Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐸𝑟𝑟𝑜𝑟𝑒𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝑝𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜

Conociendo al Príncipe Heredero
•───────•───────•
Dinastía Joseon.
Año 1803.


— Hijo mío, por favor compórtate mientras estemos en el palacio.

— Me ofendes, padre. ¿Cuándo no me he comportado?

Pusó su mejor cara inocente para su padre, pero este solo sonrío negando con la cabeza sin caer en su trampa.

— Kim Seokjin. Cada año te nombran el joven más hermoso de Joseon, pero todos saben lo faltó de modales que puedes ser porque te gusta tratar a todos como si fueran tus amigos.

— Bueno, no tengo la culpa de gustarle a todo el mundo.

Abanico con despreocupación su rostro mientras la risa de su padre llenaba sus oídos.

— A eso me refiero.

La verdad era tal como lo decía su padre, pero le encantaba ser el mismo, nunca entendió por qué debería aparentar ser alguien callado cuando le encantaba conversar con gente extraña y conocer sus historias. Ya era bastante bueno en saber mucho de alguien incluso si esa persona no lo decía.

Aunque claro que su rostro le ayudaba a ser tan sociable, la gente simplemente se acercaba a él.

Gente de su clase social, sirvientes, cocineros, guardias o trabajadores, no le importaba realmente a que clase pertenecían las personas, si le agradaba conversará con ellos.

Su padre ya lo sabía desde antes de invitarlo a su próxima visita al palacio real y aún así había querido llevarlo. Sabía bien que a su padre le encantaba presumirlo y hacerlo ante el rey era lo único que faltaba cuando prácticamente todos en Joseon ya lo conocían.

Había escuchado muchas veces que su rostro era más conocido que el del príncipe heredero, pero eso no le parecía un cumplido porque a los príncipes siempre se les mantenía en el palacio bajo la guardia real.

Solo los que vivían en el palacio y unos pocos visitantes afortunados llegaban a tratar con la familia real.

Y hoy seré uno de esos. Espero que no sean unos aburridos.

— Espera aquí hijo mío. Pasaré a hablar con algunas personas y después pediré permiso a su majestad para verlo.

Estaban en un área muy bonita, con bastantes árboles y flores, pero si su padre creía que se mantendría quieto en ese lugar sin intentar explorar, estaba equivocado.

— Claro, padre. Ve sin prisa alguna.

Su papá lo miró con ojos entrecerrados cuando el colocó otra de esas sonrisas que siempre le ganaba cumplidos.

— Siento que es un error dejarte solo.

— Estaré bien, padre. Confía en el hijo que conoces.

— Precisamente por ello estoy preocupándome.

Su papá suspiró y murmuró mientras se alejaba. Dos veces volteo a verlo, como asegurándose que seguía en el mismo lugar, hasta que se perdió de vista.

Bien, somos libres de explorar el palacio.

No perdió tiempo en comenzar a caminar. No tenía ni idea de a donde se dirigía, pero no estaba mal solo vagar, el desconocido palacio real era extenso, tendría mucho que ver y si terminaba perdido solo tenía que ir con uno de los cientos de guardias que se paseaban por todo el lugar y mostrarles su identificación como miembro de una familia noble para que lo llevarán con su padre.

Realmente iba sin rumbo alguno en mente, de todas maneras no conocía el palacio, pero una voz enojada llamó su atención.

Cuando vio a dos altas figuras lo suficientemente cerca, se quedó detrás del árbol. No porque temía ser descubierto, fue porque en el último momento noto la vestimenta roja con el bordado dorado de un dragón.

El rey.

Podía ser imprudente casi todo el tiempo, pero también sabía cuando no debía serlo. Estuvo a punto de volver, pero le lleno de intriga el joven que era amonestado por el rey. Era más alto que el hombre mayor, pero se veía más pequeño con su mirada agachada ante el rey. Eso no sería tan sorprendente si fuera cualquier otra persona, pero la vestimenta decía claramente que era el príncipe heredero.

Toda su vida pensó que a los príncipes los editaban para no bajar la mirada ante nadie, pero ahí estaba, el príncipe heredero con la cabeza baja y siendo regañado como si fuera un pequeño niño.

No sabía lo que pasaba, pero el rey no le estaba cayendo bien, y siempre escuchaba a su intuición.

— ¡Y deja de agachar la mirada! ¡Sería ofensivo que noten que el próximo rey agacha la mirada!

El hombre mayor se fue con pasos marcados y molestos. Pero su atención se mantuvo en el príncipe que  suspiró de manera bastante audible y solo se sentó en el duró suelo.

Debería irme, pensó.

Así que por supuesto que lo siguiente que estaba haciendo era avanzar hacia el desprevenido príncipe que estaba perdido en sus pensamientos y se dejó caer a su lado, sorprendiéndolo bastante. Si podía tomar como guía el grito del príncipe.

— Hola, soy Kim Seokjin.

El príncipe parpadeo sorprendido pero igual lo miró por un momento.

Y él también hizo lo mismo, mostrando su sonrisa

Antes de que él menor apartara la mirada, pudo ver un leve sonrojo en las mejillas.

— Soy el príncipe heredero.

Sonrió por la presentación del mas alto.

— Eso lo sé, tu atuendo lo grita a cualquiera que te mire. Pero yo quiero saber tu nombre.

— … Se supone que no debo… solo la familia real debe llamarme por mi nombre… ¿no sabes eso?

¿Por qué me parece tan tierno?

— ¿Entonces no me quieres decir tu nombre? ¿No quieres ser mi amigo?

La duda y desconfianza llenó los ojos oscuros que lo miraron por apenas unos segundos antes de que él príncipe volviera a viajar la cabeza.

Podía decir que tenía un problema con sostener la mirada. Se preguntaba que infancia tuvo para que fuera de esa manera.

— ¿Por qué quieres ser mi amigo? ¿Por qué soy el príncipe heredero? Pareces hijo de alguien noble, ¿tu padre te pidió que te hicieras mi amigo?

Resopló divertido.

— Si mi padre se entera de que estoy hablando con el príncipe heredero quizás se desmaye. No me prohibió exactamente hablar contigo, pero supongo que estaba entre las Advertencias que no dijo en voz alta.

Un curioso príncipe volvió a mirarlo.

— ¿Por qué tu padre te prohibiría hablar conmigo?

— Mmm, supongo que por mi personalidad. Tengo un don para ser impertinente y decir lo primero que se me viene a la mente.

— Eso ya lo noté.

Una sonrisa enmarcada por un par de profundos hoyuelos apareció frente a él.

Quedo sin palabras por primera vez en su vida. Sólo observaba al príncipe que sonreía y parecía sin preocupaciones.

No sabía que desde ese momento comenzaba ese sentimiento que solo crecería con el pasar de los días.

¿Por qué no lo puedo sacar de mi mente?
•───────•───────•


Su padre de nuevo lo regañaba por no poder tomar una decisión durante la última reunión y frente a todos los funcionarios.

Al menos esta vez lo había llevado lejos de esos hombres antes de amonestarlo.

Y sabía que debía escuchar al rey pero no podía concentrarse porque había visto a Jin un momento antes.

Siempre ve mientras me regañan, de seguro piensa que soy lamentable.

— Y no bajes la mirada. Entiéndelo.

Con esa última frase, y la que ya se había vuelto como un signo de que su padre daría media vuelta y se marcharía. Finalmente suspiró aliviado de que todo hubiera terminado. Pero se quedó en su lugar esperando que Jin se acercara.

Él mayor tenía ya varios días en el palacio, su padre había invitado a la familia de Jin y por eso el mayor había estado constantemente cerca. En esos días miraba más a Jin que a su primo Yoongi o su amigo Hoseok, el único sirviente que se atrevía a hablarle sin tantas dificultades. Yoongi tenía razón cuando decía que era bueno tener a alguien como Hoseok alrededor, alguien que les diera un respiro de tantas formalidades. No pensó que conocería a alguien más así. Pero Jin era similar en ese aspecto.

Como noble, Jin no se limitaba a hablar con los de su clase, ya lo había visto conversar con guardias y sirvientes tanto como lo hacía con nobles.

Eso fue algo más que le maravillo de la personalidad de Jin.

Y que fuera todo lo que él quería ser para que su padre dejara de regalarlo cada poco.

— Tu padre es un idiota.

Abrió mucho los ojos, sorprendido y asustado de que alguien más hubiera escuchado a Jin. Pero su guardia personal, eunuco y doncellas estaban lo suficientemente lejos como para darle privacidad, siempre lo hacían cuando su padre lo regañaba. Y agradecía por eso. En ese momento más que otras veces, porque Jin estaba siendo de lo más imprudente con ese comentario.

— No deberías decir eso, él es tu rey. — Volvió a voltear a los lados, como si su padre fuera a salir de cualquier lugar en cualquier momento. —  ¿Sabes el castigo que te podría dar aunque seas hijo de un noble?

— Bueno, eso solo lo haría si se entera de lo que dije y yo no pienso ir a decirle… y tampoco creo que tu lo hagas.

El mayor le dio una de esas sonrisas que pretendía ser inocente, pero ahora que lo conocía un poco más, sabía que era la manera de Jin de salirse con la suya.

— Por supuesto que le diría, es el rey…y mi padre. Tengo que informarle.

Agachó la mirada cuando los ojos de Jin lo observaron tan fijamente.

A su padre le evitaba la mirada porque siempre veía decepción en sus ojos. Pero con Jin lo hacía por una razón completamente diferente.

Siempre se sentía raro en su pecho y en la boca de su estómago cuando miraba al mayor.

No podía entenderlo.

¿Qué es?

¿Por qué se siente así?

— No lo creo. Somos amigos.

El brazo que de pronto estaba alrededor de sus hombros lo hizo tambalearse un poco más cerca.

Tan cerca del mayor que podía ver con detalle las pestañas.

Su rostro se sintió caliente cuando Jin le sonrió.

Algo le pasaba en su pecho.

Y su cuerpo no estaba obedeciendo ninguna orden de su mente. Se supone que tenía que alejar la mirada y separarse, no sería bueno que alguien viera que el príncipe heredero no actuaba de manera correcta.

Pero simplemente no podía apartar la mirada del rostro de Jin.

— Te gusto demasiado como para que me delates con el rey.

¡¿Gustar?!

Abrió mucho los ojos, pero no fue capaz de hablar para desmentirlo, de sus labios solo salían balbuceos cuando trató de decirle a Jin que no era verdad.

Pero mientras el solo balbuceaba, Jin comenzó a reír alejándose un poco, finalmente.

— Me refiero a que te gusto como amigo. ¿A caso no te gusta tu primo Yoongi, tu hermano o tu amigo Hoseok? — Oh. Se sonrojo aun más, en serio sentía que su rostro podría estar en llamas. — Eres tierno.

— Soy el príncipe heredero — dijo automáticamente.

— ¿Eso que tiene que ver?

— Tengo que verme respetable, así que no soy tierno.

Eso siempre decía su padre cuando él era pequeño. No dejaba que su mamá le dijera cosas como tierno, lindo o adorable, no como lo hacía con Taehyung. Claro que su madre siguió haciéndolo pero cuando estaba a solas con su padre era reprendido por ello.

Así que él mismo tuvo que decirle a su madre que no quería ser llamado así. Y cada vez que alguien lo llamaba de esa manera, su respuesta salía rápidamente.

— Esta bien verse respetable. — Jin remarcó la palabra como si no le gustará para nada. — ¿Pero no crees que sería mejor que la gente confíe en ti?

— Si me respetan, entonces confiaran en mi.

— Solo si es respeto de verdad y no miedo. — Jin le dio otra de sus sonrisas tan sinceras. Tan confiables. — Por eso es mejor que confíen en ti y que de ahí nazca el respeto. Eso solo puede terminar en lealtad verdadera… O así lo creo yo.

Eso era lo que tenía Jin. La gente a su alrededor no solo se volvía cercana al mayor por su apariencia o su actitud amistosa, bueno, al principio quizás. Pero también podía ver lo mucho que inspiraba a solo seguirlo.

Él sería un mejor rey que yo.

Ahora veía por qué su padre no dejaba de halagar a Jin y al padre de este por tener un hijo así.

No podía culpar u odiar a Jin por ello, porque de verdad lo entendía.

Desde la primera vez que se vieron quedó atrapado en ese lado juguetón, sus palabras sinceras, el como se acercó a él sin segundas intenciones y solo ofreciendo su amistad. No era fácil conocer a alguien que quisiera ser su amigo, todos lo hacían con un objetivo en mente; sacar provecho de su relación con él príncipe heredero. Por eso solo podía confían en su primo, en su hermano menor y el Hoseok.

Hasta que me encontré contigo… O más bien tú te encontraste conmigo.

Estaría agradecido toda su vida por conocer a Jin.

Aunque ese sentimiento en su pecho no lo dejara tranquilo cada vez que estaba cerca del mayor.

Le comenzaba a angustiar lo acelerado que se ponía su corazón cada vez que Jin hacia cualquier cosa. Acercarse a él, mirarlo, sonreír o simplemente estar en el mismo lugar. Incluso cuando cada uno iba a su habitación, seguía repasando en su mente todo lo que habían hecho en ese día.

¿Por qué no lo puedo sacar de mi mente?

No debí…
•───────•───────•


— ¿Este es el lago que me dijiste?

Namjoon solo asintió.

Desde el día anterior el príncipe estaba hablando menos y sonrojándose por todo. Esperaba que fuera por la misma razón por la que él pidió que lo llevara al lago, el lugar donde Namjoon confesó que tenía más privacidad y paz porque ahí se reunía con esas pocas personas a las que les hablaba.

Y necesitaba un lugar tranquilo y sin oídos que solo estaban a la espera de un buen chisme sobre el cual cotillear.

El lago de verdad era bonito. El ocaso estaba ya pintando el cielo con tonos naranjas y unos pocos rosas, así que el lago de aguas quietas también se teñía con esos colores y los hacían parecer un poco más vibrantes.

Había un poco de lodo en la orilla, donde el agua humedecida la tierra, pero el resto era pasto, simplemente perfecto para sentarse o recostarse a disfrutar de ese atardecer que pronto pasaría y solo dejaría las brillantes estrellas en el cielo.

Aunque no podía esperar hasta que eso sucediera. Al anochecer tenía que regresar a casa con su familia y también darle a su padre una respuesta sobre la propuesta de estudiar en China.

No iba a ir. Entendía la oportunidad de estudiar un tiempo en el lugar, crear conexiones y volver a Joseon triunfante y listo para recibir el puesto en el palacio que el rey le había ofrecido.

No quería ir porque Namjoon estaría en Joseon.

Cuando su madre y su padre le hablaron de cómo se enamoraron pensó que exageraba cuando contaban que fue casi instantáneo. Si creía en el amor y deseaba encontrar ese sentimiento con alguien más, pero pensaba que eso llevaría tiempo.

Conocer a la persona, aprender a querer el lado torpe, ayudarlo con sus inseguridades, conocer sus partes malas o mostrar las propias. Pensó que todo eso llevaba tiempo.

Pero realmente lo vivió en solo unos días.

Namjoon era bastante transparente aun si quería aparentar lo contrario. Vio lo torpe que era pero le encantaba lo adorable que se veía. Vio las inseguridades del menor por ser el siguiente rey pero estaba seguro que eso solo lo haría ser el tipo de rey que se preocuparía por su gente.

Y Namjoon se mostró a él de verdad.

Entendió la historia de sus padres. Un amor instantáneo. Uno que le hacía latir rápido su corazón y le emocionaba. Solo despertar ya estaba pensando en ver a Namjoon y antes de que él sueño lo reclamara, el último rostro que aparecía en su mente era el de el menor.

Tendría tantos problemas por enamorarse del príncipe heredero, eso lo sabía. Pero no iba a negarse a sí mismo lo que sentía y tampoco lo guardaría en su pecho sin nunca decirlo en voz alta. Si era imprudente al confesarse, no le importaba. De todas maneras todos los que lo conocían sabían que él no siempre era prudente.

Además… Namjoon lo miraba a él.

Cuando la gente se acercaba no dejaba de observar su rostro, de seguro intentando encontrar que era lo que hacia que todos lo llamaran el hombre más hermoso de Joseon, quizás después se quedaban por su personalidad, pero mientras tanto mantenían la guardia arriba intentando descifrarlo, como si fuera una especie exótica, así que se comportaba como tal.

Pero con ese hombre alto había mostrado más inseguridades de las que pretendía y aún así lo seguía viendo con algún tipo de admiración brillando en esos ojos oscuros.

Estar enamorado podía hacerte un tonto aun más imprudente de lo normal.

Por su cuerpo recorría algún tipo de sensación cosquillante que lo tenía ansioso por estar solo ahí sentado al lado de Namjoon a punto de hablar desde su corazón.

— Namjoon. — Fue divertido Ver la sorpresa en el rostro del menor. Nunca lo llamaba alteza, pero era la primera vez que decía su nombre. — Me dijiste que aquí te reunías con tu primo y con Hoseok porque aquí nadie los molestaba… Por eso te pedí que me trajeras. — La mirada curiosa y confusa del menor no se hizo esperar. — Tengo algo que decirte, por eso quería estar a solas contigo.

Cuando se acercó un poco más, Namjoon bajó la mirada pero no retrocedió. Lo dejo estar tan cerca que sus hombros se tocaban, incluso dejo su mano tendida sobre el pasto cuando él colocó la suya encima.

La piel era caliente al tacto, se sentía bien contra las yemas de sus dedos. Aunque no estaba muy seguro si ese pulso acelerado le pertenecía al menor o a él.

— Namjoon… me gustas.

El sonrojo en las mejillas del menor apareció con tanta fuerza que parecía un poco tentador conseguir agua fría del lago para humedecerle el rostro.

— Pu-Pues somos a-amigos, ta-también me gu-gustas. Vo-Volvamos, esta p-por oscurecer.

— No, no me gustas solo como amigo. — No permitiría que su confesión fuera malinterpretada. — Me gustas de verdad. — Con su mano libre mantuvo el rostro de Namjoon elevado y mirando en su dirección. — Quiero poder abrazarte por un largo tiempo, quiero tomar tu mano mientras tenemos largas conversaciones… — miró los labios gruesos, estaba muy tentado a pasar su pulgar sobre ellos — quiero poder besarte.

Fue tan repentina la manera en que Namjoon se levantó que no tuvo tiempo de reaccionar a las palabras que dijo, no de inmediato.

— Es un error. Estas equivocado. No puedes querer eso porque somos hombres. Además yo estoy destinado a casarme con una mujer y dar un príncipe heredero.

Después de esas palabras apresuradas y de evitar su mirada en todo momento, Namjoon dio media vuelta y se marchó con su vestimenta ondeando por lo rápido que caminaba.

La oscuridad lo alcanzó mientras estaba ahí sentado, viendo el lugar por donde el menor había regresado.

La vista del lago en ese momento quizás hubiera sido impresionante en cualquier otro momento, podía ver el reflejo del cielo nocturno, pero su pecho dolía y su mente sólo podía asociar ese hermoso y tranquilo lugar con el rechazo de la persona que había robado su corazón.

No debí de haber fantaseado.

Ese momento por supuesto lo imagino en su mente y, sin poder evitarlo, esos escenarios terminaban con él abrazando a Namjoon… o regalándole su primer beso.

Pero no podía recriminar le nada al menor. Las palabras que le dijo son solo lo que él había aprendido, lo que se habían encargado de enseñarle hasta el cansancio para que fuera el siguiente rey.

Es lo que Namjoon cree que es correcto.

Así que no podía reprocharle nada. Aunque su pecho doliera como si tuviera un hueco en el centro.

Una sonrisa amarga salió de sus labios, porque incluso con todo, no podía dejar de pensar en que Namjoon se reprocharle después y no quería que el menor se sintiera mal por ello.

No debí ser imprudente esta vez.

Se levantó y dio una última vista al lago. De verdad era una hermosa vista, pero no podía disfrutarla.

— Lo mejor será que no te vea en un largo tiempo, Namjoon, no quiero que te sientas culpable… Al final creo que realmente iré a China.

Tenía que buscar a su padre.

Espero poder verte al volver, me encantará ver el asombroso rey que serás.

Tarde.
•───────•───────•


Tengo que volver.

Cuando finalmente esa voz fue más fuerte en el fondo de su mente, salió apresurado de su oscura habitación. Su eunuco guardias y doncellas no pudieron decir nada que lo detuviera.

Tengo que decirle.

No sabía que era gustar de alguien, estar enamorado. ¿Cómo es que algunas personas saben de inmediato cuando lo están? ¿Hay más como él, que dudan en su mente cuando su corazón ya esta más que decidido?

En ese momento todo lo que pudo pensar fueron los porque no. Pero a cada paso que dio cuando volvía a su habitación solo podía sentir que su corazón era apretado al punto de ser doloroso y eso aumentaba con cada paso que daba.

Con cada paso que se alejaba de Jin.

Estaba volviendo a ese lago para decirle que… no estaba seguro de que diría. Quizás en lo que pensó en ese momento, o solo lo que sintió. Quizás solo tenía que verlo a los ojos y esperar que el mayor entendiera que tenía una lucha interna con la cual no sabía que hacer pero que estaba seguro de que lo resolvería, solo se mantenía a su lado y soportaba su indecisión por un poco más.

Pero en el lago ya no estaba Jin esperando por él. Reconocería la alta y delgada figura de Kim Seokjin incluso de espaldas igual de bien que reconocía la de su amigo Hoseok. La diferencia era que conocía a Jin solo de unas semanas atrás.

— Namjoon, ¿qué haces aquí tan tarde?

Tan diferente. No le disgustaba que Hoseok lo llamara por su nombre, pero cuando Jin lo dijo… se sintió tan bien.

— Kim Seokjin estaba aquí hace un momento.

—¿Estás seguro? Vinimos… vine aquí y no había nadie.

Quizás había estado pensando en el silencio de su habitación más tiempo del que creyó. Jin quizás estaba ya durmiendo. Tendría que esperar al día siguiente.

— Quizás entendí mal.

— Ya veo — dijo Hoseok, solo eso.

Su amigo no sonreía. Nunca lo había visto sin una sonrisa, una expresión tranquila o teniendo una mirada así de triste.

Tan vacía y sin vida.

Le preocupó que estuviera enfermando.

— ¿Estas bien, Hoseok?

Su amigo trato de darle una sonrisa, pero no fue ni siquiera una sombra de lo que eran las verdaderas sonrisas de Jung Hoseok.

— Solo… planeé algo y no salió como esperé… supongo que no debí de asumir…

Nunca había dado consejos, Hoseok y Yoongi eran quienes le aconsejaban a él, así que solo se quedó parado ahí sin decir nada cuando su amigo está así de triste.

Se nota el pésimo rey que serás.

— Puedo saber por tu rostro que te culpas, Namjoon  pero esto es mi problema, ti no tienes culpa alguna.

— Tu siempre me ayudas.

— Porque conozco todos los detalles… pero me avergüenza un poco confesarte lo que me sucede ahora. — Su amigo suspiró. — Estaré bien, solo tengo que aceptar que no salió como yo esperé. — Hoseok miró el lago que brillaba por reflejar a la luna. Por un momento largo ambos solo hicieron lo mismo, mirar en ciencia, hasta que Hoseok suspiró de nuevo. — Namjoon… si en algún momento quiero salir del palacio, alejarme un poco… ¿me darías tu permiso?

Su amigo no lo miraba.

— No es mi permiso el que necesitas.

Aún no. Necesitaba el del rey y él aún no lo era.

— Pero tu permiso es el único que yo quiero. Porque con el también me tienes que prometer, que si yo me voy, serás menos torpe. — Sonrió al escuchar la pequeña burla en la voz de Hoseok. — Y también tienes que prometerme que te convertirás en el gran rey que Taehyung, Yoongi y yo sabemos que serás.

— ¿Te iras por tanto tiempo?

Aún faltaban al menos un par de años para que fuera coronado rey, y quizás Hoseok no había dicho que se iba de inmediato, pero podía ver la decisión en sus ojos.

— No estoy seguro.

Guardo silencio a esas palabras que no prometían nada concreto. Ese día estaba revelándole muchos cosas.

Miró el lugar dónde había estado sentado con Jin durante el atardecer, era solo un poco más enfrente de donde estaba en ese momento.

No sabía que le sucedía a Hoseok, pero ahora podía entender ahora la expresión de Jin cuando le dijo que era un error. Jin había estado triste y dolido. Y él lo había causado por escudarse detrás de palabras vacías que en realidad no sentía.

Tenia que hablar con Jin tan temprano como fuera posible.

— Aun si no lo sabes, siempre estaré esperándote de vuelta y prometo que haré lo posible por ser el rey que crees que seré, me gustaría que lo vieras algún día.

— Ya se que serás un buen rey, pero realmente quiero verlo. — Finalmente apareció una de esas sonrisas de su amigo. — Adiós, Namjoon.

Hoseok dio media vuelta antes de que pudiera despedirlo, pero ya tendría tiempo para ello. Primero tenía que ir por la mañana con Jin.

— ¿Alteza?

— Salgan, estaré aquí un poco más — le dijo a su eunuco.

— Pero, alteza-

— Salgan ahora.

El ruido detrás de él le indicó que realmente retrocedieron y lo dejaron solo en esa vacía habitación donde había estado Jin los últimos días.

Fue a primera hora de la mañana, pero al parecer el mayor y su familia se habían ido por la noche.

Llegó tarde.

Pero al menos tendría más tiempo para pensar antes de que volvieran a reunirse y así ya no cometería el error de huir de nuevo.

Esa esperanza se mantuvo en su mente los siguientes días, fue lo que lo hizo sonreír y poder hablar normalmente con Yoongi.

Hasta que tuvo que enterarse de ese accidente que le arrebató su felicidad.

Hasta que tuvo que presenciar el funeral de Kim Seokjin y su amigo Hoseok y sintió que una parte moría con ellos.

Hasta que finalmente entendió el gran error que cometió al dudar de su corazón esa noche. Porque él también estaba profundamente enamorado de Jin.

Pero ya era tarde.

Lo único que le hizo seguir cuando solo quería dejarse morir, fue la promesa de que sería un buen rey, una promesa que le hizo en silencio a esas personas que tanto quiso y a ese hombre al que le entrego su corazón.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro