche anterior. ¿Cómo se debían saludar? ¿Con un abrazo, un beso en la mejilla o tal vez uno en los labios? Se miraban esperando que el otro diera el paso sin saber que ambos estaban en la misma situación de indecisión.
Fue Andrómeda quien se terminó sentando a su lado para pasar sus brazos alrededor del cuello del muchacho en un abrazo que Valentín correspondió de inmediato, él pensó que sería uno rápido, pero ella no tenía planeado que lo fuese, ninguno de los dos se soltó en ningún momento, pasaron segundos interminables y aún ambos estaban con los ojos cerrados cómodos en los brazos del otro.
Aunque la castaña quisiera besarlo y no parar de hacerlo, aún estaban en público y aún no eran una pareja oficial como para estar besándose en medio de la gente sin ningún problema. Habían avanzado mucho con el momento que pasaron en la playa, pero no lo suficiente como para que la chica se soltara completamente y Valentín, por suerte, entendía eso aunque ella no lo dijera en voz alta.
—No sé si te lo dije anoche, pero todo el tiempo que pasamos juntos fue maravilloso —Andrómeda rompió el silencio aún entre los brazos de Valentín provocando que su aliento chocara contra el cuello del chico, ocasionando un leve escalofrío por parte de él.
—Sí me lo dijiste, pero creo que teníamos tanto sueño y estábamos tan cansados que no lo recuerdas —soltó una pequeña risa al recordar la cara de sueño que portaba su acompañante, para él era muy tierna. Ya sintiendo que era suficiente del abrazo se separaron un poco sin dejar mucha distancia entre ellos. —Quiero más noches así, quiero volver a besarte como anoche —hizo un diminuto puchero que causó una extrema ternura en ella y Valentín no perdió oportunidad para robarle un pequeño beso a Andrómeda.
—¡Valentín! —exclamó con sorpresa. —No porque nos besamos anoche significa que... —antes de que pudiera seguir hablando Valentín volvió a pegar sus labios con los de ella, esta vez sin intenciones de separarse y Andrómeda no pudo resistirse por mucho tiempo más.
Tal vez estaban en un lugar muy público y tal vez alguien podría sacarles una foto, pero aún así no les importaba ni un poco y siguieron moviéndose sus labios en una danza romántica interminable. El amor provocaba esos arranques de locura que no podías retener y por ahora a ninguno de los dos le molestaba ni un poco.
Nuevo capítuloooo, bien lindo, bien bello y un gran avance en la relación de los bebetos.
Planeaba poner algo de Twitter y de Instagram, pero no tengo internet y solo tengo datos, por lo que es un peo hacer todo eso sin Internet. En el próximo capítulo lo más seguro es que salgan esas entradas igual.
Finalmente, muchas gracias por leer, voten, comenten y denle mucho amor ✨❤️
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