Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XIX

Una vez que llegamos a mi cuarto de azotea y después de acariciar mi pelo de la manera más amorosa, Jungkook se dispuso a revisar todo el desván asegurándose de que ningún ex novio psicópata merodeaba por ahí.

Atesoré la dulzura de sus acciones.

Cuando regresó a mí y me volvió a tomar la mano para llevarme a la cama, lo seguí en un regocijo vertiginoso.

Ahí, de pie en medio de mi habitación, la vida cambió para nosotros. No sé si fue por la manera en que drenamos todas esas emociones en el baño de su casa, o se debió al hecho de que en silencio nos prometimos la vida eterna; pero mientras Jungkook me miraba y yo lo miraba a él, supe, que dentro de cincuenta años, seguiría amando a este hombre de la misma forma desbordante en que lo hacía justo ahora.

Jeon Jungkook se había convertido en mi único lugar seguro, y yo, me había vuelto el suyo.

—Eres lo mejor que tengo, Si Yeon. Tú...—apretó nuestras manos. —tú has lidiado con demasiado como para todavía cargar con mi equipaje.

—Shh. —siseé acariciando su oreja. —Lo cargaremos juntos. Lo suficiente para averiguar cómo vaciarlo.

—Te amo.

Suspiré.

—Y yo a ti.

Compartimos un beso casto pero prolongado. Luego sin esperar nada del mundo, nos desnudamos por sí solos, uno frente al otro hasta quedarnos en ropa interior.

Sus ojos se calentaron cuando saqué mi camiseta seca sobre mi cabeza y mis pechos empujaron contra las copas del sujetador. Sabía que se encontraba excitado, ya que reveló un bulto llamativo en su bóxer cuando deslizó sus pantalones por las piernas. Pero en vez de alcanzarme, se dio la vuelta y tiró de las sábanas de mi cama.

—Después de ti. —Su mirada se hallaba llena de cuidado y devoción—. Te prometo que esta noche me abstendré de acaparar el colchón y las mantas.

Hice una pausa antes de meterme, tan aliviada como decepcionada de que no intentara nada conmigo. Nos merecíamos un poco de conexión física. Necesitaba estar cerca y compartir mi cuerpo con él en la manera más íntima. Pero más tarde. Esta noche no.

El sexo no era lo que más necesitaba de mí en este momento. Y tampoco era lo que yo más necesitaba de él. Por ahora, a los dos nos vendría bien un poco de consuelo emocional. Así que en lugar del sexo, lo que siguió fueron las más dulces y platónicas horas de mi vida. Jungkook logró convertir mi pesadez en una felicidad sin reservas.

Envuelta en sus brazos hablamos de cosas triviales como Harry Potter, lattes, la universidad, arañas asesinas, y nuestro futuro. Dibujábamos en las manos del otro con los dedos y adivinábamos qué imágenes habíamos hecho. Tratamos de tener una guerra de pulgares bajo las sábanas. Después de eso yacimos acostados en un silencio tranquilo tomados de la mano, escuchando nuestras respiraciones lentas hasta que ambos caímos en un olvido sin sueños.

Tuve un descanso encantador e ininterrumpido. Cuando me desperté, no sentía como si hubiera pasado toda la noche llorando sin cesar hasta que mis ojos casi se habían cerrados por la hinchazón. Me sentía revitalizada y cálida mientras me acurrucaba con mi alma gemela. Rodando hacia él, lo vi durmiendo junto a mí. Era como presenciar un milagro. Era hermoso. Por dentro y por fuera.

Como si sintiera mi mirada, se movió tomando una respiración profunda antes de girar la cabeza hacia mí y agitar sus gruesas pestañas hasta abrirlas. Una sonrisa cansada apareció en su rostro, y la verdad es que ni siquiera puedo describir lo increíble que se sentía al ser la destinataria de la misma.

—Hola —dijo con voz ronca.

Si antes no hubiese estado encendida, ciertamente ahora sí. Su voz matutina ponía en vergüenza a su voz normal, todo sexy y recién despierto, agregándole la cantidad perfecta de ronquera.

—Buenos días —respondí, mis dedos con ganas de alcanzarlo y sólo... acariciarlo. Cediendo a la tentación, le pregunté—: ¿Puedo tocarte?

Sus pestañas se cerraron apoyándose en la parte superior de sus mejillas curtidas y esculpidas. —No tienes que preguntarlo.

Extendí la mano de inmediato, pero me detuve a centímetros de tocarlo. Debe de haber percibido mi duda porque volvió a abrir los ojos.

—¿Qué pasa?

Tragué saliva, completamente abrumada. —No sé por dónde empezar.

La mirada de Jungkook se calentó. Envolvió sus dedos fuertes y cálidos alrededor de mi muñeca y jaló la palma hacia adelante, llevándome a dónde quería que mi mano lo siguiera. Cuando la puso en el centro del pecho, justo sobre su corazón y presionó mi piel sobre la suya como si imprimara mi alma a la suya, parpadeé para contener las lágrimas de alegría.

—Comienza aquí. Nunca nadie me ha tocado aquí.

Froté un círculo en el pecho sobre su corazón. Latió fuerte y firme bajo mis dedos, así que me incliné y puse mis labios en el lugar precioso, sellando el momento con un beso.

Recordando a un cierto chupetón de anoche, miré otra vez sin pensar, sólo para descubrir que todos los rastros de la señora Yoon desaparecieron por completo. Su pecho sin marca brillaba. Todo mío para tocarlo como deseaba.

Sin poder dejar de sonreír, levanté la mirada y me mordí el labio antes de dar el paso.

—Palabra.

Sus atractivas cejas bajaron con confusión. —¿Qué?

—Pensaba en la vez que me dijiste que cuando estuviera lista sólo dijera la palabra. Así que... palabra. ¿O debería decir "la palabra"?

Jungkook aspiró una bocanada de aire de repente viéndose desconcertado.

—Si Yeon...

Comenzó a incorporarse, pero le di un empujoncito para que volviera a su lugar. Ya que mi mano todavía cubría su corazón, no tomó mucho esfuerzo aplicar un poco de presión para derribarlo de nuevo sobre el colchón.

—Está bien, Jungkook —le aseguré—. Te amo, y quiero mostrarte cuánto. Quiero que tengas esa diversión recreativa que nunca has tenido. Quiero complacerte y mimarte como nadie lo ha hecho. -O nunca lo hará-. Y quiero borrar todas tus reglas y restricciones hasta que te sientas libre de hacer lo que quieras conmigo.

Sus ojos se oscurecieron con sentimiento. Con una mano acarició mi cara suavemente. —No te merezco.

—Te mereces el mundo, Jeon Jungkook. Y yo voy a dártelo.

Tracé mis dedos sobre la palabra "Oblígame", anonadada de que estuviera tocándolo de verdad, que me dejara estar cerca. La piel de gallina brotó en su abdomen mientras corría mi dedo por cada letra.

Me incliné hacia delante y besé la palabra. Los músculos de su estómago se tensaron bajo mis labios y su mano acariciando mi pelo me dijo que le gustaba mucho la atención. Después de obsesionarme con su ombligo, bajé por su cuerpo, pasando directamente a sus piernas.

Se sentó, apoyando su peso sobre los codos para poder verme. Una mueca divertida iluminó sus ojos. —Oye, te olvidaste de un lugar.

—No te preocupes. Voy a llegar a tus oídos, lo juro.

—No me refería a eso.

Indecisa, me encontré con su mirada. —Creí que tal vez tu... Me preocupaba que un par de clientes excesivamente entusiastas pudieran haberte tocado más de lo que querías, así que no quise molestar. No quería que te sintieras acorralado.

Sus nudillos acariciaron mi pómulo. —Si Yeon. No me importan ellas. Quiero que me toques. Quiero tus manos sobre mí. Justo aquí.

Cuando deslizó sus dedos sobre el lugar exacto que discutíamos, me quedé sin aliento, olvidándome de todo sobre quién había estado antes que yo. Pero santos gigolós tatuados, ver a Jungkook tocarse era jodidamente sexy.

Con un guiño, envolvió los dedos alrededor de sí mismo a través de la tela de su ropa interior. Mientras bombeaba lentamente, mi mandíbula latió.

—Te deseo tanto en este momento, Si Yeon, que sólo pensarlo me... —Cerró los ojos y todo su cuerpo se estremeció mientras gemía.

Creo que podría haber tenido un mini-orgasmo. En serio. Un terremoto de conciencia me iluminó tan fuerte y rápido que me quedé sin aliento por la sorpresa.

Temerosa extendí la mano como si saludara un animal rabioso. Él se descubrió completamente, con su otra mano me guio hasta su miembro remplazando su mano con la mía.

El sudor se resbalaba de la frente de Jungkook. Se veía torturado, pero parecía amar cada segundo de su sufrimiento. Sus mejillas brillaban como si tuviera fiebre. Mi instinto me llevó a ejercer un poco de presión y rozar la punta con mi pulgar, a lo que él gimió/gritó mi nombre y nos arrojó a un par de centímetros fuera de la cama.

—¿Te he hecho daño? —me paralicé.

Jadeando, me miró con una apariencia salvaje.

—N... no. Tú...—tragó saliva con mucho trabajo. — No creo poder...

—¿Qué?

—Quería que...pero...—balbuceó—no voy a poder...qué tal que...

Me reí. —Jungkook. No te entiendo.

Sabía que se encontraba justo en el borde cuando soltó los dos puñados de sábanas que había envuelto en sus dedos y se incorporó. —No puedo esperar más. Necesito... Necesito tocarte. Ahora.

Me recostó sobre mi espalda, y estuvo encima de mí tan rápido que me dejó sin aliento.

El beso que siguió fue tan caliente que desvaneció mis bragas. Literalmente. Bueno, está bien, creo que las arrancó. Pero de cualquier manera, después de terminar de besarnos, me encontraba completamente desnuda, él tenía un condón, y las cosas se pusieron verdaderamente intensas en este apartamento. Todo mi cuerpo vibraba con el calor y la humedad ardiendo de necesidad.

Jungkook agarró mi cadera al tiempo que colocaba mi pierna alrededor de su cintura. Seguí su ejemplo y lo envolví con la otra enganchando los pies juntos en la base de su espalda. Subiendo la palma de la mano por mis muslos, tomó mi trasero y me levantó lo suficiente como para alinear nuestros cuerpos. Mi centro latía con anticipación, endureciendo mis pezones y tensando los nervios en mis muslos.

Hubo un microsegundo en medio de que sus dedos me estimularon y se preparaba para entrar en mí, que entré en pánico. La única otra persona con la que tuve relaciones sexuales fue con Lee Jae Wook, y había sido tan controlador y dominante, que no estaba completamente segura de cuál era el procedimiento normal. Fui miserable porque un millón de imágenes aterradoras de mi vieja experiencia con mi exnovio me atacaron sin piedad.

El sexo nunca había sido placentero, al contrario. Odiaba esto, en serio. No quería que el recuerdo de Jae Wook interfiriera en mi momento más íntimo con Jungkook.

—¿Qué sucede? —preguntó preocupado.

Mis labios temblaron. —Antes que nada, necesito que sepas que no te tengo miedo. Sé que me respetas y me quieres; quizá...quizá no sea tan buena. Me alinearon para pensar lo peor de mí, para creer que no era lo suficientemente capaz de sentir y hacer sentir.

—Si Yeon, vamos ¿de qué hablas?

—Voy a esforzarme por que sea satisfactorio para ti, todo lo que quiero es que sea una buena experiencia. Me disculpo si te parezco frígida o poco experimentada. Perdóname por...

Mi silencio llegó con un arrebatador beso suyo para acallarme.

Nunca en toda mi vida me había sentido tan comprendida y cobijada como en ese momento. Todo el miedo al dolor y a los insultos desaparecieron, fueron remplazados por la vitalidad de los espasmos anticipatorios.

—Nunca, jamás —dijo con voz jadeante —, por mi vida, Si Yeon, voy a lastimarte. Primero me mato antes de dañar tu cuerpo y mente de alguna manera.

—Sé que no lo harás. Confío en ti, creo en ti.

Jungkook sacudió la cabeza como si no creyera lo que acababa de escuchar. Entonces se inclinó por otro beso y cuando se posicionó en mi entrada, los dos gemimos. Me acarició los pechos hasta que me hallé arqueada y jadeante debajo de él.

Eso fue todo. Su preocupación por mí derrumbó todos mis temores sobre el procedimiento adecuado. Necesitaba a este hombre ahora, en todas las formas posibles.

Al momento de empujar dentro mi visión se nubló. Oh, Dios. Estábamos haciendo esto. Y lo hacíamos ahora mismo. El suspiro de placer que solté no pudo haberse comparado con ganar la lotería, sobre todo cuando Jungkook puso su frente contra la mía y se empujó hacia adelante plenamente.

Oh. Dios.

Tomé una respiración profunda. Me sorprendí, no esperaba tanto y tan pronto. Era mucho, demasiado. No vaciló ni una vez. Mi cuerpo no podía ajustarse, así que le di un manotazo en la espalda con un pánico incontrolable.

—¡Detente! Espera, espera, espera.

De inmediato cayó inmóvil y movió los hombros hacia atrás para mirarme a los ojos. —¿Qué pasa? ¿Te hice daño? ¿Estás bien?

Comenzó a salir, pero cerré mis piernas alrededor de él con más fuerza para detener cualquier movimiento que intentara hacer. Lo callé, necesitando el silencio para poder aclarar mi mente.

—Estoy bien. Estoy bien. —Mi mente estaba hecha un lío. Me sentía tan estirada y plena. Parecía estar en todas partes. Mis pensamientos eran un caos disperso.

Era demasiado abrumador.

—Si Yeon, háblame.

—Necesito un momento. —Miré su cara preocupada y frenética por encima de mí, y una vez más, eso fue todo lo que necesité.

Mi cuerpo se ajustó aceptándolo. En realidad disfrutaba la forma en que encajábamos perfectamente. De hecho, anhelaba más y quería volver a sentir ese delicioso estiramiento interior, quería sentirlo rozarse contra el manojo de nervios dentro de mí, y quería hacerlo malditamente ahora.

—Muévete —supliqué.

—Pero acabas de decirme que me detenga.

Enrosqué mis manos en sus brazos y los apreté con fuerza. —Sólo hazlo.

Manteniendo la mirada sospechosa en mí, mientras sus mejillas se enrojecían cada vez más y sus pupilas se dilataron, salió sólo para inmediatamente impulsarse dentro. Y ¡oh mis estrellas! La forma en que encajábamos fue igual de perfecto y alucinante como la primera vez. Me arqueé debajo de él, gimiendo mi éxtasis con un quejido bajo.

—Más.

Jungkook puso una mano sobre la almohada a la altura de mi cara, mirándome mientras bombeaba constantemente mi cuerpo.

—Me confundes como nadie, Park Si Yeon, Park Junghuyn o quién diablos seas —Su voz era cruda y sin aliento—. Pero aun así no puedo tener suficiente de ti.

Me hacía sentir tan feliz que conociera todos mis nombres y cada parte de mí. No había secretos entre nosotros. Sólo él y yo, y esto.

Se sumergió con más fuerza llegando a un punto que casi me hizo cruzar mis ojos. Maldita sea, seguro que sabía lo que hacía. Moví la cabeza de un lado al otro luchando contra la opresión en mis entrañas tanto como las acogía.

—No te detengas. Por favor, no te detengas —canté entre mis dientes castañeteando.

¿Por qué me castañeteaban los dientes? ¿Por qué diablos me temblaba todo el cuerpo? Parecía como si mientras más firmes se pusieran mis músculos a su alrededor, sus movimientos cobraran más fuerza.

—Maldición —espetó Jungkook. —. Eres maravillosa. Quiero quedarme así para siempre. No me despiertes, Si Yeon. No quiero que termine todavía.

Yo tampoco. Pero cuánto más rápido se movía, mejor se sentía. Y cuanto mejor se sentía, más pronto se iba a terminar.

—Oh, al diablo—Llevé mis dedos hacia su trasero y me moví con él, instándole a acelerar el ritmo—. Podemos tener sexo largo e interminablemente lento más tarde.

Gruñó de nuevo, aunque esto era más como un gemido. —¿Me lo prometes?

—Sí. Sí. Sólo ilumíname.

—Estoy en ello. —Sus caderas golpeaban contra las mías. Y... maldición.

Era la primera vez que realmente saboreaba la delicia carnal de este acto. Aprecié cada sensación traviesa vibrando en mi cuerpo. Abrazando sus caderas firmemente entre mis muslos cuando entró y salió en varias ocasiones, tiré la cabeza hacia atrás.

¿Sabes qué fue lo mejor? Que a pesar de lo caliente, sudoroso y primario que era esto, sentí una conexión que se trataba de algo mucho más profundo que lo físico. La corriente eléctrica que nos había atado juntos en el primer momento en que lo vi en el campus de la universidad se encendió dentro de mí.

Los ojos de Jungkook estaban impresionados y sorprendidos mientras nos miraba venirnos juntos. Pero también debe de haber percibido el vínculo, porque levantó vista y encontró mi mirada. Con una especie de sonrisa aturdida, hundió sus dedos en mi pelo y me sostuvo la cara como si estuviera preparándose para lanzarse de la cima.

—Te amo —exhaló—. Te amo mucho.

Eso fue todo. Por un segundo pareció derrotado, luego aplastó su boca en la mía, se enterró a sí mismo profundamente, y me envió en espiral sobre el acantilado. Todo mi sistema se sentía como un pararrayos absorbiendo el impacto de nuestra unión. Jungkook gimió y me siguió en el olvido. Hasta ese momento no me di cuenta de que nunca había tenido un orgasmo autentico, porque lo que le pasó a mi cuerpo poseyó todos los nervios dentro de mí y me impactó desde adentro hacia afuera. Una intensidad que me dio un poco de miedo.

Grité sosteniéndolo con fuerza, excavando medias lunas en su espalda con mis uñas. Clavé los talones en la base de su espalda hasta que el terremoto, el tornado y el tsunami de sensaciones dejaron de avasallarme.

Desplomado en gran medida sobre mí, Jungkook se rió en mi mejilla y me besó en la mandíbula, luego en mi garganta, después en mi clavícula.

—Gracias —dijo—. Siempre me pregunté cómo es que se sentía hacer el amor.

Volví la cara hacia un lado, vi a su corazón reflejado a través de los vitrales de sus hermosos ojos. Al darme cuenta de que también era la primera vez que había hecho el amor, mis pestañas se humedecieron un poco.

—Resultó ser un millón de veces mejor que el sexo asqueroso con las viejas sin sentimientos involucrados, ¿verdad?

Rozó mi oído con la nariz. —Cincuenta millones de veces mejor.

—Un billón de veces.

—¡Un infinito!

Envolviendo los brazos alrededor de él, enterré la cara en su cuello. —Un infinito por dos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro