♡ capítulo único ♡
El Beso del Primer Amor
chxrrybae
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Llevaba días enojado y la verdad, la idea de un demonio en las filas de los cazadores no estaba haciéndole ninguna gracia.
Los demás pilares estaban tranquilos, especialmente Tomioka, como si tener un demonio rondando fuese algo de todos los días.
"Si Ubayashiki-sama confía, nosotros también" dijo Mitsuri.
"No es como si fuese completamente demonio" agregó Shinobu.
"Su alma aún es pura" oró Himejima.
"Si se sale de control, la matamos y ya" expresó Muichiro.
"No me siento cómodo, pero órdenes son órdenes." sentenció Obanai.
Y al final del día, el Pilar de la Serpiente resultó el único cuerdo según él.
- ¡Agh! ¡Deberíamos matarla y ya!
Estuvo muy, realmente muy cerca, atravesó a la chica y, si su hermano no lo hubiese golpeado, ella estaría muerta y fin del problema.
Pero estaba protegiendo a su hermanita.
Era un demonio, ¿acaso no era suficiente motivo para matarla? Se resistió a su sangre, ¿y? No mató a ningún humano y se controlaba, ¿y qué con eso?
Por días trató de que el "es un demonio" sonara convincente en su cabeza, pero su hermano la protegió por una razón: porque ella luchó mano a mano con los pilares, protegió a los cazadores y mató a otros demonios.
Nezuko no era cualquier creación de Muzan, Nezuko era.
- especial.
- ¿Mhn?
- ¡Wah! ¡¿Qué diablos haces aquí?!
Ella pestañeó, inclinó la cabeza a un lado con notoria inocencia y Sanemi bufó.
- ¿Eres tonta?
Nezuko negó lentamente, sus ojos no se desviaban de los del pilar y parecía entender un poco lo que éste le decía.
- Pues sí debes serlo para estar afuera de día ¿no sabes que te puedes quemar? ¿o es que también en eso eres "especial"?- alegó con burla.
Sin embargo Nezuko no hizo más ruidos, estaba atenta a las reacciones de Sanemi y tampoco se movía, o el sol la quemaría.
Bajo la sombra del techo, Sanemi era analizado por Nezuko.
- ¿Porqué me miras tanto? Eres una rara, ¿sabías?, ¿y porqué no hablas? Los demonios saben hablar ¿eras muda? ¿no te enseñaron a hablar? Oye, ¡di algo!
El silencio de la chica, su semblante calmado y la dulzura en sus ojos comenzaba a exasperar a Sanemi. No quería ser rudo con ella, era una chica, una dama, y merecía respeto, pero era tan extraña que lo sacaba de sus casillas.
- ¡PERO DI ALGO, MALDITA SEA! ¡HACES QUE PAREZCA IDIOTA HABLANDO SOLO! ¡¿TE BURLAS DE MI O ESTÁS TRATANDO DE C-?!
¡pok! Y Nezuko colocó su delicada mano en los cabellos plateados del mayor.
Primero enredó sus dedos en las hebras de Sanemi, las guió a un lado y levantó la mano para volver a peinarlo, así sucesivamente, hasta provocar suaves caricias en la cabeza del pilar. Una tras otra, y la respiración exaltada de Sanemi se normalizó.
Debía quitar su mano, eso le decía su cerebro.
Y le gustaban las caricias, eso decía su corazón.
Eran suaves, pausadas, y junto a los ojos inamovibles de Nezuko, creaban una serenidad incomparable en Sanemi.
Qué... ¿qué está pasando? ¿cómo... cómo lo hace...?
No se había sentido así en años.
Es como si ella...
Extrañaba el sabor de la paz.
Me calmara...
Y la que Nezuko le ofrecía era casi divina.
Cuando ella bajó la mano y la regresó cerca de su cuerpo, Sanemi ya no tenía palabras de ira, su espíritu se relajó gracias a Nezuko y suspiró.
- Gracias.
Ella asintió.
- No me había sentido así en mucho tiempo... tienes talento- juraría que Nezuko sonrió debajo de la mordaza- ¿haces esto con tu hermano también? ¿lo relaja?
Volvió a asentir.
- Ya veo... yo hacía algo así con mis hermanos también- rió sin humor- tú cuidas de tu hermano, ¿no?
Recibió otra afirmativa.
- Tienes un buen hermano, cuida mucho de ti.
Quería reírse y no de gracia.
¿Cómo tenía la cara para hablar de hermanos cuando él trataba tan mal al suyo? Sanemi no podía creer que lo que realmente le molestaba de Kamado es que él hacía todo lo posible para cuidar a su hermana, mientras que él alejaba y lastimaba a Genya porque entendía que no era lo suficientemente valiente o fuerte para protegerlo como Kamado a Nezuko.
- ¿Huh? ¿Qué haces?
Nezuko deslizó su dedo índice derecho por las maderas del suelo y dibujaba algo en ellas. De repente, de su dedo resbaló una llama rosada que funcionó de tinta en las maderas, mostrándole a Sanemi un dibujo de cuatro niños.
- ¿Qué...?
Adelante de los cuatro niños, Nezuko dibujó dos más.
Eran dibujos simples, como los de un infante, pero distinguió en ellos a Tanjiro (por la marca y los pendientes) y a Nezuko (por el moño y la mordaza).
- Ellos son... ¿tus hermanos?
Esperó a que Nezuko respondiera con un movimiento de cabeza, en cambio, el fuego en el suelo poco a poco se fue apagando con gruesas lágrimas que le caían encima, las lágrimas de un demonio.
Las gotas recorrieron sus mejillas con más velocidad, inundando el suelo y el regazo de su kimono, el dibujo se apagó por completo y en las maderas sólo quedó un boceto borroso en negro carbón.
Eran sus hermanos y su mente ofuscada y poseída no los lograba recordar bien, en ocasiones aparecían en sus sueños y en los peores momentos, los de debilidad, en los que simplemente deseaba rendirse, también.
Los extrañaba, su corazón nunca los olvidaría.
- Yo también tenía hermanos... y murieron a manos de un demonio- soltó.
No despegaba la vista del dibujo en el suelo, los trazos simples mostraron el sentir de Nezuko y Sanemi no podía respirar, se estaba ahogando con sus propias ganas de llorar.
- Los extrañas mucho, y yo a los míos.
Sanemi tragó, levantó la cabeza y obligó a Nezuko a levantar la suya también.
- Oye, ya no llores, ¿o ves acaso que yo estoy llorando? Es molesto- gruñó.
No, no era molesto, sin embargo verla llorar le generó un nudo en la garganta que ninguna otra persona le provocó antes.
Odiaba esa sensación, odiaba verla llorar.
Limpió las lágrimas de Nezuko y no cayeron más.
- Ya, ahora vete, quiero descansar.
Se acomodó dándole la espalda a la chica y frunció el ceño, Nezuko estaba revolviendo su interior (sin querer) y si continuaba vaya Amaterasu a saber cómo acabaría Sanemi.
Las emociones que Nezuko levantaba en él eran nuevas, viejas, pesadas y ligeras, como un huracán de memorias y anhelos que imaginó ya muertos.
Sin dudas es especial, ¡la detesto!
- ¡Ya vete, dije! ¡¿acaso tampoco oyes o q-?!
Volteó para gritarle mejor, verla a la cara y fingir que detestaba su presencia, siendo que irónicamente Nezuko era de las pocas mujeres que no lo sacaban de quicio, cuando encontró sus ojos rosados analizándolo tan de cerca, que sus narices rozaban una contra la otra.
- ¿q-qué...?
Ella movió su nariz, despacio y de un lado a otro, chocando con la punta de la nariz de Sanemi. Se quitó la mordaza y sonrió.
- N-ne... mi... e...s bu... e... no- el aludido abrió los ojos como platos- m... me... gus... ta...
Ella... ella dijo que yo... q-que yo...
- ¡¿EHHH?! ¡¿Q-QUÉ?! ¡¿QUÉ DIABLOS FUE ESO?! ¡T-TÚ DIJISTE QUE Y-YO...! ¡QUE YO-!
Nezuko se colocó la mordaza otra vez y pestañeó como si nada hubiese pasado, mientras que Sanemi gritaba escandalizado, golpeaba los postes de madera e insultaba a el mundo entero.
- ¡NO DEBES DECIR ESAS COSAS, NIÑA TONTA, CUALQUIERA PODRÍA MALINTERPRETARLAS!- como él, por ejemplo- ¡AGHHH!
Estaba furioso, muy furioso, una niña lo avergonzó, se le confesó e incluso le dió un inocente beso "esquimal" (aunque ni sabía porqué se llamaba así), ¡como si nada!.
- ¡AGHHH! ¡MUERE, MUERE!
- ¿huh? ¿Shinazugawa-san? ¡Oh, Nezuko, ahí estabas! ¿Estabas pasando tiempo con Shinazugawa-san?
Tanjiro apareció en la esquina del pasillo exterior y sonrió a su hermanita, ésta extendió los brazos y se abrazaron en lo que Sanemi contenía su enojo.
- ¿Qué pasó? ¿Porqué está tan enojado? Nezuko, ¿lo hiciste enfadar?- la niña se achicó y colgó de la espalda de su hermano como un monito bebé.
- Ella y yo estábamos... charlando- musitó el pilar.
No, jamás le contaría a Tanjiro lo que sucedió.
- ¿Charlando? ¡Qué gracioso es, Shinazugawa-san! ¡Nezuko no habla!- rió Kamado.
- ¡¿Eh?! ¡¿Cómo que no habla?! ¡Pero ella! ¡Ella me dijo qu-!- y calló abruptamente.
- ¿Huh? ¿Nezuko le dijo algo? ¿Ella... le habló?
Tanjiro miró a Nezuko y ella ya dormitaba en su hombro.
Negó suavemente.
- Nezuko no sabe hablar, al menos ya no, antes hablaba cuando era humana, pero ahora sólo puede hacer ruidos porque su mente no recuerda cómo hablar, ¡ni siquiera recuerda quién soy yo! No recuerda nada, al menos no lo que sucede día a día o las personas que conoce, tiene recuerdos borrosos de nuestro pasado y mañana ya no recordará el nombre de quienes conoció hoy, tampoco entiende lo que decimos. Eso será hasta que vuelva a ser humana. No se ofenda, Shinazugawa-san, pero Nezuko no habla y no entiende lo que le dice, es imposible que le haya dicho algo, no entiende nuestro lenguaje.
Aunque Tanjiro le explicaba con una sonrisa comprensiva la situación de su hermana, Sanemi sabía lo que escuchó, vió lo que Nezuko dibujó y jamás olvidaría que ella lloró tras dibujar a sus hermanos muertos. Nezuko era más de lo que Tanjiro comprendía, como si tuviese momentos fugaces de lucidez humana y Sanemi casualmente haya enganchado uno de ellos.
Conoció el lado humano de Nezuko, uno que en unos minutos atravesó su corazón.
- Sí, claro- escupió- lo que digas. Ahora váyanse, quiero estar en paz.
- Claro, que tenga buen día, Shinazugawa-san.
Tanjiro se retiró cargando a Nezuko, Sanemi cayó en el suelo y sus ojos se desviaron al dibujo quemado en las maderas. Lo rozó con sus dedos y sonrió tristemente.
Aunque seas un demonio, tu corazón todavía recuerda cómo era ser humana, ¿verdad? y esto es lo que hay en tu corazón. Quién lo diría... tenemos tanto en común, Nezuko...
Por enésima vez en el día, Nezuko acarició su coronilla.
- Nezuko, ¿pasa algo? No dejaste de tocarte la cabeza por un largo rato- rió Tanjiro.
- N-no... estoy bien...
Una sonrisa adorable y boba decoró su rostro.
- Ummm, ¿segura?- inquirió pícaro.
- Bueno...
- ¡AHHHHH! ¡TANJIROOO!- ingresó Zenitsu al cuarto, gritando como cabra desquiciada e interrumpiendo a Nezuko.
- ¿Sí?- Kamado estaba más que acostumbrado a los gritos de Zenitsu, pero había días en los que con gusto le cortaría las cuerdas vocales.
- ¡¿Cómo puede ser tan cruel?! ¡Dime!
- ¿De qué hablas?- preguntó confundido.
- El destino, Tanjiro...- lloriqueó en el regazo del joven- ¿porqué me odia tanto? Primero Shinazugawa-san me roba a Nezuko-chan, y después el viejo degenerado me propone irme a vivir con él... ¿porqué a mí...?
Tanjiro pestañeó sorprendido.
- Nezuko, ¿hay algo entre tú y Shinazugawa-san?
- P-pues... él me... ummm- Nezuko arrugó el kimono bajo sus manos y sonrió sonrojada- Me gusta, me gusta Sanemi-san...
- ¡Nezuko!- exclamó Tanjiro emocionado.
- ¡Nezuko-chan!- exclamó también Zenitsu que, a diferencia de su amigo sonriente, lloraba a mares.
- ¡Estoy muy feliz por ti, me alegro que te hayas enamorado!
Era el primer amor de Nezuko, Tanjiro estaría alerta pero le alegraba muchísimo que su hermana volviera a la normalidad, tuviese un romance como cualquier chica de su edad y encima con un sujeto bueno y valiente como Sanemi.
- Shinazugawa-san es un gran hombre, ¡felicidades!
- ¡¿Cómo es que la felicitas?! ¡Ella debería enamorarse de mí, Tanjiro, no de él!
- Zenitsu, ya, ponte feliz por mi hermana, no seas egoísta- dijo Kamado con expresión decepcionada.
- ¡¿Pero porqué ella se enamora y yo quedo solo?! ¡Se supone que debíamos enamorarnos, pero Nezuko-chan ya consiguió otro hombre! ¡¿Y yo qué?!
- Bueno, Uzui-san te sugirió ir a vivir con él, ¿verdad? ¡Seguro serás una excelente esposa!- y palmeó la espalda de su amigo.
- ¡NOOO! ¡¿PORQUÉ?! ¡¿PORQUÉ A MÍ?! ¡¿PORQUÉ ESE VIEJO SE FIJÓ EN MI?! ¡WAAAH!
- Supongo que porque eres muy "extravagante"- señaló pensando al aire- a él le gustan las cosas extravagantes, ¿no? Lo que es fuera de lo común, tú eres un chico sorprendente y tu físico muy llamativo, Zenitsu, ¡por eso es que le gustas a Uzui-san!
- ¿Eh? ¿"Gustar"?
Tanjiro suspiró, más que calmar o hacer entrar en razón a Zenitsu, sus palabras producían el efecto contrario. Ya estaba preparándose para la siguiente ronda de gritos del rubio.
- ¿T-tú crees... que yo... le gu-gusto?
La cara de Zenitsu estaba roja como una flor de amapola, sus ojos dorados brillaban y transmitió una clara inseguridad en su voz.
- Sí, sin dudas- declaró Tanjiro.
- ¡WAAAH! ¡NO DIGAS ESAS COSAS, TANJIRO! ¡NO, JAMÁS, ÉL JAMÁS PODRÍA! ¡NO, NO, NO! ¡NOOO!
Zenitsu huyó del cuarto y el corazón de Sanemi casi se salió de su sitio, por poco y si el rubio lo descubría.
"Sanemi-san me gusta."
Las palabras de Nezuko se repetían en su cabeza.
"Nemi es bueno, me gusta..."
Sabía que nunca olvidaría aquel día, aquella confesión y aquel inocente beso que Nezuko le dedicó con la punta de su nariz.
"Shinazugawa-san es un gran hombre, ¡felicidades!"
Y si era un gran hombre, fue gracias a sus compañero, a su hermano, a Tanjiro mismo y a Nezuko, la chica que atravesó su corazón. O más bien, la que lo robó.
Nezuko...
- Shinazugawa-san, ¿requiere entrar?
Kanao interrumpió los pensamientos del pilar y él asintió desencajado.
- Tanjiro, vino a verte Shinazugawa-san.
- ¡Oh! ¡Qué gusto!- exclamó el aludido.
Sanemi agachó la cabeza y buscó los ojos, ahora humanos, de Nezuko.
- Sanemi-san...- susurró ella sonriendo.
- Yo...- Sanemi aclaró su garganta- quería saber si necesitaban algo o lo que sea, no sé...- vaciló.
- Yo nada, pero seguro que Nezuko quisiera que pase tiempo con ella, ¿verdad, Nezuko?- asintió sonrojada.
Cuando estaba cerca de Sanemi su pecho enloquecía y no entendía porqué, ellos apenas se conocían.
Sin embargo Sanemi sabía porqué.
- Claro, ven- hizo un gesto de acercamiento y Nezuko obedeció, yéndose con él.
Sanemi podía ser serio, aterrador, severo y agresivo, pero a los ojos de Nezuko era el hombre más amable y caballeroso del mundo (después de su hermano, claro está). Abandonaron el cuarto y Tanjiro suspiró.
- Ahora todo estará mejor.
- Hum- emitió Kanao en una sonrisa- sin dudas.
Era primavera, la más hermosa que Sanemi contempló en años, y no sólo porque el mundo volvía a ser tranquilo, si no porque a su lado, reía la chica más bella que lo haya perdonado.
- Sanemi-san, ¿cuál es su estación preferida?- inquirió Nezuko tomando un pétalo de cerezo en sus finos dedos.
- No sé, la verdad es que me gustan todas- contestó el aludido- ¿y la tuya?
- Hum...- vaciló- el otoño, sin dudas.
- ¿Porqué?- preguntó curioso.
Nezuko no lucía como alguien que disfrutara la simpleza ocre del austero otoño.
- Porque me hace sentir nostálgica, ¿no le gusta recordar cosas? El otoño es la estación del recuerdo, eso dice nii-chan.
- ¿Del... recuerdo?
- Cuando recuerdas cosas que a veces, te hacen sentir triste pero eres feliz. ¿Nunca le pasó, Sanemi-san?
Sus ojitos rosados miraron al hombre y éste jadeó, los orbes de Nezuko se habían llenado de un tipo de tristeza que Sanemi llevaba meses experimentando y pensó que nadie entendería: la tristeza feliz. La tristeza que uno siente al sonreír con recuerdos dolorosos.
- Sí, la verdad sí.
- ¿Y en qué piensa?
Sanemi meditó la pregunta por unos segundos, había tantas cosas que le provocaban tristeza, desde sus hermanos hasta Nezuko misma, y hasta el momento continuaban creando huracanes en su mente y corazón.
- Todo.
- ¿Todo?- cabeceó Nezuko, confundida.
- Bueno, tuve una vida muy trágica, si soy sincero.
- ¿Porqué?
Rió sin humor para sí, si cualquier otra persona hiciese tantas preguntas, lo dejaría con las palabras en la boca, odiaba contar sus intimidades. Sin embargo era Nezuko con quien hablaba, y sentía la extenuante necesidad de mostrarle su alma a la bonita chica, relatarle su vida y ver si en algún punto, su corazón volvía a sentirte conectado con el de ella como aquella vez.
- Tuve que hacer cosas muy difíciles para proteger a los que amo, no sólo matar demonios, matar personas también, y tomar decisiones muy difíciles, como Genya. No fue fácil ser yo.
Esquivó el rostro de Nezuko a su lado y clavó los ojos en el cielo ya anaranjado, esperando que la pequeña comentara algo.
- Pero...- susurró ella.
- Pero...- suspiró- no me arrepiento de todo por completo, porque gracias a mis decisiones es donde estoy ahora, aquí, hablando contigo, sigo viviendo y seré feliz, como la gente que me acompañó desearía.
- Me alegra escucharlo, Sanemi-san...
Cuando volteó curioso de la expresión que haría Nezuko, la encontró sonriendo, mirando al mismo punto en el cielo que él, con gruesas lágrimas recorriendo sus mejillas sonrosadas.
- ¿Nezuko?- inquirió preocupado.
- Yo también hice cosas difíciles, cosas que escapaban de mi control, y si ahora estoy aquí, es porque no me rendí, porque confié en mi hermano y en la gente que me rodeaba. Muchos están en otro lado ya, pero sé que no se arrepienten de sus decisiones, que quieren que seamos felices y sus sacrificios no sean en vano. Yo quiero ser feliz, Sanemi-san, gracias a esas personas tengo la oportunidad, y eso me pone feliz, por eso lloro.
Una puntada cálida y dolorosa a la vez, atravesó en corazón de Sanemi.
De nuevo se conectaron. De nuevo era uno con Nezuko.
- Tus hermanos estarían muy contentos de verte vivir, Nezuko.
- ¿Mis... hermanos...?
Abrió los ojos, impactada.
Sanemi no debería saber de sus hermanos, a menos que Tanjiro se lo dijera. Negó, era imposible.
- ¿Sanemi-san...?
Las puntas de los dedos de Nezuko ardieron, no había nada allí, y de todos modos dolían como si estuviesen en llamas.
No debería... ¿cómo es que él-? ¿cómo diablos-?
- Nezuko...- Sanemi acortó la distancia entre su rostro y el de Kamado.
¿Qué-? ¡¿Qué pasa?! ¿Porqué-? ¡¿Porqué mis dedos duelen tanto?!
- Tú también me gustas.
"- N-ne... mi... e...s bu... e... no, m... me... gus... ta..."
Yo... y-yo... dije ¿eso? Yo...
- Recházame si quieres, pero necesitaba decírtelo, Nezuko. Me gustas.
Rozó, tal cuál Nezuko había hecho un año atrás, la punta de su nariz contra la de ella. Moviéndola repetidas veces.
- San-nemi-sa-san...
Tras percibir que el dolor se extendió a cada milímetro de su cuerpo, bruscas imágenes de dibujos de sus hermanos sobre madera quemada, su vista nublada por las lágrimas y las puntas de sus dedos ardiendo a más no poder, desarmaron a Nezuko Kamado en un llanto desconsolado.
Siempre lo había amado, siempre estuvieron conectados, desde la primera vez que se vieron en espantosas circunstancias su corazón anhelaba al de Sanemi.
- ¡TU TAMB-BIÉN ME GUSTA-TAS, NEMI, M-ME GUSTAS MUCHO!
Nemi sonrió, amaba que lo llamase así.
- Ven aquí.
Estrechó a la pequeña berrinchuda entre sus brazos heridos y aguardó a que su hipido cesara. Confió en que ella recordaría su momento, que recordaría su primer beso y que obviamente recordará el segundo.
Dos bonitos besos nariz contra nariz.
Un beso no necesitaba ser en los labios para transmitir el cariño de una persona a otra y viceversa, Sanemi lo sabía, aquel beso esquimal que Nezuko le dedicó había sido el más bonito de su vida, y sólo superado por el que él le regaló minutos atrás.
¿Cómo besaría a Nezuko sin la vida tan trágica que lo llevó allí? Sin Muzan, sin muerte y sin demonios, probablemente jamás hubiese conocido a Nezuko, a su verdadero amor, y al millar de personas maravillosas que se sacrificaron por ellos.
Quería llorar de alegría, abrazarla más y más, y amarla lo que le quedaba de vida.
- ¿Nemi?
- ¿Hum?
- ¿Estás feliz?
Nezuko levantó la cabeza y aguardó la respuesta del mayor con brillo en sus ojitos rosados. Inmediatamente, Sanemi sonrió y acarició la mejilla de Kamado.
- Claro que sí, ¿porqué preguntas cosas tan obvias?
La chica jadeó volviendo a lagrimear.
- ¡Te quiero, Nemi! ¡Te quiero mucho!
- Yo también te quiero, Nezuko. Y siempre lo he hecho- susurró.
One-shot exclusivamente SaneNezu porque, vamos, era la pareja más viable y plausible para Nezuko.
Grande Sanemi, siempre te querré porque resultaste ser buena gente. Y porque si Nezuko te quiere, yo te quiero.
Para el que se quedó perdido y no sabe lo que es un beso esquimal, es esto:
Y a mí me encanta darlos, por eso se me ocurrió este fic (sí, soy romántico, déjenme).
Espero que les haya gustado y que lean más y shippeen más SaneNezu después de esto ya que es un ship hermoso y merece amor.
(Si quieres más, tengo un libro de imágenes SaneNezu en mi perfil que puedes visitar).
Sin más, adieu y #muak
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