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𝐸𝑛𝑚𝑒𝑛𝑑𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑙𝑜𝑠 𝑒𝑟𝑟𝑜𝑟𝑒𝑠.

Perseguir y huir
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Seúl, Corea del Sur. Año 2024.


— Secretario Kim.

— ¡¿Qué?! — Mierda. Su voz había salido tan chillona y aguda qué resonó en el amplio pasillo. Aunque lo que le importaba era qué ese maldito guapo hombre se estaba divirtiendo demasiado a su costado, igual que toda la última semana. — ¿Qué necesita, señor Kim?

Se enderezó en su silla, pretendiendo qué ese vergonzoso momento cuando chilló asustado no había sucedido. Aunque para lograrlo tuvo que mantener su vista sobre los papeles espaciados en su escritorio.

Si veía a Namjoon solo terminaba sonrojándose.

Saber que el menor había coqueteado con él lo metía en un dilema. Porque no podía aceptar algo así, no en el trabajo y mucho menos de quien seria el siguiente presidente de la compañía.

Pero…

De verdad que le estaba costando ignorar qué ese hombre malditamente caliente le estaba coqueteando.

Y ya no solo con esa extraña manera donde dijo que soñaba con él. Ni siquiera seguía llamándole constantemente a la oficina.

Esta vez estaba siendo bastante directo.

Si le entregaba algo, esa mano grande no perdía tiempo en rodear su muñeca. De verdad que nunca habría pensado que sus muñecas eran un punto Sensible, pero vaya que se acaloraba cuando eso pasaba.

Y estaban esos momentos cuando era Namjoon quien iba a su escritorio y le rodeaba los hombros.

De verdad que llegaba a su casa tenso y con ganas… pues… de descargar toda la “tensión”.

Así que su gran dilema era entre su mente y su cuerpo, como la mayoría de los hombres de su edad.

— Termine con el trabajo de hoy, revisa las firmas antes de enviarlos.

Mgh~

Vaya que se había adaptado al trabajo. Ya tenia ese aire de mando rodeándolo, y que usará su voz ronca solo lo empeoraba.

Solo quería…

No. Concéntrate, Jin.

— Claro… señor Kim. Me haré cargo.

Tengo que pensar en como hacer que me deje de afectar de esa manera… o puede que termine haciendo una locura.

El problema es que llevaban una semana con esa dinámica donde Namjoon parecía perseguirlo y hasta el momento solo se le ocurría huir… antes de terminar cediendo.

— Si tuvieras cabello largo, lo trenzarías.

Los dedos gruesos del menor tomaron delicadamente uno de sus mechones, pero esos ojos lo miraban a él cuando cometió el error de voltear.

— ¿Cómo dices?

— Estas pensando en algo, ¿no es cierto? — Esa maldita hermosa sonrisa de hoyuelos. — Cuando pareces perdido en tus pensamientos peinas tu cabello hacia atrás con tu mano. — Oh, eso es cierto. ¿Él lo notó? — Cuando tenías el cabello largo lo trenzabas, podías terminar con varias trenzas antes de que te dieras cuenta.

Muy bien, la historia que contaba Namjoon era descabellada, pero se quedo sin palabras por algunos largos segundos porque la sonrisa que el menor le mostró era simplemente hermosa. Una mezcla de sincera felicidad y nostalgia. Fue impactante de ver, lo dejo sin aliento por alguna razón.

— Y-Yo nunca he tenido el cabello largo.

— Claro que si. — Los dedos en su hombro se apretaron y le impidieron moverse mientras veía como ese rostro atractivo se acercaba, tan cerca que cerró sus ojos en lugar de pensar en apartarse. — En mis sueños siempre tienes un cabello largo y hermoso como tú.

El aliento qué chocó contra sus labios le estremeció por completo. Toda su piel estaba erizada y tan sensible que el aire casi inexistente dentro de la oficina era suficiente para volver a hacer qué se erizara.

Aunque ese beso qué se adelantó en imaginar, nunca sucedió. Namjoon solo mostró su sonrisa de hoyuelos y volvió a entrar en su oficina.

No era un maldito adolescente inexperto y mucho menos inseguro. Había sido el lado un poco más directo en cuanto a lo que buscaba, pero Namjoon simplemente era mucho más que él. Era tan directo qué incluso le importaba poco que cualquiera podría verlos cuando el menor sostenía su mano o solo hacia cosas como la que acababa de pasar donde se acercaba al punto de parecer qué lo estaba besando. Agradecía que ese pasillo donde estaba su escritorio estaba casi oculto y que en ese piso no hubiera demasiados empleados.

¿Por qué me afectan tanto sus coqueteos? ¿Además, con esas cosas extrañas qué dice por que no solo estoy poniéndole un alto?

Ser la presa qué huye no iba con él.

Tenía que recomponer rápido.

Y decidirse.

Aceptar lo que Namjoon le proponía o ponerle un alto definitivo.

Aunque había una parte que iba ganando. Definitivamente ya no tenia control de su cuerpo, este se descontrolada por completo hasta cuando se encontraba con esas miradas intensas detrás de esa pared de vidrio.

— Secretario Kim, ¿Sabes si mi hijo termino con lo que mande?

Si, definitivamente es la voz de Namjoon la que me altera.

El presidente lo había tomado por sorpresa completamente y no había gritado de esa manera aguda y vergonzosa.

Es culpa de Namjoon.

— Si, presidente. Ya solo reviso las firmas y lo envío a su oficina.

— No te preocupes, solo dámelo yo lo hago.

— Claro, presidente.

Tomó el folder tal y como Namjoon se lo había entregado. De todas maneras confiaba qué no había ni un solo error, no lo había en nada de lo que Namjoon le entregaba.

Tan malditamente perfecto. ¿Por qué tenías que ser así de perfecto y guapo?

— Que son todos esos documentos, ¿no le estarás ayudando a mi hijo?

— No, claro que no. Su hijo ya terminó todo el trabajo de hoy, solo revisaré las firmas.

— Pero aún faltan tres horas para que termine el turno.

— Él trabaja así de rápido. Todos estos días termina antes.

Se sintió un poco bien de ver esa mirada sorprendida en el hombre que trato de amonestar a su hijo el primer día, frente a todos los empleados. Namjoon estaba demostrando ser responsable y ni siquiera presumía de ello.

Agh.

Podía ver que estaba más que un poco atraído.

Ese pensamiento lo acompañó el resto de su turno de trabajo. Ni siquiera recuerda si se despidió de manera adecuada del presidente. Tres horas pasaron en un veloz borrón. De verdad que era útil haberse acostumbrado tanto a su trabajo que podía hacerlo sin tener que tener su completa atención en ello.

Ahora solo le esperaba llegar a su casa y descansar.

— Jin-hyung, ¿ya te vas?

— ¿Si?

Namjoon hizo sobresalir un poco su labio inferior, casi era un puchero.

— Entonces tu respuesta es no.

— ¿Mi respuesta? ¿Mi respuesta a que?

— A la nota.

Esta bien, estaba perdido en esa conversación.

— ¿Qué nota?

— Te deje una nota en la primera carpeta, para preguntarte si me acompañarías a tomar algo.

Oh, infiernos. La carpeta se la llevó el presidente.

Por favor qué no haya escrito nada inapropiado. No lo haría. ¿Verdad? ¡¿Verdad?!

— Tu padre… se llevó esa carpeta.

— Oh, creí que no la habías visto. — Si Namjoon estaba sonriendo y despreocupado significaba que estaba bien… ¿no? — Entonces… ¿qué dices, Jin-hyung? ¿Me acompañas?

Él quiere que lo acompañe… para "eso", ¿verdad?

No debería cruzar ese límite.

Pero…

¿Realmente quería negarse?

— Mmm… esta bien…

.

El error es no estar juntos
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Habían pasado al menos tres semanas desde que comenzaron a tener esas salidas a beber.

Le estaba gustando eso de tomarse su tiempo y conocer al Jin de esta nueva vida. En el pasado solo lo tuvo por unos cuantos días pero en realidad no importaba si eran muchos o pocos, realmente le gustaba Jin, no podía negar eso.

Claro que había unas diferencias, pero él tampoco era el mismo que esa primera vida en la qué se encontraron. Ya no agachaba la cabeza ante su padre, sabía cómo hacerse escuchar y no solo seguía ciegamente todo lo que su padre le decía.

Tantas cosas habrían sido diferentes si el hubiera sido un príncipe heredero que tenía su propia voz. Quizás habría podido salvar a su hermano Taehyung, habría sido ese apoyo de Yoongi para que no tuviera miedo de aceptar sus sentimientos por Hoseok y el mismo no habría sido una simple marioneta de su padre y habría sabido aceptar ese amor sincero que Jin le profesó.

Aun cuando hizo todo lo posible por ser ese rey que prometió ser, el vacío en su corazón lo acompañó hasta el último de sus suspiros, era hueco donde solo podía sentir frío. Aunque mantuvo la esperanza de encontrarse con el ser qué había robado su corazón cuando muriera.

Ahora que finalmente lo tenía de nuevo a su alcance lo mantendría con vida y lo harías feliz, tan feliz como fuera posible, porque Jin se merecía qué hiciera hasta lo imposible por él.

Como conquistarlo lentamente, no le molestaba tomarse su tiempo y conquistarlo lentamente su es lo que él mayor quería.

Además estaba emocionado porque Jin había comenzado a preguntarle por sus “sueños". Esa era la tercera noche qué le contaba sobre la era Joseon. Por supuesto que el mayor pensaba que se estaba inventando todo, pero no perdía la esperanza de traer a la memoria del mayor esos recuerdos escondidos en su alma.

Aun desconocía como se supone que funcionaba eso de recordar tus vidas pasadas. Creyó que Jin recordaría igual que él y Jin, pero al parecer el mayor no tenia ni idea de lo que estaba hablando. En algunas partes de la historia incluso se sorprendió.

Y no perdía tiempo en preguntar.

— ¿Por qué no enfrentarás al rey? Suena como qué era un idiota.

— Pues me faltaba valor, no conocía otra cosa más que lo que se me había inculcado como correcto y gran parte de ello era respetar al rey. — Se giró unos centímetros más en el sofá para poder ver mejor a Jin. — Además, tenía que conocer a esa persona alegre, habladora y que tenía una forma de pensar única. Fue quien me hizo ser más valiente y ser quien fui después.

— Déjame adivinar, ese soy yo en la era Joseon.

Sonrió encantado porque eso no sonaba como una burla, era simplemente Jin escuchando y siguiendo la historia que le contaba.

— Eres tan inteligente, Jin-hyung, sería imposible que trate de engañarte. Si, fuiste tu quien me hizo cambiar.

— Creo que merezco un premio por eso, digo, después de todo, hice qué quisieras ser un bien rey.

— Claro, pide lo que quieras.

Miró casi hipnotizado como el mayor peinaba de nuevo su cabello lejos de su frente, aunque este volvía a caer. Era igual de hipnotizante que mirarlo en el pasado mientras trenzaba largos mechones. Pero a la vez era distinto y estaba aprendiendo a amar esas similitudes y diferencias.

— ¿Seguro que no te arrepentirás de que pida lo que quiera? ¿Incluso si pido este departamento que me gusta?

— Ya sabes la clave para entrar, así que solo dime y me mudo, aunque también podría quedarme a vivir contigo.

Sonrió alzando las cejas. Fue lo mejor porque pudo escuchar esa risa fuerte y desinhibida llenando sus oídos.

— Eres un tonto. Pero aún no te quitaré tu departamento, mejor respóndeme una pregunta.

— ¿Qué pregunta?

Vio como Jin moría su labio inferior mientras dejaba el basó con su bebida en la mesita de centro. Él lo imitó y quedó con sus manos libres sentado frente a ese hombre hermoso.

— Llevamos tres semanas saliendo y esta es la segunda semana que venimos directamente a tu departamento… ¿se puede saber que tan lento te estas tomando las cosas?

— ¿A que te refieres, Jin-hyung?

¿También quiere que lo invite a salir formalmente? Porque me muero de ganas de hacerlo.

— Pues lo obvio, pensé que me habías invitado para… eso.

Las orejas del mayor comenzaron a enrojecer.

Tan lindo.

— Oh, ya entendí.

Y yo pensando que querías ir lento.

Se estaba riendo por lo lejos qué había estado de adivinar lo que Jin quería.

— ¿Por qué te ríes? ¿No eres virgen o si? ¿O no eres gay?... No puedes no serlo, me has estado coqueteando… estoy casi seguro.

— Déjame corregirte con ese casi. — Esos ojos bellos lo miraron precavidos. — Puedes estar seguro.

— ¿Entonces por qué…?

Dejó de querer estar tan lejos. Se deslizó por el sofá hasta que solo unos centímetros los separaban.

Aunque eso solo le dieron más ganas de besar ese regordete labio inferior qué brillaba porque él mayor no dejaba de morderlo.

— Porque no quiero saltarme ningún paso contigo, Jin-hyung. — Extensión dio su mano solo para dar un suave roce en la mejilla del mayor que hizo cosquillear las yemas de sus dedos. — Quiero conocerte y enamorarte y pedirte que seas mi novio.

— Solo… solo nos conocemos de un mes y medio, es demasiado pronto.

— Jin, nos conocemos mucho más que eso. — ¿Era su imaginación o el mayor estaba respirando más rápido? — Además, en el pasado, tú te confesaste con menos de ese tiempo.

— Pero no estoy hablando de esa historia, hablemos seriamente, por favor.

— Lo hago. — Esta vez puso sus dos manos sobre las mejillas de Jin y lo sostuvo para que lo mirara a los ojos sin la posibilidad de apartar la vista. — ¿Realmente crees que lo estoy inventando? Creo que puedes ver la verdad en mis ojos.

 Creyó que el mayor volvería a decir que no le creía, pero la duda estaba inundando sus ojos.

— Es difícil de creer.

— Lo se, pero de verdad quiero que lo creas, porque es nuestra primera historia.

— Bien, lo creeré. Creeré en tu palabra. Pero tampoco tienes que esperar tanto si no quieres… — un intenso sonrojo apareció e el cuello rostro y orejas de Jin — …no es como que me vaya a negar a aceptar la relación que quieres.

Su corazón se le adelanto a su mente. Ya estaba latiendo como loco antes de que terminará de procesar las palabras del mayor.

Paso saliva por su reseca garganta, sintiendo cosquillear su estómago cuando tomó las manos de Jin entre las suyas.

— Entonces… Kim Seokjin, ¿quieres ser mi novio?

— ¿Incluso si tu padre se molesta por ello?

— ¿Por qué habría de hacerlo?

¿Y por que lo menciona? La última persona en la qué quiero pensar ahora es mi padre.

— ¿Qué tal si piensa que estas cometiendo un error por estar en una relación con otro hombre?

— El error es no estar juntos. Ya lo sufrí una vez y no pienso perderte en esta vida. No podre sobrevivir a ese dolor qué me apretaba el corazón cada día mientras estuve vivo sin que tú estuvieras a mi lado, no cuando vuelvo a amar cada pequeña cosa de este nuevo Jin que conocí, que me fascina igual que siempre.

— ¿Cómo puedo decir no, si usas esas palabras que me están poniendo todo sonrojado?

Una sonrisa hermosa estiró esos labios carnosos hasta quitarle el aliento.

— ¿Entonces es un si? — preguntó emocionado, quizás también le temblaban un poco las manos.

— Es un si.

Y finalmente unieron sus labios en ese beso que sus almas anhelaron por años.

Fue suave e intenso.

Tan cálido pero erizó su piel como si estuviera en medio del invierno.

Fue simplemente perfecto tener a su único amor entre sus brazos.
.

¡Eras tú!
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Aun esperaba que algo doliera mal.

¡Simplemente no podía ser la vida tan perfecta!

Casi un año de relación con Namjoon ya era lo mejor que le había pasado. Incluso si tuvo miedo cuando Namjoon lo presento oficialmente, pero afortunadamente solo había quedado en un padre ha indo un extraño berrinche, porque al parecer sus dos hijos eran gay, una madre cariñosa que lo recibió con brazos abiertos y un cuñado alegre que estaba feliz de tener un nuevo hermano mayor. Oh y también ese primo gruñón qué tenía un novio que era completamente opuesto.

Y prácticamente vivir es ese departamento enorme con Namjoon era un extra qué aceptaba de buena manera. Varias veces estuvo a punto de ceder cuando Namjoon le pidió que se mudara, pero estaba guardando esa respuesta para cuando fuera su primer aniversario.

No podría negarse cuando ya pasaba más tiempo ahí qué en su propio departamento. Y que su novio fuera detallista al punto de obsequiarle flores sin ninguna ocasión especial de por medio lo hacía sentirse de lo más amado y mimado.

Esas flores siempre eran hermosas. Las de la noche anterior aún perfumada la cocina y ya las había olido al menos cinco veces mientras preparaba el desayuno.

Y por supuesto que estaba por hacerlo de nuevo…

Hasta qué vio a ese enorme monstruo de ocho patas de caminaba por sus amadas rosas.

Su grito lo ensordeció hasta a él mismo, pero no podía evitar su miedo por las arañas. Nunca dejaría de temerles, esa cosas simplemente deberían de mantenerse a kilómetros de él.

Corrió sin pensarlo dos veces. Quería alejarse del monstruo y refugiarse en los brazos de su novio. Afortunadamente no tuvo qué esperar mucho para ello.

Una pared de músculos lo detuvo en su carrera y dos brazos lo envolvieron de manera protectora.

— ¿Qué pasa?

Su pobre novio estaba aún adormilado y aún así sus ojos estaban alertas buscando la fuente de su grito.

— ¡Araña, araña!

La risa de su novio finalmente alivio ese ceño fruncido del menor.

Un beso suave en sus labios también le ayudo a calmarse.

— Tranquilo amor mío. Tu novio se encargará de ello. Siempre enfrentare esas bestias de ocho patas por ti.

¿Qué? ¿Por qué… dijo exactamente lo mismo?

No estaba soñando, y no había manera de que Namjoon supiera sobre sus sueños, entonces… ¿Por qué había dicho exactamente las mismas palabras?

No recordaba muchos de sus sueños, pero había unos pocos que sabía de memoria, quizás porque le gustaban demasiado.

Como ese donde un hombre de voz ronca le dice esas palabras que le dijo Namjoon.

“Siempre enfrentare esas bestias de ocho patas por ti.”

Nunca veía el rostro de ese hombre en sus sueños, pero siempre vestía las ropas iguales a las que veía en esos dramas históricos qué tanto le gustaban.

¿A caso… era… verdad?

¡Namjoon le había dicho la verdad todo ese tiempo!

— ¡Eras tú!

— ¿De qué hablas, Jin-hyung?

Sonrió feliz, tan feliz que sentía que flotaba.

— De que eras tú el hombre de mis sueños.

Antes de que su confundido novio hiciera más preguntas lo atrajo en un beso lleno de todo el amor que era capaz de transmitir en ese gesto.

Necesitaba hacerle saber a su amado lo mucho que su alma también lo anhelaba.
.

Historia cortita, romance rápido pero igual espero que les gustara mis bellezas.

Los quiero ♡

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