XXII
Fueron los momentos más aterradores de toda mi vida.
Me paseaba por el pasillo del hospital, lista para escurrirme de mi propia piel. Odiaba esperar.
¿Por qué está tomando tanto tiempo?
¿Coser los agujeros de bala realmente toma tanto maldito tiempo? ¿O es que la lesión había sido peor de lo que la gente me decía?
Me froté los brazos, muy nerviosa y llena de temor reprimido queriendo quitarme la sensación aterradora y malvada con mis garras desnudas.
—Señorita Park.
Me volví hacia el oficial de policía que se acercaba. —¿Ya interrogó a Lee Jae Wook? ¿Sabe cómo me encontró?
El oficial Yang, creo que ese era su nombre, asintió. —El señor Lee confesó que la rastreó por las facturas de teléfono que encontró en la casa de sus padres cuando irrumpió en ella recientemente. Le tomó unos días conseguir un amigo especialista en computadoras para rastrear la línea extra, y luego conducir hasta aquí. De los recibos de las gasolineras que encontramos en su coche, creo que ha estado en Dongseo durante al menos setenta y dos horas.
Me estremecí. Eso significaba que ya se encontraba aquí cuando la señora Yoon chantajeó a Jungkook. Y estuvo aquí cuando Jungkook y yo habíamos conectado.
—Así que, no importó que me mudara al otro lado del país, que cambiara mi...
Una mano reconfortante aterrizó en mi hombro. —No tendrá que preocuparse por él. No por mucho tiempo.
Con un bufido, levanté la cara y le envié una mueca de incredulidad. — Sí, hasta que su papi también consiga que este juicio se venga abajo.
El oficial negó con la cabeza. —No después de todo lo que hizo hoy.
—¿Así que eso me da qué...?
—Vamos a ver: Dos cargos de intento de asesinato, disparar un arma en un edificio público, allanamiento de morada, resistencia a la autoridad. Yo diría que... ¿veinte o treinta años?
—¿Lo...lo dice enserio?
Sonrió. —Bastante buen tiempo para vivir sin miedo, ¿no es así?
Juro que sentí escalofríos, tantos que mis piernas flaquearon. También los ojos se me llenaron de lágrimas, y si Jungkook hubiese estado a mi lado, me habría echado a llorar en sus brazos de la alegría.
—A propósito—agregó el hombre—, ¿los médicos todavía no han salido con alguna noticia? Tengo que preguntar...
—No. Todavía no.
—No te preocupes tanto —me dijo con una sonrisa suave—. He visto a gente salir adelante con heridas mucho peores que ésta. Estoy seguro de que todo irá bien.
—Gracias. —Asentí, pero no me sentía convencida.
El oficial se alejó para hablar con una enfermera. Esperaba que consiguiera más información que la que había estado recibiendo. Sintiéndome agotada, me dejé caer en el banco más cercano del tranquilo pasillo del hospital afuera de la sala de espera sofocante y apoyé la cabeza contra la pared.
Cuando cerré los ojos, alguien se sentó a mi lado. —Conseguí tu latte de chocolate blanco.
Las lágrimas llenaron mis pestañas y negué con la cabeza. Apenas podía hablar pues sentía que mi garganta quemaba.
—No creo que pueda tomar nada en este momento. Pero gracias.
Extendí la mano a ciegas y al instante encontré una mano cálida.
—Ven aquí —murmuró Jungkook, acto seguido me atrajo a su costado. Me acurruqué en posición fetal descansando la mejilla en su hombro.
Mientras empapaba su camisa de lágrimas, él besaba mi cabello.
—Nayeon estará bien. Lo sé.
—No puedo creer que le disparara. Le disparó a mi prima.
—Lo sé. Pero ella es pariente tuyo, es fuerte. Saldrá adelante.
Me aferré a él con fuerza. Todo era demasiado para procesar.
Después de que Jae Wook disparó dos veces al techo de la Universidad Dongseo, Jungkook logró darle un codazo en la cara y quitarle el arma momentos antes de que un enjambre de policías apareciera. Gracias a Im Nayeon.
Al parecer, el loco había irrumpido en mi apartamento esta mañana después de que salí para clases. Nayeon, al atrasarse, lo interceptó. Él le disparó a quema ropa y todavía fue lo bastante inhumano como para dejar su cuerpo sangrante tendido en el suelo fuera del garaje de cuatro espacios, así él podría buscarme en la escuela.
Según el Oficial Yang, Nayeon estuvo lo suficientemente lúcida como para sacar su celular del bolso, llamar a emergencias y advertirles que Lee Jae Wook probablemente estaría en la universidad buscándome justo antes de perder la conciencia. Es por eso que ya estaban en la escuela cuando el primer tiro errante fue disparado fuera de mi clase de cálculo.
—¿Pudiste localizar a sus padres? —preguntó Jungkook.
—Sí. Están en camino. —Anoche mis tíos habían partido a una de las conferencias de trabajo del tío Taewoo—. Acababan de bajar del avión en cuanto los contacté.
—¿Y qué pasa con Seohyun? Si de verdad está embarazada de él, ¿no crees que querría saber acerca de esto?
Me tensé, un poco molesta de que él no estuviera muy seguro de que el bebé fuera de Seohyun como afirmó Nayeon, pero yo sabía que él no era precisamente su fan.
—Es su bebé —le susurré—, y no. Rompió con ella después de enterarse de eso. No voy a llamar a ese idiota a menos que ella me lo pida.
—De acuerdo. Lo siento. Es que...
—No importa.
—Vamos, no te pongas así.
Esperaba que mi prima no me odiara por haberle dicho impulsivamente su secreto a Jungkook, pero en ese momento enloquecí, preocupada por su vida y el estado de su embarazo. Él me había asegurado que guardaría silencio hasta que ella quisiera que la noticia se hiciera pública. Pero no estaba tan segura de si habría alguna noticia después de hoy. Aunque Nayeon sobreviviera, ¿cuáles eran las posibilidades de que la situación no le hubiese provocado un sangrado involuntario?
—Sólo espero que los dos estén bien.
—Lo estarán. El policía dijo que recibió un disparo en el hombro. Eso está lejos del feto.
—Pero...
—Shh. —Me acarició la espalda con la mano.
Cerré los ojos absorbiendo su apoyo incondicional. No sabía cuánto tiempo nos abrazamos así, pero apenas oí pasos cerca, levanté la cabeza para ver a una doctora aproximándose.
—Ay, no. —el guapo chico a mi lado se tensó.
—¿Qué pasa?
Justo cuando hablé, la doctora echó un vistazo a la sala de espera más cercana. —¿Guardián de Im Nayeon?
—Aquí. —Salté del abrazo de Jungkook olvidando su comportamiento extraño hasta que extendió la mano y agarró mis dedos como si quisiera jalarme de nuevo hacia él.
La doctora se volvió hacia nosotros y vaciló en su paso cuando lo vio. —¿Ju...Jungkook?
Sus dedos se apretaron alrededor de los míos mientras la mirada de la mujer saltaba interrogante de él a mí y de nuevo a él.
Y de repente, entendí.
Me volví hacia Jungkook, sin poder contenerlo le pegué en el brazo. —¡Tienes que estar bromeando! ¿Una doctora? ¿Una maldita doctora?
Parecía como si fuera a ser golpeado con un látigo mientras se intimidaba de nuevo con el rostro pálido y petrificado. —Yo... lo... lo siento.
La doctora retrocedió bruscamente como si fuera a salir corriendo.
—¡Oiga! —La observé con una mirada asesina—. ¿No va a decirnos cómo está Nayeon?
Hizo una pausa y se aclaró la garganta sonrojándose ligeramente. —Por supuesto. Lo siento... —Nerviosamente se quitó el cabello del rostro haciendo que las mangas de su bata blanca se inclinaran lo suficiente para revelar el reloj Michael Kors atado a su muñeca.
Maldita sea, ¿por qué todas las ex clientes de Jungkook tenían que tener tan buen gusto en la moda?
—La señorita Im está estable —dijo—. Sus signos vitales son fuertes. Está despierta y lúcida.
—¿Y el bebé? —espeté.
La doctora Zorra asintió. —Todo en orden.
Me desplomé contra Jungkook. Alguien por favor detenga la masacre, habían sido demasiadas emociones el día de hoy.
Su ex clienta nos observaba con curiosidad antes de recuperar la seriedad.
—Puede verla en un par de minutos. Una vez que la tengan en una habitación privada haré que venga una enfermera y la lleve con ella.
—Gracias —respondió Jungkook, ya que parecía obvio que yo no iba a hablar con ella de nuevo.
Asintió y nos dio una sonrisa tensa. —Por lo menos ahora sé por qué mi llamada nunca fue devuelta. —Fijando su mirada en mí, agregó—: Ten un buen día.
Me volví para observar con el ceño fruncido a Jungkook. — Pensé que dijiste que todas tus clientas eran amas de casa ricas y aburridas. Doctoras exitosas, profesoras universitarias y caseras no encajan exactamente en esa categoría.
Jungkook se sonrojó y miró a su alrededor como si hubiera gritado la acusación. —Dije que la mayoría lo eran —murmuró en voz baja—. No todas.
Al darme cuenta de que éste no era el lugar para hacer una escena, me quedé malhumorada y silenciosa.
Pensé en el pasado oscuro de Jungkook y cuántas mujeres urgidas enloquecidas había en el distrito jadeando tras él pensando que les pertenecía. Entonces pensé en Nayeon y su bebé, Lee Jae Wook y su pena de prisión, Seohyun y su inminente paternidad. En realidad, no creo que hubiera un pensamiento que no girara en mi cabeza ocupada y confusa.
Jungkook se quedó callado a mi lado sosteniendo mi mano y pasando el pulgar sobre mis nudillos. A pesar de lo que acababa de suceder, me calmó la seguridad de su amor, y para el momento en que llegó la enfermera para guiarnos hacia mi prima, yo estaba bien, respirando con facilidad y lista para ver a mi chica.
Ella estaba sentada en la cama, consciente y haciendo bromas desde el momento en que entramos a la habitación. Después de ver a mi acompañante, puso su mano sobre su corazón.
—Ay. ¿Me trajiste un regalo de "Mejórate pronto"? ¡Sisi, no debiste hacerlo! ¿Va a desnudarse y bailar un poco para nosotras, o qué?
La mano de Jungkook apretó la mía, pero sólo me acerqué más a él. —Lo siento, pero Jungkook se retiró de todo eso.
—¿Sí? —Sus ojos cansados se estrecharon sobre él con sospecha—. Bueno, mejor que se mantenga de esa manera si va a seguir saliendo contigo. No conseguí un balazo por ti de un idiota sólo para que otro te rompa el corazón.
—Es una lástima que el primer idiota no le disparara a tu personalidad risueña para sacarla de ti. —murmuró mi novio.
—Está bien, está bien. —Levanté las manos jugando de árbitro—. No más insultos. Cualquier otro día podría ser capaz de manejar que dos personas que amo se odien completamente, pero hoy no. ¿De acuerdo? ¿Tregua?
— Tregua —Jungkook gruñó alejando la mirada.
Nayeon, por otro lado, alzó las cejas. —¿Acabas de decir la palabra con a... refiriéndote al gigoló?
—Sí. —Jungkook le envió una mirada desafiante y dura—. Y para tu información, seré mejor para ella que el último idiota. Preferiría morir antes que herir a Si Yeon.
Nayeon lo miró durante un largo momento examinándolo antes de que suspirara y se relajara contra la almohada.
—Si mientes, pondré un agujero de bala en ti. Y confía en mí, no es divertido —Hizo una mueca de dolor, atrayéndome repentinamente por lo pálida que estaba—. Lo juro, este analgésico que me dieron no funciona en absoluto. —gritó las dos últimas palabras hacia la puerta como si quisiera que todos en el hospital oyeran lo mal que se sentía.
—¿Quieres que busque una enfermera? Estoy segura de que te pueden dar algo más....
—No. —Puso la mano protectora sobre su estómago—. Entre menos drogas me den será mejor para el bebé —Entonces miró a Jungkook con los ojos muy abiertos y estrechó su mirada amenazadoramente—. No oíste eso.
El buen hombre se encogió de hombros. —¿Oír qué?
La mención de su bebé me hizo pensar en su padre imbécil. —No llamé a Seohyun. No sabía qué querías hacer al respecto.
—No lo hagas. No lo quiero aquí. —Sus dedos fríos se envolvieron alrededor de los míos—. Sólo te quiero a ti... y supongo que tu novio gigoló también puede quedarse, si se comporta.
Le sonreí al mismo tiempo que volteaba los ojos. Iba a ser inútil decirle que dejara de llamarlo así, ¿no?
—Lo digo en serio, Si Yeon. Sé que puedo ser una completa perra, y... y bastante egocéntrica. Y probablemente deberías odiarme por la forma en que me acerqué a tu novio a pesar de que lo hice para mostrarte que sería un bastardo infiel. Pero sigues siendo la mejor amiga que he tenido. Gracias por estar aquí para mí. Te amo.
Okey. Supongo que las experiencias cercanas a la muerte sacan lo mejor de esta chica.
—Yo también te amo. Siempre. —Nos abrazamos y chillamos una encima de la otra.
Jungkook salió de la habitación pretendiendo usar el baño. Cuando regresó, ambas nos habíamos calmado, pero todavía seguíamos limpiándonos los ojos húmedos con los pañuelos de papel y luego riéndonos de la otra.
Nos quedamos con ella hasta que sus padres llegaron. Con una simple mirada Nayeon me hizo saber que iba a lanzar la bomba del bebé y quería hacerlo sola, tomé el brazo de Jungkook y lo saqué de la habitación.
Al salir del hospital, él estaba silencioso. Contemplativo. Así que golpeé mi hombro con el suyo. Cuando me miró, hice la seña universal de "¿Qué es lo que pasa?"
—Lo siento —dijo de nuevo, soltando mi mano para envolver su brazo alrededor de mi hombro y jalarme con fuerza hacia él.
—¿Por qué?
—No tenía ni idea que la Doctora Shin era la que se encargaba de tu prima.
—Jungkook —lo interrumpí cuando abrió la boca para decir algo más. Lucía tan harto y arrepentido que me incliné y lo besé en la barbilla—. Necesito decirte algo.
Hizo una pausa y frunció el ceño con expresión confundida. —Está bien.
Lo llevé a un banco cerca de un pequeño árbol ornamental frente al hospital. Tomando sus manos, lo miré a los ojos. — Cuando derribaste a Jae Wook y se disparó el arma, mi corazón se detuvo. Te lo juro, literalmente se detuvo en mi pecho. Pensé... pensé que te había disparado y estaba dispuesta a morir junto a ti. Luego disparó de nuevo, y estaba segura de que habías muerto.
Jungkook no dijo nada, sino que simplemente me apretó las manos.
Le envié una sonrisa llorosa. —No te imaginas el alivio que sentí al verte rodar lejos de él y tomar el control de su arma. No podía creer que estuvieras realmente vivo, que fuera tan afortunada. Incluso después de que me enteré de lo de Nayeon y me paseaba por los pasillos del hospital preguntándome si lo iba a lograr o no, todavía me sentía con suerte. Me alegra que no fueras tú.
Con ojos brillantes de amor, exhaló un sonido tranquilizado y me acercó para darme un abrazo fuerte.
—¿Entiendes lo que digo? —le pregunté sobre su cuello—. No importa cuántas mujeres te hayan pagado por sexo, no te voy a dejar por ellas. Creo que jamás podría dejarte por ningún motivo.
—Seguiremos encontrándonos con ellas me temo. Nunca dejará de ser molesto.
—Entonces...quizá podríamos vernos en la necesidad de irnos de Busan a donde nadie sepa quién eres ni lo mucho que solías cobrar.
Si hubiese tenido un foco en la cabeza, se habría iluminado en todo su esplendor.
Jungkook se vio interesado ante mi sugerencia. —¿Exactamente a dónde tienes en mente?
—Bueno —me mordí el labio—, he estado extrañando Seúl. Tienen un gran programa de medicina en su universidad, y estoy segura de que su departamento de ingeniería también es muy bueno. Además, no importó lo lejos que hui, aun así Lee me encontró. Así que no voy a huir más. Quiero ir a casa.
Hizo una mueca.
—¿Pero Seúl? ¿Qué pasa con HeeJin y mi mamá?
Sólo tuve que pensarlo durante medio segundo. Sonreí. —Las llevaríamos con nosotros. Mi mamá administra un hotel, siempre está buscando empleados buenos y confiables. Podría conseguirle a la tuya un trabajo sin problema.
Jungkook sacudió la cabeza con los ojos radiantes con un brillo reverente.
—Tienes una solución para todo, ¿no es así?
Cuando se trataba de mantenernos juntos, sin duda encontraría una solución.
—Entonces, ¿qué dices? Si podemos convencer a tu mamá, ¿quieres considerar inscribirte en Seúl en la primavera?
—Sí —Sus labios se presionaron contra mi cuello después—. Sí. Si te hace feliz y nos mantiene juntos, mi respuesta siempre será sí.
Luego me besó, sabiendo a alivio, futuro, y devoción.
Se me metió algo al ojo.
Gracias por seguir leyendo y lamento la demora, acabo de iniciar el 4to semestre en la universidad y apenas me estoy adaptando al nuevo horario. No olviden que les quiero.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro