𝐶𝑜𝑟𝑟𝑖𝑔𝑖𝑒́𝑛𝑑𝑜𝑙𝑜
Conociendo al futuro presidente Kim.
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Seúl, Corea del Sur.
Año 2024.
— Secretario Kim, el guardia de seguridad dijo que el hijo del CEO ha estado en el estacionamiento por veinte minutos, y acaba de bajar del auto.
— Entonces vayan a prepararse, ya viene hacia acá.
Se puso de pie y alisó cualquier arruga e imperfección que pudiera haber en su ropa y aguardo. Al igual que lo había estado haciendo… ¡por los pasados veinte minutos!
Entendía que era el hijo del CEO y el futuro dueño de esa compañía, ¿pero eso le daba el derecho de ser arrogante y hacerlos esperar por tanto tiempo?
Todos los empleados habían estado nerviosos porque a ellos se les aviso desde el momento en que el auto del hijo del presidente llegó al estacionamiento subterráneo de la compañía. Si lo que quería el hijo del presidente era llegar con un elegante retraso, ¡simplemente pudo haberlo hecho en lugar de tenerlos al borde del asiento por veinte minutos!
Aunque claro que todo esto solo lo pensaba, era un secretario ejemplar, el mejor, según decían todos, y no dejaría de serlo por un niño mimado que nació y creció con todas las comodidades y pensando que el mundo estaba a sus pies.
Cálmate, Jin, aún no lo conocemos, nuestro padre dijo que está mal que juzguemos con anticipación.
Respiro hondo, porque su padre siempre daba los mejores consejos.
No podía juzgar antes a Kim Namjoon. Sólo cosas buenas había escuchado del chico, no solo del CEO, también de mucha gente que no era de la empresa, como los que hacían tratos o las tantas personas importantes que asistían a reuniones.
Quizás el chico esta nervioso después de todo es su primer día en la empresa de es padre.
Bien, esperaría a que Kim Namjoon saliera de ese ascensor y explicara su retraso. En solo unos segundos.
…
¿O minutos?
¿Dónde infiernos esta?
Ya debería estar ahí, sabía bien el tiempo que llevaba llegar hasta ese piso en el ascensor del CEO y altos ejecutivos, ¿por qué aún no llegaba?
— ¿Dónde esta mi hijo?
El presidente Kim se acercó con su porte elegante y altivo, su mirada buscando en cada rincón como si esperara que su hijo apareciera como si se tratara de un juego.
¡Usted dígame! Se supone que ya debería estar aquí… no lo se, ¡hace veinte minutos!
Colocó su sonrisa cortés mientras ofrecía una reverencia al CEO.
— Esta en el edificio, presidente.
— ¿Acaba de llegar?
¡No!
— Hace aproximadamente treinta minutos se nos informó que entró al estacionamiento — dijo revisando su reloj. — Pero solo hace unos minutos el guardia lo vio bajar, debería de estar aquí en cualquier momento.
Espero.
El presidente Kim torció los labios mientras movía los dedos gruesos por la pantalla de su celular. Después de recibir una respuesta soltó un suspiro que terminó en una risa torcida.
— Ahora realmente viene, pero estamos esperando en el ascensor incorrecto, llegará por el ascensor normal.
Todos los empleados corrieron hacia el ascensor que estaba del otro lado, fue cuestión de segundos que volvieran a tomar sus puestos a la espera del futuro CEO. Él incluido.
— Lo siento tanto, señor presidente. Me encargaré de investigar quien fue quien le omitió la información del ascensor, debí de haberme asegurado-
La mano del hombre mayor lo detuvo con un gesto.
— No te preocupes, secretario Kim, no fue culpa de nadie, mi hijo acompañó a su primo, por eso el retraso y por eso estará saliendo por este ascensor.
Oh, Min Yoongi, eso explica un poco.
Junto a recursos humanos, él era uno de los que sabía que el sobrino del presidente estaba trabajando en la compañía. Min Yoongi le había pedido a su tío personalmente que no lo divulgara.
Solo se habían visto esa vez. El sobrino del presidente se había quedado quieto cuando se encontraron y no dejó de darle una mirada de ojos sorprendidos, fue extrañamente similar a la que recibió del presidente cuando obtuvo su trabajo.
Quizás algo de familia.
Y la razón por la que Namjoon llegaba tarde, podía intuirla. El sobrino del CEO había tenido tantos problemas por sus retrasos que él había sido enviado a hablar personalmente con él jefe de Min Yoongi para que no presionará con alguna sanción o castigo, claro que el presidente siempre le seguía pidiendo que mantuviera en secreto que era n familia.
No entendía por qué Min Yoongi estaba pasando por tantas dificultades cuando había escuchado que la hermana menor del presidente se había casado con alguien igual de adinerado.
— Perdona el retraso, padre.
Oh.
Había conocido gente atractiva, hombres y mujeres, no le importaba el género cuando alguien iba a su cama.
Y no le molestaría tener a alguien tan guapo como Kim Namjoon en ella. El hombre alto que salió del ascensor casi le hace sonrojarse. Piel con un hermoso y natural tono bronceado, ojos almendrados bastante marcados y esa sonrisa enmarcada por hoyuelos que casi le roba un gemido.
Apreciaría la buena vista mientras trabajará para el futuro CEO, de eso estaba seguro.
Y no parecía ser el único. Varias personas parecían perdidas en esa sonrisa simpática de hoyuelos y ese porte que, aunque antes hubiera creído imposible, era aún mejor que el del presidente Kim.
— Lo que importa es que ya estas aquí, pero que no vuelva a pasar. — El hombre mayor volvió a torcer los labios apretados. — Serás el futuro presidente, el respeto lo tienes que ganar antes de tomar el puesto.
Bueno, no es como que a nadie más le importe que llegara tarde, todos están fascinados por él.
Aun así era un poco duro que el presidente amonestar a su hijo frente a todos, cualquiera en el lugar de Kim Namjoon se sentiría avergonzado, pero el chico de hoyuelos solo sonrío más ampliamente.
— Eso es verdad, pero quiero que me tengan más confianza que respeto, padre. — Namjoon se encogió de hombros, despreocupado. — Al menos la confianza puede dar lugar a lealtad y no solo generar miedo. ¿No están de acuerdo?
Lo último lo pregunto a todos esos empleados alrededor que escuchaban el intercambio entre padre e hijo y la respuesta de todos fue inmediata quizás no verbal, pero las sonrisas y el brillo en los ojos decían que estaban ansiando trabajar con alguien como Namjoon.
Parece que será muy fácil trabajar con él.
Sonrió complacido por estar trabajando para alguien que parecía comprometido a mirar por sus empleados.
— Señor, Kim Namjoon, mi nombre es-
— ¡Jin!
Su reverencia se quedó a medias cuando escucho su nombre salir de esos labios gruesos de manera tan amistosa. Incluso él presidente le hablaba con formalidad y Namjoon solo le había llamado por si nombre saltándose todos los modales de en medio.
En su mente solo quería alzar la ceja y recordarte al joven adinerado que aunque fuera un secretario era mayor.
Aunque eso no fue lo que hizo, claramente. Ofreció una sonrisa en su lugar.
— Veo que nuestro presidente le habló de mí. Es un gusto por fin conocerlo.
La sonrisa en Namjoon no podía ser más grande, aunque el presidente parecía confundido.
— ¿Eh dicho el nombre del secretario Kim? — preguntó el hombre mayor confundido.
— Eh… ¿si? — la respuesta del sonrojado Namjoon confundió más al presidente. No es el único extrañado con la situación. — Como sea, ¿no me vas a dar un recorrido, padre?
— Tengo que salir, pero el secretario Kim será por ahora tu mano derecha, él conoce bien la empresa así que apóyate en él.
Namjoon no dejaba de verlo.
Tenía que admitir que recibir la atención del menor no le disgustaba, pero que fuera de esa manera tan directa frente a todos lo estaba haciendo sonrojar.
— Por supuesto, no dude en preguntarme cualquier cosa.
Había dicho que podía llamarlo por cualquier cosa… pero Kim Namjoon se estaba excediendo.
Era solo el primer día de trabajo del menor, estaba bien si no sabía donde se encontraba cada cosa…
¡Pero al menos que hiciera un intento por buscarlas!
En un turno completo había sido llamado a la oficina de Namjoon quince veces. ¡Quince veces!
Y si, las contó, porque pensó que estaba exagerando al pensar que Namjoon lo estaba haciendo a propósito, pero que le llamara para preguntarle por las hojas que tenia justo enfrente de ese maldito atractivo rostro fue suficiente.
¡Y solo es el primer día!
Además, ¡¿por qué no deja de mirarme?!
Su nuevo escritorio estaba justo enfrente de la oficina que le dieron a Namjoon, la que era por completo de vidrio, así que prácticamente quedaban uno frente al otro y podía sentir la mirada de Namjoon aún cuando se esforzó por ignorarla.
Esta bien, es su primer día, todo será mejor mañana. No debo perder la paciencia.
Ese turno estaba por terminar, unos minutos más y habría superado ese día con éxito así que realmente estaría todo bien.
Por lo que había escuchado, Namjoon era muy inteligente, así que quizás solo eran los nervios del primer día. Podrían suceder le a cualquiera.
La luz de su intercomunicador se encendió. La que indicaba que le hablaban del interior de la oficina. La voz baja del menor no tardó en hacerse presente.
— ¿Tenemos más grapas de repuesto?
— Claro, enseguida se las llevo.
Soltó el botón y suspiró mientras tomaba los repuestos de su cajón.
Solo unos minutos más, Seokjin.
En esta vida…
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— Tu te ofreciste a llevarme, pero me gustaría llegar vivo a mi departamento, podrías poner atención en el camino… o simplemente dejar que me baje y tome el autobús.
Le sonrió como disculpa a su primo.
Había estado tan perdido en sus pensamientos que el semáforo en rojo lo tomó por sorpresa y había frenado de golpe unos segundos atrás. Varios vehículos detrás de él tocaron las bocinas y Yoongi a su lado estaba agarrando el cinturón de seguridad con fuerza. No era el momento, pero parecía un gatito asustado con las garras fueras para sostenerse.
— Una de tus sonrisas no me sirve como disculpa — dijo su primo con ojos entrecerrados.
No, no es el momento de burlarme por qué se parezca a un gato.
— En verdad lo siento, pero no puedo dejar de pensar…
Suspiró.
Aún parecía un sueño que Jin estuviera frente a sus ojos.
La mitad de él lo había esperado, esa vida parecía malditamente similar a la primera que recordaba. Yoongi, Taehyung, sus padres, sus tíos y Hoseok, todos estaban en esa vida por lo que había esperado encontrarse con Jin y al mismo tiempo no quería hacerse ilusiones.
Pero realmente lo volvió a ver. Y aunque estaba tratando de no ser una molestia, quería tenerlo cerca la mayor parte del tiempo, aunque lo pudiera ver a través de la pared de cristal, parecía insuficiente.
— Realmente lo siento, Yoongi-hyung. Es solo que… me encontré con Jin.
— Oh, es verdad. Me olvidé de decirte eso.
La verdad hubiera creído que enloqueció cuando sus sueños iniciaron a tener secuencia, contando una historia de la con un joven príncipe como protagonista. Esos sueños fueron confusos y tristes en muchas partes, pero los siguientes tratando como extraños sueños. Hasta que se atrevió a contarle todo a si primo y mejor amigo.
Yoongi también lo recordaba.
Ambos se dieron cuenta que no podían estar inventando algo así cuando los detalles de ambos concordaban tan bien. Incluso se había interesado en investigar sobre las vidas pasadas durante la universidad, pero nada de lo que decía en esos libros le ayudó a saber cómo es que podía encontrar a Jin.
Desde que ese rostro hermoso apareció en sus sueños… desde que recordó la manera en que lo dejo ir…
No quería tenerlo fuera de su vista, solo sentía que ocurriría lo mismo que esa vez., no quería sentir ese dolor de nuevo.
— Yoongi-hyung, debiste decirme que Jin estaba en el mismo piso — dijo con ojos entrecerrados.
— Oye, solo lo olvidé. — Su primo se cruzó de brazos. — Además, tú tampoco me dijiste que Hoseok entraría hoy como pasante, sabes lo que puede ocurrir, te lo conté.
Si, su primo le había contado todo y le parecía muy triste. Le hubiera gustado saber en ese entonces que no era el único con sentimientos confusos en su interior.
— Por cierto, esa vez… yo no te conté todo, Yoongi-hyung.
Su primo lo miró curioso.
Había algo importante que no había confesado. Porque fue complicado de entender incluso para si mismo.
Pero ahora lo sabía. No tenía claro que hacer sobre ello, pero finalmente descubrió lo que de verdad sentía.
No volvería a cometer el mismo error. En esta vida estaba dispuesto a estar a su lado, si Jin así lo quería.
¿Por qué se comporta así?
•───────•───────•
Esta bien.
Había soportado dos semanas.
Ya era demasiado.
Había huido a la sala de empleados de su piso cuando Namjoon lo llamó por tercera vez en el día, ¡y su turno solo tenía un par de horas de haber iniciado!
¿Por qué me molesta tanto?
¿A caso quiere que renuncie?
Si Kim Namjoon estaba buscando una renuncia de su parte, terminaría dándose por vencido primero que él.
No había nacido exactamente en la pobreza, pero le había costado varias entrevistas y una carrera el llegar hasta ese lugar y no podía simplemente abandonar un bien trabajo por el capricho de niño adinerado… por muy guapo que este fuera, no se dejaría ganar.
Tomó una respiración profunda y se enderezó en toda su altura, aunque eso no era más alto que Namjoon. Cerró su saco tratando de darle más formalidad a su aspecto y decidió que ese pequeño respiro lo había calmado lo suficiente. Su mejor rasgo era su carácter tranquilo y Namjoon no iba arruinar eso.
— Oh, aquí estas.
Aunque esta muy cerca de hacerme perder la paciencia.
Namjoon entro en la pequeña sala de descanso con su malditamente encantadora sonrisa de hoyuelos como si estuviera inmensamente feliz de haberlo encontrado.
— Lamento mi ausencia. — Aunque ni siquiera fueron unos minutos. — ¿Me necesita para algo, señor Kim?
Namjoon se acercó, mucho, su espacio personal era invadido por el menor y realmente no le molestaba pero era extraño. Si alguien entraba y los miraba consideraría inapropiado que él estuviera tan cerca de Namjoon.
Pero decirlo en voz alta quizás sería más descortés de su parte, así que solo trató de alejarse un paso hacia un lado.
Y este fue de inmediato seguido por el menor.
— Es raro que me digas señor Kim, tu eres mayor. — Soy mayor y aún así me hablas de forma tan informal. — ¿Puedes llamarme de otra manera?
— ¿Prefiere que le diga joven Kim?
— Me refiero a que puedes llamarme Namjoon… o Nam.
Parpadeo incrédulo ante ese pedido. Si el presidente lo escuchaba llamando a su hijo de manera tan cómoda se indignarse por su poco profesionalismo.
Realmente quiere que me despidan.
— Lo siento, pero no creo que sea adecuado que lo llame de esa manera.
— Vamos, Jin-hyung, no seas tímido.
¡¿Jin-hyung?!
Si alguien escuchaba a Namjoon decir eso, usar un honorífico tan amistoso con él que era el secretario, comenzarían los rumores. Ni siquiera quería imaginar todo lo que los empleados podrían decir, tenían una imaginación muy creativa para difundir falsa información.
— No debería llamarme así, señor Kim.
Namjoon pasó un brazo por encima de sus hombros.
— Vamos, no seas así, Jin-hyung, somos casi de la misma edad, ¿no podemos ser amigos?
¿Entonces Namjoon no quería que renunciara? ¿Se trataba de eso, quería ser su amigo?
Bueno, eso lo hacía sentirse más tranquilo… pero igual de confuso.
¿Entonces por que le estaba complicando tanto el trabajo con sus constantes llamadas por cosas tan simples?
— Al presidente no le gustará. — Namjoon hizo algo similar a un puchero sin serlo del todo, Solo sacando ligeramente su labio inferior. Se veía tierno casi acepta que el menor lo llamara hyung. — Tu padre siempre enfatiza en ser formales y respetar los rangos en el trabajo.
— Mmmh… entonces, cuando estemos solo nosotros dos, ¿te puedo llamar Jin-hyung?
No debería aceptar, no sería bueno que el presidente los escuchara… pero Namjoon le seguía dando esa mirada de ojos brillantes y le mostraba esa sonrisa de hoyuelos.
— Bien, pero solo-
— Si, si, lo sé, solo cuando estemos nosotros dos.
¿Por qué sentía que Namjoon estaba demasiado feliz solo por dejar que lo llamara hyung?
Si Namjoon ya había conseguido lo que quería, debería dejarlo hacer su trabajo.
Eso fue lo que pensó.
Su fin de semana estuvo relajado pensando que finalmente estaría en paz con Namjoon y que comenzarían a llevarse mejor. Pero solo había iniciado el turno de trabajo cuando el intercomunicador se encendió con esa conocida luz.
— ¿Dónde están los repuestos de tinta?
Donde mismo que las ultimas siete veces que preguntaste.
Las tenía él, pero de nada serviría que las pusiera dentro de la oficina de Namjoon porque el menor igual le hablaría por ello.
Tomó los repuestos con más fuerza de la necesaria y entró sin golpear la puerta.
— Oh, Jin-hyung, gracias por traerlos.
No respondió a la entusiasta sonrisa, en su lugar dejó los repuestos en el escritorio y tomó el control que opacaría la pared todos los paneles de vidrio de la oficina. Estaba perdiendo los estribos y le gritaría un poco a Namjoon en privado.
El menor había pedido ser su amigo, pues entonces lo conocería un poco más en ese momento.
— ¡¿Por qué me llamas constantemente a tu oficina?!
— Quiero asegurarme que seas real y no un sueño.
Bueno, esa respuesta no la había esperado.
Namjoon no vaciló ni se avergonzó por esa frase que acababa de soltar… pero él sí que se comenzó a poner un poco nervioso.
— No es gracioso.
— No estoy tratando de ser gracioso, Jin-hyung.
De nuevo Namjoon lo decía con esa mirada seria.
Mordió su labio unos segundos, inseguro de que se supone que tenía que decir a continuación.
¿Gracias? ¿Si quiera era un cumplido?
Espera… ¿esta coqueteando conmigo?
— Soñé tantas veces contigo, Jin-hyung, cada una de esas veces parecía tan real hasta el momento que me despertaba, por eso pienso que esta vez pasa lo mismo y si voy a despertar de nuevo, al menos quiero ver tu rostro un poco más.
No, no estaba sonrojado, definitivamente no… solo hacía calor.
Definitivamente no estaba conmovido por esas palabras ni encantado con esa extraña manera de coquetear.
…
Pero si lo estaba, tan sonrojado que solo pudo salir corriendo hasta el baño.
Kim Namjoon era un tonto. ¿Cómo se atrevía a ponerlo así de nervioso?
No se olviden de leer "Vidas del pasado", ya esta en el perfil de Sofi-01kv y en mi lista de lectura 😊
Lindos sueños mis Makis lindxs 💜
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