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02

"Mezcla los colores en tu paleta, elige tu filtro ¿Cuál de mis "yo" quieres?"

YoonGi estaciono su auto a unas calles del establecimiento, camino la distancia sobrante a pie para evitar llamar la atención, lo cual fue imposible debido al potente aroma de pre celo que dejaba al pasar.

Casi siempre era así, su aroma a madera y menta llenaba su habitación al llegar su época de celo. Muchos omegas a la redonda se doblegaban sumisamente ante él, rogaban por ser quienes apaciguaran sus calores, pero no eran lo que YoonGi buscaba y los rechazaba.

¿Cómo les podría decir que quería ser maltratado y dominado siendo un alfa? No podía, mucho menos con los y las omegas que fácilmente podrían vender esa información a alguna revista con tal de obtener un beneficio a cambio.

YoonGi entró a Filter Issues ignorando lo más que podía el temblor en sus grandes manos, llegó a la recepción y allí se encontró con un alfa de piel aperlada, ojos grandes y sonrisa enorme con forma de corazón.

—Sea bienvenido a Filter Issues ¿Tiene cita?— preguntó HoSeok con amabilidad, su nariz se arrugó ante el aroma del contrario, podía distinguir que era un alfa de rango mayor al suyo y eso lo hacía sentirse un tanto intimidado.

—Sí, está a nombre de Suga.

HoSeok asintió, busco en la computadora del negocio y abrió los ojos levemente al notar quien lo atendería. No dijo nada al respecto, suspiro y le señaló con la cabeza para que le siguiera a través de los pasillos. Después hablaría con su jefe y mejor amigo, JiMin debía tener sus propias razones para tomar una solicitud.

YoonGi soltó un "gracias" apenas legible y en cuanto se detuvieron frente a una puerta negra con el número setecientos setenta y nueve, vio al otro alfa marcharse sin decirle nada más. Estaba muy nervioso, por lo que esperó unos segundos afuera para tranquilizarse y luego decidió entrar sigilosamente para irse ambientando a lo que haría en ese sitio.

En el interior no había nadie, aún, así que observó el lugar, tratando de no pensar demasiado en salir y mejor irse a su casa. La habitación era de un tono vino muy relajante y sensual, la cama era amplia, casi como para cuatro personas y las sábanas eran de color negro. La decoración en la pared constaba de algunos juguetes sexuales como: cadenas, esposas, látigos, dildos, vibradores y muchas cosas más que le hicieron tragar saliva en seco.

Mientras que YoonGi comenzaba a sentirse como un animal encerrado y acechado, JiMin se encontraba en la puerta interior, arreglándose para recibirlo. En su cuerpo llevaba puesta una camisa blanca, semitransparente y larga, un cinto ancho de cuero negro en su cintura para así remarcarla. Sus torneadas piernas estaban decoradas por medias de red junto a algunos arneses negros, sus manos llevaban guantes de cuero del mismo color y en sus pies unos tacones altos de aguja color rojo.

JiMin se miró en el espejo antes de salir, acomodó sus cabellos rosas un poco hacia atrás y se colocó el labial a tono sobre sus pomposos labios. En su mente se recordaba cómo debía ser, el filtro que debía seguir y que con ello obtendría lo que tanto anhelaba: la atención y el amor de su alfa.

YoonGi no escuchó cuando la puerta fue abierta, pero sí fue consciente del traqueteo que causaban los tacones y el dulce olor a duraznos con vainilla que llenó la habitación. Su lobo interno movió la cola de un lado a otro con euforia, era delicioso y tranquilizante tal como había pedido, pero al girarse su mirada se quedó congelada en el omega que lo poseía.

—¿P-park JiMin?— cuestionó YoonGi en un balbuceo, totalmente incrédulo de que fuera realmente él.

Claro que YoonGi conocía a JiMin, el chico era uno de los omegas más bonitos de la preparatoria y tenía un amigo que estaba loco porque saliera con él. TaeHyung solía suspirar y hablar todo el día de ese omega, hasta que decidió declararse. Después, YoonGi fue testigo del rotundo rechazo que recibió y luego de eso quedó un poco flechado por la dualidad que había descubierto en JiMin.

Y es que aquella vez TaeHyung le había llevado un ramo de flores, le coqueteó de manera descarada y quizás cometió el pequeño error de decirle "me gusta mucho tu gordo culo". Sí, bueno, tal vez fue ese el motivo por el cual el tierno JiMin le pateó los huevos a su amigo y se marchó sin reparos, fue eso lo que a YoonGi le llamó la atención.

Los omegas solían ser sumisos, lindos, tiernos, todo amor y flores, raramente se oponían o se negaban a lo que un alfa les dijera. Por eso YoonGi no tenía interés en ellos y se iba más por los betas, los cuales siempre eran mujeres para poder formar la familia que tanto quería.

Sin embargo, lo que YoonGi nunca le dijo a TaeHyung ni a nadie es que había sentido mucha atracción por JiMin desde esa vez, una que intento ignorar y que logró esquivar totalmente cuando comenzó su relación con SunHwa. Ahora que lo volvía a ver era como si todo lo que quiso olvidar hubiese vuelto de golpe y con más intensidad que antes.

JiMin seguía siendo el omega tierno, pequeñito, de cachetitos regordetes, delgado, aunque no demasiado y con ese cuerpo curvilíneo de infarto. Pero se sabía que no era solamente eso y lo demostró cuando arqueó una ceja con molestia. Aun cuando en su interior su lobo se regocijaba al ser reconocido, JiMin camino hacia el alfa y repentinamente lo cacheteo.

YoonGi no reaccionó ni cuando su rostro fue girado debido a la fuerza, su lobo aulló y el miembro entre sus piernas resintió gustoso la sensación de dolor. Dios, había olvidado que el omega también poseía ese lado, uno agresivo, aquel que tanto lo había cautivado al descubrirlo.

—¿Con qué derecho me llamas por mi nombre, esclavo?— interrogó JiMin, tomándole por el cuello de la camisa y empujándolo hacia la cama con fuerza para luego dirigir su pie hacia su verga y pisarla con la aguja de su tacón.

YoonGi sintió su rostro enrojecer, jadeo al sentir como JiMin movía su pie de arriba hacia abajo para frotar su miembro semi erecto. Estaba siendo rudo y bastante directo, eso le ponía y mucho. Además, estaba el detalle de su vestimenta que lo tenía completamente embobado y esos zapatos rojos que ejercían presión sobre su pene. Mierda, adoraba la sensación de ser humillado y estaba dispuesto a ser maltratado por este omega, quería serlo.

JiMin le sonrió de manera cínica cuando lo escucho gruñir de excitación, continúo pisándolo y retuvo el propio vergonzoso gemido en su garganta al confirmar que dentro de los pantalones negros de vestir que llevaba YoonGi había un gran miembro. Deseaba poder arrancarle las prendas de una buena vez, hacerle un oral y atragantarse con su pene para que luego se lo follara violentamente, pero no era eso lo que el alfa había solicitado.

—Estás aquí porque eres un asqueroso gusano necesitado ¿No es acaso lo que pediste?

—Y-yo...— balbuceo YoonGi sin saber qué decir, ido en la dulce, pero prepotente voz del peli rosa.

—Cállate y escucha. Me dirás amo, no te correrás sin mi permiso y a la primera queja te marchas de aquí ¿Entiendes?— volvió a preguntar JiMin de manera firme sin permitirle siquiera hablar.

YoonGi asintió obendientemente y JiMin se alejó para caminar hacia la pared, donde pasó sus regordetes dedos por los múltiples accesorios colgados. De uno en uno fue imaginándose los múltiples usos que les daría, lo divertido que sería someter a su alfa.

YoonGi, estando en la cama, miraba expectante lo que fuera a hacer y se sintió desfallecer cuando noto que el omega tomó una correa para perros. De las cosas que lo excitaban más estaba el hecho de ser tratado como una mascota, joder, esperaba con ansias ser entrenado.

JiMin acarició el cuero, regresó hacia el alfa y tronó los dedos a la vez que hacía una seña para que le mostrara su cuello. YoonGi con total sumisión y entrega lo hizo, su lobo estaba gustoso de ser tratado así por el omega, solamente por él.

—Eres mi perro, mi esclavo, deberías sentirte afortunado.— siseó JiMin, colocando el accesorio y le dio una lamida traviesa.

—Gracias, amo.

JiMin le tomó por la barbilla y estiró de la correa para que lo mirara fijamente a la cara, su sonrosada lengua humedeció sus labios y se dispuso a besarlo. YoonGi correspondió al instante, ambos belfos comenzaron un vaivén descontrolado, un conjunto de mordidas y succiones que elevó el calor en la habitación.

El silencio se llenó de sonoros chasquidos, pequeños gruñidos y gemidos, ambos lobos disfrutando del momento al igual que sus partes humanas, por fin reconociéndose. YoonGi sintió a JiMin separarse y se quedó ido en el hilo de baba que los unía mientras aspiraba el potente aroma de duraznos y vainilla combinado con el propio. Ambos habían entrado en celo.

—Omega.

—Alfa.

"¿Cómo está? ¿Se ve mejor? ¿Todavía no es suficiente? Chico tienes tu oportunidad"

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