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04

YoonGi jamás en su vida había disfrutado tanto un celo como este fin de semana, su cuerpo estaba lleno de marcas y su culo dolía, pero estaba complacido. Ayer por la noche había sido su último golpe de calor y ahora tenía la dicha de despertar a lado de un agotado y dormido JiMin, por lo que se encontraba detallando su rostro minuciosamente en silencio.

El híbrido de gatito calicó era muy guapo y no se resistió a darle un casto beso en sus perfectos labios pomposos, lo que sin querer hizo que despertara de su sueño.

—Buenos días, precioso.— murmuró con la voz ronca.

—Buenos días para ti también, gatito.— correspondió YoonGi, sonriendo un poco.

JiMin se estiró y su colita salió por un lado de las sábanas, todos sus músculos se marcaban hermosamente bajo la atenta mirada de la vaquita. Se sentó, apoyándose contra la cabecera y se burló de lo ido que estaba.

YoonGi se sonrojó y apartó la mirada, se puso de pie para ir a sus cajones y tomar algo que ponerse. No le importó estar completamente desnudo o que el gatito lo estuviera mirando, en cambio, le gustaba sentir sus ojos encima.

—Creo que esta ropa te quedará, eres de mi estatura, pero más fornido y afortunadamente me gusta la ropa tallas más grande.— comentó acomodando unas prendas, meneando un poco sus caderas y la colita.

JiMin trago saliva en seco, su miembro se irguió ante la erótica imagen y trató de calmarse, respirando profundo y soltando. Debía mantenerse cuerdo, pero el cuerpo del omega lleno de mordidas, marcas rojizas de sus manos y chupetones no ayudaba.

YoonGi se colocó unos calzoncitos blancos, un short pequeño de mezclilla y una camisa negra que decía FG y cubría hasta sus muslos. De esa manera parecía que no llevaba nada abajo, pero lo hacía y estaba cómodo, se mantendrá en su casa y solo JiMin lo podría mirar.

—Iré a hacer el desayuno.— se despidió, saliendo de la habitación para ir a la cocina y preparar unos huevos estrellados con tocino.

JiMin tallo su rostro y maldijo a su hombría porque se había animado de nuevo al ver a YoonGi, él no solía ser tan pervertido, pero la vaquita era seductora. Se puso de pie para cambiarse y se colocó los pants grises junto a una camisa igual a la del omega, parecía gustarle porque tenía varias iguales.

Salió de la habitación y el olor de la comida hizo que su estómago gruñó, se avergonzó y ayudó a YoonGi con los platos. Ambos comieron tranquilamente mientras la televisión pasaba las noticias y solamente se daban miradas furtivas.

—Entonces... ¿E-estaremos saliendo?— tartamudeó YoonGi.

JiMin afortunadamente ya había acabado su alimento y no tenía nada en la boca porque fácilmente podría haberlo escupido todo por el asombro. Mierda, nunca había tenido tanta suerte en su vida y ahora encontraba a su destinado en un hermoso chico que lo salvó.

No quería arruinarlo, tenía un poco de miedo y por eso trato de contenerse cuando llegó el celo del omega. Que acabarán haciéndolo no estuvo mal, él no se arrepentía en absoluto, pero temía que YoonGi lo tomara como algo negativo.

Apenas sabían sus nombres, así que creyó que lo mejor era retomar las cosas lentamente y demostrar que iba en serio. Quería invitarlo a salir, conocerlo mucho más y apreciar cada momento que tuvieran juntos.

—No nos conocimos de la mejor manera, sé que te di una mala primera impresión.— señaló, formando un puchero y mirando al omega con vergüenza —Me gustaría que fueras mi novio, pero también tener citas y saber más de ti, quiero hacer las cosas bien porque realmente lo vales.

YoonGi sintió el revoloteo en su vientre, las personas o híbridos con los que solía salir antes siempre lo utilizaban y se iban al saciarse. Pero JiMin no parecía ser así, se dio cuenta en cada detalle sutil que tenía con él, como lo era considerarlo en cada decisión. Se sentía bien que lo tomaran en cuenta, que también lo complacieran y respetaran, pensando eso no dudo en asentir con la cabeza.

—Uh, YoonGi.— le llamó JiMin, dándose cuenta de que el omega estaba actuando cohibido —¿Podrías decírmelo? Quiero decir, agradecería que me respondieras con palabras y así tener la certeza de lo que quieres.— agregó.

—Sí.— respondió y carraspeó, algo aturdido—Me gustaría hacerlo, solo no estoy acostumbrado, los otros... Solían mandar y yo debía aceptar todo.

JiMin sintió su pecho oprimirse y la rabia llenar su ser, le parecía injusto y él como abogado siempre pensaba en que debía haber un trato equitativo. Se puso de pie y recogió los platos sucios para ir a lavarlos, esto con la intención de calmarse.

Mientras tanto, YoonGi se quedaba en su sitio inmóvil, creía que había cometido un error porque el aroma del alfa era picante y se sentía como regañado. Pensó que lo jodió todo y el miedo de perder a su destinado fue desgarrador, comenzó a llorar sin poder detenerse.

Quizás no le gustaba al alfa porque fue atrevido y lo sedujo, porque inició su apareamiento y se vio demasiado necesitado. YoonGi era introvertido fuera de la cama, pero en ella no conocía límites y podría haber sido eso lo que lo hizo quedar mal.

JiMin terminó lo que hacía y su nariz se arrugó ante el aroma entristecido del omega, se preocupó al instante y salió de la cocina para verlo. Corrió hacia YoonGi y lo envolvió en sus fuertes brazos, soltando su aroma a mandarinas para reconfortarlo.

—¿Qué sucede?— cuestionó, acariciando su cabello bicolor y lamiendo sus lágrimas que recorrían las mejillas.

—Perdón, lo siento tanto, seré buen omega.— exclamó YoonGi entre sollozos, tomando a JiMin por la camisa para que no se fuera.

El sentimiento de ser usado y abandonado nunca le gusto, el sexo era una cosa, pero lo que había hecho con el gatito fue más que eso. Con cualquier otro no le hubiera tomado importancia, pero era su destinado y JiMin, eso lo hacía mil veces más doloroso.

—P-por favor no te vayas.— jadeo insistente.

JiMin no demoró en entender lo que pasaba, no pensó que YoonGi pudiera imaginarse algo como que se marcharía, solo intentaba ayudarlo con la limpieza y no cometer el error de molestarse por cosas pasadas. Porque eso era, pasado y ahora él se encargaría de que su pareja se sintiera amado como era debido, a su lado jamás se volvería a preocupar por ser un omega.

—Conmigo no será así, dime todo lo que pienses y no guardes nada, eres mi omega y yo tu alfa.— dictó y beso castamente su frente para luego unirla con la suya, logrando que YoonGi se calmara un poco —Te amaré, cuidaré y mimaré como lo mereces.

—¿No importa que sea una vaca?— dudo.

—Me gusta la leche.— ronroneo JiMin, mirándolo fijamente y sonriendo con picardia —La tuya es exquisita, papi.

YoonGi sintió que su cuerpo se calentaba, resintiendo su último celo y se estremeció cuando el alfa lo cargo para llevarlos al sillón. Las manos en su cintura que dejaban caricias y los besos en su cuello hicieron que olvidara sus preocupaciones.

—JiMin, bebé.— gimoteo arqueándose.

—Shhh... No te preocupes, papi, bebé te dará mimos.

YoonGi asintió, sus ojos cerrándose por el deleite y se dejó hacer. Solo fueron fricciones sobre la ropa y besos, pero fue lo suficiente para contentarlo.

Luego de eso, JiMin y él tuvieron una plática para conocer más sobre ellos, lo principal como: sus empleos, edad y cosas así. Al caer la tarde tuvieron que despedirse y concertaron su primera cita en un restaurante para cenar el siguiente fin de semana.

En ese momento no pudieron intercambiar números porque JiMin no tenía su celular, pero prometió llamarlo en cuanto comprara uno nuevo y tomaría estos días para levantar una denuncia contra quienes lo atacaron.

YoonGi le deseo suerte y espero pacientemente por noticias, las cuales no demoraron en llegar, ya que dos días después empezó a recibir mensajes de su alfa.

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