Conociendo a Orión
💫“𝑺𝒐𝒍𝒐 𝒍𝒐𝒔 𝒏𝒊𝒏𝒐𝒔 𝒂𝒄𝒆𝒑𝒕𝒂𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒔𝒐𝒓𝒑𝒓𝒆𝒔𝒂𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒆𝒍 𝒑𝒍𝒂𝒄𝒆𝒓 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒔𝒐𝒓𝒑𝒓𝒆𝒔𝒂𝒔. 𝑳𝒐𝒔 𝒂𝒅𝒖𝒍𝒕𝒐𝒔 𝒏𝒐 𝒔𝒐𝒑𝒐𝒓𝒕𝒂𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒔𝒐𝒓𝒑𝒓𝒆𝒔𝒂𝒔 𝒂 𝒏𝒐 𝒔𝒆𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒍𝒆𝒔 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒂𝒏𝒕𝒆𝒎𝒂𝒏𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒗𝒂𝒏 𝒂 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒆𝒓 𝒑𝒐𝒔𝒆𝒆𝒓𝒍𝒂𝒔.” 𝑾𝒊𝒍𝒍𝒊𝒂𝒎 𝑭𝒂𝒖𝒍𝒌𝒏𝒆𝒓💫
Habían pasado tres días desde la última vez que se habían visto aquellas dos almas, las cuales habían quedado encantadas con la otra por diferentes razones que no tenían ninguna similitud entre ellas, Valentín por una parte había quedado encantado con aquella joven que empezó a vivir en sus pensamientos de forma constante desde que la vio, encantado por su risa, su mirada y todo lo que representaba; por otra parte teníamos a Andrómeda, quien quedó encantada por la pasión que ponía el joven en sus presentaciones, por la fuerza con que cantaba cada una de las letras de sus canciones y por su amabilidad tan notable hacia su persona.
Aquellas dos almas se habían limitado a hablar por los dm's de Instagram cada vez que podían y tenían oportunidad, tanto fue así que Andrómeda terminó por pasarle su número de teléfono pasando de los dm's a mensajes en WhatsApp, rápidamente se dieron cuenta que tenían varios gustos similares y las mismas ganas de querer entablar una amistad sólida por dos razones diferentes, Valentín quería que eso pasara para avanzar un paso más con ella y tal vez poder invitarla a salir, Andrómeda por otro lado quería que pasara para tener una mejor armonía en el trabajo.
Trabajo que aún no sabía si tenía, justo hace menos de una hora Elisa había terminado el video y lo había enviado al equipo de Valentín, ahora el cuarteto de amigas estaban en el departamento de la Venezolana esperando alguna respuesta positiva a su trabajo, había cierta tensión en el ambiente que de a ratos era rota por Orión con comentarios graciosos e inoportunos queriendo borrar las expresiones de nerviosismo de los rostros de su madre y sus tías.
—Entonces Mari me miro y me dijo que mi dibujo estaba feo, entonces la miré y le dije que su muñeca estaba fea, eso le dolió pero yo solo me defendí —habló el pequeño con toda la atención de las cuatro amigas que escuchaban su historia como si fuese la más interesante que alguna vez hayan oído.
—Le hubieses dicho que su cara era fea —argumentó Isabel recibiendo una mirada de reproche de sus amigas y un “Isa, por favor” de la madre del niño.
—Es que mi mami me dijo que las mentiras son malas y yo pienso que ella es muy bonita, no podía mentir con eso —respondió casi de inmediato provocando un “aaaw” de ternura colectivo.
—Hiciste bien, Orión, no es bueno que un niño vaya diciéndole feas a las niñas, eso es de pen... —antes de que Elisa continuará el insulto la mirada asesina de Andrómeda se posó en ella. —Personas malas, muy malas y tu no eres una persona mala —terminó por decir salvando la jugada recibiendo un asentimiento y una sonrisa del pequeño.
A pesar de que Orión era un niño muy inteligente la joven no quería que anduviera por ahí diciendo malas palabras cuando aún era un pequeño inocente, hasta ahora lo único que quería era enseñarles cosas buenas y que sea uno de esos niños educados que todos quisieran tener.
—¡Ay, el teléfono, el teléfono, boluda! —Victoria empezó a saltar con emoción aún sentada en el sofá tan pronto el teléfono de Andrómeda sonó indicando la entrada de una llamada. —Dale, Meda, apúrate, tal vez sea Peter —habló mientras la nombrada se levantó y fue casi corriendo hacia su teléfono, contestando sin fijarse quien era.
—¿Meda? —la voz inconfundible de Valentín se hizo presente al otro lado de la línea. —Eh, es Valen... —habló con cierto nerviosismo en su voz pues hasta ahora sólo habían hablado por mensajes.
—Valentín... —respondió con cierto asombro ante su llamada inesperada. Tan pronto sus amigas escucharon aquel nombre corrieron hacia donde ella estaba atentas a la conversación. —¿Todo bien? —preguntó recargándose en la encimera que separaba la cocina de la sala.
—Todo piola, sí. ¿Vos qué tal? —preguntó esta vez más relajado, como si la voz de aquella chica sirviera como calmante. Andrómeda respondió como siempre respondía a esa pregunta, “síp, todo fino”, el joven dedujo que eso significaba que estaba bien. —Te llamaba para darte la noticia yo mismo, vimos el video que hicieron y creo que no hay palabras suficientes para describir lo bueno que fue —ante aquel comentario la chica adornó su rostro con una sonrisa de pura felicidad. —Queremos que trabajen con nosotros por el resto de la gira —esa fue la señal para que Andrómeda le dijera que esperara un momento y luego apagó el micrófono de su teléfono dejando el aparato a un lado.
—¿Qué pasa? ¿Qué te dijo? ¡Hablá! —exclamó la Argentina con cierto nerviosismo ante el silencio de su amiga.
—Pasa que tenemos mucho trabajo que hacer en los próximos meses porque vamos a trabajar en la gira de Wos —finalmente habló provocando un coro de gritos de emoción de sus amigas que alertaron a la mascota de la casa haciendo que empezara a ladrar y saltar por el lugar.
—Mami, ¿Vas a trabajar con Wos? —preguntó el pequeño entre los griteríos con ojos de pura y hermosa ilusión ante la oportunidad de conocer a su ídolo.
—Sí, cariño, y te prometo que te voy a llevar a que lo conozcas —tan pronto dijo eso el pequeño se unió al coro de gritos que tenían sus tías y su mascota.
Andrómeda solo pudo verlo con ternura irradiando en sus ojos, al final de todo ella trabajaba para darle pura felicidad a su hijo y ver como la noticia le había caído tan bien le llenaba el alma de alegría.
Al otro lado de la ciudad estaba Valentín escuchando solo silencio en la línea, varias veces se despegó el teléfono de la oreja temiendo que la chica le haya cortado, pero no, podía ver que el tiempo de llamada aún continuaba así que no había cortado. Empezó a llamar al nombre de la joven sin éxito alguno, pero cuando iba a rendirse y terminar la llamada, la dulce voz de la Venezolana se hizo presente con algunos gritos y ladridos de fondo que de a poco fueron disminuyendo.
—Perdón por hacerte esperar, estaba dándole la noticia a las chicas y siguen gritando como locas —la joven había salido hacia el balcón cerrando las puertas atrás de ella para evitar que los gritos siguieran escuchándose. —No sabes lo bien que nos ha caído esta noticia a todas nosotras, de verdad, muchas gracias, te juro que no se van a arrepentir de esta decisión, vamos a trabajar duro y los resultados van a ser grandiosos, ya verás —Andrómeda no era de emocionarse por cosas como esas, pero en la voz se le notaba cuan feliz estaba por la oportunidad que le estaban dando.
—No tengo dudas de eso, si siguen haciendo videos como el que nos mandaron vamos a estar más que felices —mientras Valentín hablaba tenía a todos sus amigos delante haciéndole señas para que la invitara a salir de alguna vez. —Meda, ¿Hacés algo por la mañana del viernes? Pensé que podríamos ir a desayunar juntos —el joven mordía con nerviosísimo su labio inferior temiendo otro rechazo por parte de la chica.
Y es lo que iba a suceder porque justo en la mañana del viernes tenía que ir a una reunión de padres para supervisar el avance de los niños, lo peor del caso es que no podían verse el resto del día porque ella tenía trabajo, aunque no quisiese hacerlo tenía que decirle que no.
—Perdón, Valen, no puedo, tengo que ir al jardín de Orión para una reunión y luego tengo todo el día ocupado con trabajo —habló con pesar en su voz. Si Valentín no supiese de la existencia de Orión gracias a las fotos del Instagram de la chica probablemente pensaría que simplemente no quería salir con él, pero entendía que ponía a su hermanito pequeño antes que cualquier cosa. —Por cierto, sobre eso, ya te he rechazado dos invitaciones por Orión y te tengo que pedir un favor que lo involucra. Él te ama, apenas tiene cinco años y ama todas tus canciones a pesar de no terminar de entender algunas, y quería tener tu permiso para llevarlo al siguiente show para que te conozca —ahora la que estaba nerviosa era ella, esperaba que dijera que sí porque su hijo ya estaba muy emocionado con solo la idea de conocerlo.
Aún era un misterio para ella como Valentín había aceptado de manera tan rápida que ella tenía un hijo, aún sabiéndolo seguía intentando llegar a ella de una forma romántica, apenas la conocía y parecía dispuesto a sumergirse en algo tan delicado como era estar con una chica con un hijo.
—No me tenés que pedir permiso, boluda, yo estoy más que feliz de conocer Orión, se nota bastante lo mucho que querés a tú hermano, claro que lo podés traer —aceptó con una sonrisa ignorando el hecho de que Orión no era el hermano de Andrómeda.
Y ahí fue cuando lo entendió, Valentín había visto las fotos con Orión como si fuera su hermano pequeño y por eso actuaba con tanta naturalidad en querer conocerlo, se sintió estúpida por nunca percatarse de aquel detalle.
—Valentín, Orión no es mi... —cuando iba a seguir hablando el poste de la calle frente a su edificio explotó provocando que la calle entera quedara sin luz, incluido su edificio, la señal de teléfono se fue de inmediato.
Ahora lo único que escuchaba era el llanto asustado de Orión pues el pequeño odiaba la oscuridad con su vida, era igual a ella cuando era tan solo una niña.
Entró al departamento nuevamente para auxiliar a su hijo aún con la espinita encajada al saber que Valentín pensaba que Orión era tan solo su hermano.
El problema de la electricidad duró más de lo que cualquiera pensaba, convenientemente duró toda la noche y todo el día siguiente, luego de eso tuvo que adelantar un montón de trabajo impidiéndole hablar con Valentín sobre el asunto importante de Orión. Ahora mismo estaban yendo hacia Groove con un Orión que no podía más de la emoción y ella seguía con la preocupación al pensar en la reacción del cantante cuando se enterará de la verdadera relación entre la chica que le gustaba y el pequeño que había visto en las fotos.
Aunque Andrómeda no quisiese admirarlo a ella le gustaba que Valentín tuviera su atención en ella, le gustaba que alguien estuviera pendiente de ella, le gustaba que le dijera cumplidos y piropos, le gustaba sentirse cortejada. Además, Valentín era un gran chico que cualquier chica quisiese tener de novio, pero ahora las cosas cambiaban radicalmente porque ella tenía un hijo quien es más importante que cualquier persona en el universo, ya varios hombres habían intentando hacerla elegir entre Orión y ellos, era bastante obvio lo que ella había elegido.
—Creo que Mateo y yo finalmente vamos a comer manzana hoy porque cuando fuimos de fiesta nos comimos una fresa, y fue una fresa muy buena —habló la Española con las palabras claves para hablar de cosas de mayores cuando Orión estaba presente, “comer manzana” era mantener relaciones sexuales y “comer fresa” era besar a alguien.
—Yo ya comí manzana con Mauro —le siguió Elisa provocando algunas risas en el auto. A ninguna de las chicas les sorprendía, desde que trabajaron con él notaron la química entre ellos dos.
—Yo solo he comido fresa con Tadeo, tal vez hoy sea mi noche de suerte —Victoria se encogió de hombros con una pequeña sonrisa en su rostro ignorando el hecho de que el único chico que le importaba no estaba cerca de ella. —Meda, ¿Crees que hoy vas a comer fresa con quien tú sabes? —ahora los ojos se fueron hacia ella quien solo se limitó a negar con la cabeza, eso provocó confusión entre sus amigas.
Ella pensaba que no iba a comer fresa, ni ninguna otra fruta con Valentín en cuanto supiera la verdad.
Unos quince minutos después ya estaban entrando al teatro y Orión veía todo con la boca abierta mirando todo con impresión y asombro, de vez en cuando daba pequeños saltos de emoción al darse cuenta que mientras más caminaba más cerca estaba de conocer a su ídolo, tanta era su emoción que quería ir corriendo hacia donde estaba el cantante, pero su mano sujetada por Andrómeda se lo impedía.
Ella se encontraba con sentimientos completamente opuestos a su hijo, ella quería ir lo más lento posible pues no quería enfrentarse a una realidad que sería inminente, de alguna u otra forma Valentín se iba a enterar que ella tenía un hijo y por una parte pensaba que enterarse en este momento era lo mejor para ambos, él dejaría ese absurdo gusto hacia ella y ella... bueno, ella seguiría su vida normal sin ningún cambio.
Aunque no pudiera tener la vida de sus amigas, quienes no tenían ninguna responsabilidad más que cuidarse a ellas mismas (y a veces no lo hacían bien), no se arrepentía de tener a Orión, él era esa pequeña estrella que lograba alumbrar su vida entera con solo una sonrisa o una risa, con un abrazo o un beso en la mejilla, con sus graciosos e hilarantes comentarios. Puede que tuviera todas las de perder en el amor, pero aún así nadie, nunca, le quitaría la felicidad que Orión solo podía brindarle.
Con ese pensamiento pudo tranquilizarse lo suficiente para seguirle el paso rápido a su hijo y llegar en un parpadeo delante de la puerta del camerino de Valentín, una pequeña sonrisa se instaló en su rostro al oír aquella risa característica que le hacía saber que el cantante se encontraba adentro, tomó aire y lo soltó lentamente para luego abrir la puerta dejando entrar a sus amigas primero.
Podía ver como Orión había cambiado su expresión de emoción por una de timidez, ahí era cuando ella tenía que actuar para hacerlo sentir lo suficientemente seguro como para que entrara en la habitación por su propia cuenta.
—No tienes porqué sentirte nervioso, bebé —se arrodilló delante de él tomando su pequeño rostro entre sus manos, comenzando a dejar caricias en sus mejillas. —Eres un niño encantador, solo tienes que ser tu mismo porque todo tú es perfecto tal cual es, solo te va a bastar mostrar esa linda sonrisa que tienes para que Wos te ame —se acercó un poco más dejando un tierno beso en la frente de Orión logrando que el niño soltara una sonrisa mucho más relajado que antes.
Volvió a ponerse de pie tomando la pequeña mano del niño para finalmente atravesar la puerta haciendo que todos los ojos se posaron en ella y luego en su acompañante, pero la única mirada que le importó fue la que venía de aquellos ojos azules que la miraban con pura emoción e ilusión, y mientras más se iba acercando más la joven se hundía en el mar de su mirada rezando para que de pronto apareciera un flotador que la ayudara a salir a la superficie, lejos de lo que estaba apunto de suceder.
Valentín por otra parte no podía más con la emoción de estar conociendo más a fondo a la chica que le gustaba, gracias a que se había tomado la tarea de ver las fotos de su Instagram sabia que Orión era realmente importante para ella, subía muchas fotos junto a él o simplemente de él solo, no dudó en ningún momento que aquel niño era su hermano, era lo más lógico para él, por lo tanto conocer a Orión era un gran paso en su amistad. Lamentablemente la realidad no se asemejaba a sus creencias y solo era cuestión de segundos para que lo que descubriera.
—¡Meda! —saludó el joven con una radiante sonrisa tomando la suficiente confianza y valentía para rodear su pequeño cuerpo entre sus largos brazos. Luego de soltar a la joven se arrodilló para quedar a la altura de Orión quien lo veía con ojos de pura ilusión, hasta podía ver brillo en sus ojos marrones, iguales a los de Andrómeda. —Y vos debés de ser Orión, el hermano de Meda —habló con suma confianza y con un tono dulce, dio una rápida mirada a la mayor quien solo pudo sonreírle con algo de incomodidad sabiendo lo que venía.
—Sí, yo soy Orión, pero no soy su hermano —negó con la cabeza mirándolo con confusión. —Ella es mi mami, Wos, y es la mejor mami del mundo —siguió hablando esta vez con una gran sonrisa, con la confianza que su madre le dijo que tuviera.
Tan pronto escuchó al pequeño todo el cuerpo de Valentín se tensó y volvió a subir su mirada hacia la castaña buscando alguna explicación pero solo consiguió que la chica desviara su mirada lejos de él a algún punto de la habitación.
Andrómeda García tenía un hijo, la chica que le gustaba tenia un hijo, en definitiva no era algo que esperaba oír ese día.
¡Nuevo capítulo y nueva revelación!
Hoy no hay entrega de Instagram porque creo que no hace falta, en el próximo si la habrá.
En fin, voten, comenten su parte favorita y ajá, nos leemos en algunos días más, tal vez dos, tal vez tres, muchas gracias por leer, Arrivederci!💫❤️
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