05
JiMin salió de la empresa con una sonrisa en su rostro, sus compañeros modelos al verlo pasar cuchicheaban sobre su nuevo aspecto físico. Y es que al haber estado cuatro meses bajo la alimentación de YoonGi lo habían cambiado demasiado, aumentó casi treinta y cinco kilos.
YoonGi procuraba darle de comer sus cinco veces al día, siempre en grandes cantidades y con deliciosos postres, que como se imaginarán terminaban en un encuentro sexual.
Haber renunciado a su vida como modelo en Chanel, le trajo a JiMin una enorme paz y es que ya no tendría que continuar apegándose a los estereotipos, adiós a sus intensas rutinas en el gimnasio y sus ansiedades por subir un medio kilo.
JiMin no había sido forzado a retirarse por nadie, YoonGi le dijo que podía hacer todo lo que quisiera, siempre y cuando continuará a su lado.
Su relación, si es que así se le podría llamar, fue muy extraña al inicio y ambos lo sabían, que no fue la forma correcta de hacerlo. Sin embargo, aquel día, tras estar más calmados, luego de haber disfrutado de una noche de cocina y ver una película como si nada hubiese pasado, iniciaron una charla amistosa.
YoonGi le contó cómo es que había ido su vida luego de haberse mudado, la muerte de su abuela YuMin y sus constantes problemas de autoestima. Claro que había perdido peso, que había cambiado en todo físicamente, pues maduro y eso lo volvió el hombre que era ahora.
Aún amaba la comida, adoraba cocinar, pero los traumas y el pasado estaban allí presentes. Por eso es que no comía como antes y en vez de desear engordar... Quería engordar a los demás, era una forma placentera en la que controlaba su necesidad sexual.
YoonGi tenía feederismo, algunos gustos sexuales por lo violento y la orina, quizás por todo lo que vivió en su adolescencia. La obesidad, los maltratos que sufría a punta de golpes y encima las burlas de sus compañeros cuando lo obligaban a comer lodo o lo orinaban para rebajarlo a un animal.
JiMin, por su parte ,tuvo que contarle primero que nada sus sentimientos por él durante la secundaria, el motivo detrás de su miedo a las personas gordas y el cómo lo había extrañado con el pasar de los años. No fue fácil porque tras haber tenido un pasado con su padrastro lo había dejado marcado de muchas maneras, pero no de la forma que podría imaginarse.
YoonGi escucho su sinceridad y tardo un poco en procesar que era correspondido, que siempre lo fue y que lamentablemente había hecho algo irreversible con el menor al obligarlo a tener sexo en un comienzo.
Pero JiMin le calmó explicándole que debido a esos sucesos había desarrollado gustos distintos en el acto sexual, probablemente debido al abuso en su infancia. Fue vergonzoso aceptarlo, más comprensible y es que el anhelo de ser amado al punto de lo obsesivo, que el acto se tornará forzoso y violento... Lo excitaba.
Los dos concordaron en que lo tendrían presente, los gustos que tenían en sus vidas y el cómo vivirían con ellos. Si YoonGi quería engordar a JiMin estaba bien, si JiMin quería ser abusado por YoonGi estaba bien.
Siempre y cuando ambos estuvieran de acuerdo, aunque él que dominaba la relación era YoonGi y JiMin comúnmente aceptaba todo sumisamente. No había obligación, tampoco un arma apuntándole a la frente que lo estuviera forzando, solo era su amor y placer incitándolo a obedecer.
Así es como las disculpas entre ellos fueron la base de un nuevo inicio y aunque YoonGi continuaba sintiéndose fatal por sus acciones, JiMin le calmaba diciéndole que él realmente quería que sucedería de esa manera e incluso le pidió que lo repitieran muchas veces más.
Eso fue hace ya cuatro meses, en los cuales solo estuvieron amándose a su manera, a base de sexo, abuso y comida. Probablemente, para muchos sonará extraño y hasta enfermizo; tal vez lo era, aunque para ellos no, ya que eran sus maneras de encontrar la satisfacción sexual que tanto necesitaban.
Lo que los años habían provocado en ellos supieron aprovecharlo de la mejor forma posible, YoonGi siempre estuvo ocupado en su restaurante, intentando alcanzar el éxito y jamás pudo disfrutar su vida sexual por temor a su físico, además de miedo al amor.
JiMin era casi lo mismo, empeñado todo el tiempo en cuidar su imagen y peso, que no tuvo la oportunidad de disfrutar en ningún momento de una buena comida, ni del sexo porque su mente estaba llena del pasado.
Pese a eso, ahora ambos podían hacerlo sin temor, cada uno con gustos. YoonGi con su feederismo y JiMin con su punishing. Ya no había nada que les prohibiera ser quien en realidad querían, solamente eran ellos dos en su espacio privado haciendo lo que tanto deseaban.
Por eso JiMin tras considerarlo muy bien prefirió retirarse, tenía la economía suficiente para hacerlo y anhelaba estar todo el tiempo con YoonGi, al punto de ser dependiente de él.
YoonGi no necesitaba ir a Seesaw, tenía empleados para eso y aunque muchos iban al restaurante solamente por él, eso cambió cuando se difundió la noticia de que tenía pareja.
Los medios habían hecho hincapié en qué era gay, que además su pareja era un modelo y que JiMin había perdido su puesto en Chanel debido a su sobrepeso. La mayor parte del tiempo señalaban lo mal que se veían juntos por qué el menor no iba con los estándares esta vez y YoonGi "merecía algo mucho mejor".
Todos se irían con la finta de que JiMin con todas esas cosas estaría destrozado, llorando por ser visto y criticado de esa manera tan cruel. Pero en realidad... Estaba más que feliz, YoonGi lo adoraba con ese aspecto, alababa su gordura y besaba sus lonjitas todo el tiempo.
Comida siempre había, mimos en sus enormes mejillas, amasamientos en sus gordos glúteos y algunos pellizcos traviesos en sus pectorales abultados. JiMin después de tanto tiempo sintiéndose ahogado, aprisionado, pudo sentirse libre, era amado a pesar de todo y le encantaba.
YoonGi estaba bastante perdido por tener a su precioso JiMin gordito, por poder despertar a su lado, prepararle el desayuno, el almuerzo, la comida, la merienda, la cena y todos los postres que le apetecieran. Por fin tenía a la persona que siempre quiso a su lado, de la manera que deseaba y no por críticas de personas exteriores a su relación iba a cambiar su felicidad.
JiMin lo amaba o quizás solo estaba obsesionado con retribuir todo el daño que le causó su rechazo años atrás, eso no importaba por qué al final solo quería ver a YoonGi sonreír. Y eso incluía que lo hiciera comer hasta vomitar o a darle sus orines para que los bebiera, incluso algunas veces le permitió alimentarse directamente de su culo como la primera vez, pero con otras comidas.
Ninguno de los dos veía nada extraño porque era su vida y su forma de vivirla, atados el uno al otro por la eternidad.
—¡Ya llegué Gi~!— grito JiMin, cerrando la puerta tras de él y colgando su enorme saco en el perchero.
Ya estaban en invierno, la chimenea de sala se encontraba encendida y JiMin caminó hacia ella para calentarse un poco. YoonGi al escucharlo llegar salió de la cocina, traía en sus manos una vasija de malvaviscos y chocolate caliente.
—¿Cómo te fue?— preguntó, colocando las cosas en la mesa central para abrazarlo por la espalda y jugar con sus lonjitas un poco.
JiMin sonrió al sentir el miembro del mayor golpeando contra su trasero, se giró para verlo frente a frente y lo besó castamente.
—Bien, la jefa me hizo firmar un contrato y mis compañeros me vieron mal.— comentó, realizando un puchero ante lo último.
YoonGi gruño —No saben nada, eres tan hermoso cómo estás, me tienes a tus pies.— aseguró, dirigiendo sus grandes manos hacia sus glúteos para apretarlos y nalguearlos con fuerza.
JiMin dio un respingo y se escondió en la curvatura de su cuello para soltar un gemido, le encantaba que lo maltratara así mientras le hablaba tiernamente. YoonGi poseía una dualidad en su persona que lo atraía demasiado, siempre fue así, desde la secundaria había notado esa combinación de ternura y salvajismo.
—Es que... Estoy gordo.— comentó el menor con tono cabizbajo.
YoonGi lo alejó un poco, le tomó el rostro y lo obligó a mirarlo. Ah, JiMin se veía jodidamente perfecto con sus enormes mejillas sonrojadas, sus belfos pomposos y ojitos cristalizados.
—¿Gordo? Gordo me lo pones.— dijo sonriéndole de manera descarada.
JiMin rio levemente por su tontería, llevó sus pequeñas manos hacia su cuello y las fue bajando lentamente hacia su cinturón para comenzar a desabrochárselo.
—Tengo hambre.— exclamó como si fuese un niño necesitado, hambriento.
—Creo que al chocolate caliente le vendría bien un poco de mi lechita ¿No crees?
—Lo creo, pero ¿Sabes qué más creo?
—No, cielo ¿Qué cosa?
—Que me gustaría comprobar cuántos bombones caben en mi culo y que los llenes de tu delicioso semen para luego poder disfrutarlos entre los dos.— comentó de manera sensual, tomando uno de los suaves y esponjosos dulces para recorrerlo desde su boca hasta llegar a su trasero.
Los felinos ojos de YoonGi brillaron de deseo puro, asintió y tomó asiento en uno de los sillones individuales de su sala. Observó como JiMin se desnudaba para él, se colocaba en cuatro y se recargaba en la mesa.
—Así que estabas preparado.— siseo el mayor, admirando cómo había un plug anal rosa colocado en su bonito culo.
JiMin asintió —Sabes que me he vuelto adicto a ti, a tu comida, a tu verga y a tu semen.
—Eres un buen niño, mi cielo, pero si continuas así... No voy a poder controlarme.
La advertencia era clara, pero JiMin se había vuelto demasiado coqueto y atrevido para detenerse. Sacó el plug de su culo con cuidado y rápidamente tomó un bombón para introducírselo en su interior.
YoonGi ya tenía los pantalones desabrochados, solo tuvo que abrir sus piernas y sacar su miembro para masturbarse mientras disfrutaba de la función que le estaba dando.
Después de unos minutos, JiMin tenía su interior lleno de bombones, al punto de que sus paredes se esforzaban por apretarse y no dejar salir ninguno.
—¿Cuántos, Gi~?— interrogó el menor, mordiéndose el labio y jadeando de placer al sentirse lleno.
—Veinte, tienes veinte bombones en el culo, cielo.— respondió YoonGi a modo de felicitación.
—Vamos, Gi, dame de tu deliciosa verga.— rogó JiMin, meciendo su trasero de un lado al otro, intentaba atraerlo a él.
El mayor no necesitaba ninguna insinuación, estaba totalmente erecto con únicamente verlo actuar así. Se colocó a sus espaldas y dirigió su pene a la entrada para penetrarlo y machacar los bombones en su interior.
JiMin gritaba de placer, sentirse lleno al punto de querer explotar era tan excitante que simplemente no controlo su orgasmo y terminó de golpe. YoonGi lo hizo de igual manera en su interior, salió y tomó la bandeja de bombones vacía para ponerla bajo el menor.
—Vamos sácalos, cielo.— pidió ansioso el mayor.
—Me gusta más cuando fuerzas la salida.— señaló con voz trémula debido a la excitación.
El peli azul soltó un gemido satisfecho por su pedido, lo ayudó a girarse para quedar frente a frente y JiMin tomó la bandeja para que quedara alineada a su culo. Entonces YoonGi le acarició el rostro con extrema devoción, su mano se volvió un puño y le propicio un golpe en el estómago que provocó presión en el estómago del menor.
—Gi~ Ah~.— gimoteo JiMin, cerrando sus ojos de dolor y placer, expulsando los dos primeros bombones.
—Eres tan sádico y sumiso... Me dan ganas de ahorcarte y cogerte hasta dejarte inconsciente.— confesó el mayor, volviendo a golpearlo.
JiMin sollozo por el daño, una nueva erección creció entre sus piernas por la satisfacción de ser maltratado y una vez todos los bombones salieron se corrió por segunda ocasión, aunque sobre los dulces.
YoonGi tomó la bandeja y degustó los húmedos malvaviscos, tomó un sorbo de su chocolate caliente para acompañar el delicioso sabor. El menor le sonrió cálidamente y abrió la boca para que le diera de comer, lo cual no demoró en suceder.
—Abre la boquita, cielo.— pidió el peli azul tiernamente.
JiMin asintió, sus belfos se separaron y saco su lengua para recibir el bombón húmedo por su lubricación anal natural y el semen de ambos. Soltó un suspiro de placer al sentir el sabor en su paladar, YoonGi le ofreció el chocolate ya algo tibio y lo bebió mientras se acurrucaba en su pecho.
Ambos se quedaron allí en el tapete del piso mientras observaban el fuego de la chimenea. JiMin quedándose dormido por las caricias sobre sus cabellos rubios y YoonGi sonriendo al verlo tan tranquilo, tan suyo.
¿Será que el amor era en realidad agridulce? Ese sabor era el favorito de ambos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro