Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

El Comienzo

"𝑫𝒆𝒏𝒕𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒗𝒆𝒊𝒏𝒕𝒆 𝒂𝒏̃𝒐𝒔 𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒊𝒓 𝒅𝒆 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒕𝒆 𝒂𝒓𝒓𝒆𝒑𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓𝒂́𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒔𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒉𝒊𝒄𝒊𝒔𝒕𝒆, 𝒂𝒔𝒊́ 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒖𝒆𝒍𝒕𝒂 𝒍𝒂𝒔 𝒂𝒎𝒂𝒓𝒓𝒂𝒔 𝒚 𝒏𝒂𝒗𝒆𝒈𝒂 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝒕𝒖 𝒛𝒐𝒏𝒂 𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒇𝒐𝒓𝒕, 𝒃𝒖𝒔𝒄𝒂 𝒆𝒍 𝒗𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒆𝒏 𝒕𝒖𝒔 𝒗𝒆𝒍𝒂𝒔. 𝑬𝒙𝒑𝒍𝒐𝒓𝒂. 𝑺𝒖𝒆𝒏̃𝒂. 𝑫𝒆𝒔𝒄𝒖𝒃𝒓𝒆." - 𝑴𝒂𝒓𝒌 𝑻𝒘𝒂𝒊𝒏

Cuando eres una persona que ha pasado por muchas decepciones amorosas te cuesta volver a meterte de lleno en el típico flirteo, en las citas y hasta podrías decir que da pereza hacerlo, al menos así lo ve Andrómeda.

Ella ha tenido tantos intentos en el amor luego estar con el papá de su hijo que ya le cansa seguir intentando, luego del último que la dejó sola en un restaurante con la excusa de que iba al baño en cuanto se enteró de la existencia de Orión ya no quiere saber nada del amor y sus derivados, ella se había hecho la idea de que iba a vivir solterona por siempre y ahora tiene a Valentín en frente de ella pidiéndole que no le cierre las puertas, pidiéndole que baje todas sus defensas y permita fluir lo que sea que había entre ellos dos.

¿Debía de hacerle caso? Estaba consciente de que no todos los hombres eran iguales (aunque así pareciera la mayor parte del tiempo), pero también estaba consciente de que Valentín era alguien bastante conocido y lo último que quería era que Orión se viera involucrado en chismes y escándalos, se suponía que ella tenía que cuidarlo de cualquier mal y algo le decía que darle el visto bueno a Valentín iba a desencadenar muchas cosas y no iba a poder controlar ninguna.

Pero si le decía que no y se iba tal vez se arrepentiría por tal decisión, se quedaría con el odioso y horrible "¿Qué hubiera pasado si...?", no se permitiría hacer eso, podía perder mucho, pero también había la posibilidad de ganar, se aferraría a eso.

—Está bien —aceptó con una pequeña sonrisa viendo como Valentín tenía una más grande en su rostro ante su respuesta. —Pero creo que todo eso pasará luego de que termines tu gira y no creo que cuando eso pase tú aún tengas algún interés en mi —habló mirando hacia su izquierda para ubicar a Orión quien se encontraba en lo más alto gateando dentro de un cilindro.

—¿De qué hablas? —preguntó con extrañeza llamando la atención de Andrómeda hacia él. —Vos y tu equipo me van a acompañar en la gira, entiendo que existirán momentos en donde tenés que trabajar, pero vamos a tener tiempo libre —siguió hablando intentando que la joven estuviera en la misma página que él.

—Lo que pasa es que decidí que no voy a ir a la gira, las chicas sí irán pero yo no voy lastimosamente —soltó un suspiro viendo como el rostro del Argentino recaía en un semblante triste. —No es porque no quiera, quiero ir, pero no puedo dejar a Orión por tanto tiempo, sé que él estará bien con mis papás, pero es mucho tiempo separada de él, no puedo —explicó haciendo una mueca tomando la mano del chico en un intento de confort o disculpa.

—Me vas a decir que estoy loco, pero creo que tengo una solución para eso —en ese momento la sonrisa volvió al rostro del teñido. —Acompáñame a la gira con Orión —propuso provocando que de inmediato la chica empezara a negar. —Mirá, escuchá primero, es un buen nene, es re tranquilo, educado, amable, le encantará ir con nosotros y también puedo contratar a alguien para que le dé clases, eso hacen los famosos que son jóvenes, los sigue un profesor y así no pierden el tiempo sin aprender nada, podemos hacer eso con Orión, Meda —insistió a pesar de la mirada indecisa de la castaña.

—Valen, ¿Te estas escuchando? Estás pensando en contratar a un profesor para Orión solo para que yo vaya a la gira —ambos eran tercos y Andrómeda no pensaba perder el debate que se había formado entre ambos.

—Claro que lo hago para que estés en la gira, me has dicho que necesitás el dinero para vos y para Orión, necesitan una casa propia en un lugar bonito, un auto. Sabés que esta gira hará que vivas de una mejor manera con Orión y Sirius, quiero ayudar, déjame ayudar, Meda —terminó de hablar usando su última carta, sus ojos de gato con botas, Andrómeda le había confesado que amaba sus ojos, tenía que aprovecharse de eso.

En ese momento la Venezolana lo maldijo en voz baja al ver el gesto de Valentín. Desde tiempos inmemorables la joven tenía una fascinación por los ojos claros y se lo hizo saber al teñido al poco tiempo de conocerlo, ¿Cómo se suponía que le iba a decir que no cuando la miraba de esa manera? Era prácticamente imposible.

—¿Cómo es que siempre me convences en todo? —preguntó con una falsa molestia haciendo un pequeño puchero con sus labios que solo provocó que su acompañante quisiera besarla, era demasiado hermosa para él.

—Porque soy adorable —respondió casi de inmediato ocasionado que ambos rieran al mismo tiempo.

Andrómeda no pudo estar más de acuerdo con aquel comentario, Valentín era simplemente adorable, dulce, tierno y cualquier otro adjetivo lindo que pudieran alguien imaginar, la tenía por completo encantada.

—Prométeme que vas a ser un buen niño, le vas a hacer caso a tu mami y vas a ser amable con todos menos con los desconocidos. Te voy a extrañar mucho —Lyra, la abuela de Orión, le hablaba con dulzura mientras no paraba de abrazarlo y brindarle besos en sus mejillas.

—Lyra, por favor, deja al niño, no se va a ir para toda la vida —intervino el abuelo del niño, Rafael, con una sonrisa divertida en el rostro sin querer admitir que él también extrañaría al pequeño niño.

—¡Tres meses, se va por tres meses, Rafael! —se quejó la mujer provocando risas en la familia García a pesar de sus lágrimas.

—Tres meses pasan rápidito, abue —exclamó el pequeño. —Mirá a Cielo, tres meses y ya está gordita por el bebito —se acercó a la rubia, novia de su tío Regulus, para abrazar su pequeño vientre abultado provocando sonidos de ternura en los presentes.

—Cuidado si también te crece la barriga en ese viaje, Meda —bromeó el primogénito ganándose un pequeño empujón de la recién nombrada.

—¿Qué me va a estar creciendo la barriga, estúpido? —respondió con el ceño fruncido volviendo a regalarle otro empujón que solo causó risa en el mayor de los dos.

Luego de unos cuantos días desde la última vez que Valentín y Andrómeda se vieron por fin había llegado el momento de despedirse de Buenos Aires para viajar hacia Mar De Plata, la primera parada luego del inicio de la gira en el Gran Rex y en Groove.

Valentín había contrato a una maestra de jardín para que los siguiera en la gira y así el pequeño Orión no perdiera ninguna clase importante, lo mejor de aquella maestra es que no solo le iba a enseñar a dibujar sin salirse de la línea sino que también le iba a enseñar cosas más avanzadas que le servirían para años venideros, incluso había una clase de inglés básico. Andrómeda había quedado encantada con el programa de estudio que aquella mujer había planificado para Orión, no dudó ni un segundo en elegirla a ella.

En ese momento un autobús grande y largo se estacionó frente al edificio haciendo que todos los ojos se fueran hacia allá, y como si de tratase de La Fábrica de Chocolates de Willy Wonka la puerta se abrió dejando ver al chófer junto con la gran sonrisa de Valentín, de inmediato el joven bajo del vehículo yendo directamente a Orión quien ya lo esperaba con los brazos abiertos, lo tomó entre sus brazos y lo alzó para comenzar a dar vueltas en su propio eje ocasionando las risas armoniosas del menor.

—Tú novio me cae bien —Lyra se acercó a hablar con su hija. —Es buen mozo y mira como trata Orión, y tiene esos ojos azules, mija, si te apetece otro hijo te va a salir con unos ojazos que bueno pues... —antes de que siguiera hablando la menor se volteó a mirarla con una gran intención de callarla.

—No es mi novio, en realidad es mi amigo y hasta puedo decir que es mi jefe, no hay nada entre nosotros dos —le respondió de forma firme y sería, aunque eso no duró mucho pues en su rostro se formó una sonrisa gracias a la interacción que había entre Valentín y Orión en ese momento.

—Espero que no tengas el fetiche ese, el de jefe y empleada, mira que hay casos de casos, hermana, cuidao' con una vaina —claro que Regulus iba a seguir la broma, ¿A qué hermano mayor no le encanta molestar a su hermana menor?

—Te callas o te juro que te voy a meter un coñ... —antes de que pudiera seguir amenazando a su hermano Valentín se acercó a ella para rodearla con sus brazos y eso fue lo único necesario para que ella se tranquilizara.

Luego de las despedidas, de muchos abrazos y de algunas lágrimas de la matriarca de la familia, Andrómeda y Orión junto a Valentín subieron al autobús siendo recibidos por la banda del cantante y algún que otro amigo de la crew, rápidamente la castaña dedujo que sus amigas no estaban a bordo porque había un ambiente tranquilo, si estuvieran sería un auténtico desorden de mucho cuidado.

—Creo que Orión quiere más a Tadeo que a mí, posta, eso es injusto —se quejo el mayor de los dos viendo como el nombrado se iba corriendo hacia los brazos de su mejor amigo pidiéndole que le enseñé otro truco de magia como el de la otra vez.

—Lo que pasa es que tú no haces magia, Tadeo tiene ventaja en eso —le respondió con una sonrisa divertida tomando su mano para guiarlo hacía dos lugares vacíos casi al final del bus.

Ahora mismo Valentín se sentía como un adolescente que apenas le tocaban la mano y ya se sonrojaba y empezaba a tartamudear, cualquier pequeño gesto que tenía la joven hacia él lo ponía nervioso como un niño. Sin embargo, él consideraba que había avanzado en eso, al principio era un manojo de nervios, pero ya estaba mucho más suelto pues había tratado más con Andrómeda. Eso no significaba que había mejorado por completo, él creía firmemente que nunca se le iban a ir esos nervios de adolescente cuando estaba con ella, para él Andrómeda era alguien fuera del planeta tierra, era alguien que tenía una magia que ninguna otra persona tenía, esa magia que hace que sonrías sin parar hasta que te duelan las mejillas, esa magia que solo provocaba que él quisiera seguir estando cerca de ella para contagiarse de esa magia.

—¿Alguna vez te dije que tenés como una linda magia alrededor de vos? —le preguntó volteando su mirada hacia ella cuando ya estaban sentados. Andrómeda lo miro con ojos de confusión. —Sí, es como si tú magia protegiera cada lugar en el que te encontrás, desprendés una energía muy linda, muy piola —terminó de hablar sentenciando un momento en silencio en el que solo se quedaron mirando con sonrisas tontas en sus rostros.

—Es la primera vez que me dicen algo así —confesó la chica con la misma sonrisa sin apartar sus ojos de la mirada azulada de su acompañante.

—Te vas a tener que acostumbrar porque pienso decirte cosas así de trolas cada día a partir de hoy —contestó con una gran sonrisa provocando que la joven adoptará un leve tono rojizo en sus mejillas y soltara una pequeña risa mientras cubría su rostro con sus manos.

Ella fácilmente se podría acostumbrar sin problema alguno si venían de parte de él.

—...Y es por eso que no quiero nada que ver con Agustín —terminó de explicar Victoria con una expresión de molestia marcada, haciendo que todos suelten un “ahhh” incómodo.

—¿En serio no te dijeron que Acru nos va a acompañar a la gira? —preguntó Wawa con delicadeza recibiendo una mirada de sorpresa de la joven, sus ojos parecían que iban a saltar y a dar un paseo por el autobús.

Victoria había tenido lo que Andrómeda llamaba un “yuyuju” con Acru, eran algo pero sin ser nada a la vez, no fijaron bien las reglas de lo que tenían y Agustín se acostó con alguien más, la Argentina se enteró, se enojó y lo dejó, ahora tenía que verlo de nuevo luego de meses de ignorar sus llamadas y mensajes, ahora tenía que pasar tres meses a su lado, se le haría difícil ignorarlo en esas instancias.

—El Acru es re buena onda y te quiere posta, debería darle un chance, una segunda oportunidad —intervino Valentín recibiendo esta vez una mirada asesina de la chica provocando que volviera a su asiento completamente intimidado sin decirle ni una palabra más.

—No le puedes decir eso a Vicky, por favor, Valentín —le recriminó Andrómeda en cuando lo volvió a tener al lado. —Cuando una chama está así lo único que tienes que decir es “tienes toda la razón, ese chamo es un idiota” sino te caen mil maldiciones egipcias juntas, te falta aprender mucho, mi querido Valen —soltó una risa negando con la cabeza ante la mirada de ofensa en el rostro del joven.

—¿Qué te haces vos la sabionda? —el de ojos azules la miro haciendo el típico gestito con la mano. —Yo sé mucho de minas —siguió hablando recibiendo una mirada de cuestionamiento de Andrómeda. —Sí, sé muchas cosas, por ejemplo que tienen la menstruación cada mes y... y también, ehm... ¿Huelen rico? —terminó con cierto tono de duda provocando que la castaña estallara en carcajadas por el nulo conocimiento de su acompañante.

—Me imagino que eres de lo típicos que sólo saben donde meter la pija y con eso están bien, ¿O me equivoco? —respondió aún soltando risas de vez en cuando en medio de las palabras.

—Bueno, tampoco así, pero vos me hacés un cuestionario de repente y claro que me trabo como un boludo —volvió a quejarse solo haciendo que la muchacha volviera a reír, ahí ya fue imposible mantener su rostro de ofendido porque ya tenía una sonrisa de oreja a oreja con solo ver a la chica reírse de esa manera. —Lo que pasa es que yo nunca he tenido una relación estable ¿Viste?, mi relación más larga capaz fueron unos tres meses o algo así, y fue antes de comenzar a ser más conocido, era un pendejo que no sabía nada del amor y aún sigo sin saberlo muy bien, pero creo ya está siendo hora de que busque a alguien bien para mi, eso de estar garchando nomás' por las ganas como que ya me cansó —confesó encogiéndose de hombros con una pequeña sonrisa que le contagió a su compañera.

Valentín hasta ahora había tenido una vida bastante monótona, así lo veía él, ya no tenía esas ganas de mantener relaciones sexuales con cualquier chica que le pareciera bonita solo para quitarse las ganas, a su alrededor podía ver a casi todos sus amigos felices en relaciones estables y él quería eso. Él quería estar con solo una persona y amar solo a esa persona, que ella lo ame a él con la misma intensidad, que irradien amor cada vez que sus ojos chocaran, él quería todo eso y más, la pregunta es: ¿Conseguiría todo eso con Andrómeda?

Hasta ahora él podía decir que le gustaba, ¿Quería empezar una relación con ella? No, aunque no le sorprendería que más pronto que tarde quiera que pasen a ese nivel. Por ahora él quería que se siguieran conociendo, que siguieran hablando y riendo a carcajadas como ahora lo estaban haciendo, quería hacer las cosas bien con Andrómeda porque era una chica con la que tenía que ir con cuidado, tenía que ir lento para no espantarla y mucho menos espantarse a si mismo, ninguno de los dos tenía mucha experiencia en el amor y lo que menos quería era arruinar lo que ya había construido con ella.

—Estás cansado de la vida loca y ahora quieres una estable —habló afirmando lo que él había dicho, vio que asintió como repuesta. —Te aseguro que la vida estable puede ser aburrida, muy aburrida —comentó con una pequeña sonrisa.

—Estoy seguro que en una vida estable a tu lado no me aburriría
—su boca contestó antes de que su cerebro pudiera pensar en una buena respuesta, le solía pasar mucho y justo ahora le tuvo que pasar. Se maldijo por debajo.

Andrómeda solo pudo sonreír de forma más amplia negando con la cabeza, se acercó y dejó un pequeño beso en su mejilla para luego posar su cabeza en el hombro de Valentín, quien ahora tenía sus mejillas teñidas de una sutil tonalidad carmesí.

Lo cierto es que una vida estable en la que ellos estaban juntos no resultaba tan mal en la mente de Andrómeda aunque no lo admitiría en voz baja. Estaba tratando de resistirse a los encantos de un Valentín Oliva quien estaba dispuesto a dar el todo por el todo cuando se trataba de ella, ¿Se le iba a ser difícil? Claro que si, más de lo que ella pensaba.

—Una vida estable conmigo incluye a Orión —respondió en voz baja viendo como el mayor de a poco entrelazaban sus dedos creando una imagen perfecta para recordar en su memoria.

—Lo sé... sigue sin molestarme —esa respuesta ocasionó que la castaña sonriera más de lo que ya estaba haciendo.

Tal vez y solo tal vez, no se le haría tan difícil conquistarla si seguía siendo tan atento como lo estaba siendo en ese momento... El tiempo lo diría todo.





Tengo que ponerme un recordatorio para recordar que debo de subir capítulo 🤡
Con esto de la cuarentena no sé en que día estoy y pienso que pasan dos días cuando ya han pasado cuatro, prometo empezar a subir más seguido.

Eeeen fin, muchas gracias por leer, espero que mes gusta gustado, voten, comenten y den mucho amor 💜💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro