Todos pensaron que a Lo'ak le gustaba Tsireya y que estaban destinados a ser compañeros. Lo'ak tendría que admitir, al principio, que la encontró como la mujer Na'vi más hermosa que jamás había visto. Tenía ese aura luminosa que atraía la mirada de cualquiera... Pero, incluso después de una mala racha con Aonung, su hermano, terminó siendo más cercano a él y rápidamente se hicieron amigos. A medida que supo más sobre Aonung, se dio cuenta de que Tsireya ya no era el centro de su atención.

Había sido una buena amiga y tutora. Era inteligente y elegante, y también sabía escuchar cuando lo necesitaba. Definitivamente era atractiva, pero no tenía la misma conexión que tenía con Aonung.

Un día, los dos jóvenes Na'vi se quedaron juntos, solos en su lugar favorito cerca del arrecife. Hablaban mucho, de cualquier cosa, con los pies en el agua, miradas suaves y contentos. Algo que nunca había pensado volver a sentir desde que Neteyam había fallecido. Se había sentido tan culpable e insensible, pero Aonung le dijo suavemente: "Nunca es hasta que pierdes a alguien que amas, que realmente te das cuenta de lo importante que es para ti. Por lo tanto, siempre debes tratarlo como si fuera la última vez que lo ves", como si fueran el centro de tu mundo"

Golpeó algo dentro de él. Lloró y Aonung lo abrazó hasta que no le quedaron más lágrimas. Extrañaba a su hermano y lamentaba no haber pasado más tiempo con él, pero no estaba solo de duelo. Tenía a su familia, Aonung y Tsireya a su lado. Eso era todo lo que él necesitaba.

Después de un rato, Lo'ak se sintió mejor y empezaron a hablar de nuevo. Se rieron y sonrieron y compartieron secretos tontos. Era como si el tiempo se hubiera detenido y estuvieran en su propio pequeño mundo sin expectativas ni responsabilidades, pena o miedo sobre el futuro. Eran solo ellos tratando de mantenerse jóvenes y descubrir qué significaba ser quienes sus padres querían que fueran, pero más importante aún, qué significaba ser ellos mismos. Se acostaron en el suelo en silencio después de esto, el silencio llenaba la atmósfera, solo se podía escuchar el romper de las olas. Lo'ak volvió la cabeza hacia Aonung y por primera vez empezó a verlo, de verdad. De repente quiso acercarse, tan cerca que sus cuerpos pudieran tocarse.

Aonung no lo miraba. Sus brazos se tocaron ligeramente y Lo'ak disfrutó del calor y la comodidad. Piel turquesa contra piel azul profundo, y luego ojos cian se encontraron con iris dorados. No dijeron una palabra y no era necesario.

El Metkayina se movió primero, poniendo lentamente su mano en la mejilla de Lo'ak. No estaba seguro de qué hacer a continuación. En su primer encuentro, se había burlado del Omatikayan debido a su apariencia que era inusual para un Na'vi y eso lo hacía sentir aún más como una escoria. Había sido muy inmaduro de su parte y se avergonzaba de su comportamiento cada vez que lo recordaba. Lo'ak no era quien pensaba que había sido, y muchas veces lo había impresionado y ganado su respeto y confianza a lo largo de los meses.

Tal vez era un error, pero ya era demasiado tarde para pensarlo demasiado.

Lo'ak no se inmutó. Se quedó quieto como si hubiera esperado esto. Así que Aonung acarició su rostro suavemente y trató de memorizar todos los detalles de su rostro mientras Lo'ak respiraba con dificultad. Sus cuerpos se acercaron más y más hasta que sus labios se tocaron, rozándose delicadamente y luego se separaron como si algo los hubiera quemado. Como si hubieran hecho algo malo...

Aonung se levantó rápidamente. "Lo siento, tengo que volver a mi casa. Se está haciendo tarde, mi padre debe estar esperándome"

Lo'ak cambió a una posición sentada y cruzó las piernas. Estaba tan asustado como Aonung, así que lo dejó ir y vio desaparecer la luz hasta que todo fue tragado por la oscuridad.